Capítulo 12

 

Norim llegó primero a ella y entrelazó sus manos alrededor del cuello empujándola hacia arriba para encontrar los labios con los suyos. Su lengua embistió con fuerza obligando a separar el superior e inferior rápidamente para dejarla pasar y jadeó al sentirla en su boca, adueñándose de esa parte, tratando de parar su avance con la suya.

Le echó los brazos sintiendo la presión que su cuerpo medio desnudo hacía sobre el torso carente de ropa y percibió que la levantaba del suelo y caminaba con ella hacia el interior de la habitación. Notó el filo del colchón en la parte posterior de las piernas y cómo Norim la bajaba. Kreyson, subido en el colchón, le puso las manos sobre los hombros para indicarle que estaba bien y la empujó hacia atrás, tendida para ellos.

––Tan dulce... ––murmuró Norim al dejar de besarla.

––Yo también quiero ––replicó Kreyson girando el rostro de Becca para poder besarlo.

En esta ocasión sus besos fueron más tranquilos, le daba libertad para entrar en su boca y recorrer con la lengua los dientes, siempre con cuidado de no lastimarse con los colmillos. Para ella era una muestra de confianza que aún Norim no le había dado y su corazón se hinchó más de felicidad.

El otro recorrió con sus manos la figura de ella por encima del camisón. Le apretó los pechos destacando los pezones sobre el mismo y, cuando Becca se arqueó y gimió en el interior de Kreyson, tapó uno de ellos con la boca empapándolo con su saliva, frotándolo con su lengua.

Kreyson gruñó ante las emociones de los tres juntos y presionó más a Becca para beber de ella. Sus lenguas jugueteaban dentro de cada uno y se daban un tiempo para degustarse, pero quería más.

––Becca... ––murmuró entre sus labios.

Giró su cara para tener el cuello a su disposición y comenzó a besarlo. Eso hizo que ella se tensara.

––No te voy a morder... Te lo juro ––susurró dándole más besos a lo largo.

Obligó a su cuerpo a relajarse y poder seguir sintiendo lo que esos hombres le hacían. Movió uno de sus brazos hasta la cabeza de Kreyson y metió sus dedos en el cabello oscuro que tenía, tan suave y sedoso como lo recordaba de sus sueños. La otra buscó el lugar donde Norim se encontraba, deleitado con sus pechos. Le tocó el hombro desnudo y acarició el brazo siguiendo el contorno de sus músculos flexionados. Estaba tan duro ahí que le hizo recordar lo firme que estaría en una parte más inferior.

Volvió a arquearse ante ellos y jadeó incapaz de detenerse. Fue entonces cuando Norim le levantó un poco el camisón, lo bastante para dejarle el vientre al descubierto. La respiración de ella se hizo más apresurada y trató de moverse.

––Quieta... ––siseó éste con autoridad. Olvidaba que eran dominantes.

––Pero...

––Quiero probarte por todos lados, Becca. Eres nuestra.

––Nuestra ––repitió Kreyson tomando el lugar de Norim entre sus pechos y creando círculos sobre los pezones.

El cosquilleo que le producían los dedos de Kreyson en esa zona hizo que se le escapara un gemido y éste levantó la cabeza. La miraba con una sonrisa satisfecha.

––¿Te gusta?

––Sí...

Volvió a acariciarle del mismo modo, esta vez haciendo círculos más pequeños y presionando hacia dentro su pezón, inflamado por la pasión y duro por las atenciones de Norim. Volvió a gemir más fuerte y se agarró a las sábanas de la cama.

––Eso también le gusta ––masculló Norim mirando de reojo a su hermano mientras la besaba por las caderas. Siguió el sendero dejándole besos hasta que llegó a su Monte de Venus, cubierto aún por las bragas.

Saltó de la cama y se puso entre sus piernas aferrándose a la cinturilla de éstas y tirando para quitárselas. Becca le ayudó poniendo los pies sobre la cama para elevarse y que salieran de su trasero y después Norim las hizo recorrer sus muslos y piernas a gran velocidad hasta que las lanzó hacia atrás sin molestarse en ver dónde caían.

Presionó sus manos sobre las rodillas y la abrió para él. Se quedó parado observando ese lugar que tanto había añorado durante esas semanas en la nave. Ahora estaba allí, en carne y hueso, con la mujer que le correspondía a su hermano y a él.

Pasó la mano sobre su sexo y lo notó húmedo. Estaba más que preparada para ellos a pesar de no haberla probado en ese sitio. Y él ardía por saborearla con su boca y su pene.

Se agachó para quedar a la altura de la cama y acercó a ella. Sopló y Becca se arqueó y chilló.

Kreyson dejó los pechos para mirarle sorprendido por la reacción que acababa de tener ella.

––Es muy sensible aquí abajo ––le dijo su hermano.

––También aquí.

––Me estáis avergonzando ––saltó ella tapándose la cara con las manos.

Norim se echó a reír mientras Kreyson se acercaba a ella y se las apartaba.

––No tienes que sentirte mal. Queremos saber lo que te gusta.

––Pero esas cosas no se dicen...

––¿No se dicen en la Tierra?

––No... Quiero decir, sí... Algunas veces. Kreyson a mí nunca me lo han dicho y yo...

––Tú eres la mujer más maravillosa que podríamos desear jamás ––cortó dejándola sin palabras.

Kreyson se acercó más mientras mantenía los ojos abiertos, hipnotizándola con su mirada. En el momento en que la besó, los labios de Norim se cernieron sobre su sexo. Acababan de besarla al mismo tiempo en dos zonas diferentes y no pudo evitar gritar en la boca de Kreyson y arquear las caderas ante la lengua de Norim. Aun así, ninguno de los dos le permitió recuperar el aliento, ambos atormentando cada lugar que les correspondía.

Sus jugos salían de su canal y eran lamidos por Norim dedicado a mortificarla con su lengua. Los dedos de éste jugaban con el clítoris estimulándolo para que se endureciera y se llenara de la sangre que la conduciría a un orgasmo, el primero que tendría de verdad con ellos, no en los sueños.

Trató de decir algo a Kreyson, ocupado con su boca, pero éste no la dejaba y sus manos comenzaron a acunarle los pechos, a pellizcarle los pezones y retorcérselos con la presión justa para no ser doloroso.

Sólo cuando comenzaba a faltarle el aire, Kreyson se separó de ella y miró a Norim. Los vio asentir y Kreyson bajó de la cama.

––¿Qué pasa? ––preguntó extasiada.

––Quiero probarte ––contestó Kreyson yendo hasta el lugar donde antes estuvo Norim.

––Y yo besarte ––le dijo Norim subiéndose y presionando su boca con la de ella.

De nuevo ese salvajismo la inundó y tuvo que reaccionar rápido para evitar que la consumiera. Trató de entrar en su interior y, aunque al principio se lo impidió, acabó por dejarla y gimió al sentir la lengua de ella entrando y rozándole los colmillos. Su pene saltó en ese momento desesperado por los pantalones que llevaba puestos y más cuando la mano de Becca lo rozó presionándole sobre su verga.

Protestó en la boca de ella y se apartó. Contempló el gesto juguetón de Becca y oyó cómo Kreyson se reía ante la reacción de él.

––Un poco lanzada, ¿no?

––La quiero... ––siseó ella.

––Oh, pequeña, la vas a tener. ––Se acercó a su oreja y la mordió antes de recorrerla con la lengua y puntear su oído––. Clavada en lo más profundo de tu coño.

Becca jadeó ante esas palabras y se volvió hacia él quien volvió a besarla con ese hambre que le caracterizaba. Sintió las manos de Kreyson en su sexo abriéndole los pliegues y lamiendo los fluidos de su excitación como si fueran el más preciado líquido que bebía en años. Cogió con sus labios el clítoris y presionó tirando de él hasta que se arqueó y gritó apartándose de Norim mientras su orgasmo la llevaba hacia no sabía dónde. 

––Creo que está lista ––le dijo Norim con una sonrisa a su hermano.

––Sí ––siseó éste.

Kreyson se puso de pie y se deshizo de sus pantalones tirándolos del mismo modo que Norim con las bragas. Su pene, ya erecto y preparado, estaba bañado con el presemen y le aportaba un brillo que encandiló a Becca. Norim se alejó echándose mano a los pantalones mientras Kreyson se acercaba y dejaba que la mano de Becca se cerrara sobre su miembro. Podía notar el calor y el latido en ella con claridad y su piel era suave e incitante. Le acarició el glande con el pulgar manteniendo su mano sobre el pene manchándose del presemen que salía.

Él silbó y echó la cabeza hacia atrás. No se apartó de ella quien siguió torturándole en el glande y apretando de vez en cuando. Empezó a mover su mano a lo largo de su longitud cubriéndolo con su presemen.

––Condones... ––susurró ella.

Kreyson la miró extrañado.

––¿Qué son condones?

––Son... Son para protegerse... Para que no haya bebés... ––contestó ella perdiendo un poco de excitación al recordar que estaba en la cama con dos que no sabían mucho de la Tierra.

––¿No quieres hijos?

––Sí... Pero no ahora. Hay una caja en el cajón de la mesita. Alice los metió hace unos meses.

Norim, que acababa de quitarse los pantalones, se acercó al lugar y abrió el cajón. Sacó una pequeña caja y la abrió dejando caer el contenido en su mano.

––¿Cómo se usa esto? ––preguntó cogiendo uno y observándolo con mala cara.

Becca se echó a reír y se dio la vuelta para gatear hasta donde estaba y cogerle uno. Abrió el envoltorio y sacó el preservativo. Se giró entonces hacia Kreyson, de rodillas sobre la cama, y lo miró.

––Así...

Cogió el pene de Kreyson y lo lamió en el glande provocando que él se estremeciera. Volvió a relamer y se lo metió en la boca. Primero lo rodeó con la lengua acariciándolo todo a su alrededor y después introduciéndose más el miembro para lubricarlo con su saliva.

Cuando lo sacó de su boca Kreyson apenas respiraba. Situó la funda en la punta y tiró con la otra mano para que se abriera y encerrara el pene. Al terminar, le dio un beso en la punta.

Él miró hacia abajo, su miembro cubierto por ese tejido caliente y extraño. Estaba incómodo pero Becca lo quería así y, por ahora, le haría caso.

Miró a su hermano que jugueteaba con uno de esos “condones” y le avisó mentalmente. Norim lo miró inmediatamente y dejó todo a un lado para volver junto a Becca, quitarle por completo el camisón para dejarla desnuda como ellos y posicionarla de la misma forma que estaba antes sólo que más arriba en la cama.

––Después me tocará a mí ––le avisó mientras le acariciaba los pechos y bajaba hasta el vientre––. Serás mía después.

Kreyson se situó de rodillas en la cama entre las piernas de ella y le rozó con su mano su raja presionando los dedos sobre la misma e introduciendo un par de ellos dentro. Las caderas de Becca reaccionaron siguiendo la entrada, profundizándola. Pero no pudo hacer nada más que sollozar al perder el contacto y quedar huérfana de ellos.

––Ya, Becca. Te voy a llenar ––le dijo Kreyson.

Norim empezó a besarle el cuello dejándole las marcas de sus besos al succionarla con fuerza y notó cómo Kreyson situaba su pene en la entrada. Le agarró las caderas y empezó a empujarse hacia ella mientras su miembro entraba poco a poco, haciéndose un espacio que sabía era demasiado estrecho aún para semejante anchura, molesta por esa amplitud que le exigía.

Y entonces llegó: el dolor.

Becca echó la cabeza hacia atrás y todo su cuerpo se tensó. Se agarró a las sábanas y arqueó la espalda y caderas. Gritó un poco pero el sufrimiento cesó de inmediato al retirarse de su canal.

––¿Qué ha pasado? ––preguntó Norim, asustado por la reacción de ella.

––Es extraño. Hay algo... Le duele cuando presiono.

Los dos observaron a Becca que trataba de recuperar el aliento.

––¿Becca?

Miró a Kreyson, su mirada llena del tormento por haberla lastimado.

––Soy... Yo soy virgen... ––anunció.

––¿Qué es virgen? ––preguntó Norim.

 

Amar por partida doble
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