Agradecimientos

A veces, de forma inexplicable, las cosas salen bien. Este libro, que comencé hace siete años, es un ejemplo de ello. Gracias a la ayuda y al apoyo de muchas personas, fue escrito, corregido, criticado, reescrito, revisado, ampliado, reducido, vuelto a revisar y simplificado de nuevo. Después de todo eso… bueno, ya se pueden hacer una idea. Agradezco a todos aquellos que han colaborado con su lectura y sus críticas.

Pero quiero, en primer lugar, dar las gracias a mi agente, Dominick Abel, que creyó en la historia y me puso en contacto con mi editora en Harper Collins, Sarah Durand. Sus sugerencias aportaron nuevo material, y en general me sirvieron para pulir el manuscrito.

Tengo una especial deuda de gratitud con todos los que me ayudaron en los comienzos. Vijaya Schartz, una excelente autora y ex presidenta de la Asociación de Autores de Arizona, que marcó con paciencia y tinta roja mis primeros borradores, junto a otros miembros de su grupo de escritores que criticaron mi trabajo durante casi un año. También tengo mucho que agradecer a los componentes de mi propio grupo de lectura, que se pusieron a mi disposición cada vez que los necesité. Sharon Anderson, Marin Cox, Laura Groch (mi sobrina, editora del periódico), Jim Harper y Rally Mise; todos han contribuido al resultado final.

Gracias también a Jim, por creer en el trabajo lo suficiente como para contactar con Dominick Abel por su cuenta y, confiando en una amistad de hacía veinte años, hacer llegar a las expertas manos de Dominick los primeros capítulos de mi obra.

Y antes de que me olvide, gracias a Gracie y Xena, mis gatas escritoras, cuyas patas y uñas me ayudaron a superar muchos momentos difíciles ante la temida página en blanco.

Por último, gracias al padre espiritual de esta historia, uno de mis escritores favoritos, J. Michael Straczynski, autor y productor de la serie televisiva Babylon 5. Sus alentadores correos electrónicos me mantuvieron firme cuando estaba a punto de abandonar. Que el Sumo Hacedor me perdone por alguna idea «prestada» de B5.

Sam Barone

Scottsdale, Arizona

Agosto, 2005