Capítulo 22

 

––Bueno, ¿qué? ¿Nos vais a ayudar con las maletas o tenemos que cargarlas y ubicarlas nosotros solos? ––preguntó Alice cruzándose de brazos al soltar el bulto que llevaba.

––Un poco de ayuda no me vendría mal ––estuvo de acuerdo Josh.

––Pero... Pero ¿cómo que os venís con nosotros? ––Becca se acercó a sus amigos después de recuperar algo de sentido tras el shock.

––Pues eso, que nos vamos. Son dos meses, ¿no? Ya nos hemos ocupado de todo así que nos los tomamos como vacaciones.

––Yo os iba a dejar la librería, iba a pedirte que revisaras mi apartamento, y que...

––Oye, oye, que no soy tu criada. La librería se agradece pero, ¿a que dejaste todo hecho?

––Por supuesto.

––¿Ves? Puede estar cerrada. Además, le dije a Josh que pusiera un papelito en la puerta avisando que estaríamos de vacaciones y le pedimos a los del barrio que vigilaran la tienda y tu casa. Es decir, que está todo atado.

––¿Cuándo hicisteis eso? ––preguntó Kreyson llegando donde estaban.

––Bueno, después de la conversación que tuvimos con Becca... ––intervino Josh mirando primero a su amiga y después a Kreyson––, decidimos que nos podía necesitar para no ser tan testaruda y cerrarse puertas innecesarias.

––¿Cerrarse puertas?

––Ella nos entiende, ¿verdad Becca?

Becca los miraba sin dar crédito a sus ojos. ¡Pero si a ella le había costado mucho decidirse a irse con ellos! ¿Cómo podían poner toda su vida patas arriba? No se iban de viaje a alguna parte, ¡iban a otro planeta! Agachó la cabeza incapaz de controlar las lágrimas que se escapaban de sus ojos y pronto sintió los brazos de Kreyson y Norim confortándola.

––Si quieres puedo dormirlos y que se queden aquí ––sugirió Norim.

––¡Oye! Atrévete a usar tus poderes en nosotros y verás lo que voy a dejar de tu virilidad ––amenazó Alice.

Tanto Norim como ella se miraron seriamente como si realmente estuvieran barajando sus posibilidades. Becca rió por ese comentario y miró a sus amigos.

––¿Estáis seguros de esto?

––De lo que estamos seguros es de que tú te vas, y no te librarás de nosotros tan fácilmente ––contestó Josh tirando de ella para sacarla de los brazos de los otros, encerrándola en los suyos––. Y no pensamos dejar que cometas un error ––le susurró más bajito.

Ambos gruñeron al ver a Becca arropada por los brazos de otro hombre. Aun cuando sabían que era su mejor amigo y que no tenían nada que temer de sus intenciones, lo cierto era que no estaban cómodos.

––Bueno, será mejor que nos vayamos; no tengo ganas de alertar a nadie y que envíen a detenerlos ––propuso Alice––. ¿Ayudáis o tenemos que hacer el trabajo nosotros?

––Creo que estamos tentados a dejaros a vosotros ––masculló Kreyson mirando todas las maletas que llevaban––. Ni siquiera Becca ha traído tantas.

––Nosotros somos dos ––justificó Alice.

––¡Oye! Que mía sólo es una maleta y una mochila. El resto ha sido cosa tuya ––se quejó Josh.

––¿Prefieres que deje ésta aquí? ––Alice balanceó la que llevaba en su mano y Josh palideció.

––No, esa no...

––¿Qué hay dentro? ––preguntó, curiosa, Becca.

––Juguetitos.... ––respondió Alice con picardía.

Becca enrojeció y deseó no haber formulado la cuestión.

––¿Tienes nuevos? ––inquirió Norim acercándose a ella con tanta solemnidad que parecía rendirle pleitesía. Definitivamente no debía haber abierto la boca.

Kreyson le acarició la espalda antes de acercarse a Josh para echarle una mano con las maletas. Entraron todos en la nave pero los tres humanos se quedaron en la misma puerta. Estaba cubierta de paredes oscuras y metalizadas con amplias ventanas hacia el exterior aunque desde fuera el diseño no se correspondía con lo que veían en el interior. Había una sala principal y después unas escaleras que parecían subir a otro nivel. En la sala varios sofás, sillas, mesas y productos relacionados con el ocio se desperdigaban por varios lugares. Parecían estar fijos al suelo para impedir que se movieran.

Los tres contemplaban todo como si no dieran crédito a lo que veían. Era como una casa normal sólo que estaban dentro de la nave y, obviamente, en el centro, había un gran panel u ordenador con muchas luces y sonidos que les dejaba claro que no era un salón habitual.

La puerta exterior se cerró detrás de ellos provocando que saltaran por la impresión. Kreyson y Norim los miraron con una sonrisa, sobre todo a Becca.

––Será mejor que os sentéis ––sugirió Norim.

––Colocaremos el equipaje donde no estorbe y pondremos rumbo a casa. El viaje es de dos semanas pero tenemos lo necesario aunque... ¿Becca, qué hacemos con la comida?

Era cierto. Después de decirle el tiempo que llevaría el viaje, ella había comprado alimentos suficientes para todos, aparte de que Kreyson le aseguró que la nave también contenía provisiones de su planeta.

––No podemos comprar más en ningún sitio. Pero traje mucha así que quizá si racionamos...

––También nosotros pensamos en eso, Becca ––comentó Josh––. Trajimos una maleta cargada.

––Sí, y otra con algo especial ––añadió Alice.

––¿Especial?

––Ya lo sabrás cuando lo necesites.

Una vez organizados los bártulos, separada la comida del resto y ubicados en el lugar correspondiente, Becca se sentó en el sofá junto a Josh y Alice, uno a cada lado.

––¿Listos? ––preguntó Kreyson.

––Todo lo listos que podríamos estar ––contestó Becca quebrándosele la voz por los nervios.

––No pasará nada, Becca, ya lo verás ––tranquilizó Norim.

Sus amigos le cogieron las manos estrechándoselas con las suyas, sonriéndole. Trataban de infundirle ánimos y todavía no habían despegado.

Kreyson y Norim estaban delante del panel tecleando y revisando las pantallas que había delante. La nave empezó a escucharse, era como si notaran que ésta se movía aunque nada de lo de dentro parecía tambalearse. Tampoco notaba la presión que, en los aviones, había al despegar de la pista y sólo la vista por el cristal de la ventana le decía que se estaban elevando en el espacio.

Becca miró a Josh y a Alice para ver las reacciones de ambos. Ellos miraban hacia la apertura sin apartar la mirada pero ella no podía, era demasiado saber que estaba emprendiendo un camino que no sabía dónde la llevaba pero, al mismo tiempo, ver a sus dos amores delante llevándola a “casa” como habían dicho, le hacía sentir que era de verdad así.

Kreyson levantó la vista de los paneles y la miró. Había preocupación en su cara y Norim se puso a su lado antes de dejar ese lugar él y acercarse a Becca. Posó una rodilla en el suelo.

––¿Estás segura, Becca? Aún no es demasiado tarde.

Se maldijo por dejar que las dudas la volvieran a asaltar. No quería preocuparlos a ese nivel.

––Tengo miedo de lo que va a pasar. Eso es todo. Yo... Lo más lejos que he estado de mi casa fue cuando fui a visitar a mis padres; y ahora estoy saliendo de la Tierra.

––No ––replicó Norim––. Ya hemos salido. Puedes verla por el cristal.

Tanto Josh como Alice se levantaron y corrieron hasta la ventana para mirar la Tierra como pocos mortales la habían visto. Sin embargo, Becca se quedó sentada mirando a Kreyson. Éste le acarició la mejilla dejándose llevar por el suave tacto bajo sus manos.

––¿Me ayudarás a encajar?

––En todo lo que pueda y más ––contestó––. No te dejaremos sola.

Sonrió y Kreyson la ayudó a levantarse y caminar hacia donde podía ver la Tierra. Si todo marchaba bien, sería la última vez que la vería.... Si no, se convertiría en un doloroso recuerdo. No pudo evitar que una solitaria lágrima se derramara por su mejilla al ver su planeta en todo su esplendor, era tan hermoso...

––¿Quién me da un tour por esta nave? ––solicitó Alice de pronto––. Supongo que habrá habitaciones donde dormir y... jugar, ¿no?

Todos se echaron a reír y con ello eliminaron algo de la tensión acumulada.

****

Las dos semanas pasaron demasiado rápido para ellos, emocionados como estaban cada vez que pasaban cerca de algún planeta, agujero negro, galaxia u otro tipo de astro que les llamaba la atención y con el que se pasaban las horas mirando por los cristales. Se habían aficionado a esa distracción frente a cualquier otra y, teniendo en cuenta que la mayoría del tiempo Kreyson o Norim tenían que estar vigilando los controles de la nave, hacía que no se movieran mucho por otras zonas salvo para comer o para dormir.

Becca era la que menos salía de esa sala. Siempre estaba por allí escuchando las explicaciones de los dos sobre su planeta, mirando a través de los cristales las maravillas que escondía el espacio y que los humanos ni siquiera se acercaban a conocer, o durmiendo en el sofá donde caía rendida después de un día de emociones.

Sólo una vez pasaron un buen susto con una lluvia de meteoritos que hizo, por primera vez, tambalear toda la nave mientras los dos expertos maniobraban para esquivar las enormes piedras que pasaban. Alice y Josh estaban, se suponía, durmiendo, pero aparecieron unos minutos después con el pelo alborotado y medio desnudos mirando a todos lados para encontrar una explicación sobre lo que pasaba.

****

––Kreyson... ––llamó Becca acercándose a él en los controles y observando los símbolos tan extraños que no podía entender. Él levantó la mirada de la pantalla al igual que hizo Norim, tumbado en el sofá.

––¿Pasa algo?

––No, no es nada pero... Me había olvidado de algo. ¿En vuestro planeta hay... oxígeno? Vosotros llegasteis a la Tierra y parece que no tuvisteis problema pero no sé si nosotros...

––Puedes estar tranquila, Becca. En el nuestro hay oxígeno sólo que es más puro que el vuestro. Digamos que está al 95% mientras que vosotros apenas llegabais al 75%.

––Sí, eso es por la contaminación.

––Te puedes sentir un poco más mareada por el aumento pero Kreyson y yo fuimos regulando el de la nave para que te adaptaras y apenas te has dado cuenta, ¿verdad? ––intervino Norim levantándose del sofá hacia ellos.

––¿Habéis...? No, no me he dado cuenta.

––Lo hacíamos cuando estabais dormidos para que fuera más fácil el cambio. Queríamos que las cosas no te fueran tan difíciles en nuestro planeta.

––Gracias ––agachó la cabeza turbada por esos cuidados tan sutiles que los dos tenían con ella.

Notó las manos de cada uno en sus hombros y los cuerpos acercándose fundiendo a los tres en un abrazo. Dos semanas sin poder dormir juntos había sido un cambio después de estar varios días haciéndolo y por eso prefería quedarse allí con ellos que irse a dormir con uno, al menos así les daba la misma atención a ambos. Aunque al despertar siempre lo hacía en una cama en brazos de alguno, nunca el mismo, como si ellos se turnaran para estar con ella.

––Será mejor que avises a Alice y Josh. Llegamos en veinte minutos ––comentó Norim revisando las pantallas––. Y por ahí abajo ya lo saben, acaban de mandar una comunicación.

Sintió crecer la presión en su cuerpo y se tensó en los brazos de Kreyson. Llevaba tiempo preparándose pero ahora todo lo que sentía era demasiado desconcertante y las dudas empezaron a asaltarla. ¿Y si no la recibían bien? ¿Y si a ellos los desterraban? ¿Y si...?

––Becca... Tranquila. ––Kreyson le besó la sien mientras acariciaba sus brazos en un intento por calmarla––. Todo va a ir bien. Puedes tomártelo al principio como una visita de turismo, nuestro planeta recibe muchas de otros lugares; de hecho encontrarás distintas razas cuando salgas con nosotros a pasear.

––¿Pasear?

––Claro ––contestó Norim––. Te llevaremos a nuestros sitios favoritos y te enseñaremos todo nuestro planeta. Igual que tú has hecho con la Tierra.

––¿No tendréis que... trabajar? Supongo que llevar más de un mes fuera hace que las cosas se acumulen.

––Nuestros padres se habrán encargado. Pero aun si tuviéramos trabajo sacaremos tiempo para estar contigo ––informó Kreyson.

Los dos estaban preocupados por ella y lo sentía. A veces los pillaba mirándola a escondidas cuando pensaban que no se daba cuenta y, aunque no podía intuir igual de bien sus sentimientos, sí que conocía los gestos de ellos. En ocasiones la habían abrazado mientras ella contemplaba a través del cristal la inmensidad del espacio y se sentía tan pequeña y perdida.

––Iré a avisar a los otros y recogeremos nuestras cosas ––murmuró separándose de ellos y perdiéndose en la nave.

Media hora después, la nave empezaba a descender en un planeta que se parecía mucho a la Tierra. Desde el espacio pudieron ver que lo principal era tierra y sólo algunos huecos dejaban entrever lagunas o lagos. Por eso decían que no habían visto el mar.  La vegetación también se hacía presente con un color verdoso fuerte.

El planeta era algo más pequeño que el suyo y a su alrededor había otras naves. Kreyson les explicó que eran de otras razas que iban de visita, muchas veces para comerciar allí, o para buscar los servicios de algún poder que ellos tenían.

Cuando la nave tomó tierra, Becca, al lado de sus amigos, no podía evitar los nervios que tenía. Si por ella hubiera sido, se habría encerrado en cualquier habitación de la nave para no salir de allí nunca.

Norim tiró de ella apartándola de Alice y Josh y la abrazó con fuerza transmitiéndole algo de paz. Notaba el corazón de él latiendo con normalidad mientras que al suyo le habían dado cuerda por lo desbocado que iba.

––Necesitarás esto ––le dijo pasándole por la cabeza el colgante que, hasta ahora, habían llevado ellos. Cuando lo oyó hablar, el colgante brilló y empezó a entenderlo todo de nuevo.

––¿Qué ha pasado?

––Ahora sois vosotros quienes debéis conocer el idioma ––contestó Kreyson al lado de Alice y Josh quienes portaban iguales caracolas.

Se puso a su lado y le cogió la mano libre a Becca para avanzar con ella hacia el exterior. El sol la deslumbró por un momento y cerró los ojos apartándose del brillo para habituarse. Cuando lo hizo, se quedó boquiabierta ante el despliegue allí formado.

 

Amar por partida doble
titlepage.xhtml
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_000.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_001.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_002.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_003.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_004.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_005.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_006.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_007.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_008.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_009.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_010.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_011.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_012.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_013.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_014.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_015.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_016.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_017.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_018.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_019.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_020.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_021.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_022.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_023.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_024.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_025.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_026.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_027.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_028.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_029.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_030.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_031.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_032.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_033.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_034.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_035.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_036.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_037.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_038.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_039.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_040.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_041.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_042.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_043.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_044.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_045.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_046.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_047.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_048.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_049.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_050.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_051.html
CR!406BQTCXKH4RFC8GGMVPXPSZYERW_split_052.html