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Dixit presentó su informe a un comité de seis miembros de la administración del IIDUE, incluido el Organizador del Proyecto Especial, Peter Crawley. A la reunión asistían dos observadores: una dama en representación del Gobierno de la India, y el Senador Jacob Byrnes, representando a las Naciones Unidas.
Dixit entregó su informe sobre lo que había descubierto, y añadió una recomendación en el sentido que debía construirse inmediatamente un poblado de rehabilitación y clausurar el Entorno.
Crawley se puso en pie y permaneció rígido mientras decía:
—De acuerdo con tus propias palabras, admites que esa gente del Entorno se aferra desesperadamente a lo que tiene. Por terrible, por miserable que a ti te parezca. Están aclimatados a lo que tienen. Han vuelto sus espaldas al mundo exterior y no quieren salir.
Dixit dijo:
—Nosotros les rehabilitaremos, les reeducaremos, les instalaremos en un lugar en el que puedan ser conservados los complicados módulos familiares a que están acostumbrados, hasta que les ayudemos a volver a la normalidad.
—Pero, por lo que has dicho, el enfrentarse con el mundo exterior constituirá para ellos un shock paralizante.
—No, si Patel está al frente de ellos.
Se oyeron murmullos de desaprobación; era evidente que los miembros del comité opinaban que la afirmación resultaba absurda. Crawley hizo un gesto de impotencia, como si el de Dixit fuese un caso perdido, y volvió a sentarse, diciendo:
—Patel es el tipo de tirano que provoca la miseria en el Entorno.
—Lo único que necesitarán cuando recobren la libertad será un caudillo fuerte al cual conozcan. Caballeros, Patel es nuestra mejor carta. Puedo asegurar que ya está orientado hacia el exterior.
—¿Qué significa eso, exactamente? —preguntó uno de los miembros del comité.
—Significa que Patel es un hombre listo. Opino que él mismo decidió que Malti me ayudara a escapar de su celda. Nunca tuvo la intención de matarme; su amenaza fue un simple bluff, para que reaccionara de acuerdo con sus deseos. La insignificante Malti no es una mujer capaz de actuar por su propia iniciativa. Lo que Patel no podía prever era que yo le mencionaría a Malti el nombre de Gita, y que Gita estaba emparentado con ella. Pero, debido al fatalismo de la mujer, el plan de Patel no fracasó.
—¿Por qué quería Patel que escapara usted?
—Aunque trató de ocultarlo, en todo lo que hizo y dijo había una ardiente curiosidad acerca del exterior. Exhibió facetas de su cultura para comprobar mis reacciones: espiando mi aprobación o desaprobación, supongo, como un chiquillo. Nunca trató de atacar a otros bloques, el deporte favorito de los tiranos del Entorno. Su atención está concentrada en nosotros.
»Patel es lo bastante inteligente como para saber que poseemos verdadero poder. Nunca ha perdido la noción de la realidad, al contrario de sus esbirros. De modo que él quiere salir.
»Calculó que si yo me presentaba ante ustedes creyendo que había escapado de la muerte, haría lo imposible para convencerles que el Entorno Total debía ser clausurado inmediatamente.
—Que es lo que estás haciendo —dijo Crawley.
—Que es lo que estoy haciendo. No por los motivos de Patel, sino por motivos humanos. Y también por motivos utilitarios..., lo cual puede tener más interés para ustedes. Caballeros, estaban ustedes en lo cierto. En el Entorno existen disciplinas mentales que el mundo podría utilizar, de las cuales quizá la menos atractiva sea el telecidio. El IIDUE ha costado al público miles de millones de dólares. Tenemos que resarcirnos por medio de esos avances. Y sólo podremos utilizarlos estudiándolos en una atmósfera que no esté enturbiada por el odio ni por la envidia: en otras palabras, abriendo esa torre negra.
La reunión tocó a su fin. Desde luego, el comité no tomaría una decisión hasta que transcurrieran un par de días.
El Senador Byrnes se acercó a Dixit.
—Gracias, Thomas, en nombre de la Humanidad y en nombre también de la historia. El mundo está saliendo de un período desagradable, y esa torre negra, como tú la llamas, es un símbolo de los malos tiempos y como tal debe desaparecer.
Caminaron juntos hasta la ventana de la sala de conferencias y tendieron la mirada hacia la enorme mole del edificio del Entorno.
—Es algo más que un símbolo —murmuró Dixit—. Está tan llena de sufrimientos y de esperanzas como nuestro propio mundo. Pero es un monstruo construido por el hombre. Debe desaparecer.
Byrnes asintió.
—No te preocupes. Desaparecerá. Estoy completamente seguro que el proceso histórico, esa fuerza ciega y revolucionaria, ha decidido ya que la época del IIDUE ha terminado. No te muevas de aquí. Dentro de unas semanas podrás ayudar a la rehabilitación de la familia de Malti. Y, ahora, voy a poner mi granito de arena, que será el del organismo al cual represento; voy a hablar con el presidente de ese comité.
Palmeó la espalda de Dixit y se alejó.
Dixit contempló de nuevo la torre. Sabía que dentro de ella ardían las luces y que unos pies incansables recorrían el único mundo que conocían. Aquella noche nacerían otros niños, y unos hombres morirían de vejez o de visiones nocturnas...
En el exterior, la lluvia monzónica empezó a caer sobre el inmenso paisaje de la India.