CULTURA
Bloodson era gordo. Era también grande. Grande y gordo: física y financieramente. Su enorme cuerpo permaneció inmóvil detrás del inmenso escritorio negro mientras eran introducidos los dos hombres tambaleantes. Fríamente, Bloodson contempló a los hombres que, arrastrando los pies, iniciaban el largo viaje hacia él a través del deslumbrante suelo blanco. ¡Efectivo!
Los ojillos de Bloodson parpadearon súbitamente cuando una punzada en el estómago le envió el doloroso mensaje de que su estómago recién instalado estaba desarrollando ya las habituales úlceras. Su cuarto estómago. Esta vez no aceptaría más excusas del equipo de cirujanos. Castigaría su negligencia... en cuanto aquellos hombres fuesen eficazmente tratados, desde luego.
Los hombres se detuvieron cansadamente. No... cansadamente, no. Bloodson se puso en guardia. Aquellos hombres tenían algo más. Algo... anormal. Bloodson notó que una parte de su mente se sumergía con rapidez en los canales más profundos del pensamiento, buscando algo que sirviera de precedente. Los pelos de su nuca hormiguearon a medida que el proceso mental se revelaba infructuoso. De modo que había algo desacostumbradamente anormal allí. También él podía sentirlo. Sus psicomédicos —los muy estúpidos— no le habían prevenido contra aquella posibilidad. Bien, les demostraría que él era Bloodson.
Su cerebro se encogió. Análisis: los hombres se limitaban a estar allí, de pie. Sus desgarrados uniformes grises revelaban la violencia con que habían sido arrancados todos los emblemas. Los emblemas de las EMPRESAS EXPLORATORIAS BLOODSOX. Rostros: grises. Ojos: apagados... no: desenfocados. Respiración: lenta. Tensión: brazos y dedos fláccidos. Varios shocks nerviosos... quizá. Las fosas nasales de Bloodson palpitaron. Sólo el más bajo de los dos hombres mostraba algo: una lenta contracción de su mejilla izquierda.
Bloodson echó una breve ojeada a las notas que tenía sobre su escritorio, inclinó su maciza mole hacia adelante y... su elegante sillón crujió. Aquel crujido resultaba terrorífico. En la increíble amplitud de aquella estancia de pulida belleza y eficacia, aquel crujido crispaba los nervios. ¡Efectivo!
Y en el momento adecuado pronunció las dos únicas palabras, "¿Por qué?" Suavemente.
El músculo de la mejilla izquierda del más bajo de los hombres de rostro grisáceo se paró un instante... y luego continuó contrayéndose. Lenta y rítmicamente. El silencio se hizo más profundo. La estancia permanecía inmóvil, a excepción del músculo de la mejilla.
Bloodson enarcó las cejas. Movió la cabeza para mirar profundamente a los ojos desenfocados del más bajo. En seguida, su mente vibró bajo el impacto de algo que trajo un súbito sudor a sus sobacos. Encerrado allí —detrás de aquellas dos ventanas visuales—, había un cerebro helado en la torturada forma de algo demasiado horrible para que una mente humana pudiera soportarlo. Los fusibles de aquella mente se habían quemado bajo la terrible sobrecarga, dejando al indefenso cerebro aprisionado en una caótica confusión. Bloodson se estremeció y trató de superar su desconcierto mental. ¡Atacar!
Estalló. Una montaña de carne con una voz restallante como un látigo:
—¿Quieren darme a entender que han sido psicotizados? —Poderosas como el trueno, rodando y retumbando, sus amplificadas palabras aplastaron a los dos hombres, rebotando para ir a estrellarse contra las distantes paredes de la amplia estancia—. ¿Qué explicación pueden ofrecer? Toda una expedición; millones de créditos; años de trabajo... Todo perdido... excepto dos hombres obstinadamente silenciosos.
La voz de Bloodson bajó de tono.
—¿Y las vidas de la expedición? ¿Cuántas? Si ustedes no quieren hablar —rugió la voz—, dispongo de medios para hacerles hablar. ¡Mataron ustedes a nueve de los hombres con sus propias manos! ¿Por qué?
Los hombres permanecieron allí, de pie.
—¿Qué les sucedió a los otros hombres que ustedes no mataron?
Silencio.
—Les advierto —la voz de Bloodson era ominosa— que tenía una neurograbadora Keybell en aquella nave. Puedo hacer que les psicoticen. Puedo hacer que mis psicomédicos reconstruyan lo que ocurrió. Pero les advierto que la pérdida de energía nerviosa que sufrirán sus cuerpos les convertirá en unos idiotas durante años enteros. ¿Hablarán?
Silencio.
Los dientes de Bloodson produjeron un sonido audible. Rechinando.
—Psicotícenles.
Inmediatamente, la luz de la estancia se hizo más difusa y unos hombres se acercaron, empujando una máquina montada sobre ruedas. Pesada y maciza. Se hincharon unos sillones neumáticos y los hombres de rostro grisáceo fueron obligados a ocuparlos, mientras unos médicos embutidos en batas blanquísimas desenrollaban apresuradamente unos finos alambres de la Keybell.
El músculo de la mejilla del más bajo se contrajo rápidamente mientras las diminutas pinzas insertaban los alambres en los lugares adecuados. Su mandíbula se movió. Arriba y abajo. Pero no brotó ninguna palabra. Su compañero permaneció inmóvil, indiferente a lo que los médicos estaban haciéndole.
Presión de un interruptor; un leve zumbido; y una nube de color lechoso solidificado en el centro de la estancia. Vagas imágenes girando y parpadeando. Voces confusas... pensamientos desarticulados vibrando en la habitación.
—¿No pueden hacer algo mejor que eso? —gritó Bloodson—. ¿Para qué les pago a ustedes?
La bruma parpadeante se estabilizó y súbitamente se trocó en una realidad clara como el cristal. Tridimensional. El interior de una nave espacial... un grupo de hombres... y una voz juvenil sincronizada con un pensamiento de creciente preocupación...
"-...tiene que haber una explicación detrás de todo esto —Hardwick trató de ignorar la mordedura del hambre en su estómago y al mismo tiempo hacer que su voz sonara convincente—. Se trata simplemente de un factor omitido que debe ser encontrado—. La creciente preocupación le dominaba cada vez más: convertirse inesperadamente del Mando más joven en el Mando más antiguo, con el problema de una emergencia que no figuraba en los manuales, resultaba alarmante—. Ese factor omitido significa nuestra supervivencia o...
"Benton le interrumpió.
"-Si iba usted a decir nuestra supervivencia o todo lo contrario, yo lo cambiaría por "nuestra supervivencia o nuestra psicotización". ¿Eh?
"Benton miró a su alrededor como si esperara una risa. Nadie rió. Todos los rostros estaban muy serios.
"Hardwick luchó por dominar sus nervios en tensión.
"-Déjeme terminar, Benton. Los grupos de exploración regresarán de un momento a otro. Si no han encontrado ningún rastro del capitán Houseworth ni de los demás, tendremos que considerarles... muertos. Y eso significará que asumiré el mando de un modo definitivo.
"Hardwick miró a cada uno de los hombres directamente a los ojos. Aquellos hombres estaban con los nervios a flor de piel. Su forzosa y prolongada dieta de concentrados había hecho estragos en sus sistemas nerviosos. Y el hecho de que supieran que Hardwick, actuando como Comandante, era tan novato en el más profundo espacio como ellos mismos, no contribuía precisamente a mejorar las cosas. Sabían también que debía llevarse a cabo una tentativa inmediata para obligar a salir a la superficie al invisible e insospechado algo que parecía crecer sobre este planeta enterrado en el espacio. Hardwick trató de localizar algún síntoma de resentimiento ante el hecho de que se daban cuenta de que sus vidas dependían de su capacidad para enjuiciar correctamente la situación... y para decidir lo que debía hacerse sin demora. ¡Ahora!
"Su mente abrió un leve resquicio a la esperanza. No pudo detectar ningún resentimiento declarado... todavía. El siguiente movimiento le correspondía a él.
"Hardwick respiró profundamente. Se volvió hacia el mecánico.
"-¿Qué pasa con los motores?
"-Todo sigue igual —respondió el mecánico, en tono de fastidio—. Estoy asqueado de tanto explicárselo a todo el mundo. Los motores funcionaron perfectamente hasta el tercer período de sueño después de nuestro aterrizaje. Luego se pararon. Eso es todo. Su estado es perfecto... pero no funcionan. ¿Comprende? —Su voz se hizo más estridente—. Los he desmontado pieza por pieza y he vuelto a montarlos media docena de veces. Todo está en perfectas condiciones, pero...
"-Pero no funcionan —terminó Benton, secamente—. ¿Y cuánto tiempo podremos resistir con las baterías de emergencia? Cuatro períodos más de sueño, como máximo. No tendremos que preocuparnos en comer concentrados. Esta es mi opinión. ¿Eh?
"Hardwick dirigió una prolongada mirada a Benton.
"-Si nuestros cultivos sin tierra no hubiesen desaparecido, no tendríamos que comer concentrados. Aquellos cultivos estaban a su cargo, y usted no ha ofrecido aún ninguna explicación satisfactoria.
"Benton se encogió de hombros.
"-Todavía no comprendo cómo esos indígenas estúpidos y desnudos pueden haber robado cuarenta toneladas de tanques de cultivos sin tierra. Demasiado grandes. Demasiado pesados. La compuerta estaba vigilada... ¿o no lo estaba? Yo no soy psíquico. Y los indígenas no parecen comer, de todos modos. No sabemos aún si comen, y, en caso afirmativo, dónde obtienen sus alimentos. No hay agricultura; no hay industrias... Lo único que parecen hacer es jugar. Los muy estúpidos...
"Resonaron unos pasos metálicos que se acercaban.
"-Aquí hay algo que no es tan estúpido. —Era el doctor Marshal, el médico—. ¿No ha regresado aún ningún otro grupo de exploración?
"Hardwick sacudió la cabeza.
"-¿No han localizado ustedes al capitán ni a los hombres? —inquirió a su vez.
"Una sombra nubló los ojos de Marshal.
"-No —respondió—. Y esto hace recaer sobre sus hombros la responsabilidad del mando, muchacho. Su especialidad es la organización, de modo que ahora tendrá ocasión de poner a prueba sus aptitudes. Le deseo mucha suerte —Marshal flexionó sus macizos hombros—. Hemos inspeccionado aquel templo negro del valle.
El sociólogo sentado en un rincón intervino con voz irritada:
—Recuerden que insistí en lo peligroso que resulta inmiscuirse en los aspectos religiosos de cualquier civilización, o tratar de establecer contacto con sus mujeres.
—¿Quién ha hablado de religión o de mujeres? —replicó Marshal—. ¿Qué sabemos acerca de su religión o de sus mujeres? ¿Dónde están sus mujeres, después de todo?
¿Cuándo se oyó hablar de una raza compuesta únicamente por varones cuyas edades oscilan entre los diez y los cincuenta años? ¿Dónde están los niños? ¿Dónde están los viejos?
"-¿O las mujeres? —gruñó Wassel, el experto en idiomas.
"-Un momento —intervino Hardwick en tono conciliador—. Aunque es cierto que somos la primera expedición que ha llegado a esta zona del espacio, no creo que los problemas sociológicos deban preocuparnos demasiado. Tuvimos la suerte de descubrir un planeta rico en depósitos de carbón. Hemos tratado de comerciar honestamente con los indígenas por sus hidrocarburos, tan valiosos para nuestros laboratorios. Nuestros transportes han llenado las bodegas de la nave. Y a pesar de que los nativos no parecen estar interesados en cobrarlos, dejaremos aquí su importe, de todos modos.
- Si podemos marcharnos —dijo Benton suavemente.
"El sociólogo disparó una negra mirada contra Benton.
"-Estamos discutiendo unas consideraciones sociológicas más importantes que una emergencia temporal.
"-¿Temporal? —inquirió Benton en tono sarcástico.
"El sociólogo le ignoró.
"-Admito que es una desviación de la norma el hecho de que una raza humanoide no parezca interesada en un comercio provechoso... ni en aceptar unos regalos. Esos nativos me han desconcertado más de lo que me atrevo a confesarme a mí mismo. Les he ofrecido desde baratijas y abalorios hasta comunicadores sub etéreos. Los han rechazado, no les interesan. Por lo tanto, al margen de lo que podemos dejar como pago, suponiendo que nos llevemos el carbón, si el pago no tiene ningún valor para ellos... estamos robando el carbón. Ese es mi punto de vista, y debo añadir que podría ser una pista hacia aquel factor omitido que usted mencionó.
"Benton resopló.
"-Yo apuesto a que los motores volverían a funcionar si dejáramos el carbón en el lugar donde lo recogieron los transportes. Podría tratarse de algo de tipo religioso. Entonces tal vez podríamos salir de este condenado agujero. Aunque no comprendo cómo diablos han podido averiar así nuestros motores. Y yo tengo hambre —miró a Wassel—. Si pudiéramos descubrir cómo o dónde comen... ¡Eh, Wassel! ¿Qué le parece? ¿Por qué no les pide usted una limosna?
"Con los labios apretados, Wassel replicó:
"-Soy un experto en analizar, comprender y hablar cualquier idioma... disponiendo de tiempo. Cualquier idioma...
"-Menos éste —dijo Benton.
"-Benton —estalló Wassel, poniéndose en pie de un salto—, si no deja usted de interrumpir a la gente...
"-Tranquilo —se mofó Benton—. No pasa nada. Dentro de diez períodos habrá aprendido usted cincuenta y tres palabras y siete gestos.
"-Ha hecho todo lo que ha podido —intervino Hardwick bruscamente. Luego se dirigió al doctor Marshal—: ¿Qué me dice de ese templo?
"-Nos proporcionó un susto de muerte —dijo Wassel.
"Marshal se apresuró a decir:
"-No fue un susto, exactamente. Fue algo...
"Meditó unos instantes como si buscara la palabra apropiada.
"-Fue algo a lo que no podíamos dar crédito —añadió Wassel.
"Hardwick notó un lento escalofrío a lo largo de su espina dorsal.
"-¡Lo que nos faltaba! —estalló el mecánico—. Más cosas a las que no podemos dar crédito. Nuestro comandante se volatiza en el interior de una sala de control cerrada. Salen unos hombres a dar un paseo y no regresan. No conocemos su lenguaje... no conocemos su religión... los cultivos sin tierra han desaparecido... y mis motores están en perfectas condiciones pero no funcionan.
"-¿Qué le pasa ahora? —gritó Benton—. Se pasa la vida tranquilamente sentado, dentro de la nave, mientras nosotros andamos por ahí, expuestos a mil peligros desconocidos, y aún se queja. Yo digo que devolvamos el carbón...
"Hardwick experimentó una extraña sensación de despego mientras las palabras hirientes y las acusaciones restallaban a su alrededor. Que discutieran. Que hablaran. En alguna parte, sus mentes estimuladas por la rabia iban a encontrar el hilo que todos ellos habían omitido. Los nervios estaban alcanzando el punto de ruptura. No podían hacerse reproches a los hombres. El buscar algo contra lo cual luchar y no encontrarlo podía destrozar los sistemas nerviosos mejor templados. Especialmente cuando los estómagos no podían llenarse de algo sólido.
"Había que hacer algo. Hardwick era ahora el Comandante de la nave... y los hombres esperaban de él que organizara las cosas. Se sintió muy joven y turbado mientras dejaba que su mente volviera a concentrarse en los ruidos que resonaban a su alrededor.
"Marshal estaba hablando:
"-...cuando llegamos a la puerta del templo negro del valle revisamos las cargas de nuestras pistolas desintegradoras. Los nativos junto a los cuales habíamos pasado nos ignoraron prácticamente, como de costumbre.
"-Hasta aquel momento —intervino Wassel—, ninguno de nosotros se había aventurado en el interior de un templo —señaló al sociólogo con la cabeza—, de acuerdo con sus ideas. No habíamos encontrado ningún rastro del Comandante, y el doctor estaba devorado por la curiosidad después de ver a un nativo con un brazo herido entrar en aquel templo y salir unos instantes después... completamente curado. La curiosidad estaba más que justificada, ¿eh, doctor?
"Marshal gruñó algo ininteligible.
"-Además —continuó Wassel—, aunque limitado por el pequeño vocabulario que he logrado recoger, yo había pasado todo el anterior período interrogando a un nativo cuya atención tuve la suerte de retener. La cosa resultó difícil, ya que su lenguaje está sincronizado con gestos.
"-Esperen a oír lo que viene ahora —dijo Marshal—. Se quedarán de piedra.
"-Bueno... traté de descubrir lo que quería darse a entender con este signo —Wassel gesticuló—, acompañado del sonido largo de doble vocal. Hizo una pausa, para acentuar el efecto de lo que iba a decir—. ¡Significa "Voy al Cielo"!
"-¿Qué?
"La pregunta brotó de varias gargantas al mismo tiempo.
"-Sí. Por lo que pude entender, esos nativos se limitan a vivir hasta que les llega el momento de ir a un lugar que para nosotros equivaldría a "cielo" —Wassel miró a su alrededor nerviosamente—. ¡Pero ellos también regresan! Evidentemente, lo hacen con bastante frecuencia. Ir al cielo y regresar para esperar con impaciencia la próxima vez. Cuando apremié al nativo para que me explicara cómo tenía lugar el proceso y por qué, se encogió de hombros como diciendo: Tendrá que ir allí y comprobarlo por sí mismo.
"Se produjo un silencio mortal. Wassel miró a su alrededor.
"Hardwick pudo captar de un modo casi físico cómo los hombres —sus mentes llenas ya a rebosar de contradicciones— trataban de digerir aquella asombrosa información... y la rechazaban. Sus nervios, entretanto, se habían tensado un poco más.
"Hardwick preguntó tranquilamente:
"-¿Qué ocurrió dentro del templo, doctor?
"Wassel enrojeció.
“-Comprendo... —murmuró—. Cree usted que no interpreté correctamente...
"-Olvídelo —le interrumpió Marshal—. Lo que voy a decirles yo no mejorará las cosas, precisamente. Seré breve. En el interior del templo había un montón de artilugios que no pudimos entender. De modo que los pasaré por alto. Esperamos. No tardaron en presentarse dos nativos que transportaban a un tercero, horriblemente mutilado. Bueno... abrieron una puerta roja y le metieron dentro. Luego, los dos hombres volvieron a salir y esperaron, después de cerrar la puerta. —El doctor Marshal cerró los ojos—. Ignoro lo que sucedió detrás de aquella puerta roja, pero unos momentos después aquel nativo salió por su propio pie, completamente curado.
"Una pausa.
"-¿Eso es todo? —susurró el mecánico con voz ronca.
"-Eso es todo —dijo Wassel bruscamente.
"El silencio sólo se veía turbado por el siseo del sistema de emergencia de renovación del aire.
"Benton lo rompió sarcásticamente:
"-Supongo que no trataron ustedes de ver lo que había detrás de la puerta...
"Hardwick se encaró con él.
"-¿Lo haría usted, Benton?
"Benton enrojeció.
"-Yo... desde luego... Yo...
"-De acuerdo —Hardwick notó que sus obligaciones de comandante le conferían fuerza—. Póngase su traje especial. Eso es lo que usted y yo vamos a hacer.
"Las posteriores órdenes de Hardwick quedaron interrumpidas cuando Miller regresó de su viaje de exploración. Estaba solo. Cruzó la compuerta como un muerto. Pálido. Sin pronunciar una sola palabra pasó por delante del asombrado grupo y continuó su camino en dirección a su camarote.
"-¡Miller! —le llamó Hardwick. Y al ver que Miller no se detenía se volvió hacia Benton—: Vaya a buscarle.
"Benton trajo a Miller, el cual se sentó como un autómata.
"Hardwick notó un extraño hormigueo en su espinazo.
"-¿Dónde están Thompkins y McKesson?
"Miller empezó a sacudir la cabeza de un lado a otro. Lentamente. Pero de sus labios no salió ninguna palabra. De pronto empezó a sollozar. Sus ojos estaban secos. El doctor Marshal abofeteó sus mejillas sin contemplaciones, pero Miller continuó sollozando.
"Hardwick luchó por serenar su voz mientras decía:
"-Miller es uno de nuestros mejores hombres. ¿Qué puede haberle puesto así?
"Marshal frunció el ceño y empezó a interrogar a Miller con voz apaciguadora, hasta que brotaron las palabras, entrecortadas:
"-Fuera... Thompkins... casi aquí... y entonces...
"Miller se estremeció. La voz se interrumpió.
"-Rápido —ordenó Hardwick—. Vean si Thompinks está fuera. Búsquenle.
"Cuando entraron lo que quedaba de Thompkins, Hardwick apretó los puños hasta que las uñas se clavaron profundamente en las palmas de sus manos. Vio a la impresionada tripulación apartar la mirada, tratando desesperadamente de dominar su náusea. Benton murmuró:
"-Sáquenlo de aquí...
"Hardwick tuvo que obligarse a sí mismo a mirar los restos depositados sobre el puente. El cadáver ofrecía un aspecto repugnante.
"Algo estalló dentro del cerebro de Hardwick.
"-¡Basta! —rugió—. ¡Ya hemos aguantado bastante! Preparen sus. equipos de combate: vamos a arreglar esto, o volaremos todos esos malditos templos. Marshal: usted y Wassel arránquenle a Miller lo que ha ocurrido, exactamente. Que les diga qué ha sido de McKesson. Dróguenle, si es preciso, pero que lo cuente todo. Y grábenlo. Quiero oírlo antes de que salgamos de aquí. Ahora, ¡muévanse!
"Aquella explosión verbal resultó muy beneficiosa. Los hombres se movieron rápidamente, cada uno en la tarea para la que había sido adiestrado. Esto era algo que podían comprender: acción, por fin, después de una interminable espera. Las órdenes de Hardwick rodaron a través de los altavoces. La nave vibró de voces excitadas, de pasos precipitados, de entrechocar de armas...
"Cuando resonó la sirena, los hombres se precipitaron hacia la compuerta.
"Hardwick los contó:
"-...doce, trece. Una docena de fraile. De acuerdo. Hemos estado tratando de manejar esto de modo civilizado, según las reglas que un burócrata redactó sentado ante un escritorio. Por seguir las reglas hemos perdido cuatro hombres. Son demasiados hombres. Ahora trataremos de manejarlo a nuestro modo. Marshal, ponga la grabación que obtuvo de Miller.
"Los hombres permanecieron silenciosos y atentos mientras la entrecortada voz de Miller, excitada por la droga, llenaba la estancia:
"Tres de nosotros... subimos al gran templo... en lo alto de la colina... negro... cinco millas cuadradas... sí... la abertura... McKesson se decidió a entrar. —Una larga pausa—. Se hundió en la oscuridad... y su linterna y su transmisor se apagaron... —Una pausa—. Esperamos largo rato... decidimos que lo mejor sería regresar a la nave... casi llegábamos cuando un viento y un sonido susurrante... algo descendió... pude ver a Thompkins luchar y algo... le retorció hasta... hasta... —Una larga pausa mientras la voz del doctor Marshal decía: "Podríamos darle otra dosis". Luego, Miller—: Debí desmayarme porque cuando recobré el sentido vi... vi...
"Empezaron de nuevo los sollozos.
"Hardwick pulsó el botón de paro de la grabadora.
"-Bien. Empezaremos por echarle una ojeada a ese templo. Lleven dos desintegradores semiportátiles con la correspondiente munición.
"Los hombres iniciaron la marcha en formación cerrada, con un desintegrador semiportátil en vanguardia y otro a retaguardia. Sin ellos, el grupo podía haber llegado al templo con la ayuda de sus repulsores en un tiempo diez veces menor. Pero el andar resultó beneficioso para sus músculos faltos de ejercicio debido a su larga permanencia en la nave. Los desnudos nativos con los que se cruzaron apenas les dedicaron una breve mirada. El sol del atardecer arrancaba opacos destellos de sus formidables armaduras de combate mientras ascendían la colina hacia el negro templo cuadrado. Mucho más abajo, su nave fue encogiéndose hasta semejar una diminuta flecha dorada.
"Hardwick se detuvo delante de la abertura. El edificio —si es que era un edificio— era una sólida masa negra sin aparentes aberturas ni manchas. Se erguía, cuadrado y macizo, a cinco millas de altura. No trataron de averiguar de qué sustancia estaban compuestas sus paredes, ni porqué, ni cómo, ni cuándo había sido construido semejante edificio. La entrada sólo resultaba visible porque era más negra que las paredes. Parecía tener varios centenares de yardas de anchura y alrededor de media milla de altura. Hardwick no podía estar seguro. ¿Qué motivo podía haber tenido una raza de nativos desnudos para una cosa semejante?
"Mientras los hombres le observaban, Hardwick se acercó a la abertura e introdujo cuidadosamente el extremo superior de su hacha de combate en la oscuridad. Desapareció, simplemente. Hardwick no notó nada. Retiró el arma y la examinó escrupulosamente. Perfecta. Procurando mantenerse apartado del negro velo —parecía un velo— introdujo de nuevo el hacha a través de él y la fue bajando hasta que tocó algo sólido en lo que debía ser el nivel del suelo. Se incorporó y retrocedió. Al volverse, notó que el sol poniente se estaba retirando ante las alargadas sombras que se tragaban lentamente la nave y el valle, debajo de ellos. Un escalofrío recorrió su espina dorsal. ¿Los Poderes de las Tinieblas? Los hombres estaban esperando.
"-¡Hardwick! —estalló de pronto una voz, llena de alarma.
"Los hombres estaban corriendo hacia él y señalando a algo detrás de su espalda.
"Giró en redondo, con las dos manos crispadas sobre el mango de su pesada hacha de combate. Alguien estaba saliendo a través del velo. Era un nativo. Bronceado y completamente desnudo. El nativo avanzó hacia ellos, murmurando palabras y haciendo gestos. Hardwick experimentó la sensación de que había conocido a aquel nativo en alguna parte.
"El nativo se aproximó a Benton y dijo, en un terrestre perfecto:
"-Bueno... No creí causaros tanta sorpresa. Vamos...
"Marshal se había quedado boquiabierto.
"-Habla terrestre —dijo—. Parece un...
"...¡Cogedle! —ordenó Hardwick, mientras el nativo cogía del brazo al desconcertado Benton y le arrastraba hacia la negra abertura.
"Uno de los hombres empuñó su desintegrador, y los ojos del nativo se abrieron desmesuradamente, alarmados:
"-¡No! —gritó—. ¡No comprendéis! No...
"El proyectil le alcanzó en el hombro y le hizo dar media vuelta sobre sí mismo, mientras se agarraba desesperadamente a Benton, que parecía deslumbrado por la proximidad del fogonazo.
"Saltando hacia adelante, Hardwick vio que el nativo, con un último gesto agónico, empujaba al pasivo Benton a través de la abertura.
"Hardwick y Marshal se precipitaron sobre el nativo, apartándole del velo.
"-¡Hablas terrestre! —gritó Hardwick—. Y vas a decirnos los que pasa aquí...
"-Se parece a Benton —le interrumpió Marshal.
"El nativo murmuró:
"-Soy Benton.
"La voz se apagó y los párpados aletearon.
"Hardwick profirió una exclamación de asombro. Era cierto: aquel hombre era Benton. Un Benton distinto. Con la piel bronceada de pies a cabeza. Un poco más viejo, quizá. Con los pies descalzos encallecidos.
"El bronceado Benton se humedeció los resecos labios y trató de reunir fuerzas.
"-¿Recuerda lo que dijo Wassel? ¿Que uno tenía que ir al Cielo por sí mismo? -Su voz se hizo más ronca y sus ojos se nublaron—. Yo he estado en el Cielo: montones de mujeres. Hermosas mujeres y montones de niños: mis niños. Iba a explicárselo... pero ustedes...-Un prolongado estremecimiento empezó a recorrer su cuerpo—. No vaya... ellos...
"Benton estaba muerto.
"Hardwick se sobresaltó al ver que el doctor Marshal se erguía súbitamente. Su rostro se había quedado sin sangre.
"-Vamos a regresar a la nave —ordenó.
"-No —replicó Hardwick en tono firme—. Yo voy a entrar ahí para ver...
"-No serviría de nada —dijo Marshal—. Tengo que regresar a la nave. Entonces lo sabré a ciencia cierta. —Puso en marcha sus repulsores—. Me marcho ahora mismo. ¿Viene, Wassel?
"La mente de Hardwick era un torbellino. ¡Aquello resultaba increíble! ¿Había asumido el mando... o no lo había asumido? ¿Era posible que Marshal chaqueteara? La rabia ardió dentro de él.
"-Voy a entrar ahí.
"-Si es su deseo... —dijo Marshal en tono indiferente—. Pero no servirá de nada. Yo lo sabré a ciencia cierta cuando llegue a la nave.
"Pulsó los mandos de sus repulsores y se remontó, perdiéndose en la oscuridad.
"Wassel miró a Hardwick.
"-¿Debo ir con él? ¿Cree que me necesita?
"-Necesita cualquier cosa. No se preocupe, nosotros podemos manejar esto —respondió Hardwick.
"Ni siquiera levantó la mirada cuando oyó que los repulsores de Wassel zumbaban, mientras el experto en idiomas emprendía el vuelo hacia la nave.
"Hardwick pasó a la acción inmediatamente, como único medio de dominar sus emociones.
"-Taylor: engánchese al cable de mi cintura; detrás de usted se enganchará Gregor, y así sucesivamente a lo largo de la línea. Yo entraré hasta donde alcance la longitud del cable. Si mi transmisor se apaga, no entren a no ser que dé tres tirones. Si doy un solo tirón, sáquenme rápidamente. Si quieren ustedes que salga, den dos tirones y luego sáquenme de todos modos. ¿De acuerdo?
"Los hombres se movieron silenciosamente. Sus linternas encendidas y sus brillantes armaduras de combate les conferían una apariencia de gnomos. Hardwick se amonestó a sí mismo: debía controlar mejor sus nervios, o empezaría a imaginar cosas. Se echó a reír, con una risa que sonó como un gruñido. ¿Acaso necesitaba imaginar cosas? ¿No habían sucedido ya suficientes?
"Lentamente, prudentemente, se acercó a la cortina negra. Introdujo su hacha de combate a través de ella. Nada. Luego su brazo. Ninguna sensación. Luego, despacio, adelantó el pie derecho. La oscuridad parecía sólida. Ya estaba casi dentro... casi.
"Inmediatamente, negrura. Hardwick se estremeció, pero inició un lento avance, pulgada a pulgada. Su transmisor estaba muerto. No debía perderse. La idea le hizo girar en dirección a la abertura, detrás de él. No vio nada. Le invadió el pánico, y estaba a punto de tirar del cable cuando sin previo aviso tiraron de él violentamente. Se sintió arrastrado a través del espacio para aplastarse sobre una dura superficie.
"Hardwick abrió los ojos. ¡Estaba en el exterior! Caído en el suelo. Todo era un caos. Pudo ver a los hombres disparando rápidamente en todas direcciones. Disparando contra algo que él no podía distinguir. Algo estaba ocurriendo. Algo que Hardwick no comprendía. Incorporándose, echó a correr hacia el lugar donde uno de los desintegradores estaba escupiendo fogonazos al oscuro cielo, y tropezó con un cuerpo. A la claridad de los relámpagos del desintegrador vio que era el cadáver aplastado y mutilado de Taylor. El recio cable había sido arrancado del cinto como si fuera un hilo. A unos pies de distancia vio otro cadáver aplastado contra el duro suelo como por el golpe de una gigantesca maza.
"Por encima de su cabeza giraban y revoloteaban cosas. La mirada de Hardwick no pudo captar ninguna imagen definida. Los hombres se habían reunido, formando un apretado círculo —espalda contra espalda—, disparando de un modo aparentemente inútil.
"Hardwick dio la orden de regresar a la nave, dejó caer su cable y puso en marcha su repulsor. Esperó hasta que el último hombre se hubo marchado y entonces se remontó rápidamente y emprendió el vuelo hacia la nave. Con todos los músculos en tensión, los ojos muy abiertos, esperaba que le sucedería algo. Silbó el viento. Unas cosas vagas le rozaron... o lo imaginó, simplemente. Le dolía la rodilla.
La nave aumentó de tamaño a medida que Hardwick descendía. Vio unas diminutas figuras que cruzaban la compuerta. La iluminada abertura bostezó... y se lo tragó. ¡Estaba dentro!
"-Siéntese, Hardwick.
"La voz era ominosa. Ominosa como la muerte.
"Hardwick se volvió.
"El doctor Marshal estaba delante de él, empuñando un desintegrador.
"Asombrado, Hardwick permaneció inmóvil.
"-Siéntese. No creo que nos molesten ahora que hemos regresado aquí para portarnos como buenos chicos —Marshal hizo oscilar el desintegrador—. Perdone por esto, pero primero he de saber cómo reaccionan ustedes ante lo que tengo que decir. No es agradable.
"Hardwick apenas oyó aquellas palabras. Había notado un leve y familiar latido bajo sus pies. Lo cual significaba que los motores volvían a funcionar. Que podían ponerse de nuevo en movimiento.
"-Los motores... Vamos a marcharnos...
"-No vamos a ir a ninguna parte —le interrumpió Marshal bruscamente.
"Transcurrieron varios segundos antes de que el cerebro de Hardwick aceptara el increíble conocimiento que sus oídos le aportaban.
"-¿No... vamos a ir... a ninguna parte? —se oyó repetir a sí mismo antes de reaccionar—. ¡Desármenle! Vamos a salir de aquí.
"Nadie se movió. Todos los ojos estaban clavados en el desintegrador que Marshal empuñaba con firmeza.
"Por primera vez, Hardwick se dio cuenta de que Wassel estaba de pie, ligeramente detrás y a la derecha de Marshal. Sus ojos tenían una expresión que hizo parpadear a Hardwick. Miró al doctor Marshal y también allí vio un aire de irremediable y absoluta derrota.
"Hardwick se sentó.
"-Eso está mejor —dijo Marshal, en tono casi amable—. Lo siento, Hardwick. Lo siento por todo el mundo. Incluso lo siento por mí. —Hizo una breve pausa, como si tratara de formar una frase. Finalmente, pareció haberlo conseguido—: Si somos los hombres que yo creo que somos... todos somos hombres muertos.
"Los nervios de Hardwick se tensaron. Tenía que manejar esta situación psicológicamente. El doctor Marshal, su viejo amigo, había perdido la razón. Trató de relajarse y de hablar con voz tranquila.
"-Bueno, doctor —dijo—, suelte ese desintegrador y empecemos por el principio.
"Marshal sonrió sin alegría.
"-No hay principio ahora: esto es el final. —Empuñó con más fuerza el arma—. De modo que no insista para que suelte el arma. Esto es el final para todos nosotros. He hablado con Wassel, le he dicho lo que he analizado y él está de acuerdo. ¿No es cierto, Wassel?
"La expresión del rostro de Wassel y su modo de inclinar la cabeza, asintiendo desesperadamente, inspiraron a Hardwick la primera duda sería. Los ojos de Wassel contenían un mensaje. Un terrible mensaje. ¿Qué habían descubierto para sentirse tan indefensos, dos hombres como ellos? ¿Qué habían decidido?
"Hardwick trató de dominar sus nervios. Tenía que dejar hablar a Marshal... y aprovechar el primer descuido para apoderarse de aquel desintegrador. Pero debía actuar con mucha rapidez, ya que el doctor era un experto con un arma de aquella clase.
"Marshal continuó:
"-Hardwick, durante su breve actuación como comandante, hizo usted todo lo que pudo. Estoy seguro de que los hombres opinan lo mismo. Se encontraba usted bajo los efectos de una enorme tensión. Nadie podría exigirle más a un hombre.
"El corazón de Hardwick dio un vuelco. ¿Por qué hablaba Marshal en pasado? ¡Como si su mando hubiera terminado!
"-Explíquese mejor —estalló—. ¡Esto es sedición!
"El doctor Marshal sacudió la cabeza.
"-Es mucho más que simple sedición. Pero yo me hago responsable de todo. Y mi principal responsabilidad es la de conseguir que todos ustedes se suiciden... o matarles a todos, uno a uno.
"Hardwick pudo oír a su propia mente repitiendo aquel asombroso mensaje palabra por palabra, una y otra vez, como una cinta de magnetófono. No tenía sentido. Los motores volvían a funcionar...
"En aquel momento, Wassel estalló:
"-¿No se da cuenta? ¡Los conejos! ¡Igual que los conejos del laboratorio del doctor!
"La cansada voz del doctor Marshal dijo:
"-Igual que mis conejos. —Hizo una pausa, como si hubiera levantado mentalmente un gran peso. Luego—: Hardwick, tengo mi laboratorio lleno de animales. Los tengo allí con fines experimentales: toxinas, cultivos, vitaminas... Los humanos criamos seres para nuestros objetivos egoístas. Los conejos machos están separados de las hembras. Los conejos no saben quién construye sus jaulas. Ni por qué. No saben cómo aparece mágicamente la comida, ni de dónde procede. No saben cómo son curados. Para ellos, el tiempo es distinto de lo que es el tiempo para nosotros. No saben cómo un conejo es transportado milagrosamente de una jaula a otra. Para un macho, el cielo de los conejos es una jaula llena de...
"-¡BASTA! —Hardwick quedó asombrado al darse cuenta de que había sido su propia voz la que gritó aquella orden—. ¿Todos esos humanoides que hay por ahí no son más que...? —No pudo terminar—. Entonces, ¿por qué no nos marchamos de aquí?
"-No olvide lo que dije al principio —replicó Marshal—. Si somos los hombres que yo creo que somos... todos somos hombres muertos. La raza humana —nuestra civilización— no podría aceptar nunca el conocimiento que nosotros tenemos ahora. Piense lo que sería para nuestra civilización saber que no era más que una raza de... conejos salvajes que no había sido descubierta. Los humanos no podrían enfrentarse nunca con el hecho de que existía una raza tan superior a ellos como para que no fueran más que animales utilizados en experimentos.
"Wassel intervino:
"-Después de todo, la idea no es tan descabellada. Unas formas de vida más elevadas podrían necesitar unas formas de vida superiores a los conejos para utilizarlas en experimentos destinados a protegerles contra algo mortal para ellos.
"El doctor Marshal dijo:
"-Si usted criara conejos blancos y de repente descubriera que algunos conejos negros se han introducido en las jaulas, ¿qué es lo que haría? —No esperó una respuesta—. En primer lugar se aseguraría de que no pudieran escapar. Luego sacaría unos cuantos ejemplares y los examinaría; los abriría en canal, analizaría su anatomía... ¿Y qué haría usted después?
"-Tratar de asustarles para que regresaran al lugar del cual procedían —dijo Hardwick.
"-Exactamente —dijo Marshal—. Cuando regresamos a la nave, supe que era eso lo que se esperaba de nosotros.
"-Los motores funcionan de nuevo —dijo Wassel.
"Marshal continuó:
"-Sea lo que sea lo que hay ahí afuera, descubrió lo que quería saber. Ahora quiere que regresemos al lugar del cual procedemos. O tal vez apoderarse del resto del grupo. No podemos saberlo. Y no tenemos ninguna posibilidad de explicarnos ni de suplicar. Es posible que para su modo de razonar ni siquiera seamos seres pensantes. Nosotros, nuestra civilización, esta nave, somos una especie de juguetes. Pero lo que eso -sea lo que sea— no sabe es que el hombre está dispuesto a sacrificarlo todo, incluso la vida, para salvar la raza. Era inevitable que nuestra expansión acabara por conducirnos demasiado lejos. Que nos precipitara contra algo tan superior a nuestro propio desarrollo que no pudiera ser manejado con los medios normales. Ya hemos llegado a ese punto. Pero creo que podremos manejarlo.
"El mecánico empezó a suplicar y a maldecir.
"-¡Salgamos de aquí!
"Los otros hombres se contagiaron. Hardwick captó el creciente deseo colectivo de huir de algo que resultaba incomprensible. Si Marshal estaba en lo cierto, estaban condenados a muerte. Tenían que morir para evitar que fuera descubierta su lejana civilización.
"El mecánico rugió:
"-¿Por qué hemos de suicidarnos? ¡Yo no voy a hacerlo, y usted no va a matarme!
"El rostro de Marshal se convirtió en una máscara de dolor mientras miraba al mecánico.
"-Si esa cosa ve que no nos marchamos o cree que estamos tratando de burlarla, ¿quién sabe lo que puede hacer? ¿Quién sabe lo que puede extraer de nuestros cerebros, suponiendo que no lo haya hecho ya? —Alzó ligeramente el desintegrador—. Lo siento, créame.
"Y disparó.
"En aquel instante, Hardwick saltó hacia adelante para apoderarse del desintegrador... y en aquella misma fracción de segundo, mientras su cuerpo se desplazaba, supo que era demasiado tarde.
"Vio como en un sueño los ojos de Marshal y la llameante boca del desintegrador. El tiempo pareció detenerse.
"El impacto le cogió de lleno. Oyó vagamente que Marshal decía:
"-¿Cómo prefieren morir ustedes? Tienen que morir, de todos modos...
"Luego debió desmayarse, y cuando recobró el sentido todo estaba silencioso, salvo Marshal que decía:
"-...lo siento por Hardwick. Pero no había otra solución.
"Hardwick luchó contra la debilidad. Marshal tenía que saberlo. Su garganta consiguió susurrar:
"-Ha hecho usted lo que debía, doctor... Lo que debía...
"Y luego Hardwick notó que la oscuridad invadía fu mente, y supo que el doctor Marshal estaba en lo cierto. Y la oscuridad se hizo más intensa. Y los pensamientos y la conciencia de que había sido Hardwick se apagaron definitivamente.
"Marshal contempló el cuerpo sin vida de Hardwick; Luego miró a Wassel.
"-Ahora quedamos usted y yo...
"Las figuras de los dos hombres oscilaron súbitamente, y las paredes de la nave espacial ondularon mientras una espesa blancura lechosa giraba en torno y..."
Los asustados ojos de Bloodson contemplaron fijamente las ahora borrosas imágenes tridimensionales, y luego se volvieron hacia los dos hombres silenciosos, de rostros grisáceos, sentados en los sillones neumáticos.
—¡Marshal! —rugió—. ¡Y usted, Wassel! ¡Estúpidos! ¿Cómo se les ocurrió regresar con la nave, y...?
"¡BASTA! —se abrió paso el pensamiento alienígeno—. SE SUGIERE DEJAR EN PAZ A SERES EXPERIMENTALES. NO SIRVEN PARA NUESTROS PROPÓSITOS. INICIATIVA INDIVIDUAL E INSTINTO DE CONSERVACIÓN RACIAL DEMASIADO DESARROLLADOS. PROHIBIDA RETENCIÓN DEL CONOCIMIENTO DE NUESTRA EXISTENCIA. SE SUGIERE DESINFECCIÓN DEL ÁREA LOCAL."
Aterrorizado, Bloodson vio que una de las figuras se derrumbaba como un balón deshinchado, en tanto que la otra figura se levantaba del sillón neumático empuñando un instrumento de extraño aspecto.
—¡No! —gritó Bloodson—. ¡No!
Y luego se hundió en su espléndido sillón, esperando no sabía qué.