3. Liliputienses del Espacio
Es interesante considerar ahora, cuáles son las mínimas distancias que llegan a medir y evaluar los modernos investigadores de la naturaleza.
En el sistema métrico de medidas, la mínima unidad de longitud que se emplea generalmente es el milímetro, que es unas dos veces menor que el espesor de una cerilla. Para medir objetos visibles a simple vista, es suficiente esta unidad de longitud. Pero para medir bacterias y otros objetos minúsculos que sólo son visibles con potentes microscopios, el milímetro resulta excesivamente grande. Para efectuar tales mediciones, los científicos emplean una unidad más pequeña: el micrón, que es 1000 veces menor que el milímetro. Así, los llamados glóbulos rojos, que se calculan por decenas de millones en cada gota de nuestra sangre, tienen una longitud de 7 micrones, y un espesor de 2 micrones. Una pila de 1000 glóbulos mide lo mismo que el espesor de una cerilla.
A pesar de que nos parece pequeño el micrón, resulta excesivamente grande para las distancias que se llegan a medir en la física contemporánea. Las más pequeñas partículas, las moléculas, de las cuales se componen todas las sustancias de los cuerpos de la naturaleza, son inaccesibles inclusive al microscopio, y los átomos que forman las moléculas, son aún más pequeños que éstas y tienen dimensiones que van desde una centésima hasta una milésima parte del micrón (La más pequeña unidad de longitud empleada en la física contemporánea, es la equis: ella es igual a una diezmillonésima parte del micrón). Si tomamos un millón de granitos cuyo tamaño es el de esta última medida y los colocamos en línea recta, muy juntos el uno al otro, (ya sabemos qué tan grande es un millón) ¡ocuparían en total, un milímetro![2]
Para representar con más claridad la extraordinaria pequeñez de los átomos, veamos el siguiente cuadro: imagínese que todos los objetos en la esfera terrestre se aumenten un millón de veces.
Entonces la cúspide de la torre Eiffel (de 300 m. de altura) se hallaría a 300.000 km en el espacio sideral, o sea, en las vecindades de la órbita de la Luna. Los hombres tendrían una altura de 1.700 km, es decir, 1/4 del radio terrestre. Al dar un paso uno de estos hombres gigantes, avanzaría entre 600 y 700 km. Los pequeños glóbulos rojos, billones de los cuales flotan en la sangre, tendrían, cada uno, más de 7 m. de diámetro. Un cabello tendría 100 m. de espesor. Un ratón alcanzaría 100 km de longitud y una mosca 7 km.
¿Qué dimensiones tendrá un átomo de la materia, con tan enorme aumento?
Parece increíble: sus dimensiones se presentan ante nosotros en forma de tamaño de… ¡un punto tipográfico de los caracteres de este libro!
¿Ya hemos alcanzado los últimos límites de la pequeñez espacial, más allá de los cuales no llega a pasar inclusive la física, con sus métodos refinados de medición? Hasta hace poco tiempo se pensaba así, pero ahora se ha demostrado que el átomo es un mundo completo formado por partes mucho más pequeñas, y resulta ser el marco de la acción de poderosas fuerzas. Por ejemplo, el átomo de hidrógeno consiste de un "núcleo" central y de un "electrón" que gira rápidamente alrededor de aquel. Sin entrar en pormenores, digamos solamente que el diámetro del electrón se mide por trillonésimas partes de milímetro. En otras palabras, el diámetro del electrón es casi un millón de veces menor que el diámetro del átomo. Si se desea comparar las dimensiones del átomo con las dimensiones de una partícula de polvo, el cálculo mostrará que el electrón, es menor que la partícula de polvo, tantas veces como la partícula de polvo es menor que, ¿adivinaron?, ¡la esfera terrestre!
Ven ustedes que el átomo, un liliputiense entre los liliputienses, resulta simultáneamente, un gigante real en comparación con el electrón que entra en su composición; el átomo es al electrón como todo el sistema solar es a la esfera terrestre.
Se puede formar la siguiente escalera ilustrativa, en la que cada escalón resulta un gigante en relación al escalón anterior, y, un liliputiense con relación al posterior:
electrón
átomo
polvillo
casa
globo terrestre
sistema solar
distancia a la estrella Polar
Vía Láctea
Cada miembro de esta serie es aproximadamente un cuarto de millón de veces mayor que el precedente, y otras tantas veces menor que el posterior (Se hace referencia a las dimensiones lineales y no a los volúmenes), o sea, al diámetro del átomo, al diámetro del sistema solar, a la altura o la longitud de la casa, etc. (Para ampliar los detalles sobre este tipo de comparaciones remito al lector a mi libro "¿Sabe Usted Física?" (www.librosmaravillosos.com). Nada mejor que esta tabla, para demostrar de forma elocuente, la relatividad de los conceptos "grande" y "pequeño". En la naturaleza no existen objetos absolutamente grandes o absolutamente pequeños. Todo objeto puede ser llamado excesivamente grande o inmensamente pequeño, según cómo se mire, en relación con lo que se le compare.