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Salón de los Khanes, Barrio de los Guerreros

Strana Mechty

Región estelar Kerensky, espacio de los Clanes

19 de noviembre de 3o58

Vlad Ward de los Lobos, sentado en la parte trasera de la cámara del Gran Consejo, se arrellanó y juntó los dedos de las manos. Osó aun esbozar una sonrisa, sobre todo porque sabía que con ello enfurecería al Khan Asa Taney de los Heliones de Hielo. Había puesto incluso su casco sobre la mesa en una posición donde Taney no tendría ningún obstáculo para verlo. Sabe quién le ha clavado el puñal en la espalda; ahora quiero que sepa quién lo está retorciendo.

En las semanas previas a la votación del nuevo ilKhan, Taney había trabajado mucho para forjar una coalición entre los clanes de la Retaguardia. Había seguido alentando a los guerreros más jóvenes para que presionaran a sus líderes en su favor. Vlad había dejado que continuara aquel trabajo hasta que empezó a ganar impulso; entonces intervino para desbaratarlo.

Gracias a los argumentos de Taney, todos se habían dado cuenta de que los clanes de la Retaguardia y sus guerreros no podrían sumarse a la lucha contra la Esfera Interior si Taney no vencía. Vlad, que todavía necesitaba guerreros veteranos para reconstruir los Lobos, insinuó su intención de enzargarse en una serie de «guerras de cosecha», en las que retaría a combate a varias unidades de los Clanes exigiendo como premio la posesión de la unidad si ganaba. La mayoría de los guerreros había comprendido que el camino hacia la guerra con la Esfera Interior estaba más despejado si formaban parte de los Lobos. Aunque Taney venciera, los Clanes que lo apoyaban tendrían que combatir por el derecho a participar en una nueva invasión, por lo que las posibilidades de que un guerrero lograse entrar en combate contra la Esfera Interior disminuían de forma notable.

Cuando el rumor de las «guerras de cosecha» empezó a propagarse entre los clanes de la Retaguardia, el centro de mando de los Lobos se vio inundado de desafíos preventivos de batalla. Vlad les contestaba que no podía hacer nada hasta que fuese elegido el nuevo ilKhan e insinuaba de forma bastante clara que un cambio en el statu quo pondría en tela de juicio la participación de los Lobos en una nueva invasión. El ardor del movimiento creado por Taney se apagó muy pronto.

Vlad lanzó una mirada a su izquierda e hizo un gesto rápido con la cabeza a su saKhan, Marialle Radick. Es hora de retorcer el puñal aun más.

La baja compatriota de Vlad se levantó, se quitó el casco dejando al descubierto sus cabellos, dorados como la miel, y anunció:

—Señor de la Sabiduría, deseo presentar un nombre como candidato a ilKhan.

Kael Pershaw levantó la mirada y miró a Radick, que se hallaba en el centro de la sala.

—Está en su derecho, Khan Radick —dijo.

—Para ahorrar al Khan Taney la humillación de la derrota, propongo a Lincoln Osis como ilKhan —declaró Marialle, apuntando al Elemental de raza negra—. Ha estado en la vanguardia de la invasión y ha ascendido al rango de Khan entre los Jaguares de Humo por valentía en el combate. Consideramos muy destacable que un Elemental haya ganado un Nombre de Sangre; y no sólo eso, sino que Lincoln Osis ha llegado a ser Khan. Si existe un logro mayor entre los clanes invasores, no sé cuál puede ser.

Severen Leroux, de los Gatos Nova, se levantó y apoyó la candidatura, lo que provocó un extraño escalofrío a Vlad Leroux también apoyó la designación de Elias Crichell Como ilKhan. Sin duda, consideran su elección como un elemento importante en la construcción del futuro que prevén para los Clanes. Sus visiones no me sirven; pero, si lo que han visualizado me beneficia, no veo motivos para oponerme.

El Señor de la Sabiduría hizo un gesto con la cabeza a Lincoln Osis y dijo:

—Khan Osis, se lo ha propuesto para el cargo de ilKhan. ¿Conoce alguna razón por la que no se le deba permitir ser elegido?

La sonrisa de Vlad se ensanchó. Alguien no quiere que se repita la temprana destitución de Elias Crichell; eso explica la adición de esta línea en el procedimiento de votación.

Lincoln Osis se incorporó despacio.

—No sé de ningún motivo por el que no se me deba permitir gobernar si soy elegido —apretó sus enormes puños y clavó una mirada gélida en Vlad—. Si hay alguien que quiere oponerse a mí, que exponga sus objeciones ahora.

Vlad no dijo nada.

El Señor de la Sabiduría, un individuo que era mitad humano y mitad máquina, pulsó varias teclas en su ordenador.

—El nombre de Lincoln Osis ha sido introducido como candidatura. Todos deberán emitir un voto positivo o negativo sobre esta cuestión. Si el Khan Osis recibe el cincuenta por ciento más uno de los votos emitidos, habrá ganado. Los consultaré individualmente.

Pershaw empezó en la zona delantera de la sala y fue retrocediendo. Osis sólo necesitaba un voto más de la mitad de los emitidos por los Khanes. Dado que cada uno de los diecisiete Clanes con derecho a voto tenía dos Khanes, sería elegido ilKhan con dieciocho votos favorables, o menos si algún Khan decidía abstenerse. Al contar con el respaldo de los Jaguares de Humo, los Halcones de Jade, los Gatos Nova, los Víboras de Acero y los Osos Fantasmales, ya había conseguido la mitad de su objetivo según las estimaciones de Vlad. Si lograba la mitad de los votos restantes, estaría en una posición clara de victoria. Desde el principio, fue evidente que la coalición de Taney se había disgregado.

Marialle Radick votó por Osis, pero tanto Vlad como Marthe Pryde votaron en su contra. Se miraron esbozando sendas sonrisas y se levantaron para aplaudir cuando se anunció el resultado. Osis había ganado por veintidós a doce, una victoria rotunda.

Osis parece aun más alto mientras se dirige a la tribuna.

Cuando el Elemental llegó al lado del Señor de la Sabiduría, le estrechó la mano y se volvió para dirigirse a los Khanes.

—Han actuado con inteligencia al elegirme. Soy un guerrero que ha saboreado la victoria y que no ha olvidado lo que se requiere para conseguirla. Los conduciré al triunfo sobre los bárbaros de la Esfera Interior.

—Cuando dice que nos conducirá a la victoria, ¿quiere decir que ordenará un reordenamiento de los clanes invasores para permitir la participación del resto? —inquirió Asa Taney.

La expresión de Osis se ensombreció.

—¿Qué han hecho para ganarse ese derecho?

—En su opinión, al parecer, la respuesta es «nada», ¿quiaf?

—Entonces, ¿por qué pide algo que no se ha ganado?

—Creo, ilKhan —intervino Vlad— que el Khan Taney está preguntando en realidad si sus Heliones de Hielo tendrán tiempo para desafiar a uno de los clanes invasores con el fin de ganar el derecho a participar en la nueva invasión.

—Tal vez, si se dan prisa —contestó Osis—. Empezaré las operaciones de la ofensiva de inmediato.

—Creo, ilKhan —intervino Marthe Pryde—, que está en su derecho de proponer a este consejo el inicio inmediato de las operaciones, pero que no es prerrogativa suya el ordenar la reanudación de la guerra.

—¿Acaso los Halcones de Jade ya se han cansado de la guerra, Marthe Pryde?

—¡Ja! —se rio Marthe, enseñando sus blancos dientes de forma amenazadora—. Hemos luchado contra la Esfera Interior durante tanto tiempo que sólo estamos cansados de luchar contra tropas inferiores. No me opondría a afilar nuestras garras con cualquier clan que quisiera arrebatarnos algunos de los planetas que hemos ocupado. No veo ningún motivo por el que no pueda darles esta oportunidad, a menos que tema que los Jaguares de Humo se queden sin bases para reanudar la invasión.

Bien dicho, Marthe, pensó Vlad.

—Yo también estaría encantado de poner a prueba mi clan contra los que han quedado atrás —anunció.

Cuantas más luchas alentemos entre los Clanes, más difícil será la tarea de Osis y más tiempo tendrá la Esfera Interior para preparar su defensa de los Jaguares de Humo.

El ilKhan retorció el labio y se le tensaron las arrugas de los ojos a causa de la amargura y la ira.

—¿Cuánto tiempo desean jugar a la guerra? ¿Seis meses? ¿Un año? Ésa es una pregunta a la que deben responder los retadores, por supuesto —contestó Marthe, señalando a Taney—, pero ningún clan digno de honor necesitaría más de nueve meses para resolver esta cuestión.

—Nueve meses serán más que suficientes para demostrar nuestra valía para unirnos a los clanes invasores —declaró.

—IlKhan, tal vez prefiera formular las condiciones de semejante plan para que no le quede la impresión de que se lo han impuesto —sugirió Vlad sonriendo.

Osis se frotó el puño izquierdo mientras reflexionaba.

—Mi recomendación como ilKhan —dijo al cabo— es que cada clan dedique los seis próximos meses a planificar y preparar la reanudación de la campaña contra la Esfera Interior. Todos los desafíos contra los clanes invasores y todos los Juicios de Posesión por planetas del pasillo de la invasión deberán realizarse en el plazo de tres meses a partir de hoy y terminarán noventa días después de esa fecha. Todas las disputas restantes serán resueltas por el Gran Consejo, y los Clanes dispondrán de tres meses para preparar la invasión. —En un tono grave y gélido, lleno de frustración y cólera, Osis añadió—: ¿Es esto aceptable?

Seyla —asintió Vlad.

Los otros Khanes repitieron el antiguo juramento, con lo que adoptaban la propuesta de forma unánime.

—Así será hasta nuestro final —concluyó Osis, inclinando la cabeza.

Vlad tomó asiento y vio que Marthe Pryde le hacía un gesto afirmativo con la cabeza. En efecto. El final de Lincoln Osis ya ha empezado.