Capítulo 25

 

––¿Esto que es? ––preguntó Josh mirando con asco el contenido de su plato. Pinchó con el tenedor y levantó un poco el trozo verdoso.

Alice y Becca lo contemplaron reprimiendo sus expresiones.

––Carne de baloyne. ¿No te gusta? ––respondió Norim partiendo un pedazo y metiéndoselo en la boca ante la mirada de los tres.

––Si en la Tierra te sirven un filete de carne verde creo que sería para dar aviso a Sanidad y cerrar el local... ––murmuró apartándolo a un lado para seguir comiendo la ensalada que tenía.

––No tiene que estar tan malo ––aventuró Becca partiendo trocito. Cerró los ojos para no verlo entrar y dejó que su lengua y dientes hicieran el resto. Un sabor extraño, entre el del cerdo y la gallina, aderezado con algo dulce fue el resultado que obtuvo. Era raro, pero estaba bueno.

Cuando abrió los ojos, Kreyson y Norim estaba esperando su respuesta. Les sonrió calmándolos.

––Está bueno. Es diferente a nuestra comida pero está bueno. Me gustaría ver cómo es ese baloyne del que sale esto.

Ambos correspondieron su sonrisa y respiraron tranquilos al ver los intentos por adaptarse.

––Es un animal de tamaño grande y algo fiero, Becca ––comentó Aerial.

Ella giró la cabeza para  mirarla, en la cabecera de la mesa.

Todos estaban sentados en la mesa principal, un tablero alargado donde, quien presidía, era el rey del planeta. A su derecha se sentaba Aerial como reina y, en la cabecera contraria, estaba Kreyson, como heredero del trono. A su izquierda, Norim, mientras que ella había sido ubicada a la derecha seguida a continuación por Josh y Alice. El resto de asientos estaban vacíos aunque sospechaba que no siempre sería así.

El salón eran amplio y se accedía al mismo a través de varias puertas de madera en color oscuro. Las paredes de la sala estaban pintadas en color ocre brillante mientras que el suelo era de piedra un tono más oscuro y más opaco. Había dos grandes ventanales abiertos para dejar pasar el aire. Las cortinas estaban recogidas a ambos lados, en un dorado crema y los muebles eran oscuros, tanto lo que usaban en ese momento como otros donde se guardaba la vajilla, cubertería y demás utensilios.

Varias personas estaban en las esquinas de la habitación o detrás de ellos para servirles si necesitaban algo aunque para los tres eran más una incomodidad que un alivio.

––¿Los crían en el pueblo?

––Algunos. Otros hay que salir a cazarlos pues la carne es más sabrosa. También se usa de ellos la piel. De hecho parte de la chaqueta que lleva Kreyson está hecha de ese animal.

––¿En serio? ––preguntó Alice fijándose en la ropa que llevaba––. ¿Qué parte?

––El pecho. ––Kreyson se rozó el torso lo que hizo que Becca siguiera con sus ojos los dedos a lo largo del mismo y resoplara ante las imágenes de él desnudo recorriéndole con su propia mano. Él giró hacia ella, sus ojos diciéndole que había captado sus intenciones, con lo que agachó la mirada centrándose en comer. Estaba agotada después del baño y su mente aún quería otro asalto.

Norim trataba de reprimir la risa aunque a duras penas lo conseguía mientras Alice, Josh, Pahaliah y Aerial los miraban sin saber el motivo de sus comportamientos.

––Si quieres, podemos ir esta tarde al pueblo. Te mostraremos algunos de esos animales, y hay más ––sugirió Norim.

––¿Hay perros? ––preguntó animada.

––¿Esas cosas pequeñitas que ladraban cuando nos acercábamos?

––¡No todas eran pequeñas! ––se quejó ella––. Pudisteis ver uno grande.

––Sí, y por poco le deja a Norim sin mano ––matizó Josh.

––¡Yo qué iba a saber que no puedes acercarte a uno de esos si no te conoce!

––Normalmente no reaccionan como uno quisiera. Menos mal que Kreyson cogió la cadena antes de que te alcanzara. ––Alice señaló a Kreyson––. El problema fue cuando se revolvió contra él.

––Podía haberlo controlado... ––masculló él bajito.

––Sí, ya...

––Bueno, pero al final fue Becca quien os acabó salvando ––replicó Josh––. Si ella no hubiera tirado del collar y alejado al perro; si no lo hubiera calmado, a saber lo que habría pasado.

––Habría usado mi poder. Sólo había que mantenerlo quieto unos segundos para alejarnos de él. O Norim lo hubiera dormido.

––¿Y por qué ninguno los usó al principio?

––Porque Becca nos dijo que no utilizáramos los poderes si podíamos evitarlo. Llamaban demasiado la atención ––respondió Norim.

––Además, el perro era cariñoso cuando se calmó.

Todos acabaron mirándola a ella con gestos de incredulidad.

––¿Qué?

––Joder, Becca, fue cariñoso contigo. Cada vez que te dabas la vuelta nos echaba unas miradas que pensábamos podría echársenos al cuello.

––Oh, no digas tonterías, Alice.

––Tú no lo viste ––dijo entonces Josh––. Contigo parecía un chihuahua, con nosotros un doberman. En serio, Becca, tenías que haber visto cómo nos miraba.

––¡Pero si era un Gran Danés! ––exclamó ella.

––¿Ya no te acuerdas lo que dijo el dueño? ¿O los policías que iban con él?

––Yo sólo pensaba en que nos habíamos metido en un lío. Cuando los vi correr hacia nosotros lo único que me vino a la cabeza fue proteger a Kreyson y Norim ––murmuró mirándolos a los dos.

––Sí, bueno,era comprensible. Lo que no era tanto fue cuando el perro atacó a su dueño al intentar separarlo de tu lado.

Las risas de Josh y Becca resonaron en la sala.

––¡Es verdad! El hombre no daba crédito, decía que lo había criado desde pequeño y que ni siquiera con él cogía la confianza que cogió contigo en una hora ––explicó Josh––. Siempre tienes un don para los animales.

––Sólo me comporto como ellos querrían.

––Nuestros hijos nos han explicado algunas de las cosas que encontraron en vuestro planeta––comentó Pahaliah interrumpiendo la conversación––. Ya que estaréis aquí un tiempo, seguro que algunos de nuestros eruditos se verían complacidos por saber más sobre el mismo.

––Nos encantaría ayudar a dar a conocer nuestro planeta. Quizás en un futuro pueda ser posible un encuentro con la gente de Rochel y la Tierra ––contestó, educado, Josh.

––Sí, porque el primer encuentro.... ––Alice alzó el pulgar elevándolo hacia arriba para después dar la vuelta y bajar el brazo con él––. Nos iba a dar algo.

––¿Qué ocurrió? ––inquirió Aerial.

––¿No os lo han contado? ––Becca se volvió hacia ellos.

––No, sólo nos dijeron que siguieron las coordenadas y llegaron a ti siguiendo el vínculo. Pero en realidad no nos han dicho qué pasó.

El resto de la comida, Alice, Josh y Becca tuvieron el liderazgo de la conversación al relatarle a los reyes cómo había sido su encuentro, los sustos y sorpresas que se habían llevado ellos con ciertos objetos de la Tierra ––obviando los sexuales, claro––, la adaptación de ambos y demás anécdotas.

De vez en cuando Kreyson y Norim participaban en la conversación e incluso un par de veces Norim convocó en el salón los objetos o animales que habían visto para que sus padres los descubrieran. Después los hacía desaparecer de nuevo.

Todos parecían divertirse mucho mientras los sirvientes se ocupaban de retirar los platos y dejar otros en su lugar. El postre, consistente en una especie de tarta pero con sabor a queso y paté, acabó quedándose en el plato de los tres, incapaces de comer algo así. El ambiente se había relajado bastante y todos reían animados por los relatos.

––Ah... Me hubiera gustado ir a verlo... Tiene que ser un bonito planeta.

––Créeme, este es mucho mejor ––contradijo Becca.

Todos la miraron.

––No he visto mucho aún y ni siquiera conozco a la gente, pero la sensación que se tiene es como si llegaras a un lugar lleno de paz, donde no importa lo que eres o cómo eres sino donde estás.

––Así es como lo describen los visitantes de otros planetas. ––Pahaliah se levantó de la mesa y lo mismo hicieron sus hijos––. Siento mucho tener que retirarme ya pero he de ocuparme de los asuntos del reino. ¿Kreyson?

Becca miró a su pareja, decepcionada al saber que también él debía irse.

Éste se agachó sobre ella y la besó en la coronilla demorándose más tiempo del correcto.

––Trataré de acabar cuanto antes. Entonces me reuniré con Norim y contigo.

––Vale...

Siguió con su mirada a los dos hasta que salieron de la sala. Norim le cogió la mano por encima de la mesa apoyándola en silencio. Le apretó en respuesta y sonrió.

––¿Y si descansáis un rato y vamos después a ver los animales?

––¡Sí! ––exclamó ilusionada.

––Me temo que no puede ser... ––interrumpió Aerial––. Ellos no pueden salir del palacio, Norim.

––¿¡Por qué!? ––preguntó, alterado.

Becca lo detuvo en un intento por tranquilizarlo.

––El pueblo aún no ha sido informado, Norim. Si te ven con seres de otro planeta, uno del que ni siquiera han oído hablar, puede haber comentarios.

––El pueblo sabía que nos íbamos.

––Sí, de visita. Pero no dónde. Tu padre quiere anunciar la llegada de ellos de modo oficial dentro de un par de días. Sólo entonces podréis salir al exterior. Mientras tanto, debéis permanecer en el palacio donde los guardias pueden protegerlos.

––¿Podrían querer hacernos daño? ––preguntó Becca.

––No... Nosotros hemos visto muchas razas diferentes a lo largo de los años y no nos escandalizamos, menos por una tan parecida a la nuestra. Pero el problema reside en que eres la pareja elegida para ellos; algunos no verán con buenos ojos a un ser de otro mundo como futura reina de éste.

Agachó la cabeza ante ese comentario tan directo. Quería la verdad, no matizaciones, y ahí las tenía. Si deseaba quedarse y ser feliz junto a ellos, debía enfrentarse a eso. Levantó la cabeza agradecida a Aerial por no ocultarle nada.

––Haremos lo posible por no causar muchos problemas.

––Y si durante nuestra estancia podemos ayudar.... ––añadió Josh––. Nos sentimos mal si no hacemos algo a cambio de vuestra hospitalidad.

––Bueno, lo cierto es que me gustaría oír más historias de la Tierra. ¿Qué os parece si nos vamos a otro lugar más íntimo y seguís relatándome?

––Sí ––respondieron todos levantándose.

****

––Lo siento... ––se disculpó Norim. Iban sólo los dos por el pasillo rumbo a la habitación de Becca para poder descansar un poco después de casi quedarse dormida en los sillones de la sala escuchando a Alice y Josh hablar con la reina de algunas cosas de la Tierra.

––¿Por qué?

––Mi madre es demasiado curiosa. Menos mal que no he tenido que mostrarle cada una de las cosas que habéis comentado. De hecho creo que algunas no llegué a verlas yo.

Becca sonrió pero tuvo que taparse la boca por un bostezo. De nuevo. El sexo con Norim la había dejado agotada y después de relajar los nervios con la conversación con Aerial en ese salón más pequeño y acogedor, el sueño y cansancio hicieron acto de presencia.

La sala donde habían estado varias horas charlando estaba decorada en color rojizo oscuro dándole más cercanía. Se veía muy acogedora y al no ser tan grande como el salón comedor, podían encontrarse más tranquilos. Había varios sillones en color pastel por la habitación, un mueble con libros que había sido incapaz de leer sus títulos contemplando así la caligrafía de ese planeta y algunas mesas dispersas con juegos variados. Norim había jugado con ella a algunos mientras conversaba con los demás pero finalmente sucumbió al cansancio.

––En cierto modo te pareces a tu madre. Has heredado el mismo carácter que ella.

––Sí. Es algo de lo que estoy orgulloso. Aunque mi padre siempre me dice que hubiera querido que sólo tuviera la mitad del carácter de ella.

––Seguro que es porque tu infancia fue demasiado salvaje para su gusto ––rió ella.

––Ya lo creo. No me estaba quieto. Y el único que sabía siempre dónde estaba era Kreyson. Por eso tenía que salir a buscarme él y dejar el trabajo que le encargaba mi padre para retomarlo después. Cuando me di cuenta de las noches que pasaba en vela terminando las tareas por haber salido a por mí dejé de escaparme tan a menudo y me quedaba a su lado para ayudarle.

––Eso es hermoso por tu parte, Norim ––murmuró acariciándole el brazo––. Sé que los dos os queréis mucho, de lo contrario no podríais tener esa relación entre vosotros.

––Mi madre y mi padre también la tienen pero es más débil y no llegan a comunicarse entre ellos, es más bien el vínculo lo que los mantiene conectados.

Llegaron hasta la habitación y los guardias les abrieron las puertas. Becca se fijó directamente en la cama. Quería tumbarse en ella y relajarse aunque sólo fueran treinta minutos. Norim le rodeó la cintura con sus brazos empujándola hacia su pecho en un abrazo. Ella dejó que el olor de él la envolviera y, soltando un ronroneo, frotó su mejilla sobre el pecho. Sus manos trataron de rodearle la cintura pero las notaba pesadas.

––No lo puedo creer, me estoy durmiendo...

––Eso es porque te dejé bien saciada ––susurró. Sentía las manos de él trabajando en su espalda aunque apenas tenía fuerzas para preguntarle. Pronto una brisa fresca le dijo que la tenía descubierta y se quejó por ello––. Sí, enseguida termino ––avisó él.

La cogió en brazos y la llevó hasta la cama donde la depositó para seguir quitándole el vestido. Cuando la dejó sólo con la camisola interior, abrió la cama y trasladó su cuerpo a ese lado del colchón tapándola a continuación.

––Quédate conmigo... ––susurró agarrándolo del brazo––. Hasta que me duerma....

Norim se acomodó dejando que ella acercara más su cuerpo a él hasta perderse en su abrazo. El calor y la sensación de paz hicieron que el sueño la venciera en minutos.

****

Becca trató de abrir los ojos para ver a la persona o personas que estaban haciendo ruido. Llevaba rato oyéndolo pero su cuerpo se resistía a salir del lugar donde estaba y cada vez que lo intentaba, le dolía la cabeza por pensar en despertar.

Lanzó un quejido y el sonido cesó pero lo siguiente fue sentir hundirse el colchón y algo ensombreció la cara de ella. Abrió los ojos para encontrarse con la cara de Alice sonriéndole.

––¿La bella durmiente despierta ya?

––¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? ––preguntó tapándose con el brazo los ojos.

––Ni idea, aquí parece que no usan relojes, mira lo que le pasa al mío.

––Alice, estoy recién despierta, no puedo enfocar a algo tan pequeño y analizarlo todavía... ––replicó lastimosamente––. Dame un café y media hora de sueño más y hago lo que quieras.

––Pues me da que ninguna de las dos. Café dudo que tengan aquí y lo del sueño, no sé cuánto llevarás durmiendo pero creo que para recuperar fuerzas has tenido suficiente.

Apartó el brazo y miró en la cama y alrededor de la habitación buscando a alguien.

––¿Y Norim? ¿Y Josh?

––Norim se fue hace rato. Vino a nuestra habitación para decirnos que estabas dormida y que, si despertabas y querías visitar el jardín, mandáramos a uno de los guardias a buscarlo. Dijo que estaría con Kreyson ayudándole.

––¿Y Josh?

––Con la reina. Uno de los eruditos entró cuando estábamos contándole algo de la historia de la Tierra y empezaron a hablar los dos. ¿Sabías que también ha cursado una asignatura de historia?

––Ni idea.

––Sí, bueno, creo que a este paso el haber ido a tantas clases de tantas carreras para él es una ventaja. La última vez que lo vi estaba rodeado de personas preguntándole cosas como si fuera un gurú. Como me cambien a mi Josh te juro que saco el látigo y me lío... ––amenazó.

Becca se echó a reír sin poder controlarlo. Era la forma de su amiga de decir que estaba preocupada por él.

––¿Qué tal si llamamos a uno de los guardias para que vaya a buscarlo?

––Sí, parece una buena idea.

Se levantó de la cama mirando la ropa que tenía puesta y cogiendo la bata que había a los pies para taparse. Abrió la puerta y se asomó para ver a dos soldados mirándola fijamente.

––Esto... ¿Alguno podría ir a buscar a mi amigo? Alice dice que Josh estaba hablando con algunos eruditos en la sala... Una sala roja...

––Sí, Lady, sabemos cuál es ––respondió uno de ellos––. Iré de inmediato.

––Gracias... ¿Cómo te llamas? ––Los dos escoltas que había en la puerta la miraron horrorizados al igual que los otros que custodiaban las puertas de la habitación de Alice y Josh––. ¿He dicho algo malo?

El que había hablado negó con la cabeza y se escabulló con paso ligero por el pasillo mientras el que se quedaba volvía a su posición sin dirigirle la palabra. Cerró la puerta y apoyó en ella la espalda.

––¿Qué pasa? ––interrogó Alice.

––Les he preguntado por su nombre... Y creo que no debí hacerlo.

––Bueno, seguro que Norim puede arreglarlo... O Kreyson.

––Sí... Pero no quería meter la pata tan pronto. ¿Cuánto llevo aquí? ¿Menos de un día? ––Se mordió el labio forzando al dolor a aparecer para aliviar su nerviosismo.

––Si sigues así harás que los dos vengan corriendo... ––recordó. Eso fue suficiente para que dejara de pensar y se relajara.

––Supongo que puedo decirles después y pedirle perdón a los guardias.

––Exactamente.

––¿Hubo algo interesante en la conversación cuando me fui?

––No mucho. Aerial nos preguntó por la televisión y dijo que aquí no había de esas cosas. Y tampoco internet pero las comunicaciones sí que hay. Nos contó que hay una sala en el castillo donde puedes comunicarte con casi todos los planetas. No sé, a lo mejor hasta podríamos conectar con la Tierra.

––Eso sería estupendo... ––masculló recordando a sus padres. Había llevado el móvil al planeta como si creyera poder usarse allí pero lo había intentado sin resultado.

––Oye... ¿Y Kreyson tiene que estar siempre trabajando? ––Alice cogió la mano de Becca y la llevó consigo hasta el sofá donde se sentaron juntas.

––Llevan tiempo fuera y su padre querrá ponerlo al día.

––Sí, pero hemos llegado hoy y no le ha dado ni un respiro. A ver, ¿cuánto has estado con él? ––Becca negó––. ¿Ves? Norim está pendiente de ti pero a Kreyson no lo dejan. Es injusto.

––Kreyson es el heredero. Norim me contó que siempre ha tenido que ocuparse de los asuntos del reino desde pequeño.

––¿Heredero? ¡Pero si Pahaliah está aún en la flor de la vida! A  este paso Kreyson se convierte en rey cuando tengáis biznietos. 

––¡Alice! ¿No crees que estás yendo demasiado rápido? ––se levantó del sofá y caminó hasta el balcón, ahora cerrado. Apoyó el antebrazo en el marco y miró fuera––. Todavía no he decidido nada.

––¿Después de toda la acción que lleváis?

Enrojeció al recordar que en la nave ellos habían podido escucharles.

––¿Todavía haces que usen protección?

––No, ya no...

––Entonces lo que no me explico es que no estés preñada. De hecho a lo mejor tienes ahí dentro un bebé creciendo.

––Lo dudo. Kreyson me lo explicó la primera vez que lo hicimos sin preservativos.

––¿El qué?

––Sólo las parejas vinculadas pueden tener hijos.

––Entonces, vosotros podéis tenerlos.

––No lo entiendes. Las parejas vinculadas, las que realizan el nexo, no las que lo tienen pero no lo llevan a cabo. No me quedaré embarazada de ellos a no ser que me una.

––Vaya...

––Es una forma en su planeta para que los hijos sean realmente aceptados en la familia, para ser queridos y deseados.

––Bueno, algo de eso no estaría de más en la Tierra ––puntualizó. Como hija de padres divorciados, además con uno bastante duro lleno de insultos y acusaciones donde ella quedó en medio de todo, comprendía bien lo que no decía con palabras.

Miró al cielo contemplando las estrellas que se veían. Estaba de un color mucho más azul oscuro que el de la Tierra y los astros no solían verse aun cuando fuera de día. Le hubiera gustado mucho pasear por el pueblo y conocer lugares especiales para Kreyson y Norim pero le quedaba claro el hecho de no poder salir por el momento.

Tocaron a la puerta y ambas se volvieron. Cuando ésta se abrió, Josh entró con su típica sonrisa y despreocupación.

––¿Queríais verme, preciosas?

––Yo me lo cargo, Becca, de verdad...

––¿Qué he hecho ahora?

Alice se levantó del sofá y avanzó hacia él. Le puso un dedo en el pecho y empujó haciéndole retroceder.

––Primero, me dejaste abandonada, segundo, estoy aburrida y cabreada por estar así y tercero, porque está Becca aquí, si no te daría tu merecido.

Josh cogió la mano de Alice y se llevó el dedo directamente a su boca metiéndoselo en ella y provocando a su chica con ello. Ella no se hizo de esperar, le agarró sus partes y apretó ligeramente sacándole un gemido por el dolor provocado.

––Oye, si vais a hacer de las vuestras, mejor en otra habitación.

––Uhm... Es tentador... Pero como veo que tiene ganas lo dejaré pasar.

––¿Qué? ¡Vamos, Alice! ––protestó Josh.

––Tú te lo buscaste. Parecía que te gustaba estar más con esos tipos que conmigo.

––Dijimos que ayudaríamos en lo que pudiéramos.

––Sí, pero una cosa es ayudar unas horas, otra pasarte toda la tarde, o media tarde enfrascado. Ni siquiera sabemos qué hora es...

––Ah, bueno, en eso puedo ayudaros. Les pregunté cómo medían el tiempo aquí y cómo eran los días y demás.

––¿Y? ––preguntó Becca.

––A ver, cada día tiene unas treinta y seis horas terrestres lo cual hará que nuestros cuerpos noten el cambio y suframos descontroles. Después, para medir la hora ellos no tienen relojes, y no funcionan los nuestros como Alice se dio cuenta. Usan un método más antiguo.

––¿No me digas que el de poner una piedra y ver hacia dónde va la sombra?

––No, pero parecido. ¿Os habéis dado cuenta de las dos lunas que hay en el cielo? ––Ante eso Becca volvió a mirar hacia arriba y, cuando no llegó a verlas bien, abrió el balcón y salió fuera. Josh y Alice la siguieron detrás––. Esas dos de ahí. Dicen que dan vueltas más rápido y, en base a la posición de ellas, calculan el tiempo. Se juntan tres veces al día, cada doce horas de las nuestras, de tal modo que tenemos las doce de la noche, las doce del mediodía y las doce de la tarde. Ya sólo hay que hacer un cálculo y presuponer según el dibujo del cielo la hora que le correspondería en un gráfico mental para saber en qué cuadrante estaría para decir la hora.

––No me lo digas... También cogiste una asignatura de física... ––lanzó Alice. Josh sonrió.

––¿Pero cómo sabes la hora si dan tres vueltas? Pueden ser las doce del mediodía o de la tarde y no darte cuenta ––recalcó Becca.

––Para eso está el cielo. Ahora nos indica que está anocheciendo. El azul es más intenso pero pronto el cielo se volverá púrpura.

––¿Púrpura? ––enfatizó Alice mirando al firmamento. Efectivamente comenzaba a tornarse de ese color.

––Por las mañanas dicen que es casi blanco y al mediodía el azul que habíamos visto cuando llegamos.

––Increíble... Creo que hice bien trayéndoos aquí... Os habéis adaptado mejor que yo.

Josh y Alice la miraron y rodearon en un abrazo.

****

Después de estar conversando con Josh y Alice y de éste contarle todo lo averiguado con los eruditos, los avisaron de la cena y dejaron a Becca vistiéndose para acudir. A mitad de camino, Kreyson había aparecido y ella, incapaz de resistir la tentación, se abrazó a él y se dejó llevar por las ganas de tenerlo cerca. Sabía que pasaría algo así, no sería como en la Tierra donde no tenían que trabajar pero ella sí. Ahora le tocaba vivir esos momentos de espera hasta que ellos pudieran estar libres.

La relación con Pahaliah y Aerial parecía más suave y abierta. Habían entablado conversaciones con ella para saber más sobre su trabajo, su vida y su familia y ella contestó todo sin esconder nada. Desconocía si las mujeres en ese planeta trabajaban, o incluso la reina, cosa que se prestó a conocer. Descubrió entonces que  se ocupaba de alguna parte de la población, de resolver sus problemas o aliviar sus cargas cuando tenían demasiado. También tenía que llevar un recuento de los animales y de la cantidad de comida que se compraba y gastaba.

Y por supuesto, se encargaba de la gestión del palacio así como de las celebraciones. Una de ellas tendría lugar en una semana y sería la presentación de ella como pareja de sus dos hijos, lo cual conllevaba no sólo la impresión de ser de otro planeta, sino que fuera la mujer de ambos. Tales cosas no habían ocurrido nunca.

Becca estaba tumbada en la cama tratando de dormir pero en lo único que podía pensar era en Kreyson y Norim. ¿Estarían durmiendo? ¿Trabajando quizá? Norim le había susurrado que dormirían juntos pero no sabía si podrían hacerlo de verdad. Tenía la esperanza que así fuera porque, desde la aparición de ellos dos, no lo había hecho sola y los echaba de menos.

Un murmullo tras las puertas le hizo incorporarse de la cama. Sus guardias hablaban con alguien y saltó de la cama con el corazón desbocado. ¿Serían ellos? Corrió hasta la entrada y abrió en cuanto oyó la voz de Kreyson. Le echó los brazos al cuello y él la levantó del suelo en un abrazo.

––¿Quieres dormir con nosotros? ––susurró.

––Sí...

 

Amar por partida doble
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