Capítulo 36
Las pisadas rápidas de Kreyson y su hermano hacían eco en las calles cuando pasaban como alma que lleva el diablo hacia el lugar donde pensaban que podría estar Becca. Si ese niño había preguntado eso concretamente era por algo, su intuición se los decía.
El cuento al que se referían era uno contado por Becca días atrás cuando visitó la zona donde estaba ese pozo abandonado. Ella creó esa historia para dotarlo de su propia leyenda, y grandes y pequeños estuvieron encantados con ello. Ahora...
Cada vez aceleraban más el paso. Si por ellos hubiera sido, ya estarían allí cerciorándose de que Becca no estuviera. Pero, cuando divisaron la plaza a los lejos, su corazón dejó de latir, los esfuerzos redoblados pues podían sentirla, aunque no la vieran, herida y débil. Cada uno se aferró a una parte del borde del pozo para frenarse y mirar al interior. Oscuridad absoluta, igual que el lugar de la plaza.
––¡Becca! ––gritaron ambos.
No hubo respuesta.
––Maldita sea ––blasfemó Kreyson––. Voy a bajar ––afirmó quitándose la chaqueta y tirándola al suelo como si nada. Se arremangó la camisa y se sentó sobre el borde del pozo con las piernas hacia dentro. Cuando estaba a punto de deslizarse hacia el interior, Gala y los otros llegaron al lugar.
––¿Qué haces? ––preguntó Josh.
––Becca puede estar ahí ––contestó Norim sin mirarlos, sólo escrutando el pozo en un intento por ver algo, lo que fuera.
––¿Y vas a meterte sin más? ––inquirió Alice––. ¿Qué harás si está? ¿Podrás sacarla?
––Norim ayudará si está.
––Espera ––intervino Gala.
Se acercó al pozo y juntó sus manos. Cerró por un momento los ojos y, al abrirlos, éstos brillaban de un modo extraño. Fue separando los brazos y de las palmas salieron pequeñas bolas blancas que crecían en el aire e iluminaban todo el lugar.
––Me olvidé de ese poder ––dijo Kreyson admirando la luz que ahora tenían.
––Pero es inútil en el pozo... ––precisó Norim.
Gala se inclinó sobre el agujero con una esfera en su mano soltándola dentro del mismo y, en lugar de ir hacia arriba, ésta fue hacia abajo agrandándose un poco mientras emitía un destello cada vez mayor que les iluminaba las paredes llenas de salientes, rocas partidas, vegetación,... La bola siguió descendiendo bajo la atenta mirada de todos alrededor del pozo hasta que el grito ahogado de Alice fue la manifestación ante lo que habían descubierto: Becca...
Alice se apartó y abrazó a Josh con fuerza mientras éste la reconfortaba. Por su parte, los otros evaluaban la forma de intervenir no dejándose llevar por el miedo.
––Es demasiado estrecho para subir dos a la vez ––murmuró Norim.
––Y Becca no está en condiciones de hacerlo sola ––apuntó Kreyson apretando los labios. Estaba tan cerca de ella y se sentía impotente para aliviar el dolor que sin duda debía estar sintiendo ella. Estaba viviendo un verdadero infierno, peor que cualquiera de las guerras en que había participado.
––Tenemos que sacarla de otra forma ––dijo Gala––. Kreyson, ¿podrías alzarla y sacarla con tu poder?
Éste se volvió a él, la cara desencajada y horrorizado ante lo que acababa de oír.
––¿¡Estás loco!? ¡Puedo acabar haciéndole más daño! ––gritó sin poder evitarlo, abalanzándose hacia Gala antes de que su hermano lo detuviera.
––No lo harás ––suavizó Norim.
––La cubriré con un escudo y, aunque roce las rocas, ella no sufrirá daño. Norim puede convocar mantas, estará helada.
Éste miró a Gala, frunciendo el ceño.
––¿Desde cuándo tienes ese poder?
––No es algo que use mucho ––restó importancia al hecho––. Lo que importa es que saquemos a Becca de ahí. ¿Puedes hacerlo, Kreyson?
Él miró al fondo del pozo. Todavía no habían hecho el vínculo con ella pero sentía su dolor, la tristeza que anidaba en su corazón y el único pensamiento que tenía en ese momento era bajar y abrazarla, hacerle olvidar la pena que tenía y amarla como nunca había amado a una mujer, como nunca amaría a otra. Si la perdía...
––¿Kreyson? ––llamó Norim posando su mano en el hombro de su hermano. Nadie como él podía entender ahora lo que sentía pues era la persona que tenía una conexión con él y con la mujer que era su vida.
Miró entonces a Gala y vio preocupación también en su rostro. No estaban seguros de lo que iba a pasar pero confiaba ciegamente en su amigo, él haría lo posible por protegerla.
––No dejes que sufra ningún daño, por favor, Gala ––murmuró bajándose del borde pero sin separarse del pozo, pendiente de quien se encontraba abajo.
Le tomó varios minutos calmarse y mantener su respiración acompasada mientras los demás esperaban. Gala se concentró también en el cuerpo de Becca bañándola hasta que ésta se vio rodeada con un halo dorado a todo su alrededor.
––Cuando quieras, Kreyson ––murmuró bajito.
Kreyson fijó sus ojos en Becca extendiendo hacia ella su poder. Muy lentamente, fue moviéndose con sumo cuidado. Ninguna parte parecía quedarse huérfana, como si quisiera rodearla por completo. Tenía especial cuidado en la cabeza así como en las heridas que podía ver gracias a la luz de Gala. Su hombro derecho estaba despellejado, no sabía si también roto, y las manos y rodillas las tenía ensangrentadas. Su cuerpo empapado en el agua y humedad que había.
––Id subiéndola despacio ––indicó Norim frente a Kreyson––. Yo la agarraré en cuanto esté a mi alcance.
––Sí ––afirmaron ambos.
Alice y Josh observaban cómo Gala, Kreyson y Norim se afanaban en sacar a Becca. Ninguno había tratado de interrumpirles. Se sentían en un aparto, en ese momento estaban sobrando allí. Observaban la devoción con que su amiga era tratada, la desesperación de los tres por salvarla de donde estaba y saber que estaba bien. Ella pertenecía a ese lugar, les pertenecía a Kreyson y Norim y... Alice apretó el agarre en Josh y éste la miró. También él estaba preocupado; entendía perfectamente lo que podría pasar en cuanto Becca se restableciera, lo que ella decidiría. La abrazó con más fuerza intentando infundirle valor. Ahora más que nunca tendrían que luchar porque su amiga fuera feliz, como ella había luchado por ellos.
Kreyson jadeó cuando esquivó uno de los picos salientes que había en la mitad del pozo. Si Norim no le hubiera avisado a tiempo, podría haberla arañado en el brazo. La sola visión de Becca con una herida sangrando, su sangre corriendo por el brazo provocada por su torpeza...
––¡Kreyson, maldita sea, concéntrate y no pienses esas cosas! ––exclamó Norim despejándose la cabeza de tales visiones––. Súbela de una vez.
––No quiero que se haga daño, hay que...
––Kreyson, la tengo protegida, súbela más rápido ––intervino Gala, las manos apretando la apertura del pozo, su frente empapada en sudor.
Norim se dio cuenta entonces que su poder estaba empezando a debilitarlo, quizá porque no lo usaba mucho, o lo había adquirido hacía poco.
––Kreyson... ––susurró a la mente de su hermano––. Kreyson, súbela. Gala no podrá aguantar mucho tiempo y ahí sí que te costará esquivar las piedras sin que él la proteja.
––¿Qué quieres decir? ––preguntó en voz alta mirando de reojo a Gala––. ¿Gala?
––Estoy bien. Súbela más rápido. Deprisa.
––¡Hazlo! ––gritó en su cabeza Norim.
Se concentró en Becca y tiró de ella hacia arriba más raudo, eludiendo las piedras y rocas, las hierbas y enredaderas que podían ralentizarle, pero con una subida más desesperada, sobre todo cuando el brillo que la rodeaba, fruto del poder de Gala, se atenuaba.
––Casi.... ––masculló Norim asomado en el pozo tratando de alcanzarla. Josh soltó en ese momento a Alice y lo agarró antes de que éste se precipitara dentro.
––Lo que nos faltaba, que tú también cayeras ahora ––se quejó él.
––¡Intentaba cogerla! ––se justificó, encarándose con Josh.
––Sí, claro, y para eso tienes que perder el equilibrio y...
Un manotazo en la cabeza hizo que Josh se mordiera la lengua y gruñera por el dolor. Se giró enfadado hasta que vio a Alice con el dedo índice levantado, así como su ceja.
––Tú y yo hablaremos más tarde. Pero ahora a ver si hacéis el favor de trabajar en equipo y sacáis a mi Becca de ahí. ¿Entendido?
––Sí, Señora ––respondieron los dos a la vez. Se miraron el uno al otro y sonrieron. Sólo Alice era capaz de dirigir a cualquier hombre con un simple gesto.
––Norim... ya... ––avisó Gala con una voz tan suave que parecía un susurro.
Se giró y vio que tenía al alcance a Becca a quien no dudó en agarrar al mismo tiempo que Josh hacía lo mismo.
El ímpetu de los dos por sacarla, unido al poder de Kreyson, la lanzó fuera del pozo en segundos y los tres, Norim, Josh y Becca, cayeron al suelo al otro lado donde se encontraba Kreyson. Gala respiró profundamente dejándose caer al suelo sin poder evitarlo, agotado como estaba, asistido por Alice.
Kreyson corrió rodeando el pozo y levantó el cuerpo de Becca de Norim y Josh que la habían protegido de la caída. Estaba pálida y helada, pero no parecía demasiado maltrecha. Y respiraba. Eso para él ya era el cielo mismo.
––Becca... Becca ¿me oyes? ¡Becca!
Ella frunció el ceño quejándose del dolor que sentía.
––Krey... son.... ––Apenas pudo pronunciar su nombre completo cuando el cuerpo empezó a temblar y su rostro reflejó un intenso dolor que tanto uno como otro pudieron notar. Gala se reincorporó acercándose a ellos.
––Kreyson, suéltala, está sellada ––le informó tratando de que dejara que él la llevara en brazos.
––¿Sellada? ––preguntó Alice.
––Han marcado su mente para provocarle dolor cuando está cerca o piensa en los Príncipes. Necesitamos a alguien que elimine el sello antes de que ellos puedan acercarse ––contestó Gala cogiendo a Becca con suma suavidad evitando las heridas que tenía. Una mirada a Kreyson y Norim le hizo saber el daño que les causaba no poder tocarla o acercarse––. Norim, mantas ––le centró––. Y ropa seca, si puede ser.
Al momento, unas mantas aparecieron sobre el cuerpo de Becca estirándose por el poder de Kreyson y, al bajar, las prendas de ésta desaparecieron para ser reemplazadas por limpias y secas. Ya se ocuparían después de las heridas en el castillo.
En ese mismo instante, el murmullo rompiendo el silencio los puso a todos en alerta.
Josh abrazó a Alice protegiéndola mientras Kreyson y Norim se ponían cerca de Gala y Becca. Algo se aproximaba a ellos y era grande.
La vestimenta de la Guardia Real, al aparecer cruzando la esquina, los hizo relajarse. Reconocieron a algunos de los hombres como parte de la guardia de su madre y entendieron que ella habría estado notando sus sentimientos. Les enviaba ayuda. Miraron a Becca y sonrieron un poco; sólo querían llevarla al castillo y protegerla, no volver a separarse de ella y, sobre todo, hacer el vínculo para que no volviera a pasar lo ocurrido. Si eran capaces de sentirla sin el mismo, cuando lo hicieran, los tres formarían una sola persona.
––Príncipe Kreyson ––llamó la atención el capitán de la guardia––. Capitán ––saludó a Gala––. La reina nos envió para ofrecerles nuestra ayuda.
––Ya no es necesaria ––contestó Norim, visiblemente molesto porque aparecieran cuando ya las cosas parecían estar solucionadas.
––No ––negó Gala––, ¿Yjabais vino? ––inquirió mirando a los distintos hombres que se encontraban delante. Era consciente que ellos no respondían a tales llamadas al despojarse de todo lo que les pertenecía pero ese muchacho acababa de entrar en la guardia hacía unos días y conocía de sus poderes.
––Sí, señor ––titubeó al sentir pronunciar su nombre de nuevo. Un joven apartó a los otros para sobresalir y responder a su capitán superior.
Un muchacho de apenas 20 años se adelantó del grupo de soldados. Su vestimenta todavía no estaba acorde con las demás, aparte de que le quedaba algo holgada, y se notaba su inexperiencia en el lenguaje corporal. Gala se acercó a él con Becca, a pesar de las protestas de Kreyson y Norim y de que éstos acudieran prestos a ambos lados.
––Tienes el poder de quitar sellos, úsalo en ella.
Yjabais miró a Becca, pálida, con barro en el cuerpo y con signos de estar luchando internamente con algo. Puso la mano en su frente y distinguió la marca que la oprimía y generaba el dolor.
––Es poderoso. Quien quiera que lo pusiera, ha querido causarle mucho daño, Señor ––comentó apartándose de la frente.
––¿Puedes quitárselo? ––preguntó Norim, inquieto por ese retroceso––. ¿No puedes?
Yjabais lo miró, indeciso, al igual que a Kreyson y, algo más alejados, a Alice y Josh.
––Yo... No estoy seguro... Todavía estoy aprendiendo a usar este poder.
––Tengo fe en ti ––intervino Gala––. Si has podido entrar a formar parte de la Guardia Real es porque tienes lo que debes para servir a tu Rey y a tus Príncipes. Y ahora ellos precisan de ti. Arranca el sello de Becca ––añadió dándole la confianza que necesitaba.
Éste lo miró a los ojos, temeroso de fallar, e intentó darle valor. Ahora mismo era lo único que tenían y quería que sus príncipes pudieran coger a Becca en sus brazos y acercarse sin que notaran el sufrimiento.
Yjabais posó de nuevo la palma sobre la frente de Becca y cerró los ojos frunciendo el ceño, apretando la mandíbula como si encontrara resistencia. Los demás permanecían en silencio, todos pendientes de ellos, Becca y Yjabais, en si lo lograría o tendrían que esperar hasta llegar al castillo. Unas gotas de sudor aparecieron en el rostro del muchacho y éste parecía redoblar los esfuerzos por arrancar a Becca del sello impuesto. Gala temía por el joven, quizá le estaba pidiendo demasiado y ahora no quería darse por vencido. Quizá... La mano de Kreyson en su hombro detuvo los pensamientos negativos, calmándolo de algún modo, o al menos eso ocurrió hasta que Becca se intentó remover entre los brazos de Gala quejándose y entrecerrando el ceño. Norim, Gala y Kreyson la miraron asustados pero sin querer tocarla más pues el contacto con Yjabais seguía sobre su rostro y éste parecía muy concentrado en ese instante. Sin embargo, cuando Becca gritó de dolor, ambos príncipes no sabían qué hacer, si separar al joven o dejarle seguir.
Afortunadamente la respuesta les llegó segundos después, cuando escucharon escapar de los labios de Becca un suspiro de alivio y a sus mentes llegaron sus nombres pronunciados con tal claridad, alivio y felicidad que se quedaron paralizados para decir o hacer nada más que mirar el cuerpo de su amada en los brazos de Gala. Yjabais apartó la mano de ella y se tambaleó hacia atrás siendo recogido por un par de soldados que acudieron en su auxilio cuando vieron que no podía tenerse en pie.
––Príncipes, el sello ha sido roto pero necesitará unos días para recuperarse. Es una de las marcas más poderosas a las que me he enfrentado ––comentó intentando mantenerse consciente––. No sé si lo he hecho bien.
––Lo has hecho muy bien ––elogió Kreyson acercándose a él––. Soy yo quien te debe ahora un favor inmenso por salvar a mi mujer. Pide lo que quieras.
Todos los miraron, la mayoría sin poder creer lo que el Príncipe le estaba ofreciendo a alguien de la Guardia Real. Ellos servían a la realeza; se suponía que no debían pedir nada, y ahora le ofrecían ese derecho...
––Pr..Príncipe... y... yo.... ––titubeó sin saber cómo sentirse o decir.
––No hace falta que lo decidas ahora. Piénsalo y comunícame tu decisión cuando estés preparado.
––Sí, Señor.
Kreyson se dio la vuelta y vio cómo Norim estaba cerca de Becca cerciorándose de sus heridas, acariciando su piel también, en un intento por estar en contacto. Tuvo envidia de no ser él y quiso aproximarse, cogerla en brazos y llevarla al castillo donde atendería personalmente una a una todos los cortes de su cuerpo. Pero para eso había que llegar antes.
––Norim, deja que Gala cargue con Becca para darle tiempo a que elimine la marca por completo. Debemos movernos rápido, la noche ha caído y no quiero que se enferme ––murmuró Kreyson––. Alice, Josh, iréis protegidos por cuatro guardias, no quiero perder de vista a nadie.
––De acuerdo ––respondieron los dos.
––Vámonos de este sitio. Ya ajustaremos cuentas más tarde ––pronunció en voz más alta de lo normal como si quisiera que, si alguien estaba espiándolos, supiera que las cosas no iban a quedarse así.
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Kreyson acarició la mejilla de Becca apartando el sudor que su cuerpo exudaba por la fiebre. Según le habían contado Alice y Josh, era normal ese estado pues el agua donde había estado, fría e infectada, podía provocar que se enfermara y necesitara medicación para recuperarse. Gracias a ellos, sus científicos y médicos habían podido sintetizar los ingredientes necesarios para hacer los polvos que llevaba tomando dos días pero no había mucha mejoría en su estado. No hacían otra cosa que velar por ella, ambos encerrados en la habitación de Becca sin permitir a nadie la entrada, ni siquiera al mismísimo Rey.
Pahaliah. Quien había intentado entrar en una ocasión y enfrentado a sus dos hijos como nunca antes. Ninguno había cedido a las órdenes que su padre les daba, el asunto más importante estaba postrado en una cama ardiendo de fiebre y llamándolos a cada momento. Ni las amenazas ni invocaciones a su cargo como Príncipes les había hecho moverse de donde estaban, y finalmente habían acabado por cerrarle la puerta en las narices... Al Rey.
Ya se ocuparían más adelante de los castigos que sin duda les impondría por no obedecerle.
––¿Cómo está? ––preguntó Norim llegando a su mente la voz de él.
––Igual. ¿Quieres ducharte tranquilo? La acabas de ver antes de meterte en el baño ––respondió un poco cansado.
––Ya lo sé... Pero no la puedo ver.
––Cuando salgas de ahí la verás, y luego me ducharé yo.
––Sí... Y me preguntarás lo mismo que yo ––se mofó Norim.
Kreyson sonrió mirando a Becca descansar tranquila. No podían evitar estar a su lado siempre. Y con lo que había pasado, la decisión por parte de ellos estaba tomada y harían que ella siguiera la dirección correcta, la de su corazón.
––Al menos tardaré más que tú ––replicó él.
––Sí, un minuto más ––chinchó su hermano.
––O menos ––convino Kreyson.
La llamada a la puerta le hizo centrar su atención en ella frunciendo el ceño. Si era su padre de nuevo... Ya había intentado por dos ocasiones ese día que salieran de la habitación para presidir audiencias o entrar en las reuniones y no le habían querido abrir. Kreyson se había encargado de bloquearla cuando había visto moverse la manivela y ahora no iba a ser muy diferente. Esperaba la voz conocida de Gala, encargado de la seguridad de ellos, para anunciar quien quería hablar ahora con ellos.
––Príncipes... Vuestra madre, la Reina, está aquí.
Se quedó sin palabras. No podía ser que Padre le hubiera dado permiso a acercarse con lo enfadado que había salido de allí la primera vez. ¿Cómo lo había convencido? A él llegó una sensación, mitad turbadora, mitad sabedora, de lo que una mujer conseguía cuando se lo proponía.
––Déjala entrar, Kreyson... ––murmuró Norim a su mente––. Quiero hablar con ella. Y se la nota triste.
Sí. Él también lo percibía, aunque eran pocos los momentos que el vínculo con su madre se revertía para dejarles a ellos conocer lo que sentía.
––Que pase ––dijo en voz alta para que Gala permitiera el avance.
Unos segundos después, la puerta se abría y Aerial entraba tan solemne como era. Llevaba un hermoso vestido en colores púrpuras con sedas que parecían bailar a su alrededor. Su cabello estaba recogido en un coqueto moño que apenas lograba mantener sus mechones, tan infantil como parecía a pesar de su edad.
––Kreyson, hijo mío ––susurró cuando lo vio al lado de la cama junto a Becca. Avanzó hacia él pero se detuvo cuando éste se levantó interponiéndose entre ella y la mujer. El gesto de dolor de su madre le dolió y pidió perdón internamente pero debía proteger a Becca de todos. Incluida su madre––. ¿Dónde está Norim?
––En la ducha. No tardará en salir ––respondió.
Becca protestó en ese momento haciendo que Kreyson volviera enseguida a su lado ayudándola a moverse para encontrar otra postura. Sabía que lo vigilaba pero no importaba.
––¿Cómo está Becca? ––preguntó por fin.
––Según Alice y Josh, mejor. Nosotros seguimos viéndola pálida. Pero las heridas parece que van bien con las medicinas que encargamos.
––Me alegra oír eso, hijo. ¿Podría acercarme a ella?
Kreyson la miró entre sorprendido y cauto.
––¿Para qué?
––No quiero hacerle daño, te lo prometo. Conozco lo suficiente del vínculo como para saber que no se debe alterar.
––Eso no es lo que Padre ha intentado. Lo que intenta ––acusó sintiendo crecer la ira en su cuerpo. Estaba harto de servir a todo el mundo, era hora de que él impusiera sus reglas, de dejar a un lado lo de ser hijo, príncipe, soldado, y ser, por una vez, hombre, y luchar por lo que quería.
––Kreyson, compréndenos. Becca es una mujer insólita en Rochel, no es fácil aceptar que tus dos hijos estén vinculados a alguien que, con su pérdida, puede hacerles sufrir tanto como la propia muerte ––sollozó cayendo sobre el suelo ocultando su rostro con las manos.
––Madre... ––susurró él.
Norim salió del baño sólo con los pantalones puestos y se arrodilló junto a Aerial apartándole las manos para secarle las lágrimas con sus dedos.
––Madre, no queremos hacerte daño. Ni a ti, ni a nadie. Pero igual que vosotros tuvisteis la dicha de encontrar el vínculo y formar una familia feliz, nosotros queremos hacerlo. Ya sea en Rochel, o en cualquier otro planeta.
––¿Y qué será de Rochel? ¿Qué será de nosotros? ¿No os dais cuenta, hijos míos, que renunciáis a algo enorme?
Norim sonrió mirando a Becca.
––Nosotros no renunciamos a nada, “mamá”.... Porque antes de conocerla a ella... No teníamos nada.
Aerial se quedó boquiabierta al escuchar la respuesta de Norim, más cuando los sentimientos de ambos acudieron rodeándola de una calidez tan pura como nunca antes había sentido.
––¿Qué clase de unión os ha unido? ––susurró llevándose la mano al corazón.
––El amor, Madre... El amor ––contestó Kreyson acariciando a Becca y siendo recompensando por una sonrisa de felicidad.
Aerial cerró los ojos. Quería ayudar a sus hijos de alguna forma, pero las últimas audiencias no habían ido demasiado bien. Habían preguntado por ellos y sabían del intento de asesinato de Becca. Algunos, en secreto, le habían pedido saber sobre el estado de la “humana” y los niños también le susurraban cosas para ella. Pero aún existía mucho recelo. Estaba segura que si el vínculo hubiera sido sólo con Norim no habría tanta negativa; hasta ella sabía que eran conscientes de ello. Pero Kreyson era el heredero... Su deber era aportar una reina fuerte para el planeta. Y Becca no lo era.
––Madre ––interrumpió los pensamientos Kreyson––. Si no has venido a nada más...
––¡Kreyson! ––recriminó su hermano.
Éste no lo miró, pero supo que también a él le dolía la crudeza con que trataba a su madre.
––¿No podríais al menos ir a las audiencias?
––¿Te ha enviado él? ¿Te ha dicho que vengas? ––inquirió Norim sin dar crédito a lo que su madre les pedía. Siempre había pensado que podía estar de su lado.
––Sólo digo que aquí encerrados no podréis hacer nada por vuestra causa. En cambio, si lucháis por ella... Es mejor enfrentarse a todos que dejar la lucha para otro momento. Ahora es cuando el destino, vuestro destino, se está decidiendo. No es cuestión de que vuestro padre o yo la aceptemos. Necesitáis que el pueblo la acepte, y ese está fuera de estas paredes ––respondió con la cabeza bien alta––. Si queréis que la quieran, deberéis ser vosotros más fuertes... por ella ––añadió dándose la vuelta y abandonando la habitación.
Ambos se miraron sin llegar a comprender del todo que su madre estaba dándoles la oportunidad de conseguir lo que ansiaban. A Becca.
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Becca se removió entre las sábanas por el calor que tenía. Con su mano apartó la ropa buscando algo de frescura y tocó a su alrededor de la cama para en pro de alguien. Abrió poco a poco los ojos adaptándose a la cambiante claridad que danzaba proveniente de una chimenea. Y, al lado de la misma, en los sillones, Kreyson y Norim derrotados y dormidos profundamente. Suspiró viéndolos dormir tan agotados como debían estar por el tiempo pasado y recordó la tristeza que lo acontecido significaba. No quería... No podía...
Se levantó de la cama y, con temblorosas piernas, se encaminó hasta ellos.
Kreyson era el que estaba más cerca. Y también el que había sentido hablándole y cuidándola durante los días que hubieran pasado. Y Norim... Miró hacia él y sonrió por ese mechón revoltoso que tenía en la frente. Él no había dejado de tocarla y hacerle sentir que estaba ahí, que podía ayudarse de él para soportar el dolor. Sus dos amores...
Llegó hasta el primero y las fuerzas ya no le llegaron a más que a dejarse caer en sus brazos tomándolo por sorpresa y asustándolo. Éste abrió los ojos de golpe.
––¡Becca! ––gritó despertando con ello a Norim––. Becca... ––susurró su nombre abrazando su cuerpo y consolándola porque las lágrimas caían de sus ojos sin que parecieran querer detenerse.
Norim llegó a su lado acariciándole la espalda y dejándole cálidos besos en ella. Por fin había despertado. Y ahora, tal y como había hablado con Kreyson, era hora de luchar y dar el siguiente paso. Por Becca.