Capítulo 19

 

Becca contempló a través del cristal de la ventana las calles desiertas de su barrio. Sentada en el alféizar con la camisa blanca de Kreyson a medio abotonar, la cabeza apoyada en el vidrio sintiendo el frescor de éste.

Estaba en su habitación, ahora extraña al no estar el colchón. Kreyson y Norim dormían profundamente en el salón después de una de sus sesiones pasionales. Aún le dolían los músculos por soportar los juegos que se traían con los juguetes sexuales. Los había tratado de esconder pero acababan encontrándolos y aunque intentaba huir de ellos, al final sucumbía a sus deseos, los suyos en el fondo.

Sonrió hacia ellos mientras daba vueltas al móvil que tenía en sus manos. Tras lo de esa mañana con Eddy, cuando se lo contaron a Alice y Josh al volver, el día había sido hermoso. Podía sentirlos cuidando de ella más que otro día, preocupados porque las palabras de él la hubieran herido.

Giró la cabeza y pulsó un número. Acercó el móvil a su oreja y esperó que los tonos trajeran la voz familiar que hacía meses no escuchaba.

––¿Becca? ¿Qué pasa hija?

––Hola papá... ––saludó, dichosa de escucharla.

––Hola cariño. ¿Pasa algo? ¿Hay algún problema?

––No, no es nada malo.

––Menos mal, nos habías asustado. Normalmente somos nosotros los que acabamos llamándote.

––¿Dónde estáis ahora?

––En la Isla Skye... Deberías visitarla, es muy hermosa. Escocia es una tierra mágica de verdad, tu madre dice que nos vamos a quedar más tiempo por aquí.

––Eso es genial, papá.

––¿Qué hay de ti? ¿Algo nuevo desde la última vez que hablamos?

Becca miró a Kreyson y Norim.

––Sí... Hay alguien en mi vida ––reconoció, sonriendo.

––¡Cariño, eso es fantástico! Dime, ¿es el de verdad?

––Sí... Creo que sí.

––¡Si! ––exclamó sorprendiéndola.

Se echó a reír contagiada por la risa y exclamaciones de su padre y su madre que escuchaba por el teléfono.

––Papá... ––lo llamó.

––Perdona, hija. Es que es la primera vez; tus otras relaciones... Bueno, mejor las olvidas ya.

––Hay un problema. No es de aquí...  ––Prefería hablar en singular antes que contarles que de quien estaba enamorada era de dos hombres.

––¿A qué te refieres? ¿Vive en el extranjero?

––Sí, algo así.

––¿Y? Eso no te importa, ¿no, Becca?

––No podría veros...

––Cariño, ¿acaso nos ves ahora? Estamos a miles de kilómetros de ti y nos llamamos muy de vez en cuando. ¿Qué diferencia habría de estar donde estás o donde él te quiera llevar?

¿Diferencia? Teniendo en cuenta que iba a ir a otra galaxia, había mucha.

––¿Y la librería?

––¡Véndela! Ya te dijimos que hicieras lo que quisieras con ella. Si ese hombre merece la pena, Becca, no te escudes en nimiedades sin sentido. La vida es muy corta para desperdiciarla.

––También podría dejársela a Alice y Josh.

––Lo que tú prefieras. Sabemos que harás lo mejor. Pero dime, ¿cómo es?

––Es... Es atento y divertido. Me hace reír pero también se preocupa muchísimo por mí. Hace que haga cosas que jamás hubiera pensado hacer y a veces él mismo me sorprende. Me siento completa a su lado, como si compensara lo que a mí me estaba faltando.

––Cariño ––habló su madre––, por lo que más quieras, no lo dejes escapar. Uno de esos es una raya en el agua.

Becca volvió a reír por el comentario de su madre y trataba de escucharla pero no podía. Las lágrimas brotaron de sus ojos inevitablemente y se asustó al sentir las manos de Kreyson recogiéndolas  de su rostro.

––¿Qué pasa? ––preguntaron desde el otro lado del teléfono.

––Kreyson... ––susurró ella sin prestar atención al interlocutor, sus ojos fijos en los rosados de él.

––¿Estás con él? ¡Cariño, deja que se ponga! ––gritaron despertándola de la ensoñación.

––Mamá... ––Kreyson colocó la mano sobre su hombro y le pidió el aparato con la otra––. Vale.

––Señora ––saludó.

No podía oír lo que le decían pero sí la respuesta que él le daba:

––La amo con locura, más de lo que puedo querer a mi propia vida. Ella se ha convertido en el centro de mi propia existencia.

Tras varios minutos le pasó el receptor de nuevo y ella se lo colocó en la oreja.

––¿Sí?

––¿Cuándo os casáis? ––le preguntó su madre haciendo que se atragantara ella misma al respirar.

––¿Qué?

––Hija, uno de esos hay que cogerlo por los huevos y no soltarle ni una sola vez. Tienes nuestra bendición, tu padre está por ahí llorando como una magdalena porque acaba de perder a su hija así que ya puedes ir a un juzgado, una iglesia o lo que prefieras y casarte con él. No nos esperes, tardaríamos demasiado en llegar y no puedes permitírtelo. Tú procura mantener a las lagartas fuera de él.

No sabía si estaba sorprendida o en estado de shock escuchando lo que le decía su madre.

––¡Becca! Tú te lo mereces. ––De nuevo la voz de su padre––. Sabíamos... sabíamos que algún día llegaría la persona que te mereciera... Si pudiera cogía el primer vuelo e iba a verte pero me temo que no va a poder ser. Tu madre aún no ha visto esto...

––No pasa nada, papá. De hecho os llamaba porque voy a irme unos meses con él y no sé dónde estaré.

––¿También viaja de aquí para allá?

––Sí, más o menos. Digamos que nos vamos bastante lejos.

––¿Dónde?

Se mordió el labio inferior y miró a Kreyson. ¿Les contaba la verdad?

––A...

––No, cariño. No me lo digas. Sólo quiero que seas feliz donde estés y te acuerdes de nosotros, aunque nosotros no nos acordemos demasiado de ti.

––Claro, papá. Trataré de llamar lo más a menudo que pueda.

––Te queremos, cariño. No lo olvides. Aunque te hayamos dejado sola para que vivas tu propia vida nos tienes para lo que quieras.

––Siempre que avise con tiempo ––terminó ella con una sonrisa.

––Sí, hija. Ya nos conoces. Una vez nos asentamos en una cosa, no nos mueve nadie.

––Sí... Os quiero.

––Y nosotros a ti.

Finalizó la llamada y dejó escapar el móvil de sus manos hacia el suelo. Estaba hecho. Había decidido.

––Becca...

––Estoy bien ––lo miró a los ojos––. Me voy con vosotros. Quiero intentarlo.

––Pequeña... ––suspiró cogiéndole la cabeza y besándola en la frente para, después, devorarla en un beso demostrándole su amor.

––Os amo a los dos.

––Como nosotros lo hacemos.

Becca lo empujó hacia la pared y comenzó a besarle con fiereza abandonando los labios de él, descendiendo por su cuello.

––Becca, ¿qué haces?

––Vosotros conocéis mi cuerpo pero no me habéis dejado explorar el vuestro ––contestó entre caricias por el cuello y los hombros.

––Entonces disfrútame, princesa ––alentó él dejando caer sus brazos a los lados.

Becca lo enfocó. Estaba dándole el control e iba a procurar no defraudarlo. Se centró en el pecho musculoso y pasó sus manos por encima de él sintiendo el calor que emanaba de su piel, el cosquilleo que le producía al acariciarlo, la respiración entrecortada. Rozó su cicatriz y retiró la mano, asustada, por si le hacía daño.

Kreyson se la cogió con suavidad y llevó de nuevo al mismo sitio presionando el lugar.

––¿Te resulta repulsiva?

––¡No! Tenía miedo de hacerte daño.

––Ocurrió hace muchos años; ya no me duele.

––¿Qué pasó?

––Fue en una guerra. Uno de los enemigos arrinconó a Norim y trató de matarle. Yo me interpuse antes de que el arma cayera sobre él.

––Debió doler mucho... ––comentó besando la marca a todo lo largo.

Kreyson jadeó tratando de encontrar la voz para responderle.

––Estuve varios... meses... intentando... luchar... por mi vida...

Esbozó una sonrisa ante su reacción. Sólo estaba besándole la cicatriz pero parecía que esa zona era muy sensible a sus atenciones.

Levantó la mano y acarició su torso, apartando el colgante para que no la molestara en su inspección, y los abdominales siguiendo las líneas con sus dedos, marcando a fuego en su mente la figura.

Sacó la lengua y la pasó por un camino descendente mientras se ponía de rodillas hasta llegar al vello que debía proteger su verga sólo que ésta estaba alzada y expectante por acción.

––¿Ya?

––Eres tú, Becca. Con un sólo roce me pones a cien.

––Entonces tendré que ocuparme de ello ––comentó al tiempo que acariciaba los rizos oscuros y seguía por la longitud de su pene.

Lo recorrió por completo, tanto por arriba como por abajo perfilando el contorno del mismo.

––Tan  duro...

––Becca, pequeña... ––suplicó.

Acercó su boca a la punta y lo besó haciendo que respingara. Golpeó con la cabeza lo bastante fuerte como para hacer que ella se asustara y lo mirara.

––No te pares ––siseó con los ojos cerrados.

Lamió alrededor del glande antes de introducirlo en la boca calentándolo más con su aliento.

––Busxhaelz![1]

––¿Uhm? ––Esa palabra, aun cuando no sabía lo que significaba, era un lenguaje diferente. Por una vez le oía hablar en su idioma. El sonido de éste hizo que la atravesara una descarga de excitación. ¿Le había hecho perder la concentración?

––El traductor no funciona bien si la persona no se concentra. ––Le dejó claro.

Becca introducía y sacaba el pene de Kreyson a un ritmo normal mientras usaba las manos para estimularlo en su escroto y en el propio miembro.

––Becca... Becca....

Las manos de él se cerraron sobre su cabeza y comenzó a balancearse con mayor rapidez metiendo más su pene en la boca hasta que la hizo gemir por esa rudeza. Disminuyó los embistes pero siguió follándole la boca.

Ella tuvo que colocar las manos sobre sus muslos para sostenerse. Sus respiraciones eran aceleradas y sólo se escuchaban éstas en la habitación, inundada por el olor a sexo que salía de sus propios cuerpos creando un aroma más excitante.

––Me corro... ––avisó antes de que la explosión con el semen de Kreyson tuviera lugar y la llenara por completo amenazándola con derramarse.

Empezó a tragar con premura para vaciarse, remisa a desperdiciar una sola gota de su semilla. Sólo entonces fue sacando su miembro para liberarse de tal envergadura.

––¿Estás bien? ––le preguntó arrodillándose a su lado.

––Sí... Ha sido genial ––contestó sonriente.

––Más que genial, princesa.

Miró a Norim que dormía plácidamente en la cama. ¿No se había enterado de nada?

––Norim tiene un sueño muy profundo cuando está satisfecho.

––Debería habernos oído...

––Sí, y sentido nuestras emociones. Pero es un dormilón.

Una sonrisa pícara atravesó el rostro de Becca y se mordió el labio inferior.

 

Amar por partida doble
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