Capítulo 16
Kreyson la dejó en la cama con cuidado. Miró hacia atrás buscando a su hermano quien entraba por la puerta cargando con una bolsa.
Becca, que se había levantado al ver la indecisión de Kreyson, se quedó perpleja al reconocerla.
––¿De dónde...? ¿Cómo la habéis encontrado?
––Alice nos la dio esta mañana.
––La mato... ––masculló apartando la mirada de ella.
Se dio la vuelta en la cama y gateó hacia Norim para arrebatársela pero no contaba con que ellos la atraparan tan fácilmente y le dieran la vuelta quedando tumbada de espaldas sobre el catre, Norim sujetándole los brazos y Kreyson con sus manos sobre la cintura.
––¡Hey! ––se quejó ella––. La bolsa es mía.
––Alice nos dijo que dirías algo así ––replicó Norim––. Comentó que, si lo decías, te respondiéramos que, como no los has usado nunca, los juguetes son de quien te los regala y ella nos los cede a nosotros.
––No puedes estar hablando en serio.
––Sí, así es ––corroboró Kreyson––. Ahora son nuestros. Y tú eres nuestro sujeto de juego.
––¿Sujeto de juego?
––Bueno, ella dijo algo de conejillo de indias pero no sabemos lo que es ––puntualizó Norim.
Becca no pudo evitar echarse a reír por lo poco que sabían de la Tierra y de las palabras o frases que podían significar muchas cosas.
––Sí, bueno, pero esas cosas no son para vosotros. Estáis los dos así que no nos hacen falta esos juguetes.
Los dos negaron a la vez.
––Queremos aprender a usarlos. Alice dijo que te gustarían mucho.
––Eso es cosa de ella. En serio, yo nunca los he usado así que mejor...
––Los probaremos ––cortaron los dos––. Tu cuerpo nos dirá si te gustan o no.
––¡Venga chicos! Dejadlo... ––trató de soltarse pero ninguno cedió un milímetro.
––Necesitamos una cuerda ––comentó Kreyson mirándola a los ojos.
Becca se olvidó de respirar en ese momento. ¿Iban a atarla? ¿Como en el sueño? A pesar del miedo que tenía porque ellos tuvieran todo el control, su cuerpo empezaba a excitarse por lo que iba a ocurrir.
La sonrisa de Kreyson le dijo que también él se había dado cuenta de la reacción.
––En la bolsa no hay.... ¿Qué podemos usar? ––dijo Norim mirando alrededor de la habitación.
––El cinturón del albornoz... ––susurró Becca muy bajito esperando que no la oyeran.
Ambos voltearon a ella antes de fijarse el uno en el otro otro y sonreír. Se agacharon para darle un beso en cada mejilla y susurrarle al mismo tiempo un “gracias” en sus oídos que le puso el vello de punta. Esos dos lograban que ella hiciera cosas que jamás había pensado.
Kreyson entró en el baño buscando el albornoz para sacarle el cinturón mientras Norim rebuscaba lo que más le llamaba la atención. Becca, por su parte, se quedó tumbada en la cama con las manos tapándose la cara, enrojecida por el atrevimiento que acababa de tener. ¿De verdad iba a dejarlos experimentar con ella?
––¿Becca? ¿Estás bien? ––preguntó Norim sentado a su lado.
Ella apartó un poco las manos para verlo, su rostro preocupado y entristecido. Alargó la mano hacia él y le rozó la mejilla.
––Bien... Estoy mejor que bien. Pero esto es muy vergonzoso para mí.
––¿Por qué?
––Porque nunca... Vosotros sois tan experimentados y yo... Me da vergüenza.
––A nosotros nos gustas cómo eres. Nos gusta cómo reaccionas cuando te tocamos, cuando te tenemos junto a nosotros. Hoy quiero sentirte apretarte contra mí, Becca. ¿me dejarás? ¿Dejarás que te haga mía hoy?
Becca ensanchó su sonrisa y le dijo con sus ojos que se acercara a él, como así hizo.
––Sí ––susurró muy cerca de sus labios antes de ser ella la que salvara la distancia y lo besara como si le fuera su vida en ello.
Pasó sus manos por el pelo de él recreándose en la sensación que le producía entrelazar sus dedos sobre el cabello cuando dos pares de manos le agarraron las suyas y el cinturón las unió impidiendo su uso.
Las llevaron por encima de su cabeza y miraron alrededor.
––¿Qué buscáis?
––Algo donde atarlas para que no te muevas ––contestó Norim.
––¿Creéis que voy a intentar usarlas?
––Si Alice dijo la verdad, las sensaciones que te daremos con esos juguetes te harán gritar de placer durante varias horas.
Becca se atragantó con el aire que inspiraba y tuvo que toser antes de poder volver a centrarse en Kreyson después de decir eso. ¿Qué demonios les había dicho Alice para que los dos estuvieran ansiosos por llevarla a un estado de orgasmo continuo?
Oyó mover un objeto pesado y giró la cabeza para ver a Norim empujando la cómoda como si no fuera algo pesado para él. Kreyson llamó su atención al sentir sus manos jugueteando con el jersey que llevaba puesto, tirando de él para sacarlo por la cabeza. Se quedó entre sus brazos.
––Quizá deberíais desatarme para quitármelo.
––No. Así está bien. Y tú tendrás más difícil soltarte con la prenda de por medio ––contestó Norim atando los extremos a uno de los cajones del mueble. Comprobó que estaba bien sujeta y que ella no podía tirar lo bastante fuerte como para que el cajón se abriera y le hiciera daño antes de volver a la cama donde Kreyson ya había empezado a besarla por los hombros acariciándole el vientre.
Su respiración se entrecortaba cada vez que sentía los labios de Kreyson sobre su piel, el aliento de él quemándola cada vez que la rozaba. Se arqueaba ante él por sus caricias e imploraba en silencio por más.
Cerró los ojos incapaz de mantenerlos abiertos tras el ardor de su cuerpo por los labios de Kreyson y sus manos bailando por todo su torso. Sollozó y tiró de las muñecas. Quería tocarle a él, poder sentir los estremecimientos que tenía cuando ella lo rozaba con sus dedos.
La risa sofocada de Kreyson le dijo que esperaba ese intento por su parte y eso le hizo enfadarse. Estaba claro que la habían atado por esa razón; la conocían mucho mejor que ella misma.
Kreyson metió las palmas por debajo de su cuerpo hacia el cierre del sujetador y ella se arqueó para ayudarle. Cuando se soltó y el sujetador quedó suelto el sólo tiró del mismo y lo pasó por encima de sus brazos al mismo lugar donde estaba el jersey.
––¿Y si me desatas y sueltas la ropa? ––sugirió.
––No... Ahí está bien. No estorba.
––¡Leñe, pero a mí sí! ––prorrumpió ella con descaro. Era cierto, al estar cerca de donde tenía el cinturón, hacía que no pudiera llegar con facilidad al mismo y, por ende, desatarse. O al menos intentarlo.
––Para lo que nosotros queremos está bien ahí ––replicó él dejándole claro que sabía el motivo por el que quería quitársela.
Otras manos sobre su cintura le dijeron que Norim acababa de llegar. Se sorprendió por su toque y jadeó algo asustada. Kreyson se acercó a ella y besó el cuello tirándole un poco de la piel para que se relajara.
Norim desabrochó los pantalones y tiró de ellos hacia abajo para quitárselos, junto con los zapatos que llevaba. Todo fue desechado al suelo sin cuidado antes de coger la cinturilla de las bragas y recorrerla varias veces con sus dedos. La estaba torturando a propósito y lo sabía. Pero no podía decir nada, su cuerpo sólo tenía la función de tratar de respirar ante los besos y caricias de Kreyson y los juegos que se traía Norim.
Éste le abrió las piernas lo suficiente como para alojarse entre ellas y enterró su boca en los muslos internos haciendo que gritara y se arqueara. ¡¡Su boca vibraba!! Levantó la cabeza para mirarlo y él sonrió abriendo y mostrándole un estimulador de lengua. ¿Cuándo se lo había puesto?
––¿Te gusta? ––preguntó tratando de hacerse entender. Cuando no le respondió volvió a besarla, esta vez más cerca de su centro, lo que hizo que se dejara caer en la cama de golpe y se arqueara ante la sensación.
––Creo que sí ––respondió Kreyson por ella––. Sigue con eso.
––Y-yo no.... ¡Ay Dios, Norim! ––chilló al sentirle más cerca de su interior presionando durante más tiempo con el vibrador sobre sus muslos provocando que los flujos empezaran a desbordarse.
––Te estás mojando, Becca ––le advirtió.
––Es tu culpa... Eso es demasiado.... Ah.... ––trató de terminar la frase pero era imposible cuando la boca de Norim estaba sobre sus bragas, la lengua arremetiéndose y luego alejándose de ella.
Otra vibración captó su atención cuando Kreyson colocó una bola vibradora encima de su pezón. Becca soltó el aire demasiado rápido y tosió tratando de apartarse de los dos juguetes para recuperar un poco de las funciones básicas de su cuerpo.
––¿Becca? ––llamó Kreyson colocándose a su lado.
––Es... Es... Guau...
––¿Eso quiere decir que te gusta? ––preguntó aguantando una sonrisa.
––Sí....
Volvió a atormentarla con la bola sobre sus salientes alternando uno y otro cada vez que ella se combaba. Por su parte, Norim seguía lamiendo por encima de sus bragas, empapadas ya con la saliva de él y los jugos de ella. Becca se mordía el labio inferior cada vez que las vibraciones del estimulador la catapultaban un poco más cerca de un orgasmo.
Kreyson se movió entonces en la cama colocándose a horcajadas sin depositar todo su cuerpo. Acunó entre sus manos los pechos y Becca jadeó. Lo miró conteniendo las contracciones de su vientre por las vibraciones que sentía entre las manos de él y sus pechos.
––Kreyson... ––susurró.
––Déjate llevar, Becca. Permítenos conducirte donde queremos.
––¡Oh, Dios! ––gritó apretando sus manos y levantando lo que podía sus caderas sintiendo el primero de los orgasmos.
Norim decidió en ese momento empujar su lengua con el vibrador más adentro de ella.
––¡Norim! ––chilló al sentirlo y se rompió en un clímax que la mantuvo gritando hasta que pasó.
Se desplomó en la cama sin poder moverse, sin sentir ninguna terminación nerviosa de su cuerpo cuando sabía que Kreyson seguía con las bolas sobre sus pechos y que Norim la relajaba lamiéndole con rápidas pasadas.
––Ha sido estupendo... ––murmuró ella cuando por fin recuperó su voz, con la garganta algo más irritada y su tono carrasposo.
––Todavía no hemos acabado, Becca ––avisó Kreyson.
Puso una de las bolas sobre el pezón de su pecho y lo fijó con una cinta adhesiva sobre él de modo que quedaba adherida a su piel. Hizo lo mismo con la otra que tenía y, terminado el trabajo, la miró lleno de misterio.
Norim tiró de sus bragas y se las sacó con rapidez antes de volver a dejarla abierta para él. Le acarició su raja mojándose con los fluidos que tenía y sintió que le introducía algo redondo en su canal.
––¿Qué hacéis? ––preguntó Becca.
––Esto ––respondieron.
Becca volvió a gritar como si nunca lo hubiera hecho cuando fue consciente que los vibradores de los pechos se accionaban produciéndole sensaciones inigualables. A su vez, el vibrador alojado en su interior, chocaba entre las paredes moviéndose sin rumbo definido.
Trató de moverse para cerrar las piernas y comprimir con ello su canal en un intento por evitar que la bolita en su interior jugara libremente pero Norim la detuvo antes de intentarlo.
––Todavía no, Becca.
––Por favor, por favor, paradlos... Es demasiado ––dijo entre jadeos––. Por favor...
––Eres tan hermosa cuando llegas al punto culmen. Llega por nosotros, Becca.
––Yo no soy her.... ¡Dios! ––gritó dejándose llevar por una nueva sensación que la liberaba aún más que la vez anterior.
Las vibraciones se detuvieron y le permitieron descansar unos minutos antes de sentir el glande de Norim presionando frente a su canal. Sin poder articular palabra, Becca movió las caderas incitándole con ello a penetrarla, mensaje que captó a la perfección pues empezó a introducirse lentamente, como si esperara hacerle daño.
––Más... ––susurró ella––. No duele.
La afirmación hizo que Norim empujara con más decisión hasta que estuvo dentro del todo. Becca se arqueó ante la intrusión. Era tan largo que llegaba hasta el final de su canal, podía rozarla allí donde otros no llegaban. Afortunadamente, no era el caso de él, y Kreyson compensaba esa habilidad con su grosor.
––¿Te duele? ––preguntó Norim.
Ella negó con la cabeza.
––Estás tan caliente y mojada, Becca. Tan apetitosa ahí dentro... Quiero entrar una y otra y otra. Quedarme dentro tuya para marcarte de nuestra propiedad y que no nos olvides...
Empezó a moverse, primero lentamente, después cogiendo velocidad en sus embistes mientras las respiraciones de ambos se superponían la una a la otra.
Buscó con la mirada a Kreyson y lo encontró con su verga en la mano dándose placer. Gimió para captar su atención y él se acercó a ella.
––Te deseo... ––murmuró ella levantando la cabeza para rozar con sus labios el pene. Éste siseó por el contacto y su entrepierna saltó de entusiasmo.
––Fóllame con tu boca, Becca ––le lanzó inclinándose para liberarla del mueble donde estaba atada.
Becca se movió lo suficiente como para introducirse el pene de Kreyson y lamerle el glande, ya humedecido con su líquido seminal. Era tan delicioso que volvió a buscar por más.
Alzó la cabeza para meterlo dentro cuando el propio Kreyson cambió de postura para ser accesible y que su miembro entrara con mayor facilidad en ella. Gimió ante la sensación de tenerlos a los dos dentro de su cuerpo, piel contra piel.
Podía sentir a Norim entrando y saliendo de su centro, las paredes albergándolo en toda su longitud. Sentía los estremecimientos de Kreyson cada vez que su falo se perdía dentro de la boca.
Las vibraciones en sus pechos comenzaron de nuevo, esta vez con una potencia superior, y Becca gimió y sollozó conteniendo las ganas de morder pero sólo cerrando y ofreciendo una presión a esa parte íntima de Kreyson quien reaccionó engrosándose y embistiendo con mayor rapidez.
Norim le agarró las caderas a Becca y las empujó hacia arriba manteniéndolas fijas con sus manos. Fue entonces cuando notó que algo pasaba. El pene de Norim entraba y salia con rapidez pero los temblores... ¡Las vibraciones! ¡Todavía tenía la bola en su canal y, al chocar contra el pene, ésta proporcionaba placer tanto a uno como a otro.
––¡Ah! ¡Chicos!
––Sí, Becca, estamos contigo. Juntos ––respondió Norim.
––Siéntenos Becca. Mira lo que nos haces cada vez que estás excitada ––añadió Kreyson.
Las sensaciones por estar estimulada a tal nivel se multiplicaron por diez y estalló sin poder evitarlo gritando alrededor del pene de Kreyson. Éste gruñó ante esa sacudida y se descargó en la boca, su semen cayendo por la garganta, llenándola por completo y teniendo que tragar con rapidez.
Norim aumentó su ritmo hasta gruñir y balancearse hacia atrás mientras empujaba una última vez con más fuerza de la que antes había ejercido y dejarse vaciar.
Kreyson se apartó de ella para evitar echarle el peso encima y Norim salió lentamente. Se quitó el condón que se había puesto antes de penetrarla y apartó cediendo el lugar a su hermano.
Becca, que aún trataba de respirar de forma normal, los siguió con la mirada. Kreyson no iba a... Se acababa de correr, no podía... La dureza entre sus piernas le decía lo equivocada que estaba por ello. Empujó de una sola vez clavándose en ella ensanchándola más de lo que Norim había logrado y sólo pudo levantar las caderas y cimbrarse ante ese despliegue de virilidad entre sus piernas.
Se movió con estocadas rápidas y directas que chocaban en las paredes y hacían que se comprimieran sus paredes como si con ello frenara su entrada. De nuevo los vibradores, apagados unos minutos antes, volvieron a la vida, y Becca gritó desesperada.
Vio por el rabillo del ojo a Norim acercándose a ella, su pene ya erecto de nuevo y movió las manos, aún atadas pero libres del mueble, hasta llegar a él.
––Tus manos son tan suaves, Becca... ––susurró él mientras enterraba su falo y empezaba a frotarse––. Toda tú se siente perfecta para nosotros.
Becca jadeó ante las sensaciones que le producían. La amaban, ya no podía dudar eso. Abrió más las piernas para que Kreyson pudiera llegar más allá de donde lo hacía y apretó el pene de Norim entre sus manos. Ambos sisearon por el placer que les daba y aumentaron el ritmo hasta que estallaron en su propia explosión.
Se quedaron en la cama incapacitados como estaban de moverse a otro sitio. Kreyson se colocó a un lado de la cama saliendo de Becca y sacando también la bola vibradora. Se apartó el condón y la movió para que quedara de costado hacia él. Sintió a Norim en su espalda rodeándole el brazo por los pechos para liberarla de los vibradores de sus pezones aferrándose a ella con la misma fuerza que Kreyson ejercía en su cintura.
––¿Te gustó? ––le susurró Norim.
––Fue increíble.
––¿Quieres repetir?
––No podría... Habéis acabado conmigo. ¿Vosotros aún...?
––Ahora tenemos hambre de otra cosa ––cortó Kreyson besándola en la sien y acurrucándola sobre su pecho. A pesar de estar desnuda, el calor que le proporcionaban sus dos hombres era suficiente para sentirse arropada.
Y el sueño acabó por vencerlos a los tres.