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Gran Salón de Baile, Corte Real, la Tríada

Ciudad Tharkad, Tharkad

Distrito de Donegal, Alianza Lirana

15 de noviembre de 3058

Katrina Steiner se acomodó en su silla cuando el Capiscol Marcial acabó de exponer su informe sobre la campaña contra los Clanes. El añadido de la larga incursión a Huntress proporcionaba un martillo para golpear a los Jaguares de Humo contra el yunque del ataque lento. Si tiene éxito, podría reducir la campaña y lograr en dos o tres años lo que de otro modo podría tardar siete, diez o más.

Su mirada se deslizó por las palabras que aparecían en la pantalla de su ordenador portátil, pero no leyó realmente las preguntas y protestas de Nondi Steiner acerca de la operación. Veo la mano de Victor en todo esto; por eso sé, para bien o para mal, que la operación será viable. Victor es, por encima de todo, un guerrero de poca monta pero eficiente. La operación, tal como estaba descrita, sería muy eficaz para alcanzar sus objetivos: la destrucción de los Jaguares de Humo y el fin de la Guerra de los Clanes. Todas las objeciones al respecto van a ser poco importantes y limitadas en gran medida a asignaciones de unidades y objetivos tácticos.

A Katrina, la operación propuesta le parecía al mismo tiempo emocionante y aterradora. En ella estaban las semillas de la salvación de la Alianza Lirana. Una vez que los jaguares de Humo hubiesen sido expulsados de la Esfera Interior, la siguiente fase consistiría en rechazar el resto de los Clanes de los planetas que habían conquistado. La fuerza expedicionaria atacaría a los Osos Fantasmales, y ella podría aliarse con los Lobos para aplastar a los Halcones de Jade y las Víboras de Acero. Una alianza de estas características costaría algunos planetas a la República Libre de Rasalhague, pero ella sería más fuerte que antes. Estaba dispuesta a pagar por ello el precio de tener que soportar las quejas de Magnusson.

Lo que la aterrorizaba de la operación era que no podía avisar a Vlad sobre su inicio y sus objetivos. Al desconocer dónde se encontraba, le era imposible enviarle un mensaje describiéndole el plan. Sospechaba que estaba en Strana Mechty, el planeta natal del clan; pero, como no tenía sus coordenadas, no podía transmitirle un mensaje por hiperpulsación. Y eso suponiendo que pudiera convencer a ComStar de enviarlo sin mirar su contenido y luego que olvidaran lo que habían hecho.

Su preocupación por él le hacía sentir cautela, pero era consciente de que la operación no era una amenaza importante para los Lobos. En realidad, su objetivo, la destrucción de los Jaguares de Humo, beneficiaría a Vlad. ¿No nos conocimos porque aparecí en un planeta de los Jaguares de Humo que él acababa de atacar? Mi enemigo es su enemigo; por eso somos amigos. Al eliminar a los Jaguares de Humo como potencia, fluiría más poder hacia Vlad, lo que haría mucho más probable el éxito de los planes a largo plazo de Katrina.

Vlad puede cuidar de sí mismo. Si no ve lo que se prepara para los próximos años, es que es demasiado estúpido para ser mi compañero en lo que vendrá después. Katrina cerró los ojos por unos momentos y se rascó la frente. Ahora tengo que hacer frente a otras amenazas más inmediatas.

Levantó la mano y sonrió cuando el Capiscol Marcial le indicó que podía tomar la palabra.

—Gracias por su completo informe, Capiscol Marcial —dijo—. Todo parece estar en orden, aunque no ha mencionado ninguna recomendación sobre quién podría dirigir las dos fases de la ofensiva. Supongo que usted dirigirá el ataque principal, pero ¿quién estará al frente de la incursión a larga distancia?

—Creo que es esta asamblea la que debe responder a esa pregunta —contestó Focht, apoyándose en el podio—. Mi recomendación es que se otorgue el mando de la fuerza incursora al mariscal Morgan Hasek-Davion. Tiene mucha experiencia en combatir contra los Clanes y en organizar operaciones a gran escala como ésta. Los que somos de edad avanzada recordamos que su primera campaña consistió en un ataque a larga distancia a un planeta que estaba bastante lejos del frente. Lo llevó a cabo de manera admirable, con menor planificación y entrenamiento del que dispondrá para esta operación.

Katrina asentía despacio mientras Focht enumeraba las cualidades de Morgan, y añadió mentalmente algunas más. Si Morgan está lejos, al frente de esa fuerza expedicionaria, no podrá apoyar a Victor. Otro de los partidarios de Victor estará fuera de circulación. Y hay grandes posibilidades de que Morgan muera durante la operación de Huntress, lo que lo eliminaría del equipo de Victor de manera permanente. La pérdida de nuestros padres y de Galen Cox, junto con el retiro de Alex Mallory, ha erosionado la red de apoyos que tenía Victor. Sólo quedan Hohiro, Omi y Kai, pero ninguno de ellos es tan próximo a él como Morgan. Si desaparece del panorama, Victor estará caminando por la cuerda floja y sin red.

—¿Está dispuesto el mariscal Hasek-Davion a asumir esta misión? —preguntó.

Morgan se levantó de su asiento situado al lado de Victor.

—Lo estoy, Arcontesa, dado que no se ha presentado ningún candidato mejor.

—Salvo que Hanse Davion o mi padre se levantaran de sus tumbas —intervino Theodore Kurita desde el otro extremo de la sala—, no se me ocurre nadie más capacitado.

—Si hay que hacer bien esta labor, Morgan es el hombre adecuado —confirmó Victor.

Paul Masters hizo un comentario al oído a Thomas Marik, quien asintió con la cabeza y tomó la palabra.

—Creo que esta elección es aceptable —dijo.

—Nada más lejos de mi intención que oponerme a la ausencia del líder de la Marca Capelense —declaró Sun-Tzu con un amplio gesto de las manos—. Apruebo con agrado que esa daga se aparte de mi cuello.

Candace Liao y el príncipe Haakon Magnusson también aceptaron que el mariscal Hasek-Davion fuese el jefe de la fuerza expedicionaria, con lo que sólo faltaba el voto de Katrina.

—Cualquier protesta o desacuerdo que expresara no serviría de nada —manifestó—. De todos modos, me pregunto si los Clanes no notarán su ausencia, y me pregunto asimismo si no sería mejor aprovechar su experiencia para la gran ofensiva.

—Tenemos formas de aparentar que el mariscal Hasek-Davion se encuentra en la Esfera Interior, por lo que eso no debería preocuparos —contestó Focht—. En cuanto a la pérdida de su experiencia y buen juicio, yo también lo lamento. De todos modos, creo que es mejor que un hombre de su excepcional capacidad ocupe una posición en que ésta sea necesaria, más que tenerlo aquí donde estaría infrautilizado.

—Bien dicho, Capiscol. Estoy de acuerdo con la elección —dijo Katrina con una sonrisa cortés—. ¿Puedo suponer que usted estará al mando de la fuerza principal?

—Ésa también es una decisión que corresponde tomar a esta asamblea. Estoy dispuesto a aceptar ese deber, pero deben recordar que ya soy viejo. Aunque me gusta creer que estoy sobrellevando bien mi proceso de envejecimiento, la verdad es que ya no tengo las facultades de antes. Delegaré muchas tareas en mis oficiales subordinados, como ya he hecho. —Se volvió hacia Victor y añadió—: Deben saber que voy a designar al príncipe Victor Ian Steiner-Davion como mi segundo.

—¿Será capaz el príncipe Davion de desempeñar esta labor? —inquirió Thomas Marik—. Es el líder de la Mancomunidad Federada. Supongo que no puede abandonar su reino mientras dure esta campaña.

Victor carraspeó y dijo:

—Ya he empezado a hacer previsiones sobre la administración de mi estado durante mi ausencia. Mi hermana Yvonne gobernará como regente. Tiene mi total confianza, al igual que sus consejeros. Si hay una auténtica emergencia, por supuesto, podrán reclamar mi vuelta, pero no creo que a nadie le parezca sensato atacar mi reino mientras estamos destruyendo a los Clanes.

—Dados los equipos y el personal que nos habéis requisado a todos para esta guerra, ninguno de nosotros tendrá medios suficientes para atacaros mientras lucháis contra los Clanes —comentó Sun-Tzu, señalando la pantalla de su ordenador portátil.

—Gracias por vuestro amable comentario, Canciller, pero creo que sois lo bastante ingenioso para, si así lo deseáis, encontrar maneras de causarme problemas —replicó Victor—. Estoy plenamente dispuesto a trabajar como segundo del Capiscol Marcial. En muchos aspectos, siento como si me hubiese entrenado toda mi vida para esta tarea, y si lo único que hago en mi vida es realizarla de forma satisfactoria, ya podré morir feliz.

Katrina, que se miraba las uñas de los dedos de un blanco gélido, levantó la mirada.

—Me uno a las palabras dichas por mi hermano —declaró—. Aunque hemos mantenido diferencias en el pasado, estamos unidos en esta empresa: él es la persona más adecuada para ayudar al Capiscol Marcial a llevar la guerra a los Clanes. Cuenta con mi pleno apoyo.

Katrina hizo caso omiso de la expresión asombrada de Victor y los susurros de Nondi. Su razonamiento era sencillo y contundente: cuanto más combatiese Victor, mayores serían las probabilidades de que muriese. Ella esperaba a medias sentir una punzada de remordimiento, pero no se sorprendió al no sentir nada. Victor cree que su juego es a largo plazo, que mira hacia el futuro y actúa para que ese futuro sea lo mejor posible. Su problema es que sólo contempla la eliminación de los Jaguares de Humo. Yo miro más allá.

Sun-Tzu tenía la expresión de felicidad de un perro al que le hubieran quitado la correa.

—Buena suerte, Victor. Voto por el Capiscol Marcial y su ayudante como jefes de la fuerza expedicionaria.

—El Capiscol Marcial y el príncipe Victor cuentan con nuestra total confianza —dijo Theodore Kurita.

—Estoy dispuesta a poner las vidas de mis guerreros en sus manos —afirmó Candace Liao con una sonrisa.

Thomas Marik y Haakon Magnusson también aceptaron que el Capiscol Marcial dirigiera la fuerza expedicionaria contra los Clanes.

—Les doy las gracias por su voto de confianza en nosotros —manifestó Focht, inclinando la cabeza—. Esta guerra será salvaje, brutal y larga, pero creo que tenemos los medios necesarios para ganarla. El siguiente paso es ratificar el plan.

Katrina se levantó.

—Dado que estamos de acuerdo en la cuestión de la dirección, sugiero que adoptemos el plan presentado.

—Secundo la moción —dijo Haakon Magnusson.

El Capiscol Marcial asintió con la cabeza.

—Al no haber oposición, se aprueba el plan operativo para la Guerra de los Clanes. Como ya aprobamos también el anteproyecto de Constitución de la Liga Estelar, sólo queda redactar el texto final y firmarlo.

—Creo que también tenemos que elegir al Primer Señor de la Liga Estelar, ¿no? —apuntó Katrina.

—La Constitución indica que cada miembro del Primer Consejo sirva por un período de tres años como Primer Señor. La sucesión se determinará echando suertes —dijo el príncipe Haakon Magnusson.

—Lo sé. He leído el documento —contestó Katrina, sonriendo—. La Constitución también prevé que se eviten las suertes y se pueda elegir a otro candidato como Primer Señor en caso de voto favorable de las dos terceras partes del Primer Consejo. Me parece que, si estamos formando de nuevo la Liga Estelar a fin de tener una base para hacer la guerra a los Clanes, hemos de prestar la atención debida a la elección de su líder. Seleccionarlo por suertes sin duda les parecería a los Clanes un procedimiento improvisado y sin miramientos.

—La Arcontesa ha tocado un tema muy importante —intervino Thomas Marik—. Aunque espero que se demuestre que la Liga Estelar es algo más que una farsa o un medio para facilitar una operación militar, el hecho es que es necesario mantener las apariencias. Acordamos volver a formar la Liga Estelar con el objetivo de dar a nuestras tropas una razón legítima para ir a la guerra contra los Clanes.

Katrina volvió a tomar asiento e intentó reprimir una sonrisa. Hemos aprobado que mi hermano se vaya con la fuerza expedicionaria. Ahora debo demostrar a todos los demás por qué está muy bien que se vaya. Tengo que conseguir que Victor dé una imagen destructiva, y ahora debería lograrlo.

—Capiscol Marcial, dado que ComStar no tiene voto en el Primer Consejo, tal vez sea usted la persona idónea para presidir la elección de nuestro Primer Señor.

—Muy bien. ¿Hay algún candidato?

—Sí —dijo Katrina—. Propongo como candidato a Sun-Tzu Liao.

—¿Qué? —exclamó Victor, que quedó tan boquiabierto que la barbilla casi le llegó al suelo—. ¿Has propuesto a Sun-Tzu?

—En efecto, querido hermano —respondió Katrina, lanzándole una mirada helada pensada para enfurecerlo—. Es un hombre capaz e inteligente que gobierna un reino, exactamente igual que el resto de nosotros. Como su reino es pequeño, no tendrá un papel tan activo en el ataque como el tuyo, el mío o el Condominio, por lo que su representación en el liderazgo de la Liga Estelar resaltará su participación en este esfuerzo. Su compromiso matrimonial con Isis y sus lazos con la Liga de Mundos Libres también aporta otra conexión con su régimen.

Thomas Marik asintió lentamente con la cabeza.

—Secundo la propuesta —declaró—. Desde que conozco a Sun-Tzu, me he convencido de sus cualidades y capacidad para hacer frente a las exigencias del cargo.

Sobre todo porque esas exigencias son en gran medida puramente ceremoniales —pensó Katrina, impasible—. El poco poder que se obtiene por ostentar el cargo puede multiplicarse por el prestigio que conlleva, por lo que puede convertirse en una posición eficaz desde la que se puede influir en La historia de la Esfera Interior, pero sólo si el cargo está en las manos de la persona adecuada.

Al pasear su mirada por la sala, comprendió que la candidatura de Sun-Tzu estaba condenada al fracaso. Necesitaba una mayoría de dos tercios, lo que quería decir cinco votos de los siete posibles. Victor, Theodore y Candace no votarían jamás por Sun-Tzu, lo que garantizaba su fracaso. Sun-Tzu, Thomas y ella tampoco votarían por Victor, de modo que él tampoco podía ganar. De todos nosotros, sólo hay un candidato con posibilidades de vencer: yo.

Miró a Victor y vio que tenía los puños apretados y los nudillos blancos de ira.

—Sólo puedo decir que me considero un excelente candidato y que dedicaré el máximo esfuerzo a gobernar con sabiduría y justicia —dijo Sun-Tzu sonriendo.

—En una ocasión, tu madre hizo esa misma promesa —señaló Candace, mirándolo con expresión inquisitiva—. Pero no la mantuvo.

—Yo no soy mi madre.

—Es una lástima que muriese.

—¡Esperen! —exclamó Victor, poniéndose en pie y levantando las manos—. Esto no tiene sentido.

Katrina sonrió, esperando que Victor soltara un discurso. Cuando está animado, tiene grandes dotes para la difamación. Esto promete.

Victor abrió los puños poco a poco y dijo:

—Por lo que a mí concierne, si Sun-Tzu es válido a los ojos de mi hermana, también lo es a los míos. Tendrá mi voto.

Katrina palideció. ¿Qué? ¿Cómo es posible?

—Sun-Tzu Liao —continuó Victor—, en realidad confío en vos tanto como en poder derribar un ’Mech, pero no tengo alternativas viables. O aceptáis la responsabilidad del cargo y cumplís con sus exigencias por el bien de la Esfera Interior, o lo dejaréis en un estado tan ruinoso que los Clanes nos aplastarán. Crecí odiándoos, lo que no me ha servido de nada. Supongo que, para vos, ser odiado tampoco os ha reportado nada bueno. Tal vez os lo dará el asumir esta responsabilidad. Todo lo que sé es que los que vamos a derramar sangre por la Esfera Interior contaremos con vos para recibir las armas y suministros necesarios para llevar a cabo nuestra misión. Si falláis, nosotros seremos los primeros en morir, pero no seremos los últimos.

La sensación de horror que parecía a punto de asfixiar a Katrina aumentó al máximo cuando vio que Victor, al tomar asiento de nuevo, le guiñaba un ojo. ¡Me ha guiñado un ojo! ¡Tiene las agallas de hacerme una cosa así! Apretó las manos y notó que las uñas se le clavaban en las palmas. No es posible que haya previsto mi jugada. Ahora tengo que apoyar a Sun-Tzu, lo que quiere decir que será elegido Primer Señor. ¡Mientras Victor está lejos, luchando contra los Clanes, yo tendré que aguantar a Sun-Tzu!

Quería gritar; en cambio, asintió con gesto cortés como respuesta a la petición de voto del Capiscol Marcial. Sun-Tzu estaba radiante. Se levantó y estrechó las manos sobre la cabeza en gesto de triunfo. Antes de volver a sentarse, miró a Katrina e inclinó la cabeza de forma respetuosa, pero a continuación mostró una sonrisa orgullosa.

¡Como si esta victoria tuviese algún significado! Katrina entornó los ojos. No has conseguido lo que querías, de modo que ahora deberás aceptar lo que se te ha dado y encontrar otra manera de conseguir tu propósito. ¿Existe una forma de convertir la elección de Sun-Tzu en algo que perjudique a Victor?

Katrina sonrió a su hermano. Tuya es la primera victoria, hermano mío, pero el vencedor será el último que permanezca en pie, y no tengo ninguna intención de dejar que seas tú.