Capítulo 18

 

––Eso es todo. Recordad que los trabajos debéis entregarlos la semana que viene sin falta y que contarán para la nota de la asignatura mucho más que el propio examen.

El tumulto cada vez que terminaba la clase hacía que el profesor tuviera que alzar la voz si quería ser escuchado. Los alumnos no tenían ganas de aguantar un segundo más dentro, sobre todo en la de literatura antigua donde el profesor solía llamar a uno o dos justo en el momento que salían para hablar con ellos. Casi todos habían pasado ya por esa rutina del docente aunque intentaban escabullirse, no fuera que repitiera sus nombres.

––¿Josh tiene algo ahora?

––No que yo sepa. Pero no tengo ni idea del nuevo programa que se ha cogido.

––¿Más?

––Sí... No me preguntes. Ya le dije lo que pensaba de cogerse más.

––¿Se lo dijiste o se lo mostraste?

Alice la miró con una sonrisa en los labios.

––Ya, eso me parecía.

Estaban a punto de pasar el dintel hacia el pasillo cuando la estridente voz del profesor las detuvo.

––Alice, ¿podría hablar un momento contigo?

Ella cerró los ojos y los apretó como si gritara en silencio por haber sido señalada. Becca la miró compadeciéndose de ella y las dos se dieron la vuelta.

––¿Qué pasa, profe? Tengo un poquito de prisa.

––No te entretendré mucho, pero me gustaría comentarte algunos aspectos que pueden ser interesantes en base al currículo de asignaturas que estás llevando.

––Claro... ––sucumbió arrastrando los pies hacia la mesa del catedrático.

Becca salió fuera donde Josh ya estaba esperándolas.

––Hola preciosa. ¿Y Alice?

––Cazada. 

Josh chasqueó la lengua sin poder evitarlo.

––Eso quiere decir que no saldrá hasta dentro de media hora como mucho...

––Sí... ¿Te importa esperarla?

––¿Dónde vas? ¿Al baño?

Becca le golpeó el hombro por esa pregunta descarada.

––¿Qué? Todo el mundo va al baño. Ni que fuera la primera vez que pregunto o que te acompaño.

––Voy fuera. Kreyson y Norim iban a venir.

––¿Los dejas venir solos? Yo creí que eran tus esclavos sexuales y no salían sin permiso de tu cama.

De nuevo lo golpeó, esta vez más fuerte, mientras ella se sonrojaba.

––Han aprendido bastante bien las costumbres de la Tierra, así que ahora pueden andar libres donde quieran.

––Ya, y por eso vienen a buscarte a ti.

––¿Te arreo otra vez?

––No gracias, ya tengo bastante con Alice para eso. ––La agarró y acercó hasta besarla en la mejilla––. Ve a por ellos, no vaya a ser que los arresten.

––¿Y eso por qué?

––Porque como los vean las féminas de la universidad creo que van a provocar una estampida.

Becca se echó a reír y le devolvió el beso a Josh. Tenía razón, ellos dos ahí fuera hacían que cualquiera volviera la cabeza para mirarlos una segunda vez. Y una tercera. Pero en ningún momento mostraban atención a nadie que no fuera ella. Eso le había dado bastante seguridad en sí misma para pensar que ellos sólo la querían a ella.

––Nos quedaremos en la cafetería de siempre a esperaros.

––De acuerdo. Trataré de apurar a Alice mandándole un mensaje. Seguro que es capaz de librarse de ese en quince minutos.

––Vale.

Echó a andar hacia la salida expectante por ver de nuevo a sus hombres. Quería que la estrecharan entre sus brazos, volver a sentirlos en su piel como la noche que habían  pasado.

Salió de la universidad y anduvo por la plaza sin prestar demasiada atención cuando se chocó con otra persona y a ambos se les cayeron los libros que llevaban en las manos. Retrocedió un paso y se dijo lo tonta que era por estar en las nubes.

––Lo siento. Ha sido culpa mía. ––Se  agachó para recoger los libros del suelo.

––No pasa nada ––respondieron y Becca alzó la mirada. Su ex estaba mirándola por encima sorprendido como ella por haberse encontrado.

––Eddy... ––susurró ella.

––Hola, Becca ––saludó agachándose también él.

Recogieron en silencio los libros y se levantaron. Ninguno de los dos miraba a los ojos al otro.

––¿Qué tal te va? ––preguntó él.

––Bien. ¿Y a ti?

––Bien. Tengo novia ––saltó como si le hubiera preguntado eso.

––¿Sí? Me alegro. Tengo que irme. ––Quiso darse la vuelta pero lo siguiente que salió de la boca de su ex la dejó paralizada.

––Mis amigos te mandan saludos.

Lo miró sin saber qué decirle. Ese capullo había arruinado su vida dejándola como si no fuera nada y ahora osaba decir algo así.

––Eres un cabrón, ¿lo sabes?

––Quise darte la oportunidad de disfrutar de un buen polvo. Pensé que quedarías satisfecha, teniendo en cuenta lo que uno tiene que satisfacer ––insinuó, mirándola de arriba a abajo.

Se estremeció sin poder evitarlo. Estaba burlándose de ella de nuevo.

––Al menos me alegro de haberte dejado. Espero que no le hagas eso a tu novia.

––Créeme, yo le basto y le sobro para dejarla saciada.

––Pues qué bien ––cortó pasando por su lado para irse.

––Dime, Becca, ¿todavía eres virgen? ¿Quieres que te haga el favor?

Se volvió para encararse con él y decirle lo que realmente pensaba de su ofrecimiento cuando unas manos se asentaron en su cintura y sintió la barbilla apoyarse en su hombro.

––Ella no necesita el favor de nadie. Y, para tu información, no es virgen ––informó Norim. Ella movió la cabeza y él le dio un beso en la mejilla––. Perdona pequeña, llegamos tarde.

Llevaba los pantalones con los que habían llegado a la Tierra y la camiseta era color ocre brillante que iba acorde con los ojos que escondían los verdaderos tonos naranjas.

––Norim... ––susurró aliviada de tenerlo a su lado.

––Deja algo para mí... ––añadió Kreyson cogiéndole el mentón y girando la cabeza de Becca para morderle los labios antes de besarla de forma posesiva. Se frotó junto a ella dejándola sentir en su cadera la protuberancia que tenía y que ella sabía podía ser mucho más dura y ancha. Los pantalones vaqueros que llevaba le marcaban el trasero bastante bien y la camiseta negra le daba un aire salvaje y peligroso.

A pesar de ser de otro mundo, parecían adaptarse más que bien a la ropa de la Tierra y entre la que Alice les había comprado o cogido a Josh y la elegida por Becca tenían mucho para lucir.

Ella cerró los ojos por lo que no vio la mirada asesina que Norim le dirigía a su ex plantado delante de ellos sin moverse; lo peor de todo era que esa exhibición lo acababa de dejar muy muy caliente. Cuando Kreyson la liberó, clavó la mirada en él.

––¿Un amigo? ––le preguntó.

––Mi ex.

Avanzó unos pasos hasta tenerlo a escasos centímetros de él.

––¿El que te hizo daño? ––gruñó cerrando las manos en puños.

––Kreyson déjalo, no merece la pena.

––¿Seguro?

––Sí ––sonrió dándose cuenta de que, cuando ellos estaban a su lado, no le importaba que la miraran o dijeran algo.

Reticente a dejarlo pasar después de lo que sabía de él y los sentimientos que ahora tenía Becca, se dio la vuelta y la cogió de la mano para llevársela cuanto más lejos mejor. Norim entrecerró los ojos pero también se giró con Becca entre sus brazos.

––Por supuesto, necesitas a dos para poder abarcar tanto cuerpo ––expulsó Eddy en el momento que ellos estaban a unos pasos de él––. No iba mal encaminado al invitar a mis amigos. ¿Qué pasó, Becca? ¿Ellos te gustaron más que mis amigos?

Las palabras de él pronunciadas en voz alta hicieron que muchos se detuvieran para observar el espectáculo. Los cuchicheos empezaron y Eddy se creció con ellos.

––Venga, dime Becca. ¿Necesitas a dos para quedar contenta? Es normal, tal y como estás lo más seguro es que uno no pueda con todo.

Lo siguiente que Becca pudo ver ocurrió demasiado rápido para poder hacer algo. Kreyson le soltó la mano y se abalanzó. Lo agarró por la camiseta levantándolo del suelo con una sola mano, agarrándole el pelo con la otra para agacharle la cabeza y que lo mirara directamente a los ojos.

––Atrévete a decir algo más de mi mujer y no te quedará un sólo hueso sano en tu cuerpo ––masculló dando una potencia sobrehumana a su voz que hizo que todos dieran un paso atrás salvo Becca y Norim.

––Krey...

Norim le apretó la mano pidiéndole silencio y se separó de ella yendo hace los otros.

––Yo que tú me iba olvidando de volver a plantarme delante de ella. Es nuestra y la próxima vez que tu boca se llene con algún insulto no vas a salir muy bien parado.

Los dos estaban delante de Becca amenazando abiertamente a su ex. Por una chica que no era como la sociedad esperaba que fueran todas las mujeres. A pesar de saber que estaba mal, la felicidad que le embargó al verlos protegerla de ese modo no hizo más que afianzar la confianza que ya les tenía.

Sintió una corriente extraña y miró a su alrededor. Todos parecían estar demasiado quietos y en silencio.

––¿Kreyson?

––No pasa nada, Becca. Unos segundos más...

––¿Unos segundos para qué?

Todo volvió a la vida de nuevo como si nunca se hubiera ido y observó que la gente no parecía notar nada raro.

Kreyson soltó a Eddy quien se tambaleó hasta caer al suelo. Su rostro parecía desencajado y retrocedía con pies y manos mirando a todo su alrededor. Becca trató de acercarse a él pero el chillido como si de una mujer se tratara hizo que se detuviera. Él se levantó como pudo y echó a correr alejándose de cualquiera que se le aproximaba demasiado.

––¿Qué habéis hecho?

––Oye Becca, ¿qué es un osito de peluche? ––le preguntó Norim.

––¿Eh? Pues un juguete, un muñeco blandito con la forma de un osito de verdad. ¿Por qué?

––Porque a tu ex le dan miedo y es lo que está viendo ahora mismo cada vez que mira a un humano.

La boca se le abrió sin poder evitarlo mientras miraba a Eddy correr espantado cada vez que miraba a alguien. ¿Le tenía miedo a los osos de peluche? ¿Él?

Se echó a reír sin poder evitarlo y los abrazó a los dos quienes correspondieron con placer.

––¿Se le pasará? ––preguntó bajito.

––Sí, dentro de unas cuantas horas. Creo que eso le hará pensarse si volver a acercarse a ti.

––Sois muy peligrosos.

––Sí ––contestó Norim––. Sobre todo para quien quiera hacer daño a nuestra mujer.

––Sólo nuestra ––agregó Kreyson.

––Sí ––convino ella––. Sólo vuestra.

Salieron de allí entre risas sin poder evitar pensar en lo que acababan de hacer. Para Becca, era mucho más. En ese momento había tomado la decisión, una que, estaba segura, sería la adecuada.

 

Amar por partida doble
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