Capítulo 11

 

––¿Y recordáis las caras de las chicas? ––preguntó Alice.

Las risas de Norim, Becca y Josh resonaron en el parque donde habían acabado tras salir del pasillo nocturno.

––Aún no me creo que fueras capaz de eso, Becca.

Ni ella se lo creía. Jamás hubiera pensado que se levantaría e iría directamente a enfrentarse a dos mujeres mucho más delgadas y guapas que ella para dejar claro que ese territorio correspondiente a Kreyson y Norim era sólo suyo.

Y encima lo remataron besándola a la vez.

––Sí, pero ella también tuvo su parte... ––replicó divertido Josh. Ahora fue el turno para Becca de sonrojarse.

Tras salir de los videojuegos y hacer cola para ver una película en el cine nocturno, un hombre se le acercó cuando estaba sola esperando que los otros volvieran del baño. Era mono y parecía un poco tímido pero le había agradado... Claro que, en cuanto Kreyson y Norim lo vieron, quisieron dejar clara la propiedad de Becca y lo hicieron más que bien, besándola directamente en la boca, por parte de Kreyson, y en el cuello, por Norim.

El hombre se disculpó y marchó más deprisa de lo que hubiera pensado poder hacerlo.

––No me lo recuerdes ––contestó avergonzada. Se giró para esconder la cara en el pecho de Kreyson, quien la llevaba en esos momentos.

Los otros volvieron a reírse y no pudo más que contagiarse de la risa. Hasta Kreyson se notaba más ligero, como si estuviera relajado.

––Lo mejor fue lo que dijeron estos dos ––siguió Josh.

––“La próxima vez uno de nosotros se queda contigo.” ––pronunció Alice intentando imitar la voz profunda y grave de Kreyson.

––Y “ahora que te tenemos, no vamos a compartirte con nadie más” ––añadió Josh poniendo la voz de Norim.

Becca se echó a reír junto a los otros mientras los chicos borraban las sonrisas que llevaban aunque eso sólo hizo que se rieran más.

––¿Nos sentamos? ––Josh señaló unos bancos en el camino y las chicas asintieron.

Alice se puso encima de Josh en uno de los bancos para sorpresa de Becca que se quedó mirando a Kreyson y Norim. ¿Esperaban que hiciera lo mismo?

Kreyson fue el primero en sentarse en una esquina mientras que Norim escogió la otra dejando el centro para ella. La miraron con dulzura esperando haberse comportado como se esperaba.

––¿Estás más tranquila? ––le preguntó Kreyson cuando ella se sentó.

––Sí. Gracias.

––No pretendíamos asustarte, Becca. Pensábamos que las cosas serían diferentes.

––No tenéis que preocuparos, me ha quedado claro. Pero...

––¿Pero?

––Queréis que vaya a vuestro planeta... Que sea vuestra.... Reina...

––Sí ––afirmaron los dos vueltos hacia ella.

Becca permanecía con la cabeza agachada mirando al suelo y a sus zapatos nuevos.

––Yo... No sé si sería la más adecuada para serlo.

––Lo serás. Nosotros te ayudaremos ––respondió Kreyson.

––¿Tengo que decidirlo ya?

––No.... La nave necesita una semana para recuperar energía. Sólo te pedimos una cosa.

––¿El qué?

––Déjanos compartir esos días contigo. Conócenos.

Becca levantó la cabeza para mirar a Kreyson. Conocerlos... Para ella no eran desconocidos sino los hombres más maravillosos que existían; los que le habían dado todo en sus sueños y habían atravesado galaxias por ella.

Llevó su mano hasta la mejilla de él, áspera ya por el nacimiento de su barba, pero estimulante bajo su piel. Se alzó un poco del banco para llegar hasta sus labios y lo besó, primero con suavidad, pero, cuando él respondió, un desenfreno se apoderó de ella y quiso más: le abrió los labios con su lengua, saboreando en ellos el sabor del helado que acababan de tomarse e introdujo su lengua en la boca de él por primera vez.

Kreyson gruñó y su cuerpo se tensó pero las manos de Norim sobre los hombros de éste la impidieron moverse y fue cuando Becca los notó: colmillos.

Se separó de sus labios con rapidez tapándose la boca con la mano y mirándolos alucinada por ese nuevo hallazgo.

––Colmillos... ––susurró ella.

––Becca... ––llamó Kreyson.

––¿Tenéis que beber sangre?

––¡No! Nosotros no hacemos eso ––contestó Norim––. Los colmillos son parte de nuestra raza. Sirven para realizar el vínculo. Pero para nada más, salvo que luches con ellos.

––No me habéis dicho nada de esa unión.

––No queríamos asustarte ––murmuró esta vez Kreyson. Tras una breve pausa prosiguió––. El lazo une a dos seres compartiendo la vida de ambos. Para ello han de morderse y beber cada uno algo de sangre del otro, sólo esa vez, no para alimentarnos ––quiso dejar claro.

––Pero yo no tengo colmillos.

––Lo sabemos. Nosotros lo haríamos de otra forma. Normalmente cuando dos personas conectan no se comparten sentimientos hasta que se realiza el ritual, pero en nuestro caso no es así. No sabemos el motivo pero, a veces, podemos ser capaces de experimentar por lo que pasas.

––¿Hay algo más... algo diferente? ––preguntó tratando de asimilarlo todo. Ya después se detendría a analizarlo.

––No, Becca, sólo eso y nuestros ojos nos diferencian ––explicó Norim.

Ella se acercó de nuevo a Kreyson y le acarició el contorno de los ojos. Sus pupilas respondieron brillando un poco, asemejándose a su color natural.

––Quiero los verdaderos... ––masculló Becca y al momento la mirada de Kreyson cambió a su rosa habitual––. Sí.... ––susurró mientras volvía a besarlo con más ganas que antes, teniendo cuidado, esta vez sí, de los colmillos.

Cuando se separó de él para recuperar el aliento que le había faltado la miraba asustado.

––¿Becca?

––Puedo con ello... ––comentó echándose a reír––. No sé por qué pero no importa si tenéis colmillos, orejas puntiagudas o un tercer ojo.

––¿Y si te dijéramos que tenemos dos penes? ––soltó Norim.

Becca se quedó boquiabierta y fue sin remedio a la entrepierna de él. Volvió a reírse y se cogió a Kreyson.

––No te creo... Os conozco de mis sueños, me mostrasteis todo el cuerpo salvo la cabeza. Si había algo diferente era ahí, ¿verdad? ––Ellos emitieron una pausa––. ¿Verdad? ––repitió esta vez, algo más alertada.

––Sí... ––contestaron reprimiendo la risa.

Kreyson la abrazó y ella dejó que el calor de su cuerpo la aliviara. ¿Colmillos? No importaba. No iban a condenarla a una vida de bebedora de sangre así que, ¿qué más daba que dos dientes fueran puntiagudos? Ese era un problema mínimo si se tenía en cuenta que eran de otro planeta, y además príncipes, eso sin olvidar que estaban con alguien como ella. Podía olvidarse de esa nimiedad igual que ellos se olvidaban de su peso.

––¿También tendría colmillos? ––preguntó aferrada a Kreyson.

––No. Seguirías siendo igual que ahora. Sólo que vivirías tanto como nosotros. Y quizá desarrollarías algún poder.

––¿Poder? ––Se separó de Kreyson y lo miró con el entrecejo fruncido.

––Sí. Como los nuestros. Ha ocurrido algunas veces que mujeres y hombres de nuestro planeta desarrollaban un nuevo poder tras unirse.

––¿Qué poderes tenéis vosotros?

––Norim puede alterar las mentes de los demás y es capaz de convocar cualquier cosa en la que piense, siempre que haya visto cómo es.

––¿Y tú?

––Puedo detener el tiempo unos segundos y mover con mi mente objetos, animales o seres.

––¿Todos en vuestro planeta....?

––Sí.

Becca apartó la mirada y se fijó en que Josh y Alice los miraban en silencio. Así que los habían escuchado y visto.

––¿Qué pensarían de alguien que no tiene poderes ni es de vuestro planeta como reina? ¿Están de acuerdo? ––Ambos apartaron la mirada reacios a contestar la pregunta––. No lo están, ¿no? ––Su voz ocultaba decepción ante ese conocimiento.

––Nuestra gente aún no sabe de tu existencia. Piensan que salimos en un viaje de placer pero no el destino. Queremos darles la oportunidad de que te conozcan.

––¿Y si no me quieren?

––Entonces dejaremos nuestro título como príncipes. Si tú nos aceptas, no querremos nada más.

No podía responderles a esas palabras. ¿Serían capaces de darlo todo por ella? ¿Hasta su propio reino?

Notó el roce de la mano de Norim al cogerle una lágrima perdida por su mejilla.

––¿Por qué estás triste?

––Porque... Porque no quiero que dejéis algo que es vuestro....

––Si tú nos aceptas seremos tuyos, de nadie más. No nos importa lo que tenemos ahora, sino lo que tendremos a tu lado.

Le pasó la mano por la nuca obligándola a levantarse del banco.

––Ya quería que fuera mi turno ––susurró antes de sellarle los labios con los suyos en un beso posesivo.

 

Tras ser interrumpidos por Josh para impedir que las cosas se calentaran aún más de lo que ya estaban, se encaminaron hacia el apartamento de Becca.

––Es hora de irnos, Becca ––le dijo Alice.

Ella miró hacia atrás para verla abrazada a Josh.

––Es tarde y mañana Josh tiene clase a primera hora; además, tengo ganas de jugar un rato con él después del espectáculo que has montado antes con ellos.

––¡Alice!

––¿Qué? Es verdad... Me has puesto cachonda...

––Pero... Pero, ¿y ellos?

––Seguro que se te ocurre un lugar donde meterlos ––le guiñó el ojo y tiró de su novio hacia la calle por donde habían subido para irse a casa.

––¡Traidora! ––gritó Becca viéndolos marchar.

––¿Quieres que nos vayamos? ––le preguntó Kreyson. Norim, a su lado, parecía confundido.

––No... No.

––Si estás incómoda al estar a solas con nosotros...

––No pasa nada. No vais a hacerme daño, eso lo sé. Olvidadlo, por favor.

Abrió la puerta del apartamento y entraron en él. Encendió las luces y dejó las llaves y el pequeño bolso que llevaba al lado. No pudo evitar bostezar de sueño tapándose la boca con la mano. Realmente estaba cansada.

––Deberías dormir ––comentó Kreyson.

––¿Vosotros dormís?

––Sí.

––El sofá se convierte en cama aunque no sé si será lo bastante grande para los dos.

––¿No podemos dormir contigo? ––preguntó Norim, inocente.

––Yo... Creo que mejor no ––contestó sonrojada.

––No te preocupes. Dormiremos donde tú nos digas.

Norim agachó la cabeza y no dijo nada.

Tras ayudarles con el mueble, ya que era la primera vez que veían algo así, y les ofrecía sábanas y mantas para que se taparan, Becca fue a su habitación. Cerró la puerta despacio viéndolos mirarla mientras algo en su interior sentía tristeza. ¿Podía sentir los sentimientos de ellos? ¿Y qué le impedía disfrutar de ellos? Sí, había algo importante, pero...

Becca cerró la puerta antes de seguir pensando y se sacudió la cabeza. Acababan de llegar, tendría tiempo para divertirse con ellos si quería. Aunque hacía dos semanas que no la habían tocado en los sueños...  Se apartó de la puerta ante la tentación y se desnudó para ponerse el camisón.

Entró al baño donde se aseó un poco y volvió al cuarto para apagar la luz y dormir unas horas. Si es que podía.

****

––¡Es una tortura, Kreyson! ––exclamó Norim saliendo de la cama.

––Baja la voz, Norim. Está durmiendo.

––Sabes tan bien como yo que no. Está intranquila y excitada. Y caliente.

––Norim, no sigas.

––¿Por qué? Tú estás igual y yo... ––se miró la entrepierna. Ambos llevaban sólo los pantalones con los que habían llegado a la Tierra––. Necesito tomarla, Kreyson, está tan cerca nuestra y no...

––Norim deja de repetirlo. Sé cómo estoy y cómo estáis vosotros pero ella no quiere. Déjalo estar y trata de dormir.

––¿Con esto? ––alzó la voz señalándose el paquete.

––Piensa en otra cosa.

––No me sirve pensar en el hielo kirst como tú ––contestó enojado sabiendo que su hermano estaba tan fogoso como él, incluso más.

––Pues busca algo ––siseó Kreyson.

Éste se sentó de pronto en la cama y Norim se dio la vuelta. La puerta de la habitación de Becca se abrió y apareció con un camisón de gasa color crema de tirantes que le llegaba por encima de las rodillas.  Su respiración era entrecortada y parecía tener mucho calor en el cuerpo.

––Yo... No aguanto más... ––gimió.

Los dos acudieron a su llamada sin tener que repetírselo dos veces.

 

 

 

 

Amar por partida doble
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