27
Baxter
Baxter fue el último en acostarse. Esperó tumbado en su cama escuchando con impaciencia las respiraciones trabajosas y las toses ocasionales de sus compañeros. Alguien se movió en una cama cercana a la suya y supuso que sería Ferreira «Así te mueras de esta, cabrón», le deseó.
Al cabo de un rato, cuando comenzaron a oírse algunos ronquidos, decidió que había llegado el momento. Imaginó que Cobián estaría en un sueño profundo, vencido por la fiebre como los demás. Consultó su reloj. Todavía faltaban un par de horas para el amanecer local, así que tendría oscuridad de sobras para ir y volver.
Se levantó de la litera con cuidado de no hacer ruido y salió al pasillo. Se sintió más mareado que unas horas antes. La medicación que había estado tomando desde que abordaron el faro y sonó la alarma había retrasado los síntomas de la infección pero no le había salvado de ella ni de sus consecuencias.
Cobián estaba completamente dormido, barrando la entrada con los pies sobre una silla colocada en la puerta del dormitorio de los nam. Sostenía en las manos su linterna, encendida, pero con la batería casi agotada. Con mucho sigilo, Baxter se asomó para asegurarse de que los extraños continuaban allí.
Oyó unos pasos a su espalda y se agachó en las sombras junto a Cobián. Un instante después, Beatriz cruzaba el pasillo y desaparecía en los aseos.
Esperó hasta que volvió a su litera y entonces cruzó el pasillo, salió al comedor y se metió en el tubo de cero g. Antes de impulsarse hacia arriba estuvo tentado de coger un arma para acabar con los nam y la infección, pero no logró reunir el valor suficiente para hacerlo él solo. Además, pensaba, si algo salía mal, quienes podían ayudarle estaban postrados en la cama.
Eva se levantó para ir al baño y vio que la litera de Baxter estaba vacía. Pensó que el médico estaba como todos: demasiado débil para hacer otra cosa que ir al aseo y volver. A su vuelta, en la penumbra del pasillo, vio a Suirilidam alejarse en dirección al comedor y se preguntó a dónde iría con tantas prisas con algo blanco en la mano.