Agradecimientos
Sé que no será la primera vez que leas esto, pero es la más pura de las verdades: hay tantas personas detrás de estas obras como las hay en mi vida.
Dos novelas deberían de tener agradecimientos distintos, pero no puedo hacer eso: tanto «Cuando me leas» como «El número Infinito», aunque tan diferentes entre sí, nacieron a la par, dieron la misma guerra, y tuvieron los mismos culpables.
Mi marido, por su paciencia. Mis hijos, por su paciencia al cuadrado. Mi querida y adorada Irene (esa hermana que nació de otra madre) por sus horas y horas de insistencia y broncas, sus «tienes que terminarla, ¡hazlo!»). Mi amiga del alma Lourdes, porque sin ella estas novelas no tendrían estas portadas (sino que serían otras diez que quedaron en un cajón). Mi hermano, porque él con sus «eh, ajam, demais» me ha dado las mejoras conversaciones de mi vida aunque no dijéramos nada. Mis padres, ellos siempre. Mis compañer@s de letras, mis chic@s que me siguen desde hacen años (ah, aquellos tiempos de historias perdidas en un blog...). Mi perro, porque, sí, él ha permanecido sentado durante mis madrugadas de escribir, mirándome y dándome mimos cuando, cansada de intentarlo, me dejaba caer a su vera a fumarme un cigarro (la de cosas que el pobre ha tenido que oír). Pero sobre todo, tú. Sí, tú que te has hecho con esta novela, las gracias son para ti, por leerme, por confiar en mí lo suficiente como para permitirme entrar en tu vida durante unas cuantas horas.
¡Gracias! Qué palabra tan bonita.
Qué de palabras se esconden detrás de ella.
© Karol Scandiu
© El número Infinito