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Salón de los Khanes, Barrio de los Guerreros

Strana Mechty

Región estelar Kerensky, Espacio de los Clanes

3 de octubre de 3058

Vlad se sorprendió al notar la conmoción que le producía encontrarse en la Cámara del Gran Consejo del Salón de los Khanes. A él y a Marialle Radick, su colega en el cargo de Khan, les habían asignado unos asientos en la parte posterior y en la fila más alta de la sala semicircular. Al lado y delante de ellos, los asientos estaban vacíos, indicando los lugares ocupados en el pasado por clanes que habían sido absorbidos o destruidos.

Mis renovados Lobos son el clan más reciente; por eso nos han puesto en este lugar. Vlad lo habría interpretado como una maligna profecía, pero a las Khanes de los Halcones de Jade, Marthe Pryde y Samantha Clees, también les habían asignado unos asientos en la última fila, al otro lado de las escaleras que conducían, en un extremo, a las puertas dobles de entrada a la cámara y, en el otro, al estrado de los oradores donde Kael Pershaw estaba ocupando su lugar como Señor de la Sabiduría. Junto a las Halcones de Jade estaban sentados los octogenarios Khanes del clan Gatos Nova. Vlad comprendió que los asientos habían sido distribuidos como resultado de las maniobras políticas de los Khanes.

No dejó que su situación le molestara. El estandarte del clan de los Lobos seguía colgado sobre su cabeza, al igual que las otras banderas de los Clanes colgaban sobre los asientos ocupados por sus Khanes respectivos. Los asientos que les habían dado estaban labrados en granito, al igual que todos los demás, cubiertos de cojines de terciopelo rojo y con mesas de mármol negro con vetas blancas. Los cuarenta asientos de los Khanes son todos idénticos, pues todos somos iguales aquí.

El hecho de sentirse igual a los demás Khanes y no superior sorprendió a Vlad. En lo más hondo, sabía que él era algo más que un igual. Creía con pasión en lo que le había dicho a Marthe Pryde: los líderes templados en el combate contra la Esfera Interior eran los únicos capaces de terminar la Cruzada. Sabía que era la verdad, pero, por el momento, aquello parecía una cuestión marginal.

La impresión que le causaba la ceremonia lo transportó más allá de sí mismo. Cada Khan había acudido a la cámara vestido con su uniforme de gala. Los Khanes de los Osos Fantasmales llevaban capas hechas con las pieles del animal cuyo nombre ostentaban, y otros Khanes lucían tótems similares de sus propios clanes. Las pieles grises que llevaba Vlad recordaban los colores de la pelambrera de un lobo. La enorme variedad de texturas, estilos y colores hacían que la asamblea de los Khanes fuese un brillante espectáculo. Como él nunca había presenciado una reunión semejante antes de su elevación al rango de Khan, lo miraba todo con la mirada de un niño y se sentía impresionado en la misma medida.

Cada Khan llevaba también un casco esmaltado con la forma del animal simbólico de cada clan. El casco de Vlad representaba el morro y las orejas erguidas de un lobo. El afilado pico y los grandes ojos del casco de Marthe Pryde la convertían en el avatar del fiero halcón de su clan. La cresta en forma de aleta dorsal del casco de los Tiburones de Diamante hacía que sus Khanes parecieran casi tan altos como Lincoln Osis, de los Jaguares de Humo.

Kael Pershaw, una criatura deforme que parecía estar hecha más de metal que de carne y que tenía más aspecto de máquina que de hombre, golpeó con el mazo sobre el escritorio del Señor de la Sabiduría que presidía la sala.

—Soy Kael Pershaw —dijo— y he sido elegido como Señor de la Sabiduría para esta reunión del Gran Consejo. Convoco este cónclave bajo las disposiciones del Código Marcial, como fue dictado por Nicholas Kerensky. Como estamos en estado de guerra, todos los asuntos se discutirán de acuerdo con sus normas.

Seyla —musitó Vlad en tono reverente. Se sentó y reprimió el impulso de quitarse el casco. El símbolo del Lobo atemorizará más a mis compañeros Khanes que mi rostro. Notó la piel tensa allí donde la cicatriz surcaba el lado izquierdo de su rostro. No hay motivo para recordarles que fui débil en el pasado.

—Hoy deben estudiar una cuestión muy grave —prosiguió Pershaw, dirigiéndose a la asamblea—. El Khan Asa Taney de los Heliones de Hielo ha presentado una propuesta de Ritual de Absorción.

El Khan de los Heliones de Hielo se levantó de su asiento, situado en el centro de la asamblea, dos filas por debajo de Vlad, y dejó el casco sobre la mesa que tenía delante. Su casco blanco estaba diseñado como el morro del maligno depredador del mismo nombre que habitaba la tundra del planeta Héctor. Era una imagen de aspecto feroz, aunque Vlad y los demás Lobos siempre lo habían ridiculizado llamándolo «armiño de escarcha». Tenía que ser un clan con cara de comadreja el que sugiriera la Absorción.

El piloto de los Heliones de Hielo se alisó los cabellos pelirrojos que cubrían su voluminosa cabeza y dijo:

—Recomiendo la Absorción con profundo pesar, pero no cabe duda de que algunos de nuestros clanes han sufrido demasiados daños para seguir siendo viables. Como hemos hecho siempre, cuando un clan absorbe a otro preservamos el potencial genético de nuestro programa de reproducción. Solicito un Ritual de Absorción para evitar unas pérdidas que no podamos recuperar.

Ian Hawker, el Khan de ojos y cabellos claros de los Tiburones de Diamante, que se encontraba frente a Taney, se quitó la máscara y se levantó a su vez.

—Debo apoyar esta solicitud de Absorción —declaró—. Continuar la Cruzada tiene una importancia vital. No podemos permitir que la espada que blandimos contra la Esfera Interior pierda su filo. Ha llegado la hora de la Absorción.

Marthe Pryde se despojó del casco mientras se incorporaba, pero lo mantuvo sujeto bajo el brazo derecho en lugar de dejarlo sobre la mesa.

—Señor de la Sabiduría, en las dos Absorciones anteriores, ¿se solicitó el Ritual antes de designar el clan sometido al procedimiento?

Pershaw introdujo una pregunta en el teclado que tenía en el escritorio y meneó la cabeza en sentido negativo.

—El procedimiento que está siguiendo el Khan Taney es acorde a la tradición —respondió—. No hay nada en el registro que indique, de manera formal, que la elección de los clanes que van a ser absorbidos se realice antes de efectuar la votación. No obstante, los clanes Hacedores de Viudas y Mangostas sufrieron una serie de reveses a lo largo de la década anterior al Ritual.

—¡Ah!, una década de reveses. El fracaso de dos ciclos reproductivos.

Marthe utilizó un tono despreocupado, pero a nadie se le escapó lo que implicaban sus palabras.

Dos ciclos de fracasos significan problemas graves en su programa de reproducción. No es la clase de problemas que hemos tenido los Lobos, pues nuestros reveses se limitan al año pasado.

Vlad se levantó, pero siguió con el casco puesto.

—Tal vez sea posible persuadir al Khan Asa Taney para que defina qué es lo que, a sus ojos, define a un clan como viable —propuso.

El líder los Heliones de Hielo sonrió con expresión indulgente y contestó:

—Me parece que la viabilidad es una cuestión obvia. Un clan debe ser capaz de suministrar, entrenar y desplegar tropas de un número y calidad suficientes para que puedan derrotar a sus enemigos y ganar grandes victorias. Para este propósito fueron creados los Clanes.

—Entiendo —repuso Vlad. Se quitó el casco con cuidado y lo dejó sobre la mesa, apuntando al Helión de Hielo con el morro, representado como si el lobo estuviera gruñendo.

»Entonces, respóndame a esta pregunta —prosiguió—:

En su opinión, ¿debe considerarse viable o no viable un clan que es capaz de organizar una penetración de doscientos años luz en la Esfera Interior, y luego enfrentarse con las mejores tropas que puede presentar el enemigo y diezmarlas?

—No estamos discutiendo las victorias del pasado, Khan Ward —replicó Taney, frunciendo el entrecejo—. Por otra parte, usted mismo ha roto todo vínculo histórico con esos Lobos. Eso es historia antigua. Nosotros estamos interesados en los sucesos actuales y en sus ramificaciones.

—Y yo también, Khan Taney —afirmó Vlad. Miró a su derecha y añadió—: Los sucesos que he descrito son los que realizaron los Halcones de Jade desde la última reunión del Gran Consejo. Los Halcones organizaron, adiestraron y armaron unas tropas que cruzaron el espacio de la Esfera Interior con una facilidad increíble, y destruyeron a una parte de las tropas más experimentadas de las que puede disponer la Esfera Interior.

—Y huyeron de una fuerza militar que era lo bastante grande para presentar batalla con dignidad —gruñó Hawker.

Marthe iba a replicar, pero Vlad levantó una mano para silenciarla.

—¿Y sabe por qué aceptó ella que sus tropas abandonaran Coventry? —preguntó. Dejó que la pregunta quedase en suspenso por unos instantes para que la palabra «cobardía» apareciese en las mentes de los otros Khanes. Luego la respondió—. Aceptó la oferta porque había descubierto que yo estaba agrupando tropas para arrebatarle varios planetas de su pasillo de invasión. ¿Por qué iba a desperdiciar sus tropas contra las fuerzas de la Esfera Interior, que era obvio que no tenían las suficientes agallas para combatir, cuando podía lanzarlas contra mis guerreros? Hizo lo que, en esa misma situación, cualquiera de ustedes habría hecho, y en lo más hondo de sus corazones, lo saben.

Lincoln Osis se levantó y apoyó su gigantesca mano del color del ébano sobre el casco que reposaba encima de su mesa.

—El Khan Ward tiene razón —declaró—. Es obvio que los Halcones de Jade son viables, e incluso son valerosos. Los Lobos que huyeron a la Esfera Interior les tienen tanto miedo que se han aliado con unos mercenarios para que los protejan. Está claro que nadie que sugiera una Absorción puede designar como objetivo a los Halcones de Jade.

—En efecto —contestó Ian Hawker con expresión agresiva—, parece que sólo hay un clan con probabilidades de ser candidato a una Absorción.

—¿Están insinuando que los Lobos están maduros para esa decisión? —inquirió Marthe Pryde, mirando a los demás Khanes.

Taney asintió con la cabeza y dijo:

—Sus predecesores al frente de los Halcones de Jade pensaron lo mismo, aunque su intentona fue errónea y torpe.

—Por eso mis predecesores están muertos.

—Desde luego. Pero sigue siendo evidente que los Lobos han sufrido reveses muy importantes. No sólo los perjudicó la guerra con los Halcones de Jade, sino que la facción de los Guardianes se escindió, lo cual debilitó aun más el clan. Tenemos ante nosotros una historia de progresivo debilitamiento.

—¿De verdad? —inquirió Marthe, arqueando una ceja.

—Es obvio, ¿quiaf? —repuso Taney, un tanto sorprendido.

Neg, Kahn Taney —respondió Marthe, enseñando los dientes en una falsa sonrisa—. ¿No acaba de decir al Khan Ward que sus Lobos están separados de la historia de victorias de los otros Lobos? ¿Cómo puede haber sufrido reveses este clan, si no existía cuando éstos se produjeron? ¿Quiere que los hijos paguen por los pecados de sus padres?

—Eso no importa, Marthe —replicó Hawker, desdeñando sus protestas—. Los Lobos son sólo unos débiles cachorros.

—¿Débiles? —Marthe se volvió hacia Lincoln Osis—. ¿Qué clan es más débil, el que gana un combate o el que lo pierde? Hace siete meses, los Lobos saquearon Kiamba. Se llevaron material reproductivo de tus reservas, ¿no es cierto, Lincoln? Si vencerte no es una prueba de su fuerza, la simiente de la sangre de los Osis en sus sibkos debería fortalecerlos, ¿quiaf?

Osis gruñó, y Vlad quería aplaudir. Me has devuelto con gran elocuencia el favor que te he hecho, Marthe.

El Jaguar de Humo asintió despacio.

—Es cierto que los Lobos organizaron una prolongada incursión a través de la zona de ocupación de los Osos Fantasmales y atacaron nuestro planeta Kiamba —reconoció—. Derrotaron las tropas que teníamos estacionadas allí de forma contundente. El Khan Ward se apoderó de sirvientes y material reproductivo, pero esto no quiere decir que los Lobos no puedan ser objetivo de una Absorción.

—Estoy de acuerdo con el análisis del Khan de los Jaguares de Humo —intervino Vlad—, e incluso con el del Khan Taney, aunque creo que ninguno de ellos ha ido lo bastante lejos. Asa Taney ha dicho que para que un clan sea viable debe ser capaz de producir suficientes tropas bien adiestradas y armadas para poder organizar operaciones y conseguir victorias. Sugiero que hay otro nivel para esa prueba de viabilidad —bajó su tono de voz a un áspero gruñido—. Es el siguiente: para que un clan sea viable, debe tener también la voluntad y el ánimo de buscar un enemigo y atacarlo.

Vlad señaló al Khan de los Heliones de Hielo y agregó:

—Durante los ocho últimos años, los Halcones de Jade, los Lobos y otros clanes han estado combatiendo contra la Esfera Interior. ¿En cuántas batallas han luchado sus hombres durante este tiempo, Asa Taney? ¿Han realizado alguna incursión en nuestros planetas natales? Asegura que son fuertes, pero no hace nada para demostrarlo.

—Estoy más que dispuesto a proporcionar al Khan Ward una descripción de la fuerza de los Heliones de Hielo para que pueda comprobar por sí mismo lo fuertes que somos —repuso Taney, hinchando el pecho.

—La fuerza de su archivo de datos vale exactamente la energía necesaria para destruir el disco —dijo Vlad, mirándolo con descaro—. Si los Heliones tuvieran valor, buscarían un combate en el que pudiesen probar sus fuerzas.

—Y yo combatiré contra su clan si es el objetivo de la Absorción, Vlad Ward.

—¡Ja! En el caso de que los Lobos fueran los designados para la Absorción, los Heliones de Hielo no ganarían jamás el envite para enfrentarse a nosotros. Los superarían los Osos Fantasmales, los Jaguares de Humo o incluso los Halcones de Jade. El hecho es que ustedes y los demás clanes que no han participado en la invasión de la Esfera Interior han quedado tan rezagados respecto al resto que nunca podrían absorber un clan invasor. Lo que hemos aprendido luchando contra la Esfera Interior nos ha hecho esencialmente más fuertes de lo que serán ustedes en toda su existencia. Si tiene que haber una Absorción, no será un clan invasor el que sea asimilado.

Vlad se irguió y señaló primero a la Khan de los Halcones y después al de los Jaguares, diciendo:

—Pregúntele a Marthe Pryde. Pregúntele a Lincoln Osis. Saben que los sueños secretos que usted alberga de absorber un clan invasor y ocupar así su lugar son pura locura. Los únicos líderes capaces de terminar la Cruzada contra la Esfera Interior son aquellos que han sido puestos a prueba en el crisol del combate. Sobrevivir a Tukayyid es una prueba que debe pasar cualquier auténtico líder. Hemos conocido victorias y derrotas. Sólo a través de estas experiencias hemos aprendido lo que se debe hacer para derrotar la Esfera Interior.

Lincoln Osis cruzó sus voluminosos brazos negros sobre su pecho.

—Aunque me molesta la audacia y arrogancia de este Lobo —manifestó—, posee la sabiduría ganada en la batalla, para la cual no hay sustituto. Si tiene que haber una Absorción, no pienso envidar contra él por el derecho de absorber a ninguno de los demás clanes.

—Traicionas tu propia arrogancia, Lincoln, al suponer que tú competirías con Vlad por el derecho de absorber otro clan —intervino Marthe, riendo.

Vlad sonrió e hizo un fugaz asentimiento de cabeza a Marthe. Lincoln Osis se ha sumado con rapidez a la idea de que sólo el Khan de un clan invasor puede conducirnos a la victoria en la Esfera Interior. Sabe que ni los Lobos, ni los Halcones de Jade, ni los Osos Fantasmales presentarán candidatos contra él, y es probable que los Gatos Nova también se abstengan de designar a uno de los suyos. Eso deja en la oposición sólo a las Víboras de Acero y a los Tiburones de Diamante, pero ninguno de ellos estaba entre los cuatro clanes invasores originales, y sus derrotas en Tukayyid fueron muy vergonzosas. Al respaldarme, Lincoln se sitúa en una excelente posición para ser elegido ilKhan.

—Tal vez, Señor de la Sabiduría —dijo Vlad sonriendo a Kael Pershaw—, ha llegado el momento de realizar una votación sobre la Absorción.

Taney levantó la mano.

—A la vista de los sensatos argumentos que se han presentado contra la Absorción, retiro mi propuesta —declaró.

—¿No tienes coraje? —lo imprecó Ian Hawker.

Marthe se echó a reír.

—Creo que el Khan Taney no valora la ironía, pues habría sido irónico que su propuesta diera como resultado la Absorción de su propio clan —comentó.

El Khan Taney enrojeció vivamente.

—Invito a cualquiera de ustedes a entrar en un Círculo de Iguales si dudan de mi coraje —replicó.

Vlad entrecruzó los dedos y chasqueó los nudillos de forma ruidosa.

—Si no hubiera matado hace poco a un ilKhan, aceptaría esa invitación —contestó.

—Ya basta, Khan Ward —intervino Lincoln Osis, levantando una mano—. Hay algunos asuntos importantes que debemos resolver y matar Khanes no contribuirá a acelerar la toma de decisiones.

—Tiene razón, por supuesto, Khan Osis. Pido disculpas —dijo Vlad, inclinando la cabeza.

La expresión de consternación que apareció en el rostro de Lincoln Osis casi hizo sonreír a Vlad. La última vez que hablamos, una orden suya de este estilo habría provocado una respuesta tajante por mi parte, pero ahora he cedido. No puede creer en su buena suerte de que tenga esta deferencia con él. Está muy bien. Un enemigo confuso es un enemigo derrotado.

Vlad notó que Marthe Pryde lo estaba observando. Ella también parece sorprendida. Detesta la política, pero creo que también está fascinada por ella. Una curiosa combinación. Vale la pena observarla en un enemigo… y en un aliado.

Kael Pershaw golpeó la mesa con el mazo.

—La cuestión de la Absorción ha sido retirada. El siguiente asunto más urgente es la elección de un ilKhan, pero antes es preciso resolver algunas cuestiones de procedimiento. Algunos de ustedes no han estado en combate o no se han puesto a prueba como guerreros en fechas recientes, por lo que no pueden ser reconocidos como guerreros para poder participar en una votación de elección de ilKhan. Una vez solucionado este problema, podremos continuar.

Vlad cruzó los brazos sobre el pecho y contempló a los otros Khanes. De modo que muchos de vosotros sólo sois guerreros en vuestros sueños. No me sorprende. Lo que me extraña es que no estéis más vigilantes tras la muerte de Elias Crichell por esa misma falta de categoría. ¿Los clanes que dejamos atrás han caído tan bajo, o soy yo quien se ha elevado tanto?

Tras reflexionar unos instantes, respondió a su propia pregunta y volvió a colocarse el casco para ocultar su sonrisa.