Capítulo 8

 

Becca abrió los ojos para encontrarse en su propia cama. Estaba sola en la habitación pero podía oír ruido fuera y esperaba que, quien fuera, no estuviera haciendo nada malo.

Se incorporó con lentitud aún con los músculos de su cuerpo adormecidos y probó a levantarse. Una vez segura de no caerse, avanzó hacia la puerta y abrió lo suficiente como para echar un vistazo sin ser vista. Miró el salón en busca de Alice o Josh pero sólo se encontró con dos personas, si podía llamárseles así.

Norim estaba viendo absorto la televisión mientras que Kreyson, sentado a su lado, hojeaba un libro aunque no parecía que estuviera leyéndolo. Fue él quien levantó la cabeza y la miró a pesar de lo poco que había abierto.

Ella exhaló y cerró con rapidez echándose sobre ella.

––Becca, no vamos a hacerte daño ––le dijo Kreyson desde el otro lado.

––¿Dónde están Alice y Josh?

––Salieron a ver cómo estaban las cosas y a comprar comida. Deben estar al llegar.

––¿Cuánto hacen que se fueron?

––No lo sé, no entiendo el tiempo en tu planeta. Pero Norim ha visto tres cosas diferentes en la televisión.

Becca se paró a pensar... Tres cosas diferentes quería decir tres programas o series, ¿podían estar fuera desde hacía más de una hora? Ella tampoco había mirado el reloj antes de quedarse dormida y no esperaba que fueran a dejarla sola con ellos.

––Becca, dime al menos que te encuentras bien.

––Estoy bien ––contestó.

––Gracias... ––susurró él.

A pesar de la puerta, lo sentía, era una sensación extraña, su mente le decía que Kreyson tenía apoyada su mano derecha sobre la madera así como la frente. Su voz contenía desesperación y miedo pero también deseo y amor.

Se encontró a sí misma abriendo y parándose delante de un Kreyson sorprendido. Norim la miraba también confuso, dejando a un lado la televisión y centrándose en ella.

––¿Puedo confiar en vosotros?

––Por supuesto.

Kreyson le ofreció la mano esperando que la cogiera y ella, aunque titubeó, alargó la suya para posarla sobre la de él y dejar que cerrara sus dedos albergándola. Se veía tan pequeña comparada con la de Kreyson, grande y varonil, que se maravilló por el hecho. El único que la hacía sentir así era Josh; ningún otro.

La instó a avanzar y la sentó en el sofá, en medio de ellos dos. Norim se echó a un lado para darle más espacio y Kreyson se sentó alejado de ellos. Cogió de nuevo el libro y lo abrió por una página al azar.

––¿Es vuestro idioma?

––Sí... Estás hablando mi idioma y, sin embargo, ¿no lo entiendes en el libro?

––Entiendo vuestro idioma gracias a esto ––le aclaró tocándose la caracola al cuello––. Es un dispositivo que reconoce la lengua del planeta y filtra nuestras palabras para que puedas entendernos.

––¿Entonces habláis vuestro dialecto pero eso lo traduce para mí?

Él asintió.

––¿Pero no las palabras?

––Se ven hermosas escritas.

––Pero eso es a ordenador... A mano... ––Se detuvo al ver que no la estaba entendiendo––. Espera ––dijo levantándose y yendo hacia una cómoda. Sacó un papel y un bolígrafo y se arrodilló en la mesa delante del televisor.

––¿Qué haces?

––Escribir tu nombre ––contestó.

Kreyson se acercó a ella y vio cómo trazaba unas líneas rectas y curvas formando la composición más hermosa que jamás había visto. Becca terminó y se lo mostró.

––Ahí pone Kreyson. Al menos como me suena a mí.

––Es mucho más hermoso que en los libros.

––Cada persona tiene una forma de escribir así que es difícil encontrar dos letras iguales.

––Letras...

––Sí, así es como las llamamos.

Norim cogió el papel y miró el nombre que acababa de escribir. Sonrió maravillado y se lo tendió a Becca.

––¿Podrías hacer el mío?

Ella asintió y lo agarró. Anotó su nombre con la misma dedicación que tuvo con el de Kreyson y se lo mostró a Norim. Éste ensanchó su sonrisa al verlo y quiso recorrer las líneas con sus dedos.

––Gracias, Becca.

No pudo evitar sonrojarse y agachar la cabeza. Empezaba a sentir mucho calor rodeada como estaba de esos dos... hombres. A decir verdad, salvo sus ojos, no había nada diferente a un varón de la Tierra. Los volvió a mirar y constató que seguían con las gafas de sol puestas. ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

Levantó las manos hacia los lados del rostro de Kreyson y le rozó las gafas. Las fue quitando lentamente y cuando las tuvo en sus manos vio que él mantenía los ojos cerrados. Las dejó a un lado y se acercó más para acariciarle con sus dedos el rostro siguiendo su contorno y marcando a fuego en su mente las facciones de éste. Podía sentir bajo sus yemas la tensión de Kreyson por quedarse quieto dejando que fuera ella quien explorara lo que quisiera, sin apresurarla.

––Abre los ojos... ––murmuró Becca.

––No quiero asustarte.

––Por favor...

Kreyson cumplió lo que le pedía y fue abriendo los párpados poco a poco centrándose en la imagen de Becca delante de él. No podía comprender cómo en la Tierra ella no era hermosa porque, para Norim y para él, era como un regalo caído de las estrellas. No, no era como sus mujeres, pero eso no les importaba. Para ellos, era bella.

Notó su temblor al mirarla con sus ojos rosados pero los suyos mostraron la valentía que tenía dentro al seguir en contacto con él.

Becca acercó sus dedos hasta los labios y los rozó varias veces consciente de que, con cada una, el aliento de Kreyson se intensificaba. Quiso estar más cerca a pesar de no saber por qué y apartó su mano para rozar los labios con los suyos, temerosa por si ocurría algo. Pero Kreyson estaba quieto, no quería apartarse o romper el momento. Ambos se observaban llenos de deseo contenido.

––Becca... ––susurraron a su lado.

Norim estaba allí también arrodillado a su lado, su mano en el brazo de ella. Se apartó de Kreyson y lo miró procediendo enseguida a quitarle las gafas para verle esos intensos ojos naranjas que tenía. Él trató de avanzar hacia ella para besarla pero su hermano lo detuvo posando la mano sobre el hombro.

––Despacio, hermano ––le avisó.

Sin embargo, fue Becca quien los agarró de la camisa a ambos para que se volvieran hacia ella y la vieran negar con la cabeza. Quería eso, saber si eran los hombres de su sueño o nada más que una pesadilla.

Norim le acunó la mejilla y la hizo moverse hacia él. Se acercaba con rapidez hacia ella, ansiando el momento en que conectaran, como si no pudiera contenerse más. Y fue como un estallido en su boca cuando sus labios se rozaron. Gimió al sentirle explorar con su lengua indicándole que abriera para dejarle entrar. No pudo detener el fuego que se formaba y, cuando lo hizo lo suficiente para permitirle la entrada, la embistió con fuerza sujetándole la nuca para evitar que ella retrocediera.

Gruñó dentro por la brusquedad aunque sabía que Norim era más salvaje que su hermano y se dejaba llevar más por sus pasiones. Trató de luchar contra la lengua de él pero era una batalla perdida desde el principio. Al final comenzó a seguirla, de dejar que él la rozara y la apartara cuando quería explorar otras zonas. Intentó entrar en su boca para probar su sabor desde más adentro pero Norim no la dejó, siempre haciéndola retroceder.

Se apartó de ella en el último intento que hizo dejándola decepcionada por haber perdido ese dulce.

––Mi turno ––le indicó Kreyson moviéndola hacia él y apropiándose de sus labios a pesar de que segundos antes habían estado presionados contra los de su hermano.

La forma de besar de Kreyson era más tranquila pero la pasión y fuerza con la que guiaba eran mayores y pronto se encontró teniendo dificultades para mantener el sentido. Sus lenguas se unían rodeándose la una a la otra, siguiendo un baile cuya música sólo conocían ellos dos.

Cuando él se retiró de su boca ella lo siguió con la lengua trazando el contorno y presionando para entrar en su lugar.

––Becca... ––masculló él.

––¿Por qué me lo negáis? ––gimió ella.

––Hay algo...

––¡Madre del amor hermoso! ––exclamó Alice al ver a los tres en el suelo, Becca en el centro y Norim y Kreyson a cada lado.

El ruido de las bolsas al caerse de las manos de Josh hizo que Alice se volviera y le golpeara en el hombro.

––¡Idiota! Las cosas se pueden romper.

Josh era incapaz de hablar después de ver cómo su mejor amiga estaba en el piso sentada con esos dos seres. No es que lo viera mal, pero el calor de esa habitación y la pasión con la que trataban a Becca había hecho que él mismo se encendiera en tan sólo unos segundos.

––Yo... ¡Tengo que ir al baño! ––lanzó echando a correr hacia ese lugar. Necesitaba agua fría; eso o aliviarse él mismo después de semejante espectáculo.

Becca se levantó del suelo como pudo y ayudó a Alice a recoger las compras que acababan de llevar. Fueron hacia la cocina y allí se sentó en uno de los taburetes. Estaba muy roja y apenas podía mirar a la cara a su amiga.

––Venga, mujer. Tampoco es algo de lo que avergonzarse.

––Los he besado... ––murmuró.

––Ya, eso lo hemos visto. La cuestión es si hubieras seguido de no haber llegado nosotros...

––Creo que sí... Alice, no sé qué me pasa con ellos... Yo.... Ellos...

––Tranquila... ––calmó sentándose en el otro taburete al lado de ella––. Las cosas se hacen con calma, ¿verdad? Sólo hace unas horas que han llegado y, por ahora, no han hecho nada malo, ¿no?

––No... Si exceptuamos que Norim estuvo a punto de ser atropellado.

––Sí, eso mejor lo olvidamos. Pero mira, no han destrozado la casa. Al menos sabemos que son pacíficos y que acatan órdenes. Se han estado quietecitos todo este tiempo. ¿No crees que podrías darles una oportunidad?

––Aún pienso que cuando conozcan a mujeres guapas se marcharán... Si no existiera ese vínculo...

––¿Y por qué no los pruebas? ––cortó Alice.

––¿Probar?

––Dices que si ven bellezas ellos se alejarán de ti... Ponlos a prueba. Salgamos con ellos a la calle esta noche y a ver qué pasa.

––¿Quieres que salgamos con dos extraterrestres que no conocen nada de este planeta?

––Algo conocen... Podemos enseñarles lo justo para que se comporten. Y de paso asegurarnos de sus sentimientos por ti.

––O de que prefieren sentir amor con alguien como yo a no sentirlo por nadie ––masculló ella mirando hacia otro lado.

Alice le dio un coscorrón a Becca y ésta chilló por ello. Tanto Kreyson como Norim se asomaron a la puerta y ella los miró atónita porque acudieran al mínimo sonido.

––Tranquilos... Sólo estaba regañándole por decir cosas feas sobre sí misma.

––Te agradecería que no volvieras a hacerlo ––contestó Kreyson retándola seriamente, demasiado para la situación que estaban. Hasta la misma Alice se quedó boquiabierta de tal reacción tan protectora.

––No me ha hecho daño ––intervino Becca––. Además, tenía razón, me lo merecía.

Se levantó y fue hacia ellos para calmar los ánimos. En cuanto su mano rozó el pecho de Kreyson éste la atrajo hacia él rodeándola con su brazo, atrapándola en un abrazo. Besó la coronilla de Becca y se calmó al instante.

––Lo siento ––se disculpó soltándola. Se marchó al salón sin decir nada dejando a Alice y Becca asombradas por esa demostración.

Norim se acercó a Becca y la besó en la mejilla lo cual hizo que respingara con el contacto y lo mirara sorprendida.

––A Kreyson no le gusta que nadie te haga daño... Y a mí tampoco. Pero no creo que tus amigos lo hagan con maldad.

––No lo hacen...

––Kreyson es muy posesivo con sus cosas. Y si eso eres tú, más aún ––informó antes de ir junto a su hermano.

Becca los contempló a los dos viendo la televisión y algo en su corazón se calentó un poco más. ¿Podrían llegar a quererla a ella?

––Creo que lo de esta noche será muy interesante ––murmuró Alice a su lado.

 

Entre las dos se pusieron a preparar la comida y cuando Josh se les unió, casi veinte minutos después, estaba casi todo listo para sentarse en la mesa a comer.

Kreyson y Norim miraban de reojo a los chicos mientras iban sacando cosas de la cocina y poniéndolas en la mesa. El olor de la comida les llegaba a su olfato y algunas cosas tenían una pinta que los incitaba a acercarse y probar.

––Chicos, vamos a comer ––dijo Alice cuando los tres salieron de la cocina con los últimos platos.

Los dos se levantaron del sofá y aproximaron sin saber bien dónde sentarse. La mesa, bastante grande, era para diez comensales con tres sillas a cada lado y dos en los costados. Becca nunca había logrado tener tantos conocidos para algo asi pero la usaba como lugar donde poner libros y Josh se había encargado de limpiarla antes de empezar a llevar la comida.

––Tú aquí ––le dijo a Becca llevándola hasta una silla e instándola a sentarse––. Y vosotros... ––se dirigió entonces a Kreyson y Norim––. Tú aquí y tú aquí.

Los dos se sentaron uno a cada lado de Becca quien se sonrojó al estar entre ellos y agachó la cabeza.

––Nosotros al otro lado ––dijo Josh sentándose enfrente de Becca para darle ánimos. Ella se lo agradeció con una pequeña sonrisa.

––Y ahora a comer...

Becca cogió los cubiertos y se sirvió un poco de ensalada en su plato y después un par de lonchas de pavo que habían hecho a la plancha. Se fijó entonces en los otros que no cogían nada pero miraban hambrientos la comida.

––¿No os gusta? ––le preguntó a Kreyson.

––No lo sabemos. Es una comida algo diferente a la nuestra.

––¿Esto qué es? ––preguntó curioso Norim señalando un tomate cherry de la ensalada de Becca.

Ella lo cogió entre sus manos y se lo mostró a él. Lo hizo girar entre sus dedos para que Norim lo viera.

––Es un tomate. Se les dice tomate cherry porque son pequeños como las cerezas. Y están muy dulces.

––¿En serio? ¿Puedo probar?

––Claro...

Pero cuando Becca iba a soltar el tomate para coger algo de ensalada y servirle a Norim éste le agarró la muñeca y se la llevó hacia su boca abriéndola para que pudiera introducirle la hortaliza en ella y, con picardía, rozar con sus labios y lengua.

Ella se quedó parada viendo lo que hacía y el calor volvió a fluir por su cuerpo con la misma intensidad con la que había brotado con sus besos. Esos hombres hacían que su ser reaccionara a ellos en cualquier situación.

––Norim... ––reprendió Kreyson. Ambos se volvieron hacia él––. Contente.

Mostró una sonrisa traviesa antes de coger los cubiertos y servirse más tomates y lechuga en su plato. Lo miraba todo mucho antes de metérselo en la boca y saborearlo.

Kreyson cogió el vaso de cristal y miró con curiosidad el líquido que contenía.

––Es agua ––indicó Becca.

––¿No tiene color?

––No... Es transparente. ¿Vosotros tenéis agua?

Él asintió.

––Tiene color ––añadió antes de beber.

Era más moderado y comió en silencio sin quejarse o deleitarse de ninguna comida en concreto. Becca lo miraba de reojo de vez en cuando pensando en la frialdad con la que actuaba, contraria a la pasión que sabía que llevaba en su interior. ¿Era así en la vida real? No sabía por qué pero la atraían. El uno callado, serio y conocedor del saber estar; y el otro divertido y simpático, salvaje incluso.

Alice y Josh intercambiaron unas miradas entre ellos al ver cómo los tres que tenían delante, aun sin palabras, se comunicaban e interactuaban con la comida. Varias veces Becca les servía alguno de los platos que todavía no habían probado y esperaba su reacción con expectación.

Terminados de comer y recogida la mesa por todos, volvieron a sentarse en los sofás, Becca entre ellos dos de nuevo.

––No habéis dicho cómo estaba la calle.

––Todo bien ––inició Alice––. Cuando llegamos la gente estaba despierta, aunque desorientada. Los del ejército no sabían qué estaban haciendo allí y parecía que hablaban con sus superiores porque se oían muchas órdenes.

––Creen que ha sido un ataque de hackers ––comentó Josh––. Alguien que se haya colado en los ordenadores para gastarles una broma.

––¿No creen que de verdad hayan venido... alienígenas de otro planeta? ––preguntó mirándolos a ellos.

––Al parecer no. Supongo que abrirán una investigación pero hasta que logren desvelarlo todo pasará tiempo, y estaremos a salvo.

––¿Y las cámaras que haya podido haber? ¿No nos habrán captado y estará grabado?

––Parece que no, Becca ––comentó Josh––. Me acerqué cuando unos tenían esa conversación y resulta que en un establecimiento con cámara sólo la conectan por la noche y, en el otro, no se ha grabado nada, no nos acercamos lo suficiente para que nos vieran ahí.

Becca respiró aliviada y miró el reloj del salón. Eran casi las cinco de la tarde y debía abrir la librería. Tenía los encargos preparados y había llamado a los clientes para que pasaran a recogerlos ese día pero, con ellos dos allí...

––Tengo que irme... ––dijo levantándose.

––¿Y lo de esta noche? ––preguntó Alice.

––¿Qué pasa esta noche? ––inquirió Josh, ajeno.

––Becca ha pensado en que salgamos con Kreyson y Norim a dar un paseo. Para que conozcan el mundo, ya sabes.

––¿Y será adecuado? Destacan por sus ojos, por si no os habéis dado cuenta.

––Gafas de sol, tonto... ––le dijo golpeándole en la cabeza.

––¿Al anochecer? No verán nada ––contraatacó.

––¿Hay algo más que deberíamos cambiar de nuestro aspecto? ––intervino Kreyson en un tono de voz inalterado.

Becca lo miró de arriba a abajo.

––No... Sólo el color de vuestros ojos. Nosotros nunca los podemos tener así.

Ante los ojos de ella los rosa brillante de Kreyson fueron apagándose asemejándose a los de la propia Becca, un color melocotón algo más oscuro en tonalidad que el suyo.

––Eso es... ––susurró ella. Miró entonces a Norim y vio que también él había cambiado el color por uno miel suave––. ¿Por qué no hicisteis eso antes?

––Queríamos que nos vieras tal y como somos desde el principio ––respondió lleno de pesar.

Ella se mordió el labio inferior y se inclinó hacia él hasta que sus rostros estaban muy cerca.

––Me gustan tus ojos... Los de antes... ––murmuró.

––¿Vas a ir a la librería? ––preguntó Josh carraspeando para que Becca reaccionara.

––Sí... ––contestó apartándose de Kreyson como si saliera de un trance. Tenía que alejarse de ellos para pensar porque cada vez que su piel entraba con su contacto perdía la razón––. Tengo que ocuparme de algunos encargos. ¿Os podríais quedar?

––¡Claro! Déjalos con nosotros, los pondremos al corriente para la salida ––contestó, animada, Alice.

Becca miró a Josh pidiéndole ayuda en silencio.

––Yo me ocupo de que Alice no haga de las suyas, Becca, tranquila.

––¡Eh! ––se quejó ella.

 

Amar por partida doble
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