Capítulo 39

 

Kreyson contempló el rostro calmado de Becca y supo que no debía preocuparse. Podía sentirla por completo y no había nada que lo inquietara, a pesar de que había temido el vínculo y las consecuencias que pudieran darse en él para un ser que no fuera de su planeta. ¿Le saldrían colmillos? ¿Cambiaría su piel? ¿Seguiría siendo ella misma? Estaba nervioso por conocerlo, iban a ciegas.

––No debería ser así, ¿verdad? ––aunó Norim acariciando uno de los mechones de Becca––. En las uniones, las mujeres no quedan rendidas, suele haber una segunda ronda... ––añadió ligeramente decepcionado.

Kreyson sonrió y suspiró al mismo tiempo. Era cierto que en los otros las féminas solían buscar una repetición, pero con Becca parecía que eso no iba a darse. Aun así, podía percibir más claro a su hermano y sabía que seguía muy excitado, tanto como él.

––Quizá deberíamos dejarla descansar unos minutos antes de despertarla y ver cómo se encuentra ––suavizó él ante la inquietud de Norim. Era capaz de despertarla para volver a encenderla y...

Se detuvo a medio camino cuando el movimiento de Becca lo alertó. De su boca salían pequeños ruiditos como si se quejara y gimiera al mismo tiempo. Frunció el ceño; no parecía pasarle nada malo pues lo hubiera sentido.

––¿Becca? ––llamó con suavidad Norim––. ¿Estás bien?

Los ojos de ésta se abrieron enfocándose en él. Sonrió llena de felicidad pillándolos por sorpresa y haciendo que les faltara la respiración. Nunca se habían sentido tan plenos como en ese momento cuando la sonrisa de Becca y sus sentimientos les llegaban atravesando cualquier barrera directamente al corazón. Ella se preocupó al sentir la turbación y quiso levantarse del regazo de Kreyson pero éste se lo impidió.

––¿Qué os pasa? ––preguntó nerviosa.

––Nada. Tu felicidad nos colma ––respondió Kreyson depositando un casto beso en su frente––. Norim, ¿puedes ocuparte de la ropa de Becca?

Éste asintió mirándola con hambre pero reprimiendo su deseo y haciendo aparecer un vestido de gasa en color violeta. Era parecido al estilo griego que caía en una gasa casi transparente como si tuviera varias capas o cortes––. ¿Te encuentras bien, princesa?

Becca tardó unos segundos en darse cuenta que le había hecho una pregunta, todavía admirando la creación que Norim le había puesto. Podía ver en el agua las ropas de los tres y sólo ella estaba cubierta en ese momento. Echó un vistazo a Norim y vio que su pene estaba en erección y, salvo que fuera una roca dura, el de Kreyson se encontraba en la misma situación. Dos gruñidos y el que Kreyson se removiera inquieto bajo ella captó su atención.

––Contrólate, preciosa ––le dijo Norim apretando los dientes––. Tus pensamientos ahora mismo son muy fuertes.

––¿Qué? ––preguntó sin saber a qué se referían.

––El vínculo, Becca ––le aclaró Kreyson––. Ahora mismo la conexión que tenemos permite que sepamos todo lo que pasa por tu cabeza. Y nos afecta ––terminó lanzando una maldición y poniendo de pie a Becca para alejarla un poco de él a fin de tranquilizarse.

Ella se echó hacia atrás varios pasos observando cómo ambos cerraban los ojos y respiraban profundo para calmarse. Podía notar en su cabeza la excitación de ellos y eso, junto con la vista de sus cuerpos desnudos, empezaba a hacer mella en el suyo. Empezó ruborizándose por mirarlos con descaro, después sus jugos parecían inundarla y salir de su cuerpo mojándole los muslos. Se mordió el labio inferior pensando lo que sería acariciarlos en ese momento, besarlos por el cuello hacia el pecho mientras las manos estaban ocupadas con sus miembros. Y mientras sus labios...

––¡Al cuerno! ––exclamó Norim asustándola. Fue hacia ella como un lobo tras su presa, sus ojos naranjas cubiertos por una tonalidad tan oscura que parecían haberse transformado en un depredador––. Voy a hacerte suplicar, Becca, no vas a salir de aquí por tu propio pie... ––le avisó mientras salvaba la distancia que los separaba––. Esos pensamientos tuyos se harán realidad hasta que supliques clemencia para dejar de tenerlos.

––Yo no... ––intentó justificarse.

––Tarde ––interrumpió Kreyson. Su aura se había vuelto diferente, parecía como si desprendiera de su cuerpo lujuria pura. Si pudiera embotellarse...––. Si eras adictiva cuando no existía la unión completa, ahora que podemos saber tus pensamientos te has vuelto nuestra droga. Y la queremos. Ahora.

Becca abrió los ojos de par en par al ver que ellos se acercaban, no de miedo, sino por lo que, tanto Kreyson como Norim, le transmitían a través del pensamiento que iban a hacerle.

****

Pahaliah estaba asomado en el balcón de su habitación. Seguía llevando los pantalones pero no había nada que lo protegiera de cintura para arriba, su pecho enfrentando al frío que esa noche se había adueñado del planeta. Su cuerpo, a pesar de la edad que ya tenía, todavía conservaba la juventud y masculinidad de muchos. Era más fuerte que los demás, todavía podía con muchos de los soldados que se suponía debían protegerlos a ellos, y sabía que, a la hora de la verdad, sería él quien realmente protegería aquello que amaba. No parecía pasar el tiempo pero, en su espíritu, la pesada carga de sus años, de su gobierno, sí lo hacía.

La noche estaba avanzada, los soles ocultos próximo a levantarse el primero, y aún no había conseguido conciliar el sueño. La salida de sus hijos también lo mantenía en vilo aunque los soldados ya le habían dicho que todo había ido bien y no tenían problemas.

El pelo le ondeaba por el viento cubriéndole de vez en cuando la visión del pueblo de Rochel. Inhaló y exhaló tratando de calmarse y olvidarse de los problemas que tenía.

––¿Cariño? ––Una melódica voz lo atrajo como el canto de una sirena. Se volvió para encontrarse con ella cubierta sólo por una bata.

––Aerial... ––murmuró abriendo sus brazos para que estuviera entre ellos, su cuerpo calmándolo con su roce––. Mi amor ––le susurró besándola en la coronilla. Era tan menuda que a veces tenía miedo de hacerle daño.

––¿Qué sucede, Pahaliah? Te noto... ––omitió decirle lo que sabía que era consciente de ello. Por respuesta, Pahaliah la abrazó más fuerte queriendo poder así calmarse del todo y dejar de preocupar a su reina.

––No es nada ––le dijo.

––No me mientas... Sé que estás mal, y no es sólo por el vínculo que tenemos. ¿Qué ha pasado en la reunión? ¿Qué te han dicho los espías?

Cerró los ojos girando de pronto la cabeza y asomándose por el balcón, los brazos de Pahaliah pendientes de los movimientos de ella por si algo le pasaba.

Siguió la mirada de ella hasta encontrarse con sus hijos entrando en el castillo. Norim llevaba en brazos a la humana, Becca, que parecía dormida. Se les veía felices y contentos, aunque eso no iba a ser por mucho tiempo si las cosas seguían así. Acarició el antebrazo de su mujer y se asustó. Estaba helada.

––Mi reina, entremos dentro, cogerás frío ––le dijo queriendo llevársela al interior.

––El vínculo... ––murmuró ella de pronto haciendo que el propio rey perdiera el color de su rostro. Todo su cuerpo se tensó, los músculos del cuello agarrotados de pronto.

––¿Qué has dicho, Aerial? ––La apartó del balcón haciendo que lo mirara a pesar de su resistencia. Sus manos en los hombros le impedían moverse––. Aerial, ¿qué pasa con el vínculo? ––Aunque había querido ocultarlo, su voz le traicionó y mostró en ella el miedo y la ira que sentía por igual––. Aerial ––llamó apretando su agarre.

––Es más fuerte ahora. Nubla el mío con ellos, apenas puedo sentirlos ––murmuró blanca como la pared. A él llegó la tristeza de ella––. Mis niños... ––Rompió a llorar y Pahaliah, incapaz de verla así, la abrazó para tratar de consolarla.

Si Aerial estaba perdiendo la conexión con Kreyson y Norim sólo quería decir una cosa.

Apretó los dientes y cerró su mente antes de que su esposa pudiera conocer lo que acababa de decidir. Ésa era la única forma que veía de mantener al pueblo unido y proteger a sus hijos. Y a ella.

****

Becca abrió los ojos y bostezó en silencio. No quería despertar a sus hombres que sabía que estaban a su lado; todo su cuerpo estaba envuelto por las piernas y brazos de ellos. Tapados con una sábana hasta la cintura, los brazos eran el resto de su manta para que no pasara frío.

La mano de Kreyson la asustó cuando la movió por el costado y se estremeció.

––Buenos días, princesa ––la saludó con una sonrisa y una paz que nunca antes le había visto en su rostro.

––Buenos días ––correspondió volviendo a bostezar sólo que, esa vez, la boca de él la atrapó bebiéndose su bostezo e impidiéndole respirar. A pesar de tener la lengua de Kreyson recorriéndole el paladar, los carrillos y peleando con la suya, ella no podía devolverle el beso, más pendiente por tratar de soltarse para tomar aire.

En el momento en que él se separó respiró demasiado rápido tosiendo de pronto. La mano, esta vez de Norim, a su espalda, fue acariciándola con suavidad mientras el ataque pasaba. Kreyson le acercó un poco de agua y bebió, lo que la ayudó a apaciguarse.

––Ten más cuidado, Kreyson ––lo reprendió su hermano––. Que ahora vaya a vivir tanto como nosotros no quiere decir que la fuerces.

––Lo lamento ––se disculpó él mirando a Becca––. ¿Te encuentras bien?

Ella asintió.

––Vivir tanto como vosotros... ––murmuró ella sentada en la cama.

Norim se sentó también y la besó en el hombro.

––Así es. Vivirás tanto como nosotros vivamos, y quizá con el tiempo puedas desarrollar algún poder.

––No creo que eso pase ––comentó Kreyson dejando el agua a un lado y tumbándose en la cama––. Es humana, y ya ha sido diferente a la hora del ritual. Además, ni tú ni yo la notamos diferente.

––Lo sé, pero si tuviera algún poder...

Becca calló a Norim tapándole con sus dedos mientras negaba con la cabeza y sonreía.

––Está bien así, tampoco es que me agradara mucho tener una habilidad así y ser más diferente a lo que soy, aunque si pudiera cambiar mi físico para que vosotros estuvierais más....

Kreyson se levantó de golpe sujetándola del brazo con una mano mientras con la otra le levantaba con fuerza el mentón. Su aura había cambiado.

––Jamás... ¿Me escuchas? Jamás vuelvas a pensar de ese modo de ti misma. Eres hermosa para nosotros y para muchos otros que te ven. Ten eso muy claro. Y si en tu mente encuentro lo contrario, no quieras saber lo que te haría ––le dijo muy serio enfatizando sus palabras con su propia mente.

––Kreyson ––llamó Norim––, quizás es que no sabe lo mucho que nos gusta su cuerpo... A lo mejor deberíamos volvérselo a enseñar ––añadió con una sonrisa traviesa.

Tanto Kreyson como Becca lo miraron y pronto su hermano se contagió de esa sonrisa. Becca tembló.

––Es muy probable ––coincidió con su hermano.

––¡Noooo! ––gritó Becca queriendo escaparse––. ¡Me vais a gastar! ¿No tuvisteis suficiente con lo de ayer?

Antes de que pudiera saltar de la cama, los dos depredadores que tenía por pareja la atraparon y tumbaron echándose encima de ella, cada uno apretando uno de sus pechos para metérselo en la boca chupando con ganas. Ella echó la cabeza hacia atrás arqueando la espalda lo que hizo que pudieran acceder mucho mejor.

––Está claro que nunca tenemos suficiente de ti ––le aseguró Norim antes de besarla con igual pasión que Kreyson había demostrado. Ni siquiera se dio cuenta que éste se escabullía; sólo cuando sintió que se hundía y algo le hacía cosquillas en las piernas le hizo apartarse de Norim y mirar. Con uno de los vibradores que habían traído, Kreyson iba pasándolo por las piernas con suavidad, subiendo lentamente por la parte interna.

––No... ––suplicó cerrando las piernas.

Él las abrió pero ella le golpeó saliendo disparado el vibrador de su mano y acabando delante de la puerta que se abría en ese momento. 

Gala se fijó en esa cosa larga y gruesa que se movía y hacía ruidos extraños. La recogió del suelo notando en su propia mano cómo se agitaba. ¿Qué era eso que sus Príncipes estaban usando con Becca?

––Devuélvenoslo ––le dijo Norim alargando la mano mientras salía de la cama sin pudor ante el hecho de estar desnudo. Por su parte, vio cómo Kreyson echaba la manta encima a Becca y la protegía con caballerosidad––. Gala, dame ––repitió su petición.

––¿Qué es? ––preguntó intentando encontrar un botón o el mecanismo para que se detuviera.

––Un juguete de la Tierra. Dame ––contestó nervioso––. Trae, venga....

Miró hacia donde estaba Becca y la vio sonrojada. ¿Era algo relacionado con ella? ¿Es que las humanas tenían cosas que parecían penes? ¿Se las podían poner para penetrar o eran parte de ellas?

––¿Para qué se usa? ––Otra pregunta y crispó más los nervios de Norim que se abalanzó hacia él para arrebatárselo y ambos iniciaron una pelea.

Kreyson suspiró y los separó a ambos con su poder erigiendo una barrera entre ellos.

––Gala, ¿a qué has venido? ––le preguntó mientras los controlaba.

––El pueblo ha solicitado una nueva audiencia y os reclaman a vosotros. El Rey y la Reina están enterados ––finalizó diciendo pues sabía que, si los padres de ellos conocían de esa reunión, ellos no podrían negarse a ir.

Kreyson soltó una maldición antes de pedirle disculpas a Becca, besarla y levantarse de la cama cogiendo por el camino su ropa y metiéndose en el baño. Libres del poder de éste, Norim se apresuró a quitarle el vibrador y alejarse de él hacia Becca que lo paró con un simple movimiento y lo metió bajo la sábana. Vio que ella lo miraba y quiso preguntarle.

––Mejor ese tipo de preguntas a Alice. Es la experimentada en juguetes eróticos ––lo calló antes de que saliera sonido de su boca. Al menos ya sabía que esa cosa era un juguete erótico. ¿Servirían para algo?

****

Norim miró a su hermano y cómo éste estaba conteniéndose. Tenía las manos en puños y temblaba ligeramente. La vena de su frente empezaba a hincharse aunque no era visible con el pelo y el aura que irradiaba cortaría las alas de cualquier animal que pasara cerca de él.

Nada más llegar a la reunión sabían que pasaba algo, más cuando entre los que abrieron camino para que pasaran los Príncipes estaba él: Sekarius. Los miraba con aire de suficiencia, como si pensara que las cosas iban a ir mejor ahora. Y quizás así sería.

––¿Qué vais a hacer? ––les llegó la voz de Becca preocupada. Ambos se quejaron al mismo tiempo. Justo en ese momento no era bueno que Becca pudiera estar en sus mentes––. Chicos, por favor no me digáis que...

––No te preocupes por nada, Becca. Es cosa nuestra ––se adelantó Kreyson––. Es lo que debimos hacer desde el principio.

––Voy para allá ––determinó ella.

––No vengas, preciosa. Sekarius está aquí. ––A ellos llegó un escalofrío que les hizo arder la sangre y enfocar con odio hacia ese hombre, amilanado por sus miradas––. Quédate...

––Voy ––cortó ella.

Ambos se miraron hasta que el carraspeo de uno de los habitantes de Rochel les hizo centrarse de nuevo en la audiencia.

La audiencia... No parecía tal. Casi todos los adultos de Rochel estaban allí, los que no, aquellos que se hubieran quedado con los niños. Era como si en ese momento estuvieran decidiendo el futuro de Rochel, de los Príncipes y de Becca, y ninguno de ellos tenía voz o voto en ello.

Había dos bandos, uno liderado por Sekarius, que, si bien era minoría, constituía una fuerza a tener en cuenta y sabían que podría acabar poniendo las cosas mal. Y, por otro lado, el resto, muchos todavía dudosos pero habían comprobado que, de los que antes se habían negado a aceptar el vínculo, estaban ahora de su parte, seguro por la intervención de Alice en esa ocasión.

Kreyson levantó las manos y todo el mundo en la sala guardó silencio expectante por lo que iba a decir. Sin embargo, él se sentó con tranquilidad en su silla y aguardó a que Norim también lo hiciera. Después, fue pasando la mirada por cada uno de los presentes, algunos desviándola, otros sosteniéndola. Su pueblo era grande, guerrero, aunque ahora estuvieran en paz. Pero había sido un gran luchador antaño cuando las batallas los devastaron y tuvieron que afrontar pérdidas.

––Pueblo de Rochel ––comenzó como muchos de los discursos que su padre daba––, esto no es una audiencia normal y a quien le corresponde es al Rey Pahaliah ––anunció dando a entender que sabía el motivo por el cual estaban allí.

––¿Se ha realizado el ritual? ––preguntó uno, incapaz de quedar esa pregunta sin respuesta más tiempo.

Kreyson y Norim se miraron y sonrieron. La sala se llenó de murmullos. Norim tosió para que callaran.

––La unión está hecha y tanto Norim como yo hemos quedado conectados a Becca ––anunció con orgullo. Algunos quisieron protestar pero bastó la mirada de él para que reprimieran los deseos––. Hay algo que queremos comunicar, aunque pensábamos hablarlo antes con nuestros padres.

Como si de una aparición se tratara, Aerial irrumpió al abrirse las puertas. Tenía los ojos algo hinchados pero seguía conservando toda su belleza. Los dos se pusieron de pie frunciendo el ceño por su presencia. Ella pasó por delante de todos con un traje en azul oscuro más ceñido de lo normal. Se puso delante en el trono que correspondía a Pahaliah y los miró a todos.

––Confío en que hoy no se tome una decisión inapropiada sin antes escuchar a todos ––pronunció como si hubiera oído todo lo anterior––. Mis hijos, como han dicho, han celebrado el vínculo y doy fe de su éxito pues he empezado a perder la unión con ellos. ––Los murmullos hicieron que tuviera que detenerse––. He consultado con los más sabios y no se explican por qué ha sido tan rápida la pérdida pero desde que se ha celebrado hasta este momento mi nexo con ellos está roto.

––¡Madre! ––exclamó Kreyson acercándose a ella.

Aerial le acarició los brazos restándole importancia al hecho, sonriendo, aunque era débil, para que no se preocupara.

––Normalmente el proceso tarda unos meses, pero con vosotros ha sido en cuestión de horas. No estaba preparada para ello.

––Lo sentimos, Madre ––se disculpó Norim a su lado.

Ella negó con la cabeza.

––No es vuestra culpa. Vincularos con alguien diferente podía ser distinto a lo que conocíamos.

Los dos le cogieron las manos y depositaron en ellas un beso más duradero de lo normal.

––¿Qué pasará ahora? ––preguntó Sekarius de pronto.

Tanto Kreyson como Norim habrían querido darle su merecido por interrumpir.

––Ahora... ––contestó Aerial––. Creo que la unión nos ha pillado a todos desprevenidos. ––Miró a sus hijos con un deje de reproche por haberlo hecho pero sin hacerlos responsables o culpables––. Deberíamos evaluar la situación y...

––¿¡La humana será reina!? ––lanzó Sekarius sin dejar que Aerial terminara.

––Ella es la pareja de mis hijos, Sekarius, y futura reina por derecho que tiene al ser la mujer de Kreyson, heredero al trono.

––Me niego a permitir que una persona que no es de Rochel nos gobierne. ¿¡Qué sabe ella de nuestro planeta!?

––¿¡Qué sabes tú del de ella!? ––atacó Norim––. Muchos la criticáis pero no habéis querido saber nada de la tierra de donde proviene.

Todos agacharon la cabeza y se quedaron callados ante la evidencia.

––La familia real gobernante en Rochel debe ser pura... ––masculló Sekarius.

––Pero quizá Rochel no sea puro... ––murmuraron del otro extremo.

––¿Qué quieres decir? ––preguntaron.

––Bueno, ayer la otra humana dijo algo con mucha razón. Quizá nuestra raza sea una mezcla de dos. Los escritos de que disponemos y la historia de Rochel no se remonta tan lejos como para dejar constancia de...

––¡Tonterías! ––exclamó Sekarius––. ¡Nosotros somos una raza pura!

––¿Qué pasa, Sekarius? ¿Tan seguro estás de esa afirmación? ¿Tienes pruebas de ello? ––incitó Kreyson con una media sonrisa.

Él lo miró de soslayo dirigiéndose a los demás.

––Lo que ayer contaron no es más que una estratagema para hacernos dudar. Pero hay que mantener la pureza en la línea real. ¡No deberían mezclarse con gente extranjera!

Varios de los hombres alrededor de él lo secundaron.

––Eso no es problema ––dijo Kreyson de golpe––. Os habíamos informado del vínculo con Becca, de nuestra intención de que viviera aquí junto a nosotros.

Norim se puso al lado de su hermano.

––Fuimos egoístas al dejar que fuera ella quien abandonara todo para venir a nuestro planeta ––siguió Norim––. Demasiado estúpidos porque pensábamos que Rochel la aceptaría y podríamos seguir con nuestra vida en compañía de ella, sin pensar quién dejaba más cosas.

––¿Qué queréis decir? ––preguntó una voz.

––Los humanos partirán en un par de días. Y nosotros nos vamos con ellos. Renuncio al trono de Rochel ––anunció Kreyson.

****

Aunque Becca no estaba allí, los había sentido cuando Kreyson había pronunciado esas palabras y, a pesar de pedirle que lo retirara, que no dijera nada, él seguía afirmándolo. Después de buscar su ropa y vestirse, había salido de la habitación justo en el momento en que él las palabras habían salid. Ahora necesitaba llegar cuanto antes para tratar de solucionar las cosas pues no era justo para ellos, eso no debía ser así.

––Becca.

La sola mención de su nombre la dejó petrificada en el lugar sin poder moverse mientras se fijaba en la figura que había delante suya: Pahaliah.

––R....Rey... ––titubeó nerviosa. Ese hombre era uno de los que podía ponerle la piel de gallina con su sola aparición, y, pese a lo bien que se había portado con ellos, no dejaba de estar inquieta en su presencia––. ¿Desea algo?

––He de hablar contigo. Ya sé que has realizado el vínculo con mis hijos ––le informó como si eso fuera lo suficiente y único que debía conocer como motivo para estar ahí.

––Sí. ––Por un momento se sintió como si hubiera hecho algo malo. Agachó la cabeza y empezó a arrugarse la camiseta que llevaba puesta. Si seguía así, Kreyson y Norim lo notarían y entonces...

––Me gustaría hablar contigo a solas, y sé que ahora mismo eso es imposible ––siguió Pahaliah como si la hubiera leído.

Becca alzó la vista para cruzar sus ojos con los del Rey y enseguida los desvió.

––Así que he utilizado mi poder para bloquear el vínculo sin que sepan que ocurre algo.

Todo movimiento de ella se detuvo, su corazón ralentizándose y su cuerpo de repente demasiado rígido.

––No te preocupes, no tengo la habilidad de romper la unión, sino de ocultar las sensaciones de uno. Pero lo que quiero decirte ahora es algo que sólo he de discutir contigo, y no quiero que el nexo les haga escucharme ni a Kreyson ni a Norim.

––Señor, yo no tenía intención...

Pahaliah levantó el brazo con la palma abierta para que guardara silencio.

––Es cierto que era arriesgado no realizar el vínculo, pero consideraba que, tal y como estaban las cosas, debíamos esperar un tiempo y poder valorar si realmente era bueno hacerlo sin perder nada. Es obvio que mis hijos no han sido estrategas en esto.

Becca se mordió el labio inferior. Según lo decía él, la conexión con ella no era más que un error.

––Usted dijo que las uniones no se pueden evitar, y que, si se rechaza, se pierde la capacidad de amar ––le atacó sin mirarlo a la cara.

––Ellos van a perder un reino por eso. Quizá hubiera sido mejor no amar, al fin y al cabo, ellos tienen todo lo que necesitan ––respondió él.

Por primera vez, Becca levantó la vista y miró desafiante a Pahaliah.

––¿Y usted se considera un buen padre después de decir eso? ––reprochó.

––¿Cómo dices? ––inquirió levantando una ceja.

––¡Son sus hijos! Cualquier padre le desearía la mayor felicidad, que fueran dichosos al lado de aquella a la que amaran y usted... usted...  ¡El poder no trae la felicidad! ¿¡Qué sabe usted de si eran felices o no antes de conocerme a mí!?

––Eso no importa ––dijo calmado, como si fuera vano lo que acababa de decirle––. Kreyson ha sido educado desde pequeño para ser el heredero al trono de Rochel, y Norim sabe cuál es su posición en el reino. Es cierto que tu aparición y ese extraño vínculo ha hecho que las cosas fueran diferentes, pero entenderás que lo primero para mí es mi familia.

Por un momento, sólo una fracción de tiempo, Becca pudo vislumbrar el miedo que, como padre, debía tener al conectar sus hijos con una persona más débil. Cayó en la cuenta que, siendo así, era cierto que ella viviría tanto como ellos, pero seguía siendo inferior y eso la hacía ser el blanco de muchos pues, con su muerte, también ellos... Su piel palideció ante ese hecho.

––Parece que por fin te has dado cuenta ––le dijo acercándose a ella y cogiéndola antes de que ésta cayera al suelo––. No tengo nada en tu contra, pero amo a mis hijos más de lo que puedes pensar. No quería que llegaran a tener que ponerte en una jaula de cristal sólo por salvar sus vidas.

––Yo no quería que esto fuera así ––susurró todavía sin fuerzas.

Pahaliah la llevó hasta un banco y la sentó con cuidado.

––Becca... Sé que os amáis, es algo que todo el mundo puede ver por la forma en que se comportan. Pero, como padre, quiero que sean felices y no estén siempre temiendo perderte en cualquier momento. Han actuado demasiado rápido, intuyo que por la pronta partida de tus amigos. Reconozco que sois parecidos a nosotros, que podríamos llevarnos bien, pero... ––calló un momento buscando las palabras adecuadas––. Rochel mantiene su poder porque gobierno con mano de hierro y mantengo a aquellos que son reacios a mí muy vigilados. Yo sabía que ellos intentarían algo en cuanto se supiera lo de la conexión. Por eso cuando supe del intento a tu persona... Te mentiría si dijera que, por una parte, quería que hubieran acabado contigo, así, sin la unión hecha, habría sido más fácil para ellos continuar. ––Becca lo miró con los ojos desorbitados, le estaba diciendo que no le importaba que la hubieran matado.

––Perdón por haber luchado por vivir ––le dijo con sarcasmo. Éste rió.

––Cuando seas madre podrás pensar de otro modo lo que te acabo de decir ––le dijo antes de levantarse y pasear por el pasillo donde se encontraban. Se pasó la mano por el pelo y suspiró––. No tengo nada en tu contra, Becca, pese a mi comportamiento. Soy, ante todo, Rey y padre. He de velar por lo mío.

––Y yo no soy una persona por quien deba velar ––masculló.

––No.... Francamente no. Si puedo hacer cualquier cosa porque mi familia sobreviva y siga existiendo una paz duradera en Rochel, haré lo que esté en mi mano ––declaró volviendo a utilizar el tono autoritario––. Becca... ––Esperó que lo mirara––. Quiero que te marches de Rochel junto a tus amigos... y no vuelvas nunca.

Amar por partida doble
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