V

Aparté la mirada de la luz que se desprendía del sol como brillantes copos, sin atender a las preguntas y a las torpes disculpas de Noe. Parece ser que los Chicos son hermanastros míos por parte de mi madre. Me reí ante lo irónico del caso, y luego me estremecí. Luché contra el deseo de mis manos de clavarse en mi carne para arrancar de ella todo átomo de delfín. Envidié a mi hermano que había acabado por aceptar la muerte con tanta placidez, después de que el dolor de vivir había sido demasiado intenso.

—¿Duke? —llamó Pryn, desperezándose a mis pies.

Dejé de pensar en mi nueva identidad, tomé su mano de mi tobillo y la acaricié entre mis manos medio humanas.

—Estoy aquí —dije.

¿Qué era aquello? preguntó Pryn.

—Qué, no. Quién —rectifiqué—. Era mi hermano.

¡No!

Vi el horror en su rostro y noté que su mano se estremecía entre las mías.

—Y yo soy igual que él. Ni siquiera puedo reclamar la pureza de tu estirpe. —Levanté la cabeza hacia el sanguinolento sol y sacudí las lágrimas de mis ojos—. ¿Por qué te acercaste a mí en el muelle?

¿Qué? Luego, su mano se tensó en la mía al darse cuenta de lo que yo intentaba. No, ordenó, mientras yo levantaba el fusil lentamente para apuntar a mi cabeza.

—Esta vez no puedes impedirlo, como hiciste antes. Ahora tengo mejores motivos.

Apreté el gatillo. Su mano agarró mi brazo, pero demasiado tarde. Sonreí triunfalmente mientras el dolor se instalaba en mi mente. Los Chicos de Selchey juntos.

Mi mente ya no existe. El dolor y las preocupaciones han desaparecido. Una soledad más profunda que la que poseyó a mi hermano en el Instituto me posee a mí ahora. Abro los ojos a Pryn, brillando como el sol sobre mí.

La oscuridad se retira, y la tristeza crea imágenes para ser conocidas y utilizadas más tarde. Noto su brazo cobijándome en sus curvas. El brazo de Pryn. Poco a poco, las barreras de mi mente se abren una a una delante de ella; y conozco, no la soledad, sino un mundo completamente nuevo, un mundo que pertenece a Pryn, y me relajo. Noto el vendaje en mi cabeza.

—¿No estoy muerto? —pregunto estúpidamente.

Pryn aprieta un dedo contra mi frente. Demasiado densa, dice, y sonríe. Y yo sé que ha llegado a tiempo, después de todo.

—De acuerdo —digo.

El hombre vive en el contexto de la naturaleza. Juega de acuerdo con las normas pero, al revés de otros animales, puede manipular el juego cambiando las normas. Cada alteración requiere que el hombre se adapte de nuevo al nuevo juego, y así sucesivamente, ad infinitum. He perdonado a Noe porque comprendo al hombre solitario que se ocultó en la ciencia, del mismo modo que mi hermano se ocultó en el Instituto.

No vamos a ir al Instituto en una temporada. Noe me ha dado el barco para que lo utilicemos en nuestra luna de miel, pero primero iremos a New Milpitas de modo que pueda convertir a Pryn en una mujer honesta. Pryn ha insistido mucho en ello..., de modo que vamos a ir allí.

Noe no tendrá que hacer ningún otro cambio. Le he hecho prometer que si hay que crear alguna especie nueva Pryn y yo nos encargaremos de ello. Los genes de Pryn fueron completamente reconstruidos, lo mismo que los míos. Y si es un problema de fecundidad, no hay que olvidar que la fecundidad no fue nunca un problema por lo que a mí respecta.