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Reserva del Glaciar de Sigfrido
Alrededores de Ciudad Tharkad
Tharkad
Distrito de Donegal, Alianza Lirana
12 de octubre de 3058
Victor puso una sonrisa en su rostro, cordial pero en absoluto alegre, al dar la bienvenida a Thomas Marik al magnífico palacete situado en los límites de la reserva del glaciar Sigfried.
—Estoy muy complacido de que hayáis podido venir a visitarme, Capitán General —dijo.
Thomas estaba plantado en medio del vestíbulo de suelo de roble. Tenía las manos a la espalda y contemplaba el edificio de piedra y madera.
—En realidad, no me habéis dado ninguna opción, ¿verdad? Sin duda, Yvonne recurrió al rústico encanto de este lugar para seducir a Sherryl y convencerla de pasar aquí el fin de semana, pero utilizarla para llegar hasta mí… Bueno, debía esperar algo así de vos, ¿no?
Esto va a ser más difícil de lo que pensaba, se dijo Victor, que asintió y guio a Thomas para bajar la escalera de madera hacia la gran sala del palacete. Toda la pared sur se había construido con cristal, desde el suelo hasta el techo, para ofrecer una vista completa del glaciar y las laderas cubiertas de nieve de las montañas que lo rodeaban. Las cabezas de varios animales de caza mayor colgaban de las paredes y unas planchas de madera basta y gruesa, como un mosaico, resguardaban la parte inferior de la sala del interior del empinado techo del edificio. En la pared oriental ardía un fuego en un enorme hogar, y la escalera que se hallaba en el lado norte conducía a un sendero y a los pasillos del ala norte del edificio.
Victor señaló uno de los sillones acolchados a Thomas y se plantó bajo el feroz morro de un tigre polar de dientes de sable.
—Sé que lo que os hice a vos y a vuestra familia fue inconcebible, y acepto toda la responsabilidad de mis actos. Para vos, y para la mayoría de las personas, fue algo abominable. Estoy de acuerdo ahora, pero quiero explicaros por qué lo hice.
Thomas se detuvo junto al sillón, pero no se sentó.
—Os confundís gravemente conmigo si creéis que aceptaré ciegamente vuestras explicaciones mientras permanecéis agazapado bajo la cabeza de un depredador. No me toméis por alguien a quien se puede manipular preparando una situación propicia para creeros.
Victor levantó la mirada, frunció el entrecejo y se apartó a un lado.
—Creedme, no estoy preparando una situación pensando en vos, sino en mí mismo. Este pequeño refugio fue construido para la amante de Alessandro Steiner. Tal vez os acordéis de él, pero yo no: murió cuando yo era niño. Fue el Arconte que mi abuela, la auténtica Katrina Steiner, derrocó. Mi hermana Katherine me concedió el uso de este palacete para recordarme que, como Alessandro, yo también he sido apartado del poder por una Katrina Steiner.
—Si lo sabíais, ¿por qué aceptasteis utilizar esta casa? —inquirió Thomas.
—Porque Katherine no sabe que, durante mi estancia en el Nagelring, lo utilicé bastante a menudo con mis amigos para estudiar y descansar. Me trae recuerdos agradables. La primera vez que vine, decidí adaptarlo a mi medida para redimirlo de la traición cometida por Alessandro. Al dejarme volver a utilizarlo, Katherine me ha devuelto algo que siempre he considerado mío.
—Veo que tenéis previsto que ella os devuelva la Alianza Lirana algún día. Sois muy arrogante, o muy estúpido.
—Tal vez soy ambas cosas —replicó Victor, encogiéndose de hombros—. O quizá sólo quiero animar a los demás a que lo crean. Tomad asiento, por favor. No espero que lo que voy a explicaros me redima a vuestros ojos, pero tal vez comprendáis mejor quién y qué soy.
—¿Y de qué me servirá?
—Podréis decidir hasta qué extremo podéis confiar en mí.
Thomas asintió con la cabeza y tomó asiento.
Victor se rodeó el cuerpo con los brazos; tenía mucho frío, a pesar del grueso suéter de punto de trenza que llevaba.
—El plan de crear un doble de vuestro hijo lo concibió mi padre por dos razones —dijo—. La primera es algo que puede que sepáis o no: hace treinta años, Maximilian Liao estuvo a punto de conquistar la Federación de Soles al crear un doble de mi padre y ponerlo en su lugar. Mi padre fue secuestrado. Todo el asunto parecía salir de las páginas de la novela El hombre de la máscara de hierro, de Dumas. Es irónico que fuese una «máscara de hierro» lo que salvó a mi padre, ya que sólo él podía activar la secuencia de ignición de su BattleMaster, utilizando un código secreto que ningún impostor podía conocer.
—Entonces, ése fue el origen de la inspiración de vuestro padre al pretender reemplazar a mi hijo por alguien que él controlaba.
—No, en absoluto. La estratagema de Liao le demostró a mi padre lo que podía causar el uso de un doble. Ciertamente le debo la vida, porque un doble de mi madre hizo algunas apariciones en la Mancomunidad de Lira, mientras la verdadera Melissa se hallaba con mi padre en la Federación de Soles. La doble de mi madre incluso salvó la vida de la primera Katrina Steiner, porque desbarató un atentado contra ella. De no haber sido por aquella doble, yo nunca habría sido concebido y la situación política de la Esfera Interior sería ahora muy distinta.
»Lo cual me lleva a lo que quería explicaros sobre el uso de un doble en lugar de vuestro hijo —prosiguió—. Visteis esta acción como una perfidia, pero mi intención era únicamente la de ganar tiempo: un año, o tal vez dos. Necesitaba tiempo para controlar la rebelión en Isla de Skye. Vuestro hijo murió a causa de su enfermedad. Aunque intenté ocultaros esto, eso no cambia la verdad de que era imposible salvarle la vida.
Thomas asintió despacio.
—¿Intentáis decirme que no hicisteis nada malo?
—No, Capitán General, pero tampoco pretendía hacer daño. Recibisteis todo el historial clínico de vuestro hijo. Supongo que vuestros expertos en medicina os han dicho que hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos.
—No pienso que asesinarais a mi hijo, Príncipe.
—Bien —dijo Victor, que titubeó por un momento y suspiró. Allá vamos—. Sé que era una estupidez pensar que alguien podía creer que una persona puesta en sustitución de otra durante una estancia en un hospital, sin ser observada durante su recuperación, podía ocupar su lugar y alcanzar el poder. No era ésa mi intención. Eso nunca podría suceder, no funcionaría, y tenéis que creerme si os digo que soy lo bastante inteligente para darme cuenta de eso.
El Capitán General supo disimular su reacción de forma casi perfecta.
—Nunca os habría creído tan estúpido, príncipe Victor —replicó. Un momentáneo temblor de su voz y un aumento del número de parpadeos fueron los únicos indicios que vio Victor de que su gambito había dado resultado.
—Agradezco vuestra amabilidad, Capitán General —repuso, manteniendo la voz serena, aunque quería dar gritos de alegría.
Lo único bueno que había obtenido del desastre relacionado con el hijo de Thomas, Joshua, era una serie de pruebas genéticas que demostraban, de manera concluyente, que Thomas era el padre de Joshua, pero no tenía ningún parentesco con Isis Marik. Isis era hija ilegítima, nacida de una de las amantes de Thomas Marik en la época en que todos pensaban que había muerto en un atentado. Sin embargo, Thomas asombró a todos al reaparecer dieciocho meses después de su desaparición. Aunque tenía el cuerpo horriblemente deformado por las heridas, había podido volver a asumir sus obligaciones como heredero de la Capitanía General de la Liga de Mundos Libres.
Por lo que sabía Victor, solo él y un puñado de consejeros suyos, el propio doble y algunos miembros de ComStar sabían la verdad sobre el Thomas Marik actual. Victor suponía que este hombre había reemplazado al verdadero por orden de la anterior Primus de ComStar, Myndo Waterly, quien intentó organizar una revolución que habría puesto a toda la Esfera Interior bajo su control. Su plan murió con ella, pero el control que ejercía el nuevo Thomas sobre la Liga de Mundos Libres indicaba que era muy posible que el plan resucitase algún día. El hecho de que la Palabra de Blake —una facción reaccionaria que se había escindido de ComStar y que conservaba el misticismo que constituía el núcleo de la fe de ComStar— hubiese conquistado la Tierra implicaba que Thomas no tenía por qué mantener siempre su pasividad actual.
A Victor se le ocurrió entonces que podía estar equivocado en parte de sus suposiciones sobre este hombre. ¿Y si él mismo no sabe que no es el verdadero Thomas? En realidad, tenía poca importancia: la estratagema de Victor de insinuar lo que sabía sobre él habría sido inútil; pero, si Thomas necesitaba algo así como un recordatorio de que Victor podía ser un enemigo peligroso, entonces la situación era peor de lo que Victor creía. Tendré que hablar con Jerry Cranston para estudiar las consecuencias de que Thomas sea un agente «dormido». Si la Palabra de Blake es capaz de activarlo, podría ser necesario un cambio radical de política y debemos tener prevista esta posibilidad.
Victor volvió a concentrarse en su invitado. Abrió las manos y dijo:
—Espero que entendáis mis razones un poco mejor. Fui adiestrado como guerrero y me he visto obligado a aprender más sobre política de lo que habría deseado, pero comprendo que es necesario si quiero servir bien a mi pueblo. Aunque soy un guerrero, quiero que sepáis que no recurro a la guerra en todas las situaciones. Prefiero vencer mediante la cooperación antes que por el combate.
—Tenéis un punto de vista bastante inteligente.
—También deseo asegurarme de que todos tenemos los mismos datos respecto a la situación actual. —Victor escrutó el rostro de Thomas sin vacilar—. Sé que os visteis hace poco con mi hermana.
—Os referís a Katrina, ¿verdad?
—Sí.
—¡Ah!, sí, en efecto, la vi. —Thomas se apresuró a añadir sonriendo—: También vi a Yvonne para hablar sobre algunas cuestiones constitucionales sobre el restablecimiento de la Liga Estelar. Habéis hecho bien al delegar vuestra representación en ella para esas sesiones. Es muy inteligente y nos pone los puntos sobre las íes con cierto ímpetu.
—Sí, es impresionante —admitió Victor, sonriendo un poco más de lo que quería, pero decidió que no era ningún pecado demostrar a Thomas que se sentía orgulloso de su hermana. Si Thomas la respeta, hay menos posibilidades de que intente alguna jugarreta mientras la fuerza expedicionaria está luchando contra los Clanes—. No obstante —agregó—, deseaba hablaros sobre Katherine. Sé que ambos sois bastante amigos.
—Es una alianza extraoficial de conveniencia, príncipe Victor. Ella no puede permitirse hacerme la guerra, ni yo a ella tampoco.
—Lo entiendo —respondió Victor. Se volvió y miró hacia el glaciar—. De todos modos, hay algunas cosas que deberíais saber sobre ella. Ante todo, que es capaz de asesinar.
—Seguro que no os referís al asesinato de vuestra madre. Tenía la impresión de que quien estaba implicado era el difunto Ryan Steiner.
—Veo que las fuentes de vuestro sistema de espionaje son muy buenas.
—Mucha información vino de Solaris tras la muerte de Ryan. Si mis servicios de inteligencia hubiesen mejorado mucho, me habría enterado antes de lo que le sucedió a mi hijo.
—Cierto. Volviendo a mi hermana, no me refería a la muerte de mi madre, aunque el papel que representó en ella todavía no ha sido aclarado por completo.
—¿De veras?
—De veras. —Victor se volvió hacia Thomas y prosiguió—: Yo me refería a una trampa que me tendió en Coventry. Ella permitió que se filtrase información que reducía a la mitad el número estimado de las tropas de los Clanes en Coventry. Si hubiese llegado allí sólo con las tropas que estaban bajo mi mando, más vuestros Caballeros de la Esfera Interior, los Corsarios de Harloc y las otras tropas que Katherine me había dado, habría estado en una inferioridad numérica terrible y tenía excelentes posibilidades de morir en la batalla.
Thomas guardó silencio mientras sopesaba las palabras de Victor.
—Vos desbaratasteis su plan al desviaros para recoger dos regimientos de Demonios de Kell.
—Sí, y fue un golpe de suerte más que otra cosa. Si no hubiéramos recibido la ayuda de Ragnar y aprovechado su perspicacia sobre la manera de pensar de los Clanes, todas las tropas que estaban en Coventry habrían sufrido graves pérdidas. Para destruirme, Katherine estaba dispuesta a sacrificar las vidas de miles de personas.
—¿Creéis eso, y la dejáis gobernar la Alianza Lirana?
—¿Acaso tengo elección? —replicó Victor, bajando el tono de voz—. Sun-Tzu y vos estabais preparados para atacarme si hacía algún movimiento para consolidar mi reino. De todos modos, ahora no puedo hacer nada, ya que los Clanes tienen que seguir centrando toda nuestra atención. Mientras Katherine pueda suministrarme tropas y municiones, no puedo permitirme derrocarla.
—Pero ella podría ser un peligro mayor que los Clanes para la Esfera Interior.
—Entended bien esto: tal vez sea un peligro para la Esfera Interior, pero es mi hermana —dijo Victor, señalando con el dedo a Thomas—. Su pueblo es mi pueblo. Todo intento exterior de eliminarla recibirá un castigo rápido y terrible.
—No insinuaba una conquista militar, Victor —contestó Thomas, frunciendo el entrecejo—, aunque entiendo que hayáis interpretado así mi comentario. De todos modos, estoy confundido: si no sugerís una operación conjunta contra ella, ¿por qué me contáis lo que sabéis?
Victor inspiró hondo y espiró poco a poco.
—Vois entendéis mejor que la mayoría que ahora es vital mantener la estabilidad, Thomas. Sois una roca de razón en el torbellino de reconstruir la Liga Estelar y lanzar un ataque contra los Clanes. Sois un hombre honorable, dispuesto a creer en las virtudes de las personas mientras no se os demuestre que estabais equivocado. Necesito que sigáis ejerciendo una influencia estabilizadora, pero no quiero que caigáis en las garras de Katherine. Tratadla como creáis conveniente, pero quiero que seáis consciente de que, debajo de esa apariencia, hay una mujer dispuesta a matar para conseguir lo que quiere.
—Entiendo —repuso Thomas—. Y esto lo dice un hombre que me ocultó la muerte de mi propio hijo, que puso a un impostor en su lugar y que probablemente mató a su propia madre y sin duda ordenó el asesinato de Ryan Steiner.
—Thomas, no os negaré que he hecho algunas cosas mal y que tengo las manos manchadas de sangre. No estoy orgulloso de todo lo que he hecho, pero acepto la responsabilidad de mis actos. —Victor cruzó los brazos sobre el pecho y añadió—: El truco consiste en evitar que sea mi sangre la que manche las manos de otra persona. Y es un truco que quiero que aprendáis vos también.
—¿Por qué me dais lecciones, Victor?
—Porque creo que se puede confiar en vos. No puedo afirmar lo mismo de Sun-Tzu. —Victor sonrió con tristeza—. Espero marchar con la fuerza expedicionaria para llevar la guerra a los Clanes. Cuando vuelva a casa, quiero ser capaz de reconocer la Esfera Interior. Si seguís vivo, creo que mis posibilidades de conseguirlo son mucho mayores. Si caéis, bueno, la cuestión será si vale la pena regresar o no.