Capítulo 37
Becca resopló cruzándose de brazos y haciendo una mueca mientras Kreyson la miraba con el gesto huraño. Por su parte, Norim, unos metros separado de ellos, se aguantaba la risa por verlos pelear tan celosamente defendiendo cada uno su postura. Ella intentó moverse en la cama para destaparse pero Kreyson estaba preparado y apoyó su cuerpo sobre ella para detenerla. Los labios se posaron sobre los de Becca haciéndola gemir con ese roce.
––Ahí ––le ordenó entre besos.
––No... ––susurró––. No soy... una... mascota...
––Si sigues comportándote así lo serás ––la amenazó.
––Inténtalo ––dijo empujándolo apenas unos centímetros.
––No me tientes ––siseó mordiéndola en los labios. Sus ojos llameaban seducidos por esa traviesa suya––. Prométenos que vas a quedarte aquí.
––¡Estoy bien! ––se quejó.
––Has pasado varios días con fiebre y todavía algunas heridas no se han cerrado del todo. Además, tu tobillo sigue hinchado. Josh dijo que no deberías moverlo ––comentó Norim apoyado sobre el marco de la ventana.
Becca lo miró fulminándole con la mirada.
––Quiero salir de la habitación ––lanzó a los dos.
––Haremos una cosa ––terció Kreyson––. Cuando vengamos de la audiencia te llevamos al jardín. ¿Vale?
––¿Lo prometes? ––preguntó iluminándosele los ojos. Llevaba días encerrada y sólo quería salir de allí un momento, cansada como estaba de ver las mismas paredes y de que sus hombres no la tocaran a pesar del fuego que encendían en ella por tenerlos cerca. Ni las heridas parecían apagar esa calentura. Y por lo que conocía a los otros, estarían igual que ella.
––Lo prometo ––contestó besándola en la frente––. Y ahora no te muevas de ahí. Gala se quedará vigilando y no permitirá la entrada de nadie y las ventanas y balcón están sellados. Nadie podrá hacerte daño.
El recuerdo del incidente en el pozo y cómo había acabado en él regresó a su mente turbándola de tristeza y miedo. Todo su cuerpo tembló por un momento, no por lo ocurrido, sino por lo que ese acontecimiento significaba, por lo que estaba a punto de hacer, en menos de una semana, abandonando aquello que amaba.
––¿Becca? ––llamó Norim quien pronto se encontró a su lado. Ella intentó ofrecerle una sonrisa sincera y tranquilizadora pero no supo si lo había hecho bien pues el rostro de éste se ensombreció.
––Estoy bien ––repitió para calmarlos––. Me quedaré aquí hasta que volváis pero después me sacáis, ¿vale?
Los dos se miraron como si hablaran algo entre ellos y al final asintieron abrazándola con fuerza. Podía sentir su amor y sabía que era sincero, que ya no era por ningún vínculo, ni lo había sido antes, que no les importaba su físico, que eran suyos como ella lo era de ellos. Tuvo que reprimir las lágrimas y sus pensamientos para que no notaran nada.
Desde el momento en que había pasado todo, le habían contado que podían sentirla más a pesar de no estar vinculados. ¿No tendría secretos si se unía a ellos con esa fuerte conexión de ahora?
––Bueno, bueno. ––Becca empujó a los dos para que se separaran––. Tenéis que iros o se enfadarán con vosotros. Pero volved pronto, ¿de acuerdo?
Las sonrisas de ambos le hicieron acariciarlos una última vez, a Kreyson en su mejilla, bajando por su pecho y rozando sobre la camiseta la cicatriz que tenía; a Norim por su pelo que tan revoltoso era como él mismo.
––Venga, fuera ––agregó rápidamente retirando las manos y sumiendo los pensamientos que se arremolinaban por salir de ella en lo más profundo de su ser.
––No tardaremos ––dijo Kreyson levantándose de la cama y encaminándose a la puerta.
––Y haz caso, o después atente a las consecuencias ––añadió Norim, a su lado, guiñándole un ojo.
––A las consecuencias de ambos.
El cuerpo de Becca reaccionó encendiéndose más aún y las risas de ellos le decían que acababan de hacerlo a posta.
––Seréis... ––masculló controlando sus reacciones.
Se tumbó en la cama y rodó por ella hasta hacerse una bola con las sábanas y quedarse quieta pensando en todo lo feliz que era con ellos. Atesoraría esos momentos para siempre... Cuando no estuviera a su lado.
Dos horas después de que Kreyson y Norim se fueran a las audiencias, el golpeo en la puerta la hizo salir de la somnolencia que se había apoderado de ella. No podía contestar por lo que no vio mal que Gala abriera la puerta y se fijara en el bulto que era ella en la cama.
––¡Becca! ––gritó corriendo hacia ella––. ¿Te encuentras bien? ¿Llamo a alguien?
Abrió los ojos y trató de mover el brazo para decirle que estaba bien pero sólo consiguió bostezar.
––Está medio dormida Gala, no le pasa nada ––dijeron detrás de él.
Becca movió la cabeza para encontrarse allí a sus amigos. Los había echado de menos esos días sin verlos debido a la decisión de Kreyson y Norim de no permitir la entrada a nadie.
––Hola... ––murmuró volviendo a bostezar––. Me aburría y acabé durmiéndome.
––Sí, pues se acabó, dormilona ––dijo Alice avanzando a la cama para ayudarla a deshacer el enredo en el que estaba––. En serio, no sé cómo haces para enmarañarte y dormir bien.
Becca sonrió.
––¿Pueden estar aquí, Becca? ––preguntó Gala.
––¡Por supuesto que podemos! ––exclamó Alice con los brazos en jarras––. Kreyson no nos dejó entrar porque Becca estaba mal y ellos estaban demasiado sensibles pero ahora está perfectamente así que no hay nada que pueda impedirnos estar aquí, ¿me oyes? ––Lanzó mientras avanzaba hacia él, retrocediendo éste, viéndose amenazado por una mujer varios centímetros más baja––. Si se os ocurre separarnos ahora de ella vas a ver tú de lo que soy capaz y lo que puedo hacerte con... ––Alice cerró la puerta antes de proseguir. Había conseguido que Gala saliera de la habitación así que, ¿para qué decirle las cosas que podía hacerle si con quien las haría sería con Josh?––. Uff, que a gusto me quedé ––suspiró ella––. Por cierto, Josh, prepárate para después porque tengo ganas de muchas cosas.
––¿¡¡Qué!!? ––gritó espantado él––. ¡Es con Gala con quien tenías la pelea!
––Sí, pero es a ti a quien me gusta hacerte gritar. Me pones tanto que....
Las risas de Becca hicieron que ambos se giraran hacia ella y sonrieran. Querían verla feliz y riéndose, que olvidara los malos momentos y, sobre todo, lo que sabían que tenía en mente.
Alice se sentó en la cama y abrazó a Becca.
––Te he echado de menos ––le murmuró al oído.
––Yo también. Kreyson me explicó por qué no os dejaba pasar. Lo siento.
––No te preocupes por eso Becca ––contestó Josh––. A veces pegábamos el oído desde nuestra habitación para intentar escucharos y otras saltábamos y os veíamos por el balcón.
––¿Hacíais qué? ––Sorprendida, miró al balcón.
––Sí, bueno, al principio era un poco complicado pero una vez le pillas el truco es fácil. ––Quitó hierro al asunto Alice––. El caso es que ahora que estás bien creo que hay algo de lo que debemos hablar, ¿no te parece?
Becca supo a lo que se estaba refiriendo con eso.
––Chicos....
––No, Becca. No puedes estar considerando lo que nos dijiste. ¿No te das cuenta lo mucho que te aman?
––Soy consciente de ello, Alice. Pero... ––calló derrotada sin poder dar más explicaciones.
––Oh, Becca... No debes rendirte tan fácilmente ––animó Alice––. Sabemos que hay muchos a los que no les importa que seas de otro planeta, incluso creen que puedes hacer cambiar para mejor a Kreyson y Norim.
––No me hagáis esto más difícil... por favor ––suplicó.
Josh suspiró y se sentó en la cama junto a ellas cogiéndole la mano libre a Becca.
––Escúchame, Becca. Sé que eres una persona que antes se hace daño a sí misma que a otra y que piensas más para los demás que para ti. Pero ya basta. Sé que ahí dentro hay una mujer luchadora que querría estar ahora delante de todo el pueblo marcando su territorio sobre los príncipes, que no le importaría que intentaran atacarla una o mil veces porque confiaría lo suficiente en sus hombres para saber que ellos la protegen. Y, sobre todo, que los ama tanto como para no poder alejarse de ellos.
––Josh, no puedo hacerles eso...
––¿Quién es la que habla ahora, Becca? ¿Esa mujer que sé que está en tu interior o el miedo de enfrentarte a todos y ser feliz?
––No sabes si seríamos felices ––susurró con la cabeza gacha.
––Es verdad que no lo sabemos, Becca ––prosiguió Alice––. Pero tú lo has visto. Desde que los conocieras has cambiado, te has hecho más fuerte, te sientes mejor contigo misma y con tu cuerpo. ¿Quieres volver a ser la de antes?
Becca giró la cabeza conteniendo las lágrimas.
––No lo entendéis. El planeta Rochel lleva en paz varias decenas de años. Desde que Pahaliah entró al poder ha mantenido a raya a todos y cada uno de los del pueblo así como a los de otros planetas para que la paz reinara. Ahora está dividido, si continuamos así lo único que yo conseguiré es que intenten derrocarlos a ellos y comiencen las guerras. No quiero tener que ver partir a Kreyson o a Norim a una batalla contra sus propios súbditos y que uno de ellos no vuelva o que implique la muerte de los tres. ¿Cómo voy a ser yo la semilla que engendre una división?
––¿Y cómo sabes que eso no lo hay ahora? ––inquirió Alice––. Por lo que nos han dicho, Pahaliah es un buen Rey, gobierna justo pero duramente, bla, bla, bla... ––continuó––. Pero no sabemos si alguien en el planeta está descontento porque eso no lo dicen. Ni sabemos si el resto de planetas no ven a Rochel como un suculento manjar al cual estén planeando atacar. Hay muchas variables fuera de tu control. ¿Y sólo piensas que tú serás la culpable de una rebelión?
Ciertamente, Alice tenía razón en esos planteamientos. Podían estar ocurriendo un montón de situaciones en ese instante que llevaran a un desenlace u otro a Rochel, independiente de la decisión que ella tomara. Miró sus manos enlazadas con las de sus amigos y una lágrima escapó de sus ojos.
––Mira, sabemos que tu decisión es más por mantener seguros a Kreyson y Norim, pero no la vemos justa. Ellos te han dicho que, pasara lo que pasase, estarían contigo para siempre, que te quieren a ti, no a lo que ellos tienen ahora. ¿Recuerdas que Aerial estuvo aquí? ––le preguntó Josh. Becca negó con la cabeza sin levantarla––. No pudimos oír mucho, la verdad, pero lo que sí escuchamos fue que Norim, y Kreyson están decididos a elegirte a ti. Si es en la Tierra pues bienvenidos; quizá no puedan vivir como príncipes allí pero estarán felices contigo. Y si es en Rochel sé que ellos estarán felices, no por ser príncipes o reyes de este lugar, sino por tenerte a su lado. Para ellos, los lujos que han conocido hasta ahora se quedan en miserias cuando estás tú. ¿Entiendes eso, Becca?
Lo entendía. Perfectamente bien. Pero estaba mal. Ella no era la mujer que ellos se merecían. Y cuando hubiera muerto y el vínculo roto podrían encontrar a la persona adecuada. Levantó la cabeza y miró a sus amigos.
––La decisión ya está tomada ––sentenció––. Vine aquí a probar y la prueba ha sido fallida. Por mucho que los ame, no haré que renuncien a su vida por mí.
––¡Becca! ––protestaron los dos.
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––¿Los puedo matar ya? ––preguntó Norim en la mente de Kreyson.
––No. Me los pido yo antes. ––La risa de Norim llegó a su cabeza y le hizo sonreír sin querer––. Vale, uno de los dos se ausenta a por las espadas y después jugamos a ver quién acaba con más.
Desde que entraran en la sala no habían dejado de acribillarles a preguntas sobre el vínculo, sobre los humanos, sobre Becca... Así había sido durante varios días, los que llevaban asistiendo a esas audiencias con el objetivo de luchar por su causa. Pero ese día especialmente estaban siendo muy agresivos y los comentarios que se escuchaban no eran muy halagüeños de aceptar a Becca. El hecho además de que se supiera que andaban preparando la nave para un viaje de vuelta a la Tierra había desatado una enorme cantidad de rumores sobre si ellos se irían, si eran los humanos quienes marchaban o si había algo más.
––Como dijimos ayer, la preparación de la nave tiene que ver con que los amigos de Becca, Alice y Josh deben volver a su planeta. Tienen asuntos pendientes allí y sólo vinieron temporalmente a Rochel. A través de ellos podremos forjar alianzas y quizás en un futuro podamos considerar la Tierra como un planeta amigo ––dijo Kreyson respondiendo de nuevo a la pregunta que todos los días hacían.
––¿Y Becca? ––preguntó un niño.
––Becca está recuperándose ––contestó Norim por su hermano. No dijo nada más como los demás esperaban pero no desvelarían nada que les hiciera pensar que ella se iría porque, si lo hacía, ellos lo harían a su lado.
––¿Qué hay del vínculo y del anuncio que hizo el Rey? ––inquirió un grupo de hombres hoscos y al parecer algo furiosos.
––¿Qué queréis saber de ello? ––lanzó Kreyson.
––¿Está conectada con los dos príncipes?
––Sí ––respondió sin más dilación.
Los murmullos llenaron la sala.
––¿Y qué pasará ahora? ––interrogó otro del grupo.
––¿Qué piensas que pasará? ––intervino Norim––. ¿Quién de vosotros está vinculado?
Varias manos se levantaron y muchos se acercaron a sus parejas.
––Decidnos ahora, ¿qué pasaría si ellas os hubieran rechazado. ¿Viviríais felices?
––¡Ella no es de Rochel! ––gritaron.
––¿Y eso qué importa? Rochel es un planeta abierto a otros ––comentó Kreyson––. Sabéis que llegan muchos nativos de otros, ¿quién os dice que no puede crearse un vínculo con otro ser de otro planeta? ¿Quién dice que no se han creado ya antes? Quizás el miedo a esa diferencia es lo que ha hecho que muchos y muchas renuncien y por eso ahora no puedan encontrar a su otra mitad. ––El razonamiento hizo que todos callaran, pensativos. Tantos años como tenía el planeta, podían no ser los primeros en ocurrir, podía haber otros casos ocultos por miedo a la no aceptación, a la censura y el rechazo––. Nosotros hemos querido informaros de ello por quienes somos, Príncipes de Rochel y herederos al trono. Nuestra mujer es humana, pero no nos importa eso. La queremos, no ya por la conexión que nos une a los tres, sino porque la amamos a ella. Nuestro pueblo sabe bien que, cuando dos personas se unen, pueden sentirse el uno al otro. Pero nosotros hemos podido sentirnos mucho antes, tanto mi hermano como yo mismo percibimos lo que Becca experimentaba estando en la Tierra. ––De nuevo una oleada de murmullos acalló la voz de Kreyson.
––¿Estáis vinculados ya?
Kreyson y Norim se miraron.
––No... ––contestó Norim.
––Nuestra mujer quería antes saber si podríais aceptar a alguien como ella. Por eso se le permitió salir y conoceros. Quiso que la vierais tal y como era, no como la consorte nuestra, sino sólo como Becca. Y la aceptasteis ––añadió finalmente con un hilo de enojo al recordar que ellos, semanas atrás, querían audiencias para que los ayudara con sus problemas.
Nadie en la sala dijo nada más, quizá demasiado confusos. Un niño se apartó del lado de la madre y avanzó hasta primera línea antes de que los soldados lo detuvieran.
––¿Sin la conexión podéis sentir a Becca? ¿Cómo está ahora?
Norim bajó hasta situarse al lado del pequeño arrodillándose para quedar a su altura.
––Becca ahora mismo está muy triste. Y por eso nosotros estamos nerviosos, porque sabemos que puede hacer algo que no nos guste a ninguno.
––¿Como qué?
––Como renunciar al nexo.
––¡Os condenaría! ––exclamaron en la sala.
––Ella morirá antes que ellos ––murmuró otro.
––Así es ––intervino Kreyson acercándose también al pueblo––. La esperanza de vida humana es muy pequeña comparada con la nuestra. Pero por mucho que eso pasara, ni Norim ni yo amaríamos a nadie más. De una forma u otra, el legado terminaría con nosotros.
––Podríais ser vinculados a otra mujer ––sugirió otro hombre.
––¿Correrías el riesgo de hacer eso con tus príncipes? ¿De negarles el amor que sienten ahora por algo que no se sabe si pasará? ––enfrentó Kreyson.
––Ella no es de Rochel. No es como nosotros.
––Y quizá por eso, ella puede llegar a ser mejor ––declaró una voz de mujer.
Todos se volvieron para contemplar a Alice plantada delante de los demás sin signos de amedrentarse. Los miraba directamente a los ojos, desafiándoles.
––Es increíble cómo el planeta que se jacta de ser abierto a otros y da la bienvenida a habitantes de otros lugares, ahora censure de tal manera ––señaló avanzando por la sala––. En realidad lo único que querríais es estar aislados por completo para salvaguardar vuestra raza pero, ¿sabéis qué? Así lo único que conseguiréis es extinguiros.
––¡Nunca ha pasado algo así en los miles de años de existencia que tenemos! ––le escupieron.
––¿De verdad? ––enarcó una ceja sonriendo con audacia––. ¿Y cómo sabes eso? ¿Y si vuestros antepasados tuvieron el mismo problema y después se dieron cuenta de su error y mezclaron su sangre con la de otros habitantes? ¿Vuestros poderes son genuinos? ¿No hay ningún planeta que no tenga los mismos que vosotros?
Hasta Kreyson y Norim miraron boquiabiertos a Alice. ¡Eso era! Claro que había razas que tenían sus mismos poderes, hasta algunas parecidas a la suya pero más débiles, bajos y diferentes; ¿quién les decía que no podían provenir de una mezcla, la suya original con otra? Alice había conseguido sembrar la duda bien dentro de cada uno de ellos.
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––Has estado genial ––felicitó Norim––. Nosotros apenas habíamos conseguido hacerles dudar pero tu planteamiento...
––Obviamente, si pensarais un poco habríais llegado a esa conclusión ––se mofó ella––. Además, tened en cuenta que hemos tenido mucho tiempo libre y a Josh le gusta conocer muchas cosas. Le eché un vistazo a la historia y pensé que podía ser lícito que ocurriera eso, al fin y al cabo en la Tierra también pasa.
––La audiencia de hoy puede hacer que muchos se pongan a favor. Pero Sekarius... ––comentó Kreyson.
––Ése no querrá cooperar. Se enfrentará a nosotros, nos desafiará.
––Desafiará a nuestro padre ––corrigió Norim––. Sabes que ellos no se llevan bien.
Kreyson asintió.
––Quizás ahora en lo que deberíais centraros es en Becca.
Los dos se detuvieron del camino que llevaban una vez acabada la audiencia.
––¿Se encuentra mal? Hemos sentido algo, ¿qué ha pasado?
––¿Lo habéis sentido? ––No era una pregunta sino más bien una afirmación––. Becca está decidida a dejaros––. Ambos permanecieron callados pero sus labios se fruncieron perdiendo su color original––. Ella sabe lo mucho que la amáis, y también lo que os ama a vosotros. Pero después de ver cómo sois aceptados aquí... No quiere convertiros en parias.
––¿Qué es parias? ––demandó Norim.
––Son personas que no tienen derecho a nada, que se los excluye socialmente. No les pertenece nada y no son bien vistos. ––Alice siguió hablando––. Josh y yo tratamos de convencerla hasta que nos echó de la habitación. Sabemos que os quiere mucho, si hasta vosotros lo sabéis. Pero es tan terca que...
––¿Qué podemos hacer? ––la interrumpió Kreyson.
––¿Tú qué crees? ¡Vincularla! Si lo hacéis seguro que ella ya no tiene escapatoria y... ––La negación de Kreyson hizo que dejara de hablar––. ¿Por qué no?
––Las mujeres han de aceptar abiertamente o de lo contrario no se realiza. Aunque lo acepten, si en su interior hay un resquicio de negación, éste no tiene ningún éxito ––le informó Norim––. Por eso tiene que ser ella la que nos quiera a nosotros.
––¡Mierda! ––prorrumpió ella––. Si Becca no ve signos de no oposición se marchará con nosotros en la nave ––anunció nerviosa––. Lo perderá todo. Lo perderéis todo.
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Becca escuchó el murmullo de voces reconociendo la de Kreyson y Norim hablando con Gala y corrió a meterse en la cama. Si ellos la pillaban de pie seguro que no la dejaban ir a ningún lado. Miró de reojo el espejo para ver cómo estaba su cara y ojos después de no haber podido evitar llorar y saltó a la cama en el momento en que Norim abría la puerta y se lanzaba a por ella haciéndola botar y chillar. Se abrazó a ella y se permitió inhalar su olor, grabarse en su mente todo su cuerpo, las sensaciones que tenía cuando él la tocaba.
––¿Qué has hecho, preciosa? ––le preguntó revolviéndole el pelo.
––¡Norim! ––gritó tratando de peinarse con las manos––. He estado aburrida. ¿Qué iba a hacer aquí si no?
––¿Estar espiando por la ventana? ––sugirió Kreyson señalando la ventana donde se había dejado un vaso con agua que debía estar en la mesita.
Becca se mordió el labio.
––Huy,.. has sido una niña mala ––acusó Norim. La empujó en la cama y se echó encima de ella––. Habrá que castigarte ––agregó bajando para tomar sus labios, bebiendo de ellos mientras los hacía abrirse para él y paralizaba las manos para que no lo tocaran.
De su boca pasó mordiéndole el mentón hasta el cuello siguiéndolo con la lengua para después tirarle pequeños mordiscos a la ropa cogiendo también un poco de carne dándole pellizcos. Su camino, los pechos, que subían y bajaban conforme la respiración de ella se acentuaba. Pero antes de llegar a besarle los pezones, que ya podían transparentarse por la camiseta, Norim paró y levantó su cabeza hasta que Becca lo miró.
––¿No querías salir? ––le preguntó.
La risa de Kreyson hizo que se sintiera engañada. Habían hecho eso para ponerla en un aprieto. Quería salir sí, pero en ese momento, justo en ese, tenía otras cosas en las que ocuparse.
––Tramposos... ––acusó haciendo un mohín.
Kreyson se acercó a ella y le cogió la barbilla para que lo mirara.
––Vístete. Donde vamos podremos seguir apoderándonos de tu cuerpo.
Sólo eso hizo que Becca echara hacia atrás la cabeza mientras su cuerpo temblaba de lo que podía esperarle. Aunque fueran las últimas ocasiones.