Capítulo 38
Becca no se esperaba que ellos no sólo no decidieran ir a los jardines, sino que quisieran salir fuera del castillo, paseando por sus calles cogidos los tres de la mano, ella procurando no apoyar demasiado el pie para evitar que le doliera, encaminándose hacia un lugar al que nunca la habían llevado antes. Ni siquiera Gala, que los acompañaba mientras estaban caminando por el mercado y zonas cercanas, parecía seguirlos en ese momento, como si el destino fuera exclusivo de ellos.
Mientras habían estado rodeados de personas, se fijó en que los hombres y mujeres la miraban con curiosidad, pero no todos con censura. Era como si flotara algo en el aire que los hiciera querer acercarse pero reprimirse a la vez. Sólo observar y ver qué pasaba. Hasta Kreyson y Norim se habían dado cuenta y estaban más sonrientes, también más afectivos pues no dejaban de acercarse o tocarla. Sólo cuando, en una de las calles, varios hombres llamaron su atención, se pusieron tensos y arroparon a Becca con sus cuerpos, como si temieran que le fueran a hacer algo. ¿Quizás eran algunos de los que se oponían abiertamente a ella? ¿De los que intentaron sepultarla en ese pozo? No tenía muchos recuerdos de eso, sólo de una persona y sus labios seguían sellados para decírselo a ellos, a pesar de que ya intuía que lo sabían.
Por suerte, no había pasado nada, y la travesía seguía siendo tranquila, más en esa ocasión que la hacían los tres solos. Becca contemplaba, con la curiosidad e inocencia de alguien que ve por primera vez los árboles de intrincados troncos y hojas en un colorido inusual para una persona de la Tierra. El suelo que pisaban, de un color ocre, parecía brillar con luz propia, una azulada que contrastaba con el tono principal. Había sonreído en su interior al comparar esas luces con pequeñas estrellas caídas del cielo.
Varias veces había preguntado a dónde iban y todas ellas eran respondidas por una sonrisa y una aceleración de sus pasos. Por supuesto que se habían preocupado por ella, pero se encontraba bien, no iba a dejar que eso la retuviera en ese momento, menos ahora que salía del castillo. Podía ver el planeta y conservar esos recuerdos cuando.... Se reprendió a sí misma al ver cómo los dos se paraban de golpe y la miraban preocupados, quizás intuyendo sus pensamientos y la tristeza que los envolvía. Trató de sonreírles y hacerles ver que no pasaba nada; no iba a mortificarlos más tiempo del necesario, ya era bastante para ella lo que sentía, como si se desgarrara desde el mismo interior.
––¿Lo has notado? ––preguntó Kreyson a Norim usando su conexión.
––Para no hacerlo. Ha sido como si me fulminara un rayo ––contestó él estremeciéndose por dentro––. ¿Qué vamos a hacer, Kreyson? ¿Cómo la convencemos?
––Tendremos que hablar con ella. Para eso la llevamos allí; para tener más intimidad y que se olvide de castillos, de títulos y de los demás.
––Espero que dé resultado porque te juro que si Becca entra en la nave, el que irá detrás seré yo. Y si no nos dejan la seguiré en otra. Nadie va a conseguir que me aleje de ella, ni siquiera la propia Becca ––lanzó Norim demasiado alterado al ser consciente de lo que había sentido.
––Norim... ––susurró su hermano. También a él le dolía la decisión que estaba tomando Becca... Su Becca. No sabía qué hacer o decir para demostrarle que elegirla a ella no significaba que perdieran algo, ganaban mucho más. Pero...
––Sí... ––convino Norim conociendo lo que su hermano pensaba––. Quizá debimos quedarnos más tiempo en su planeta y convencerla allí. Hubiera sido más fácil si el vínculo estaba hecho, no se podría separar de nosotros.
Los árboles comenzaban a escasear y el camino se abría a un sol más radiante cuando escucharon la exclamación de Becca sacándolos de la conversación interna. Ambos miraron el rostro y sonrieron al verla florecer, como la estrella más brillante, iluminando su cara con una felicidad y brillo que les gustaba que tuviera siempre. Sus ojos relucían con intensidad como si parte de esas estrellas del suelo hubieran llegado a esa zona, y su boca se iba abriendo cada vez más conforme el paisaje quedaba a la vista dejando paso a un terreno plagado de lagos de distinto tamaño cubiertos con lo que ellos conocían como agua, pero «su agua», no ese elemento transparente que tenían en la Tierra, sino un líquido formado por todos los colores que podían pensarse. Era como un torbellino de viveza en la laguna, todos con un tono predominante que, al agitarse, se transformaba en un conjunto de los habidos y por haber.
Era una de las imágenes que más iba a gustarle a Becca y la habían pospuesto por el frío que hacía pero, ahora que jugaban quizá sus últimas bazas, querían un lugar especial donde nadie les molestara, donde no hubiera padres, ni pueblo, ni amigos, ni planetas. Sólo ellos tres, los que debían decidir su destino. Lo habían pensando rumbo a la habitación de Becca ese día después de conversar con Alice. No podían obligarla al vínculo, pero... ¿al menos evitar que los rechazara? Querían dejarle claro todo, y sólo entonces, ellos le pedirían que se uniera, que los dejara ser felices. A los tres.
Becca se soltó de las manos de Kreyson y Norim y se acercó a uno de los lagos que tenía más cerca. La brisa hacía ondular el agua y el tono multicolor era lo que más se podía intuir en ese momento. Metió los dedos y los sacó pensando que quizá salieran coloreados, pero no fue así, y, con ambas manos fue haciendo un cuenco, sosteniéndola entre ellas. Ya había visto la peculiaridad del líquido de Rochel, no era la primera vez, pero siempre que lo hacía, se quedaba maravillada. Y en ese lugar precisamente... Era algo mágico poder contemplarlo como si fueran las pinturas derramadas de un pintor y las ondas coloreadas cambiando por sí solas de tonalidad conforme bailaban con el viento.
Kreyson se arrodilló a su lado y le rozó las manos.
––¿Te gusta? ¿No está demasiado fría?
––Está perfecta ––contestó ella dejando que se deslizara por sus dedos––. ¿No decíais que haría frío?
––Y lo hace ––intervino Norim––. Pero le pedimos a algunos soldados que tienen el poder de controlar el tiempo que cubrieran la zona y la caldearan. El viento que notas es el que ha quedado aprisionado pero en realidad es refrescante, llega a hacer bastante calor si te quedas al sol un rato.
––¿Por qué habéis hecho eso? Podíamos haber venido, verlo y marcharnos ––dijo ella levantándose.
––Es que no queremos que te vayas ––respondió Kreyson siguiendo arrodillado ante ella.
Y esas palabras parecían no referirse sólo a irse de ese lugar.
––Ya los he visto, es una visión muy hermosa pero no teníais que tomaros tantas molestias... ––aclaró, titubeante, ella.
La mención de irse la había puesto nerviosa, como si ellos supieran algo que ella no quería.
––No es una molestia, Becca. Queríamos pasar tiempo contigo ––le aseguró Norim rodeándola con sus brazos en la cintura en un intento por evitar que se alejara––. No nos rechaces... ––le suplicó al oído.
Becca lo miró asustada y vio temor en los ojos naranjas de él. Se acobardó al notar la mano de Kreyson en su hombro y ver que él también tenía en su color rosáceo nubes de frustración y miedo. El labio inferior de ella comenzó a temblar y los apretó para evitarlo.
––Kreyson, Norim, yo... ––¿Qué podía decirles? Había tratado de ocultarles todo lo mejor que sabía y parecía que, hasta en eso, fallaba. Les estaba haciendo daño sin querer y no podía evitarlo.
––Shhh... ––tranquilizó Kreyson cogiéndola y abrazándola, dejándola que se impregnara de su olor corporal que tanto la calmaba por las noches. Las lágrimas eran aún reacias a salir––. No has hecho nada malo, Becca. Tú no has fallado, princesa. ––Le mesaba el cabello mientras la acunaba como a una criatura desvalida y muerta de miedo. Temblaba de los pies a la cabeza.
––Becca, ¿de verdad podrías dejarnos? ––preguntó inquieto Norim––. ¿Por eso mantenías una parte de ti oculta a nosotros? ¿No nos amas?
Esas palabras, nada más fueron pronunciadas por él, supieron que habían sido lo más doloroso que ella había escuchado de sus bocas, y se lamentaron profundamente de herirla. Kreyson notó la tensión y la derrota en su cuerpo hasta que por fin las lágrimas salieron y, acompañándolas, los gritos de frustración, de impotencia, de dolor y sufrimiento que habían esperado.
Desde ese día que se levantara de la cama y acudido a ellos como una mujer indefensa, se había mantenido distante, con sus pensamientos encerrados en sí misma, pero ahora... eran capaces de notar todo el dolor que ella había guardado para sí y se sintieron mediocres por no haberse dado cuenta. Aun sin el vínculo, debían haber visto lo que ella guardaba, debían haber... Kreyson cogió el mentón de Becca y lo alzó para alcanzar sus labios. Quería resarcirla por todo, chuparle toda esa pena y sacarla para que no siguiera haciéndole daño. La besó con fuego, como si su vida dependiera de ello mientras ella se dejaba conducir en una espiral de pasión. Los gemidos que emitía hacía que los penes de ambos saltaran dentro de sus pantalones y sus cuerpos ansiaran poder rozar, piel con piel, el de ella. Estaban desesperados y, en esa desesperación, los tres se hacían daño por proteger al otro.
La abrazó con más fuerza queriendo fundirse y alejar lo malo, volver a esos días donde no importaba lo que fueran, donde, en la Tierra, ellos lo pasaban bien. ¿Podrían regresar a ello? Su pesar todavía los azotaba con fuerza y sabía que Norim estaba inquieto a su lado esperando su turno. Se separó mordiéndole el labio inferior y tirando de él como si no quisiera apartarse hasta que éste escapó y la contempló.
––Te lo dijimos una vez, Becca. No nos importa renunciar a nuestro planeta por ti. Ya no es por lo que nos une, te amamos.
Ella negó con la cabeza cerrando con fuerza los ojos para evitar que las lágrimas brotaran de nuevo. Kreyson notó la furia de Norim pero no pudo detenerlo antes de que le arrebatara a Becca y la zarandeara.
––¡Dínoslo! ––exclamó furioso––. ¡Di que no nos amas y te dejaremos en paz! ¡Maldita sea, Becca, dinos a la cara que no nos amas!
Ella lo contempló entre asustada y herida por las frases dichas. Sólo tenía que decirles tres palabras para terminar con todo. Y tres días después estaría camino de la Tierra donde podría guardar en su interior el amor que le habían dado hasta su muerte para que pudieran encontrar un nuevo vínculo... Sólo tres palabras...
––No... ––Cada una de ellas era como un clavo condenando a su corazón y, por extraño que pareciera, casi podía sentir el dolor de ellos al pronunciar la negatividad––. No... os... ––La segunda escarpia hizo que se le formara un nudo en la garganta impidiéndole respirar. Había dolor, mucho. No podía mentirles, a ellos no; eran lo único bueno que había tenido en su vida y si las cosas no hubieran ido así...––. Dios, ¡os amo! ––claudicó finalmente echándole los brazos al cuello a Norim y llorando desconsolada.
Éste susurró un gracias tan bajito que pensó nadie lo había escuchado pero, a las mentes de Kreyson y Becca, llegó nítido y claro, abrazándola y cayendo de rodillas en la tierra junto a ella. Enterró su cara en el pelo y se permitió dejar salir una sola lágrima que evocaba todos los temores que había temido. ¿Habría sido capaz de rechazarlos? Esa figura desgarrada le decía que era imposible, que su amor por ellos era tan fuerte como el que sentían ambos.
Kreyson se sentó al lado esperando a que Becca se calmara en brazos de su hermano, que la acunaba y acariciaba. También él quería hacerlo pero, al mirar sus manos y verlas temblorosas, supo que no era el mejor momento. Temía que Becca tomara la decisión de decirles que no los amaba, aun sin ser verdad, pero eso haría tambalear aún más el vínculo. Respiró hondo varias veces antes de calmarse y controlar su cuerpo para tocarla y ayudarla a que se tranquilizara.
––Becca... Nuestra Becca... ––murmuró él––. ¿Por qué te has hecho esto?
––Os amo... ––respondió minutos después como si eso lo explicara todo.
Norim la apartó un poco pero no la obligó a mirarlo, su rostro agachado.
––Y nosotros te amamos, Becca. Ya sea en la Tierra o en Rochel, te amamos. No nos importa dónde vivir mientras estemos juntos; incluso habíamos pensado que si no te adaptabas o el planeta no iba bien con tu constitución podíamos volver a la Tierra, ¿no entiendes lo que nos importas?
––Yo no puedo daros un castillo ni un título como el que tenéis aquí ––sorbió por la nariz dejando que Kreyson le secara las lágrimas que caían por las mejillas. Sonrió con sus palabras.
––Princesa... Tú nos ofreces algo más que esas cosas materiales. Nos ofreces ser los reyes de tu corazón. Y ninguno lo cambiaríamos por nada del mundo.
––El pueblo... Rochel... ––intentó explicar. ¿Por qué se lo ponían tan difícil? Ella hubiera querido ser egoísta, haber pensado sólo en sí misma y decirles que sí, que los amaba, que podían irse a la Tierra, a la Luna o a un planeta desierto mientras estuvieran juntos. Pero su maldita conciencia le decía que estaba mal, que no podía arrancarlos de un lugar donde eran queridos y apreciados para estar con ella.
––¿Por qué eres tan testaruda? ––le preguntó Norim frunciendo el ceño. La levantó en brazos y se acercó al lago.
––Norim, ¿qué vas a hacer? ––preguntó preocupado Kreyson alzándose deprisa.
––Refrescarle las ideas ––contestó saltando al agua y cayendo los dos al lago.
Becca al principio no reaccionó pero cuando notó que le faltaba aire se soltó de inmediato de Norim y trató de llegar a la superficie. El agua, un poco más densa que la de la Tierra, le ponía algunos impedimentos, pero de pronto unos brazos la agarraron y sacaron para poder boquear y tomar aire. Tosió expulsando agua de su interior mientras alguien la mantenía a flote.
––¡Norim! ––reclamó Kreyson.
––Está bien, ¿no? ––replicó, mordaz––. Nos ama pero piensa dejarnos, ¿¡explícame eso tú, hermano!? ¿¡Podrías ser capaz de dejar a la persona que más te importa para que viva su vida feliz con otro hombre!? ––escupió lleno de ira y muy cabreado por el rumbo que tomaba todo.
––No habría otro... ––susurró ella, bajito. No sabía por qué pero podía notar el dolor de Norim y la furia que tenía dentro en su propio cuerpo, y eso le hacía encogerse y querer abrazarlo y consolarlo; adorarlo y dejar que él la amara a ella hasta el final de sus días. A los dos.
––¿Por qué te estás haciendo esto, Becca? ¿Por qué no sigues el consejo que tu padre te dio? ––le preguntó Kreyson, impotente.
Ella lo miró tratando de recordar las palabras.... “Sólo quiero que seas feliz donde estés”. No se acordaba de eso que le había dicho después de llamarlos para comunicarles que iba a irse con ellos. Cerró los ojos para impedir que más lágrimas salieran. La amaban, y ella a los dos. ¿Por qué no podía olvidarse de los demás y pensar sólo en ellos?
––… amo... ––susurró llamando la atención de ellos. Se volvieron a ella esperando que lo repitiera pero no se esperaban sentir tan clara su mente en la de ellos––. Os amo... tanto que me duele que tengáis que sacrificar una parte de vosotros por mí.
––Princesa... ––Kreyson se pegó más a ella––. Eres tú quien sacrifica más. Te hemos traído a otro planeta y, si te aceptan, no podrás estar en la Tierra. Estar juntos supone que todos hemos de sacrificar algo. ––Miró a su hermano cayendo en la cuenta al mismo tiempo de algo––. Nosotros hemos sido los egoístas aquí.
Becca levantó la cabeza aturdida por ese comentario para encontrarse con la sonrisa de Kreyson y el sonrojo de Norim.
––Piénsalo; fuimos a buscarte y te pedimos venir a nuestro planeta para ser una reina cuando en realidad lo único que hacíamos era arrancarte de tu vida para meterte a la fuerza en la nuestra... Fuimos egocéntricos; debimos habernos conformado con encontrarte y vivir contigo felices si nos aceptabas, no... ––Becca selló los labios con sus dedos. Entendía lo que le decían y quizá podía darles la razón, un poquito, pero después de conocer su forma de vida, su planeta,...
––Nosotros también podemos renunciar por ti, Becca ––dijo Norim acercándose con timidez, como si pensara que fuera a rechazarlo––. No nos dimos cuenta que, indirectamente, lo que hacíamos era ponerte en una situación de desventaja porque al descubrir nuestro mundo tú pensarías que eras inferior a nosotros, que no eras merecedora cuando la realidad es que nosotros no lo somos de ti...
Ella nadó hacia él y lo abrazó dejando que la apretara con fuerza como si quisiera unirse a su ser.
––Decide tú, preciosa ––le murmuró al oído––. No pienses con la cabeza, por lo que más quieras, sólo con el corazón, si nos quieres en tu vida.
––Os quiero ––respondió tan rápidamente que se asustó de ello. No había tenido tiempo de pensar cuando su boca había formado las palabras de su más ferviente deseo––. Pero el pueblo...
––Olvídate de Rochel, de la Tierra, de Alice y Josh. Olvídalos a todos ahora ––le dijo Kreyson a su espalda––. Aquí y ahora. Para los tres. Becca, ¿qué es lo que quieres? Ya pensaremos después las consecuencias que vendrán.
––A vosotros... Con toda mi alma.
Dos suspiros largos y profundos la hicieron sentirse, por primera vez en semanas, aliviada... y feliz.
Sintió los cálidos labios de Kreyson presionando por su nuca, besándola por todo ese lugar haciéndola estremecer, no de frío, sino de deseo. En el momento en que levantó la cabeza, Norim tomó su boca con rudeza, obligándola a aceptarlo con rapidez, a abrir ante sus mordiscos para que la lengua de él la penetrara sin que ella pudiera hacer nada, sin que la suya consiguiera enfrentarse a él en igualdad de condiciones. Los notaba impacientes, frenéticos por tenerla, incluso un poco violentos, pero no les temía, sabía que no le harían daño.
Notó las manos de Kreyson sobre el dobladillo de la camiseta, levantándola para dejarla al descubierto. Las manos de Norim la alzaron lo suficiente como para hacer que las piernas de ella se entrelazaran en su cintura para soportar su peso y Kreyson hizo que subiera los brazos para sacarle la ropa dejándola sólo con el sujetador. Podía sentir el pene de Norim presionándose con ritmo en su centro y eso hacía que se mojara. A pesar del agua que los rodeaba, podía notar su propia humedad saliendo del interior.
Kreyson llamó la atención de ella besándola con igual necesidad y hambre que Norim pero se detuvo mucho antes empujándola para que soltara a Norim y conduciéndola a la orilla del lago.
––Hay una parte que no cubre ––le informó con una voz tan ronca y plagada de ansia que, de haberle hablado más cerca, esas vibraciones hubieran hecho maravillas en su cuerpo. Unas que la hubieran dejado sin fuerzas por un momento.
Norim fue el primero en llegar y tocar tierra. El agua apenas le cubría de las caderas hacia abajo y aún así su pene sobresalía por el agua. Becca no pudo más que relamerse ante esa visión tan erótica que tenía y, al verla él, la sonrisa pícara y traviesa en su rostro fue la combinación que hizo le fallaran las piernas cuando tocó tierra. De no ser por Kreyson, habría acabado debajo del agua como una chiquilla torpe.
––Ven aquí y deja que te amemos como te mereces, preciosa ––le declaró Norim extendiendo su mano hacia ella con tal grado de lujuria que sabia que, si la tomaba, estaría pecando irremediablemente en el placer de dos hombres soberbios. Pero ya ella estaba condenada a amarles, no tenía caso resistirse a su alma, corazón y cuerpo.
Tomó la mano y éste tiró hasta abrazarla y rodearla con su cuerpo. La besó en la boca y después sus comisuras sin dejarla que ella le rozara los labios con los suyos. Rozó cada uno de sus párpados, la frente, los lóbulos de las orejas, el mentón, el cuello, volviendo después a sus labios, más suave, más tranquilo pero intenso. Y ella sólo podía jadear y apretar sus piernas donde le dolía y tenía la necesidad imperiosa de algo que la hacía sonrojarse.
Las manos de Kreyson sobre sus caderas no la asustaron pero sí el calor que emitían y la sensación de una corriente atravesándola. Quiso volverse hacia él pero Norim gruñó al notar que se apartaba y la apretó contra sí más fuerte dominándola para que se estuviera quieta. Así, podía sentir a Kreyson acariciándola en las nalgas y el vientre. Le desabrochó el botón del pantalón y bajó la cremallera metiendo la mano de pronto y rozándola en un punto que la hizo gritar en la boca de Norim. Fue consciente, no sabía cómo, de que ambos habían reaccionado ante esa exclamación con vítores internos, como si, por algún motivo, hubieran dudado de sí mismos y del amor que compartían.
Kreyson siguió tocándola más despacio mientras presionaba su ser contra ella, todavía enfundado en unos pantalones, no como Norim, a quien podía sentir caliente, duro y dispuesto delante de ella. Quería que apartara la ropa interior y la rozara más adentro, que introdujera sus dedos y comprobara lo dispuesta que estaba para ellos, lo abierta y receptiva. Pero en lugar de eso sintió lástima por perderlos. Lloró y se quejó mientras Norim la besaba en el cuello y sus labios llamaron a Kreyson con una súplica tan desesperada que por un momento ambos se detuvieron asustados. El cuerpo de Becca parecía un volcán en erupción y sólo habían empezado...
Kreyson le abrió más los pantalones y empezó a bajárselos hundiéndose por un momento para quitárselos por completo. Y entonces hizo lo mismo con su ropa interior sin esperar ni hacer ninguna ceremonia.
Norim, por su parte, besaba los senos cubiertos aún por el sujetador y Becca notó que se estaba enfureciendo. Abrió sus ojos en el momento justo en que tiraba con fuerza del sostén despojándole del mismo con brusquedad y dejándola completamente desnuda.
––Norim, podías haberle hecho daño ––le recriminó su hermano acariciando la piel de la espalda donde había estado la pieza y ahora quedaba una leve marca roja.
Becca se giró y su corazón olvidó latir al verlo con sus bragas en la mano lamiéndolas en la parte donde ella sabía que no existía sólo agua. El suave roce del pene de Norim en su clítoris hizo que gritara y se agarrara a él mientras su orgasmo le daba una tregua.
––Qué maravilla, Becca... ––musitó Norim acariciándola en la espalda––. Sentir tu orgasmo sin estar dentro... No sabes lo que eso acaba de hacer en mi polla ––dijo frotándose contra ella aún sensible.
––E...Espera Norim... ––trató de apartarse de él para que no la rozara con lo sensible que estaba pero sólo consiguió que esa pelea lo inflamara más aún.
––Norim, no la hagas esperar... ––siseó Kreyson––. Yo también quiero estar dentro.
Como si las palabras de su hermano fueran una orden, Norim situó su pene y colocó las manos en las caderas de ella para embestirla de una sola vez hasta lo más profundo de su ser. Becca no pudo más que gritar cogiéndose a sus brazos y notando cómo sus flujos lo bañaban de nuevo al correrse, esta vez con el pene de Norim dentro.
––Mmmm... ¿Cuántos orgasmos te voy a dar, Becca? ¿Quieres que lo probemos? ––le preguntó sacando su pene para introducirlo de nuevo abriéndola más para él a fin de llegar más hondo.
Becca se sostuvo clavándole las uñas en los hombros intentando no gritar cada vez que éste la penetraba. Y no era fácil pues lo hacía tan rápido que parecía nunca abandonarla. Sintió las manos de él ir hacia su trasero y abrirlo como si quisiera así tener más sujeción pero, cuando notó algo húmedo y duro haciendo presión en su ano, supo que había hecho eso con otro objetivo.
A pesar de no verlo, supo que Kreyson jugueteaba con la cabeza de su pene haciendo círculos como si quisiera abrirse paso de esa forma en su interior. Pero, como ya hubiera hecho Norim, en el momento en que éste se quedó quieto, metió con decisión todo su miembro dentro de ella haciendo que se sintiera tan llena que no podía moverse. Intentó comprimirlos pero eso sólo le hacía perder el control y estar a punto de correrse de nuevo. Y no quería quedarse sin fuerzas aún.
El órgano de Kreyson salió un poco para volver a entrar y lo mismo hizo el de Norim que seguía teniendo las nalgas entre sus manos para dejarle paso a su hermano y que éste pudiera penetrarla más lejos. Los sentía tanto a los dos, ya no sólo físicamente, sino en su propia mente, que podía percibir todo lo que pasaba por sus mentes y lo que ella les transmitía a ambos. Se sentía extasiada y eso le daba miedo, esa intensidad recién descubierta era... Los labios de Kreyson en su cuello la despistaron por un momento mientras notaba que Norim la rozaba de la misma forma en el otro lado. Gimió al notar los colmillos de ambos sujetándose a los hombros de Norim para sacar un poco más sus penes de ella, siendo retenida por ellos para meterlos donde estaban. Aceleraron el ritmo apartándose de su cuello al mismo tiempo hasta que el grito de ella, su espalda cayendo en el pecho de Norim, les hizo saber que acababa de llegar. De nuevo.
Norim aprovechó entonces para beber de los pechos húmedos de Becca, sus pezones muy sensibles, duros y erectos. Nada más rozarlos con la boca, Becca se arqueó ante ello para que siguiera dándole más placer. Apretó su vagina y notó el pene de Norim, todavía duro, y lo mismo comprobó en su ano.
––¿Por qué no os habéis corrido? ––preguntó con una voz que no parecía la suya, llena de satisfacción, más ronca de lo normal.
––Lo haremos en un rato ––le contestó Kreyson saliendo de ella con mucha suavidad, recogiéndola mientras Norim también se salía de ella––. Tiéndete sobre el agua, Becca... ––murmuró él intentando que flotara.
––¿Para qué?
Becca intentó levantar un poco la cabeza pero eso hizo que se hundiera hasta que Norim se acercó a ella sujetándola por debajo.
––Ya lo verás ––le respondió él, sonriente.
Alguien le abrió las piernas y el frescor del agua entró en su canal pero pronto dejó de sentirlo a cambio de una lengua juguetona que se recreaba con su clítoris introduciéndose en la vagina con movimientos seductores. No podía estarse quieta, se retorcía y trataba de cerrar pero Kreyson se lo impedía. Finalmente, después de varios minutos en los que no sabía si iba a morir de placer, Kreyson se apartó de ella con cara de frustración.
––Afuera... No puedo saborearla bien aquí ––gruñó alzándose con sus manos fuera del lago y dejándola ver a ella todo su cuerpo bien formado y su miembro destilando lo que no era agua.
La risa de Norim hizo que ella lo mirara y éste le mordió el pezón que tenía más cerca antes de dejarla que se pusiera de pie en el agua. La acercó a la orilla y Kreyson la ayudó a salir tirando de ella. Después Norim se impulsó de la misma forma que su hermano. Los tres seguían desnudos, su ropa por el agua frotando, mezclándose con los colores que ésta reproducía en ellas.
––Becca ––susurró su nombre haciendo que se centrara en él––. De rodillas ––le ordenó Kreyson. ¿Iba a hacer que ella lo aliviara chupándole? Se mordió el labio inferior ante esa fantasía que había pasado por su mente y que ahora deseaba hacer realidad.
Se puso en esa postura sentándose sobre sus piernas cuando notó a Norim detrás de ella.
––No, no, necesito sitio para mí ––le dijo levantándola un poco y abriéndola quedando arrodillada pero con su vagina abierta.
Notó la lanza de Norim presionando contra su agujero trasero y, al haber estado conteniendo el pene de Kreyson, no fue difícil que el de Norim entrara.
Ella echó la cabeza para atrás y Norim la recompensó mordiendo su cuello. Le susurró algo pero no supo lo que era y sólo se removió mientras sentía el miembro entrar y salir con lentitud.
Algo se movió delante de ella y notó unas manos abriéndole un poco más. Abrió los ojos y vio que Kreyson se había tumbado delante de ella, lo único alzado su pene, con la cabeza muy cerca de su sexo, tanto que, nada más empujarse un poco más, quedó su boca justo debajo de la vagina y el clítoris. Reaccionó al aliento de Kreyson cuando se lo echó en su clítoris y éste recogió de la vagina los flujos que ya salían de nuevo. Estaban poniéndola a mil otra vez y si seguían así....
Norim aumentó el ritmo y pronto Kreyson imitó a su hermano creando unas sensaciones únicas. Podía oírlos murmurar su nombre, decirle palabras de amor, otras que todavía no entendía debido a que su colgante no las traducía, y otras que, no sabía cómo, podía sentirlas en su interior. Los brazos de Kreyson la controlaban para que no pudiera apartarse de su boca pero ella necesitaba hacerlo así que intentó moverse hacia delante, sin mucho resultado pues en esa postura, como si estuvieran en la posición del 69, quedaba más abierta para él. Hasta Norim la había elogiado porque así podía penetrarla mejor.
Echó la cabeza sobre la ingle de Kreyson y las caderas de éste se movieron al roce de ella. Se fijó en su pene moviéndose como si la tentara y lo encerró en su mano. Supo que eso solo lo había desestabilizado cuando perdió el ritmo en sus movimientos e intentó recuperarlo con rapidez. Sonrió notando que estaba más hinchado que de costumbre y movió la mano arriba y abajo empapándose de su propio líquido. Se incorporó un poco apartándose el pelo de la cara para darle un lametón a Kreyson y éste gimió en su vagina provocándole unas sensaciones diferentes. Volvió a hacerlo y la mordió en los labios menores haciendo que ella se abriera más y cayera sobre él. Pero, en lugar de quejarse, la lengua de éste se volvió más imperiosa y sus movimientos la martirizaron. Así que ella hizo lo mismo. Se mojó con la lengua los labios y metió toda la lanza de Kreyson en su interior dejándolo que sintiera el calor que había dentro. Una y otra vez lo sacaba y lo metía sin darle un respiro al glande, lo único que no soltaba, entreteniéndose con su lengua y ese agujerito del que iba saliendo cada vez más líquido preseminal que mezclaba con saliva para tragárselo.
Podía notar la respiración agitada de Kreyson y Norim, a su espalda, aumentaba los embistes con la impaciencia de un joven que quiere llenar por completo a su amada.
––Becca, para... ––Llegó a su mente la voz de Kreyson.
Pillada por sorpresa, no pudo evitar cerrar la boca con el pene de Kreyson y darle un mordisco.
––¡Perdón! ––exclamó sacándolo.
Vio cómo Kreyson cerraba los ojos y se concentraba en dejar de mover las caderas, su pene lanzando un poco de semen. ¿Por qué no se corría?
Norim le rodeó con las manos los pechos y volvió a ponerla en la posición inicial que tenían al principio sólo que esta vez Kreyson también se colocó de rodillas delante de ella con su miembro introduciéndose en la vagina muy despacio. Ninguno de los dos se movió.
––Becca, escúchame ––le dijo Kreyson––. Sabemos que las cosas pueden salir mal, pero somos conscientes también de lo mucho que te amamos. Y que tú nos amas a nosotros.
Ella lo miró a los ojos más dilatados que de costumbre, una capa de sudor impregnando su cuerpo como si contenerse estuviera siendo muy doloroso. A su espaldas sintió a Norim y, no hacía falta que lo viera, iba a estar igual.
––Os amo ––le aseguró ella rozándole la mejilla.
––Por eso... ––Hizo una pausa mirando a su hermano––. Víncúlate a nosotros. Ahora.
Su mandíbula parecía haberse aflojado por sí sola porque no le respondía para cerrarse. ¿Vincularse? Si lo hacía ella sería para siempre de ellos. Y ellos suyos. Pero... La conversación entera volvió a su mente. Si lo hacía, ya no habría vuelta atrás.
––¿Acaso la había antes, Becca? ––preguntó en su mente Norim––. Sé que puedes oírnos, puedes hacerlo desde que hemos llegado aquí. El nexo se está formando por sí sólo y no sabemos por qué pero ha de completarse. Ayúdanos Becca, da tu permiso.
Becca echó hacia atrás la cabeza para mirar a Norim y cerciorarse de que no había sido una ilusión. La sonrisa de él, sus ojos esperando aterrorizados por si llegaba algo malo, le decían que no.
––Sí... ––susurró. Que la perdonara todo el mundo pero ella ya no podía más. Desde el momento en que ellos habían aparecido en la Tierra, los sentía como suyos, y ella sólo les pertenecía a ellos. Dijeran lo que dijeran los demás.
Los dos empezaron a moverse al unísono clavando sus manos en la cintura de ella para que no pudiera escaparse. Les había hecho los más felices del universo entero porque podían sentir que no había negatividad ni dudas, o eso esperaban con esperanza.
––Becca... ––murmuró Kreyson––. Esto... Esto puede dolerte un poco ––le comentó conforme seguía penetrándola––. Tenemos que tener el orgasmo los tres juntos y debemos morderte también al mismo tiempo. Vamos a hacernos una herida y tienes que beber de los dos mientras el orgasmo se produzca, ¿lo entiendes? ––La sola mención de hacerse daño le había nublado la razón. Norim le apretó la cintura.
––No pasará nada, preciosa. Nuestros cortes se curan pronto. Pero tienes que hacerlo así o uno de nosotros se quedará sin vincular. ¿Vale? Te prometo que no te dolerá mucho, pero recuerda beber de los dos.
Todo su cuerpo se tensó. ¿Y si no podía? ¿Y si hacía algo mal? ¿Y si no se corría con ellos? Podía salir todo mal y sería su culpa.
––Princesa... mírame ––mandó Kreyson cogiéndole el mentón para que se centrara en él––. No va a pasar nada. Hemos esperado hoy todo el tiempo para esto y vamos a hacerte explotar con nosotros. Te ayudaremos a cambiar para que bebas de ambos. Yo me haré la herida en el cuello, es el lugar más accesible para ti, y Norim se la hará en la muñeca para que puedas cogerla tan pronto te avise. Confía en nosotros. No vamos a dejar que esta unión se rompa. Es demasiado importante.
Intuía el miedo que ellos también tenían. Asintió pidiendo que todo saliera bien, aunque fuera por una vez.
Kreyson la besó para intentar que se relajara y volviera a encenderse al nivel que la tenían antes. Sus penes estaban listos, se habrían reprimido de correrse cuando ella lo había hecho pero ya no aguantaban más. Ahora era el turno de hacer algo que por fin uniría sus vidas y, después de la discusión, no iban a darle oportunidad de que se echara para atrás. Tenía razón al pensar que los egoístas habían sido ellos por traerla a Rochel, porque en realidad, pese a lo que decían de dejarlo todo, la habían intentado introducir en su mundo; en el fondo, eran ellos quienes querían estar en Rochel y seguir con su estatus. Ahora lo comprendía. Y debido a ese egoísmo, habrían perdido a Becca.
El gemido de ella le devolvió a la realidad afanándose por darle el placer que necesitaba. Sabía que Norim se estaba encargando de sus pechos pellizcándolos con sus uñas para adorarlos después. Empezaba a surtir efecto pero, para que pudieran moverse, ella debía excitarse más.
Deslizó por su piel la mano acariciándole suavemente hasta llegar a su vagina y le tocó el clítoris. Eso pareció tener efecto pues pronto notó que se humedecía y su respiración se dificultaba. Siguió besándola para que no pensara, sólo sintiera.
El pene de Norim salió un poco bombeando al segundo siguiente haciéndola estremecerse por placer y dolor al mismo tiempo. Kreyson seguía tocándola en esa zona inflamada y no dejaba de hacerlo cada vez más rápido mientras se unía a los embistes de su hermano. Sólo cuando se aseguró que Becca volvía a estar de nuevo a punto y ellos no tardarían en correrse dentro de ella generando con sus mordiscos la vinculación que habían deseado en meses, no cedió en su objetivo. Pero antes tenían que hacer algo.
Con su mano, alcanzó el cuello y se clavó las uñas haciendo que un reguero de sangre recorriera su pecho. Sería suficiente para que Becca bebiera de él. La miró a los ojos y vio lujuria en ellos, pero también miedo. Se fijó en su hermano que se acababa de morder la muñeca para abrir una herida y asintió antes de besar a Becca para calmarla y a la vez conducirla al punto final.
Entraban y salían, con mayor rapidez, con mayor lentitud. Querían alargarlo lo más posible para que su orgasmo durara más tiempo. Y Becca estaba tan a punto ya que notaban las contracciones que su vagina y su culo hacía en ellos. Sólo debían embestirla con fuerza y conducirla a un estallido sin igual. Las manos de Becca se clavaron en los brazos de Kreyson y éste supo que era el momento. Todo se decidía ahora.
––Bebe... ––le susurró inclinando su cuello y, a la vez, besando el de ella. Norim se situó en la otra cara dándole un lametazo en el mismo. En cuanto notó que ella succionaba de la herida que tenía, Kreyson y Norim mordieron al mismo tiempo a Becca y embistieron con tanta fuerza corriéndose con un gruñido salvaje mientras se alimentaban de la sangre de ella.
Era una delicia. Era dulce y el olor que desprendía lo identificaban como el de ella. Se estaban extasiando mientras Kreyson notaba cómo se afanaba por beber de él. Y el orgasmo les mantenía unido a los tres.
––Becca... bebe de Norim... ––le murmuró al cuello. Ella se soltó de su cuello y vio de reojo cómo su otro amor le ofrecía la muñeca y ella se apresuraba a beber, a mezclar la sangre de Kreyson con la de su hermano. Ahora sólo faltaba combinar la suya propia en esa boca que ahora succionaba como un bebé hambriento. La simple visión le hizo volver a correrse junto con Norim y se apartó con rapidez para tomar su rostro con las manos y besarla para que tomara parte de su sangre. Le metió la lengua sin dilación alguna, sólo reemplazando la muñeca por su propia lengua que fue dejándole caer la sangre que él había chupado de su cuello para que ella la tragara.
Sintió un tirón muy fuerte hacia ella y hacia Norim, como si una cuerda los uniera a los tres, y en su mente pudo escuchar el sonido de tres corazones: el de su hermano, el de Becca, y el suyo propio. Aún débiles, podía notar la unión que ahora poseían los tres. Los pensamientos, las ideas, las formas, todo era de cada uno de ellos y de los tres al mismo tiempo.
Ahora ya no había vuelta atrás. Becca sería suya... Para siempre.
Norim dejó de morderla y se pasó la lengua por los labios recogiendo la sangre de Becca.
––Ha cambiado su sabor ––le dijo a Kreyson.
––Quizá por el vínculo. ––Él asintió––. ¿Becca? ––Se fijó en ella y la vio desmayada en su pecho––. ¡Becca!
La levantó deprisa para sacar sus penes, su vagina y su ano goteando parte de su propio semen, y la acunó con mucho cuidado de no hacerle daño. Ella trató de abrir los ojos sin conseguirlo.
––Estoy... bien ––murmuró esperando que la escucharan pues no creía tener fuerzas para otra cosa.
––¿Seguro? Tu cuerpo está laxo, Becca. No tienes fuerzas para nada ––le dijo Norim.
––Estoy bien... Me siento... diferente.
––No sabemos cómo puede actuar el vínculo en tu caso. Si te sientes mal dínoslo, por favor.
––No estoy mal, estoy... exhausta ––aclaró.
Nada más decir eso, el sopor que su cuerpo sintió le hizo quedarse dormida. No pudo siquiera darse cuenta que, en realidad, no les había hablado en ninguna ocasión con su boca. Se había comunicado con ellos a través de sus mentes, usando el vínculo.