Si eliges un tambor tradicional
Si quieres comprar un tambor tradicional, para tocar a mano o con baqueta, encontrarás múltiples opciones. Por suerte, muchos de los tambores de mano disponibles no cuestan mucho. Puedes comprar un tambor de marco de gama alta por unos 75 € y uno básico para principiantes por unos 15 €. En el otro extremo, un par de congas profesionales pueden costar más de 750 €. Por lo tanto, antes de desembolsar tu dinero ganado con esfuerzo, tienes que tener una idea del tipo de tambor que quieres.
Lo mejor que puedes hacer es leer los capítulos 15 y 16 y pensar cuál es el tambor que te interesa. Con toda probabilidad, descubrirás un par de clases de tambor que quieras tocar. A continuación, es muy posible que tengas que plantearte en qué tipo de circunstancias te ves tocando.
Las
siguientes preguntas te ayudarán a empezar:
¿Planeas tocar
en una banda o en solitario? Algunos
tambores, como la conga o el djembé, se prestan mucho mejor a
contextos de grupo que un derbake o un tambor de marco. Por
supuesto, incluso esta idea está cambiando: hoy en día se pueden
encontrar derbakes en bandas de rock y tambores de marco en bandas
de jazz.
¿Te interesan
los círculos de percusión (lee el
capítulo 21) o los conjuntos estructurados? En la mayoría de estos
círculos, casi todo vale, pero un conjunto estructurado puede tener
restricciones en cuanto al tipo de tambores permitido.
¿Te ves a ti
mismo tocando música rock, latina, africana o jazz?
¿Tienes la intención de utilizar un tambor más
tradicional para estos contextos? O ¿quieres probar algo más
experimental? Si eliges la ruta más experimental, el timbre (la
calidad tonal del tambor) puede ser importante en la elección.
Procura elegir un tambor que suene bien con los demás
instrumentos.
¿Cuánto dinero
quieres gastarte? Puesto que muchos
tambores tradicionales se pueden adquirir por unos doscientos euros
o menos, es muy probable que puedas permitirte más de
uno.
¿Tan solo
quieres hacer algo de ruido (con musicalidad, por supuesto)?
En este caso, elige tan sólo el tambor más
sonoro.
Si, después de toda esta evaluación, aún te descubres saliendo de la tienda con algunos tambores porque te gusta el sonido, pero que no estaban en tu lista, no te preocupes. Siempre puedes encontrar un sitio donde tocarlos (y con este libro, además, puedes aprender cómo hacerlo).
Tanto si te interesa un djembé, una conga o cualquier otro tambor de mano, es posible que te topes con algunos métodos de construcción/ composiciones diferentes. Cada uno de ellos afecta al precio y al sonido del instrumento. Las siguientes secciones te darán algo de información sobre cada método.
Parches naturales o sintéticos
Los parches son una cuestión peliaguda para mucha gente. Los partidarios de la piel natural afirman que los parches naturales tienen un tacto más, ¡ejem!, natural y producen un sonido más cálido, mientras que los defensores del parche sintético ensalzan las ventajas del sonido consistente y la durabilidad. En realidad, ambos tienen razón, pero tienes que tener en cuenta los pros y los contras de cada uno:
Piel
natural: los parches de piel natural
poseen un sonido más cálido y son agradables al tacto. Por otro
lado, les afecta en gran medida la temperatura y la humedad; su
afinación varía incluso ante el cambio más ligero en cualquiera de
estas condiciones. Los cambios muy extremos de temperatura pueden
hacer que el parche de piel natural se cuartee y haya que
reemplazarlo.
Sintético: los parches
sintéticos soportan mejor las fluctuaciones de temperatura y
humedad sin que afecten al sonido del instrumento. Sin embargo,
para algunas personas resulta menos cómodo tocarlos debido a que su
tacto no es como la piel natural. También tienden a sonar más plano
(menos expresivo) que el parche natural. Por supuesto, los parches
sintéticos mejoran día a día, por lo que esta idea está
cambiando.
Puesto que la diferencia de precio entre los tambores con
parche natural o sintético no es considerable, deberías basar tu
elección del parche en función de cómo y dónde quieras tocar. Si,
por ejemplo, piensas llevarte el tambor a todos lados, sometiéndolo
a constantes cambios de temperatura y humedad, es mejor que escojas
un tambor con parche sintético. Esta situación causaría demasiada
tensión sobre una piel natural, y tendrías que estar siempre
afinando. Por otro lado, si vas a tocar casi siempre en el mismo
lugar o vas a transportar el tambor en un estuche que lo proteja de
los cambios, es posible que puedas arreglártelas con un parche
natural.
Lo
mejor que puedes hacer cuando elijas un tambor tradicional es
tocarlos todos y elegir el que más te guste, teniendo en cuenta el
modo en el que prevés utilizarlo y las condiciones a las que es
probable que vayas a someterlo.
En mi opinión, algunos tambores suenan mejor con un tipo de parche que con otro. Por ejemplo, aún no he escuchado una conga con parche sintético que suene tan bien como una con parche natural, sin embargo, prefiero el sonido de un tar (o cualquier otro tambor de marco de afinación aguda para el mismo propósito) con un parche sintético antes que con uno natural.
Tipos de casco
Los cascos de los tambores tradicionales pueden fabricarse con un tronco tallado, duelas (tablas estrechas de madera) pegadas, metal moldeado, golpeado o fundido, cerámica cocida al horno o fibra de madera impregnada con resina. Cada uno de estos métodos de construcción afecta al precio, al timbre y a la durabilidad del tambor.
Cascos tallados
Los tambores tradicionales africanos y la mayoría de los djembés de aspecto primitivo se tallan en un tronco. El atractivo visual de los tambores los hace distintos. No sólo se talla el casco del tronco, sino que, muchas veces, el artesano que talla el tambor también talla algún diseño en el exterior. La mayoría de los tambores tallados disponibles vienen de África o Japón, por lo que suelen ser djembés, ashikos, djun djuns o cualquiera de los tambores taiko. (En los capítulos 15 y 16, encontrarás más información sobre ellos.)
La desventaja de los tambores tallados es que tienen
tendencia a agrietarse. Estas grietas pueden ser pequeñas o, en
algunos casos, pueden partir en dos el tambor. A veces, las grietas
pueden engomarse, aunque este método no funciona siempre. Si
terminas comprando un tambor tallado, te recomiendo que compres
algún tipo de estuche para minimizar el estrés producido por los
cambios de temperatura y humedad que puedan debilitar la
estructura.
Los
tambores tallados pueden ser más caros, hasta varios cientos de
euros, que sus equivalentes pegados. El incremento del precio está
relacionado en gran medida con la complejidad de los diseños y la
escasa disponibilidad de troncos lo suficientemente grandes como
para realizar un tambor con un buen tamaño.
Cascos pegados
Engomar tablas estrechas de madera en un casco redondo es el método de construcción elegido por la mayoría de los modernos fabricantes de tambores. Los tambores así fabricados suelen ser fuertes y sonar muy bien. Los fabricantes utilizan madera cultivada de forma sostenible (en vez de esquilmar una selva), y puedes adquirirlos teñidos, barnizados o recubiertos con diversos estilos.
Los primeros tambores pegados fueron las congas y los bongos. Hoy en día, también se pueden encontrar todos los tambores de estilo africano construidos de esta forma. Puedes hallar tambores pegados que se parecen mucho a los tambores tallados (es decir, primitivos) si buscas este aspecto. También puedes encontrarlos con herrajes de alta gama si te gustan tales accesorios.
Cascos de fibra de vidrio
La fibra de vidrio es un método de construcción de tambores bastante habitual que no desmerece a las variantes pegadas. Los tambores de fibra de vidrio más frecuentes son las congas y los bongós, pero también puedes encontrar algunos djembés, derbakes y otros tambores del mundo fabricados de esta forma.
Los
tambores de fibra de vidrio poseen un sonido más fuerte y brillante
que sus equivalentes en madera. Cuestan casi lo mismo, así que
elige el que más te guste. Si tocas en una banda de rock, es
posible que el tambor de fibra de vidrio resalte más, pero si tocas
en un grupo de jazz, el tambor de madera se fusiona mucho
mejor.
Cascos de metal
Es posible que los únicos tambores de metal que encuentres (salvo los tambores de la batería) sean los derbakes y los timbales. Estos instrumentos pueden fabricarse con latón, acero inoxidable o aluminio. La mayoría se construyen a partir de material laminado que se moldea y se golpea, aunque algunos fabricantes de derbakes emplean metal fundido (por lo general aluminio). Los derbakes se fabrican en Oriente Medio y no es fácil encontrarlos fuera de esta región. Los tambores con casco metálico poseen un sonido más brillante que los de madera. En general, no tendrás que elegir entre tambores de madera o metal, si no que tu elección será más difícil: entre latón o acero inoxidable, por ejemplo. (Sugerencia: el latón posee un sonido un poco más cálido que el acero inoxidable.)
Cascos cerámicos
Además del tambor udu (la vasija de arcilla del capítulo 15), existen otros tambores fabricados con cerámica. El más común es el derbake. La cerámica es el material de construcción tradicional, y en opinión de muchos, la mejor forma de fabricar un derbake.
La única desventaja de los tambores cerámicos es su extrema
fragilidad. Un solo mal golpe puede romperlos. Pueden sonar genial
(no estoy seguro de que su sonido sea mejor que el de un tambor de
metal perfectamente afinado, pero ésa es mi opinión), aunque tienes
que tener mucho cuidado con ellos. En cuanto al precio, cuestan
casi lo mismo que un tambor de metal de calidad similar.
Cascos de fibra de madera y resina
Un importante fabricante de tambores utiliza la fibra de madera y la resina para su fabricación. Este método tiene algunas ventajas tales como la sostenibilidad (se utiliza pasta de madera reciclada) y la extrema durabilidad. La desventaja es que no puedes conseguir un tambor de fibra de madera y resina sin un parche sintético. El precio de este tipo de tambor es comparable a tambores similares de la misma calidad, y se comercializan en varias formas, tamaños y acabados.
Estilos de herrajes
Además de los distintos métodos de construcción del casco, los tambores tradicionales también pueden tener distintos estilos de herrajes. Puedes encontrar cuerdas tensoras, tachuelas y clavos, clavijas de madera, tensores metálicos y cables. Todas pueden ser eficaces y, con la posible excepción de las tachuelas y los clavos, todas se pueden afinar (encontrarás más información sobre afinación en el capítulo 20).
Sin
duda, los tambores provistos de clavijas son los más sencillos de
afinar, además de hacerlo con tonos más precisos. No obstante, la
elección suele girar más en torno al aspecto estético de un tambor
concreto que a la facilidad para afinarlo.
Las clavijas son el único método de afinación en el que
puedes estar en desventaja al afinar el tambor. Si, al final, te
decides por un tambor que se afine con clavijas, comprueba que
estas funcionan bien antes de comprarlo. Deben aguantar su agarre y
ser capaces de mantener la afinación mientras se toca. Si lo tocas
y la afinación cae en picado, significa que las clavijas no
funcionan bien y con toda probabilidad deberías pasar de ese
tambor.