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Palacio Real, la Tríada

Ciudad Tharkad, Tharkad

Distrito de Donegal, Alianza Lirana

23 de noviembre de 3058

Por mucho que le fastidiase, Katrina admitió que debía sentir un poco más de respeto por su hermano del que le había concedido hasta entonces. Hubo un tiempo en que Victor no sabía distinguir la política de un orificio abierto en el suelo. Ya está aprendiendo: su capacidad de aprendizaje ha sido siempre su mayor cualidad. Con la campaña militar, está destinado a volver a ser soldado, lo que debería impedirle seguir aprendiendo sobre política durante un tiempo. No es el momento de darle la oportunidad de reanudar sus estudios.

Katrina se esforzó por analizar el comportamiento de Victor en la Conferencia de Whitting. Tuvo que llegar a la conclusión de que lo había subestimado en todo momento. Desde el momento en que aterrizó en Tharkad, todas sus acciones se habían encaminado a conseguir su objetivo: llevar la guerra a los Clanes; y no había dejado que nada lo apartase de él.

Su obsesión no sorprendía a Katrina: la había visto toda su vida. Era lo que le había permitido eludir a Victor y manipularlo en aquellas situaciones en que conseguía el resultado que él deseaba gracias a su intervención. Ponerla en el trono de la Alianza Lirana tras la muerte de su madre fue una de esas ocasiones. Así, su reino se independizó sin derramamientos de sangre, y la nación quedó intacta y bajo su control.

Victor había hecho dos cosas que la habían sorprendido por completo. La primera fue aprobar la elección de Sun-Tzu como Primer Señor. Aquella maniobra legitimó a Sun-Tzu y lo elevó al mismo nivel que los otros protagonistas de la Esfera Interior; realzó su posición, lo cual podía afectar con facilidad al equilibrio de poder en la Marca de Caos, donde Sun-Tzu estaba maniobrando para recuperar planetas que habían estado bajo la soberanía de Capela. A Katrina le parecía inconcebible que Victor aprobase algo que le costaría la pérdida de unos planetas que habían sido conquistados por su padre. Victor siempre ha sido el primer acólito de la secta de adoradores de Hanse Davion. Es absurdo que ahora permita que unas victorias de nuestro padre se conviertan en derrotas.

A no ser, por supuesto, que uno crea que Victor realmente prefiere cumplir con su deber hacia la Esfera Interior a preocuparse por los asuntos de su reino.

Katrina supo que esto era falso en el momento en que lo oyó. El empeño de Victor de ponerse al frente de la campaña militar para destruir a los Clanes era el intento más evidente de conseguir el poder que había presenciado jamás. El Capiscol Marcial había dicho que era viejo y confiaría en Victor, lo que, en resumidas cuentas, quería decir que le cedería el mérito de sus victorias. Estaba claro que su hermano, venciendo a los Clanes, pretendía regresar a la Esfera Interior como si fuese la reencarnación de Aleksandr Kerensky para conseguir la dignidad que se merecía el gran héroe de la Liga Estelar.

Desde este enfoque, su apoyo a Sun-Tzu era perfectamente lógico. Era más que probable que Sun-Tzu no estaría a la altura de su nuevo cargo. Seguro que iría demasiado lejos y fracasaría, como había hecho su tío Tormano. En comparación con Sun-Tzu, Victor aparecería como el mejor líder y el más brillante que podía tener la Liga Estelar, por lo que sería designado como su sucesor en el cargo.

Y nunca lo abandonará. Los oficiales y soldados, agradecioos, podrían consolidar su posición e impedir todo intento de derrocarlo. Toda disensión sería considerada como traición, y la Liga Estelar se convertiría en algo más que una simple unión paritaria de estados. Victor se aferraría al poder, y el desastre hacia el que se encaminaba la Mancomunidad Federada sería compartido por toda la Esfera Interior.

La segunda sorpresa de Victor había sido que eligiera a Yvonne como regente. De haber estado en su lugar, habría escogido a Peter, pero éste había desaparecido desde su aventura en Solaris. No creía que Victor lo hubiera hecho asesinar: él sólo recurría al crimen cuando se veía empujado a ello. Nunca habría matado a Ryan Steiner si yo no hubiera insistido en que debía morir por haber asesinado a Galen Cox.

Su otro hermano, Arthur, seguía en la Academia de la Guerra de Robinson y no era un candidato adecuado a regente. Arthur se cuidaba mucho de mostrar sus emociones y sus lealtades, pero tendía a dejarse llevar según soplaba el viento. Su presencia en Robinson implicaba que estaba inmerso en un ambiente totalmente contrario a los Kurita, lo cual lo convertía en la última persona que Victor desearía ver ocupando su lugar, sobre todo mientras él se encontraba en Luthien. Y Arthur siempre ha sido más emocional que racional, lo cual es excelente para alguien con deberes ceremoniales, pero no para quien tiene que asumir el poder.

Yvonne era una elección interesante y la única alternativa lógica, porque Morgan Hasek-Davion asumía la jefatura de la fuerza expedicionaria de largo alcance. Yvonne había cambiado desde la última vez que Katrina la había visto, pero parecía seguir adoptando el papel de hermana pequeña cuando conversaban. Está lo bastante insegura de sí misma para ser vulnerable a la manipulación. Su presencia en Nueva Avalon me beneficia más de lo que cree Victor. Me da el tiempo necesario para encargarme de los Kell antes de enfrentarme a ella.

La lenta subida en espiral de su ira fue interrumpida por unos rápidos golpes en la puerta, que se abrió antes de que ella diera su permiso. Su cólera se disparó de forma inmediata, y la habría manifestado si Tormano Liao hubiese acudido solo.

—¿Qué sucede, mandarín?

—Perdonadme, Arcontesa, pero sé que vos no dejaréis a esta mujer en manos de la burocracia. Sólo vos podéis ayudarla, y hay muy poco tiempo; de ahí mis prisas.

Tormano se apartó a un lado para que Katrina pudiese ver a la pequeña mujer de cabellos negros que lo acompañaba, y que enrojeció intensamente, evitando mirar a Katrina a los ojos.

—Os presento a Francés Jeschke —anunció Tormano, en un tono de voz como si se tratase de la próxima reencarnación del Dalai Lama.

Katrina mostró su encantadora sonrisa y alargó una mano hacia la mujer.

—Bienvenida a mi despacho, señorita Jeschke. ¿En qué puedo ayudarla?

La mano de la mujer temblaba cuando estrechó la de Katrina…

—Es señora Jeschke, alteza —puntualizó. Al instante una expresión horrorizada afloró a su rostro, que no carecía de atractivo—. No pretendía corregiros… En realidad, podría ser una señorita, porque él ha desaparecido.

—¿Quiere usted decir que es viuda?

—Eso espero —contestó Jeschke, con el labio inferior tembloroso—. La verdad es que no lo sé: estaba trabajando en Coventry, pero no he sabido nada más de él. No importa, porque nos abandonó a mí y a nuestro hijo. No puedo culparlo.

Tormano rodeó los hombros de Jeschke con el brazo y la acompañó hasta un sillón.

—Francés ha venido a veros por dos razones, alteza. La primera es que conoce bien vuestro interés por los niños afectados de enfermedades graves. Su hijo Tommy tiene linfoma no de Hodgkin indiferenciado.

—¡Necesita un trasplante de médula o morirá! —dijo Francés, retorciéndose las manos—. Su padre ha desaparecido y yo no puedo ser donante.

Katrina se sentó a su lado y le acarició los cabellos.

—Haremos cuanto esté en nuestras manos para ayudarla —aseguró. Levantó la mirada hacia Tormano y le clavó una mirada que habría fundido el blindaje de ferrocerámica de un ’Mech—. Mandarín, ¿hay alguna cuestión específica que requiera mi atención?

—Desde luego, Arcontesa.

Tormano le mostró una sonrisa aduladora. Estaba convencido de que Katrina lo iba a castigar con severidad si su evaluación de la importancia de Jeschke era errónea.

—La señora Jeschke ha realizado ciertas investigaciones y ha encontrado un posible donante de médula: Jerrard Cranston, el ayudante de vuestro hermano. —Katrina frunció el entrecejo. Lo poco que sabía de enfermedades infantiles y trasplantes de médula era que sólo en muy raras ocasiones se encontraba un donante ajeno a la familia—. ¿Se hizo un análisis a Cranston y los datos están en nuestros archivos?

—Sí —repuso Francés, levantando la mirada—. Esperaba que vos pudierais hablar con él para que aceptase ser donante. Confiaba en ello porque, bueno…

—Mientras buscaba un donante, ella descubrió que había sido adoptada —explicó Tormano—. Cuando investigó la identidad de sus padres, encontró que su padre era Anderson Cox. Tuvo una aventura amorosa con su madre y ella fue el resultado de su unión.

—Conozco ese nombre —dijo Katrina, sintiendo un escalofrío.

—Anderson Cox era el padre de Galen Cox —explicó Francés, que agarró la mano de Katrina y añadió—: No sé si lo que dicen los holovídeos y todo lo demás es verdad, pero esperaba que vos guardarais un buen recuerdo de mi medio hermano y pudierais convencerlo de que su sobrino tiene una posibilidad de salvarse.

Katrina le apretó la mano con fuerza y miró a Tormano.

—No sabía que Galen tuviese una media hermana —comentó.

—Al parecer, Galen no conocía la agitada vida amorosa de su padre. He comprobado su archivo y he descubierto que, si no hubiese sido asesinado, sería un donante perfecto para Tommy. De hecho, sería tan bueno como Jerrard Cranston.

Katrina sintió una sacudida. Si Galen Cox no murió en Solaris, si en realidad es Jerrard Cranston… Su mente empezó a trabajar desbocada. Victor no era tan cruel como para ocultarle que Galen había sobrevivido mientras ella lloraba su muerte. La única razón que Victor podía tener para hacer eso era que sabía que la bomba que teóricamente había matado a Galen era en realidad un regalo de Ryan Steiner. Ryan había estado intentando enviarme un mensaje sobre mi vulnerabilidad. Victor debe de creer que sabe lo de la conspiración para matar a nuestra madre; sin embargo, si tuviese pruebas de mi complicidad, ¿por qué no las ha hecho públicas todavía?

Se estremeció. Está claro que no tiene pruebas. Entre lo que él cree saber y la insistencia de Morgan Kell de que yo maté a Melissa, Victor debe de pensar que sólo tiene que dejar pasar el tiempo para descubrir la prueba que necesita para desenmascararme. Si no hubiese aparecido esta mujer, no sabría ahora la situación de Victor en todo este asunto, sólo conocería la de Morgan Kell. Acabo de recibir un aviso que Victor no quería que conociese.

Katrina trató de solapar mentalmente los rostros de Galen y Jerrard Cranston, pero era consciente de haberse fijado poco en Cranston durante la conferencia. Sin duda, Victor creía que podía reconocerlo, pero depende tanto de él que no podía soportar que se quedara en Nueva Avalon. Debí darme cuenta antes, mucho antes.

Katrina ocultó su asombro con una sonrisa. Le levantó suavemente la barbilla a Jeschke para que la mirase a los ojos y le dijo:

—Con gran placer, haré cuanto esté en mi mano para que su hijo reciba la cantidad de médula de Jerrard Cranston que necesita. Nada me detendrá, pues los niños como su hijo son la puerta de entrada al nuevo futuro de este reino. Tengo el deber sagrado de garantizar que tanto él como la Alianza Lirana crecen y prosperan, y lo cumpliré a cualquier precio.

Cuando Francés Jeschke se sentó en el asiento trasero del aerotaxi, dejó que su personalidad de «madre preocupada por su hijo enfermo» se difuminara. Miró hacia el retrovisor, donde se reflejaba la gélida mirada del conductor, y dijo:

—Misión cumplida. Si hubieses querido que matara a Katherine y a Tormano Liao, lo habría conseguido. Tormano quedó tan emocionado por mi historia que me dejó entrar en el despacho de Katherine sin ordenar siquiera que me hiciesen un registro rutinario.

—Desde que finalizó la conferencia, como todo salió a pedir de boca, todos están muy tranquilos —gruñó el agente Curaitis, que era quien conducía el vehículo—. Es una lástima que hayamos dejado pasar esta oportunidad, pero así es como lo quiere el Príncipe.

Francesca Jenkins se ajustó la chaqueta.

—Sé que no puedo hacer comentarios, pero tengo que aclarar esto. Por la reacción de la Arcontesa a mis palabras, parece que Jerry Cranston y Galen Cox son la misma persona… o eso es lo que tú querías que creyera. Cox fue asesinado en Solaris por la explosión de una bomba que, en realidad, iba destinada a ella. El posterior asesinato de Ryan Steiner induce a pensar que murió como venganza a la muerte de Cox. Como Katherine, y antes Melissa, impidieron de manera reiterada que Ryan se hiciera con el poder en Isla de Skye, y las bombas fueron enviadas para matarlas a ambas, es evidente que Ryan quería matar a Melissa.

—Parece obvio, ¿verdad?

—¡Claro! Así que ahora hemos hecho creer a Katherine que Cox sigue vivo, o sea que ha tenido que preguntarse por qué su hermano no le dijo que había sobrevivido al atentado. La conclusión lógica es que Victor no confía en ella por alguna razón. El hecho de que haya independizado la Alianza Lirana de la Mancomunidad Federada muestra a las claras que no es posible fiarse de ella, pero es una prueba que se deduce del suceso que estamos examinando. Aun así, Katherine no habría podido independizarse si Melissa siguiera con vida, por lo que la consecuencia obvia es que Victor cree que Katherine estuvo involucrada en la muerte de su madre.

Unos ojos fríos la miraron a través del retrovisor.

—¿La Arcontesa mató a su propia madre? —exclamó Francesca, boquiabierta.

—Tu autorización de seguridad acaba de ser aumentada a Alfa Uno. La única manera de que fuese más elevada es que pudieses leer la mente del Príncipe.

De súbito, Francesca sintió mucho frío.

—Esta misión consiste en algo más que dejar al descubierto a Katherine, ¿verdad?

Curaitis asintió con la cabeza.

—El hecho de que tú desaparezcas después de haberles dejado esa pequeña bomba —repuso— implicará que Katherine tendrá que averiguar cómo y por qué quiere Victor que sepa que él está al corriente de lo que ha hecho. Suponemos que esto la obligará a actuar para ocultar su rastro…

—Lo que la obligará a descuidar áreas vulnerables que desconocíamos. Ella nos llevará a las pruebas que demostrarán su complicidad en la muerte de Melissa Steiner.

—Eso esperamos. Tenemos algunos indicios básicos que comprobaremos, pero dejaremos que sea Katherine quien nos guíe. —Curaitis detuvo el taxi en un semáforo, se volvió para mirar a Francesca y añadió—: El Príncipe va a partir para salvar la Esfera Interior de los Clanes. Nos ha encomendado la misión de salvar la Alianza Lirana de su hermana.

Ella sintió que el peso de la responsabilidad la aplastaba contra el asiento.

—¿Y tendremos que hacer todo lo que sea necesario hasta su regreso?

—Si tenemos suerte —respondió Curaitis, entornando sus gélidos ojos—. Katherine no es estúpida. Nuestra oportunidad puede venirse abajo repentinamente si no llegamos a sus objetivos antes que ella. Si fallamos, una asesina seguirá gobernando la Alianza Lirana y es muy probable que su sed de poder no se sacie hasta que extienda su poder sobre todos nosotros.