Día 115
LLEVO UN RATO escuchando voces. He reconocido algunas: mi doctor fan de los diminutivos, Rose, Yang... su voz parece romper mi cápsula de oscuridad. Al menos sé que sigo aquí en algún lugar dentro de mí misma.
He intentado hablar en un par de ocasiones, he intentando mover las manos, he rezado para poder mover mis piernas. Sigo inerte entre el exterior y el ataúd que es mi carne.
Siento una mano sobre la mía. Me besa los nudillos. Los labios que lo hacen son suaves, húmedos.
Creo que dormiré un poco más. Solo un poco...