Capítulo 34

 

Becca se miró al espejo sonriente. Una de las mujeres a cargo de sus necesidades estaba arreglándole el pelo acorde con el traje que llevaría esa noche en la fiesta. Alice la había maquillado antes de irse a preparar con Josh y, con el vestido plateado que Kreyson y Norim le regalaron días atrás, se sentía una persona diferente. No estaba nerviosa por el anuncio, quizás un poco, pero confiaba en el pueblo; los había tanteado indirectamente con las historias y cuentos pero sus respuestas alentaban las esperanzas por ser aceptada, por seguir a su corazón y poder estar junto a los hombres que amaba. El pecho se le hinchó de orgullo; los amaba, tanto como ellos lo hacían.

El planeta era hermoso y había pasado días paseando, visitando todos los lugares especiales, contándole anécdotas de cada uno de ellos. Salvo los lagos, lo conocía todo; y no era por insistencia para visitar esa zona, ninguno hacía amago de claudicar anteponiendo como excusa la temperatura del agua. Era cierto que aún tenía frío pero al menos ya no usaba chaquetón y se conformaba con rebecas y jerséis gruesos. Y aunque ella alegaba no ir a bañarse sino a mirar, las sonrisas traviesas de ambos dejaban claro los planes que ellos tenían para ese sitio.

––He terminado, Lady ––dijo la mujer apartando sus manos de ella.

––Gracias, Thaire. ––Ésta inclinó la cabeza.

––¿Desea ayuda con el vestido, Lady? ––Becca miró su indumentaria sobre la cama. De corte largo, tenía una pequeña cola que debía recogerse si iniciaba algún baile con una cinta atada en su muñeca.

La prenda era escotada por delante quedando en forma de pico sobre sus pechos, los hombros descubiertos y la espalda totalmente desnuda. Al menos, para protegerse del frío, Kreyson lo acompañó con una torera hecha en encaje calado blanco y plateado a juego la cual, a pesar del tejido tan suave y ligero, de verse como algo poco recomendable contra el frío, una vez puesta emitía un calor constante agradable y adaptado a cualquier cuerpo. Ese tipo de tela causaría sensación en la Tierra.

––¿Lady? ––llamó Thaire.

––Sí, necesitaré algo de ayuda ––contestó enrojeciendo.

Las palabras de Norim al llevarle el vestido la preparaban para lo que vendría.

****

Kreyson se ajustó la prenda tirando del frente para alisarla. Miró al espejo donde veía su reflejo vestido con el traje indicado para el heredero. Unos pantalones azul oscuro con botas altas en color negro recogiendo el bajo por dentro, una chaqueta en el mismo color que la parte de abajo con decoraciones en blanco y plateado, los hombros con insignias referidas a la casa real y un bordado en el frente izquierdo, sobre el corazón, y a todo lo largo, representaba el emblema de la casa, el sello de su padre como rey. Abrochada hasta el último botón, apenas se percibía la camisa de seda blanca que lucía.

Llevaba recogido el pelo en una coleta anudado con una cinta plateada para hacer contraste con su oscuridad y, a la par, conjuntar con el mechón blanco.

Contempló por detrás cómo se abría la puerta y aparecía su hermano ya ataviado.

––¿Vas a ir así? ––preguntó arqueando una ceja sin volverse.

––Como si a Padre le interesara ––bufó cerrando y apoyándose en el marco. Engalanado con unos pantalones azul celestes correspondientes a su rango en la familia real, las botas, al contrario que las de Kreyson, eran en blanco con algunos motivos en negro y azul oscuro.

Subiendo más arriba, la chaqueta que se suponía debía llevar abrochada estaba abierta dejando ver la camisa azul oscuro desabrochada en los botones cercanos al cuello. El pelo lo llevaba despeinado de punta, como solía gustarle, y una sonrisa llena de maldad le daba un aura endemoniada.

––Padre no anunciará el compromiso con Becca yendo así ––replicó su hermano dándose la vuelta. Eran como la noche y el día, pero una persona los combinaba a la perfección, aquella de la que llegaban pequeñas corrientes de felicidad. Estaba feliz con el baile, y nerviosa, y excitada. Pero, sobre todo, tranquila y segura de eso. Para ellos era más que suficiente.

––Me puse el traje, voy a estar todo el baile, que no se queje ––protestó frunciendo el ceño.

––Al menos abróchate la chaqueta. ––Norim chasqueó la lengua pero hizo caso a su hermano y empezó a abotonársela––. ¿Por qué no te has puesto el traje oficial?

––Ese ya lo llevas tú. Quiero mi propio estilo; además, así conjuntamos mejor con Becca. ––La simple mención de ella le hizo arquear los labios en una sonrisa––. Lo notas, ¿verdad?

¿Notarlo? Todo su cuerpo temblaba con los sentimientos que acudían de ella. Calmada, dichosa y, sobre todo, pasional y enamorada cada día más.

––¿Crees que podremos vincularnos hoy? ––Kreyson cerró los ojos deleitándose en sus propios pensamientos. Unirse a ella sería la culminación de su amor. Podían proponérselo al finalizar el baile pues estaba seguro de su aceptación––. Kreyson controla... ––siseó Norim apretando las manos a ambos lados.

––Perdón ––se disculpó al recibir la respuesta de Norim ante su excitación.

––Me gustaría ver la cara de Becca cuando pase esto y la pilles en un momento inapropiado ––rió Norim. 

Kreyson se contagió.

****

––Ten. ––Gala le ofreció una copa de un líquido plateado y espeso a Becca. Desde el momento en que había llegado al salón de recepción, estaba pegado a ella.

Llevaba el traje de la Guardia Real de un blanco impoluto con remaches en dorado. Ella lucía el vestido ceñido a sus caderas con una raja desde el final del muslo hasta terminar la prenda. Jamás se había puesto algo así en la Tierra pero ahora, con ellos, le encantaba y no podía esperar a verlos.

––Gracias. ––Tomó la copa y echó un vistazo al líquido––. ¿Qué es?

––Licor ––respondió con prontitud.

––¿Tú no bebes? ––preguntó intrigada.

––No, Becca, La Guardia Real nunca bebe. Lo tenemos prohibido.

––¿Ni siquiera cuando estáis de descanso? ¿O de vacaciones?

––¿Eso qué es? ––inquirió.

Becca se quedó boquiabierta.

––¿Siempre has de trabajar?

––Sí. Nuestro deber es servir a la familia real en todo momento. 

Becca dio un sorbo a la bebida en lugar de responderle. Quería hablar con Kreyson y Norim; quizá, si los tres presionaban a Pahaliah, las cosas serían diferentes.

––¿Puedo hacerte una pregunta personal? ––Gala entrecerró el ceño al mirarla pero apartó la vista enseguida para vigilar a su alrededor.

––Puedes preguntar. Yo juzgaré si darte respuesta o no ––contestó guiñándole.

––¿Cuál es tu verdadero nombre? ––El cuello de Gala se quedó en mitad del arco que estaba haciendo para revisar la sala. Miró de reojo a Becca, sin atreverse a girarse entero, esperando algo más––. Les he preguntado a Kreyson y Norim pero no lo saben.

––¿Por qué querrías saberlo tú? ¿No te explicaron que al entrar en la Guardia perdemos todo cuanto somos? ––Su tono había salido demasiado arisco haciéndola agachar la cabeza.

––Perdona. No quería molestarte. Me gustaría hacer algo por vosotros; no veo justo que perdáis tanto y no seáis recordados.

––Tus palabras significan mucho para mí, Becca ––interrumpió sonriéndole––. Eres la primera en cientos de años en preguntar por mi nombre ––añadió alejándose al ver a Alice y Josh seguidos por dos guardias.

––¡Pero no me lo has dicho! ––protestó alzando la voz.

La risa de Gala retumbó por el lugar llamando la atención de los presentes.

––¿Qué no te ha dicho? ––preguntó Alice a su lado.

––Na.... ¿Dónde vas con eso? ––se atragantó al verla. Llevaba un vestido muy escotado, tanto que la abertura caía directamente encima del ombligo, en color rojo fuerte, largo hasta los tobillos donde unos zapatos de aguja del mismo tono le combinaban.

––¿Dónde voy cómo? ––Alice se dio la vuelta dejando al descubierto para ella la espalda desnuda cubriendo únicamente los costados y la curva de su trasero––. Si voy bien, ¿no Josh?

––Sí, Señora ––contestó sin mirarla a la cara.

––¿Qué le has hecho? ––se preocupó al ver a su amigo así.

––Una pequeña pelea sin importancia ––contestó agitando la mano––. No te preocupes, es que aún no se recuperó del todo.

––¿Recuperarse de qué?

––No quería que llevara este traje y... Quizá se me fue la mano.

––¿Quizá? ¿¡Quizá!? ¡No podré sentarme en toda la noche! ––gimió echándose mano al trasero. Eres una sádica.

––Ya dije de compensarte.

––Y lo vas a hacer ––intervino Becca––. La próxima vez, él será el dominante.

––¿¡Qué!? ––exclamaron los dos.

––Un cambio de papeles justo. Siempre llevas tú el mando, prueba ahora el otro lado.

––Ni hablar, yo... ––Josh la silenció con sus labios apropiándose de los gritos y gruñidos de ella. Forcejeaba con él, arañándolo incluso pero eso sólo conseguía hacer que le exigiera más.

––Sí... Una idea estupenda, Becca ––agradeció separándose de Alice pero sosteniéndola de la cintura. Algunos de los invitados los miraban, todos sonrientes acostumbrados a este par––. Le daré a probar un poco. Y la dejaré con la miel en la boca varias veces ––susurró para que sólo ellas pudieran escucharle.

––Si... si... te crees que... voy a … dejarme.... ––tembló Alice.

Josh la acalló con la mirada.

––Lo harás. Porque después este sumiso querrá su castigo.

––¿Quién os entiende? ––lanzó Becca derrotada. Después de defender a Josh, éste se había metido solito en busca de otro castigo.

––Lo siento preciosa, pero las cosas con Alice son...

––¡No se te ocurra hablarme! ––calló enfadada.

Sus dos amigos se echaron a reír, la abrazaron y, finalmente, también ella se contagió.

––¿Cuándo llegarán? ––preguntó Josh.

––Han de presentarse con sus padres y no estaremos juntos en la cena pero sí el resto del tiempo. Pahaliah quiere ver la reacción de la gente al estar a su lado.

––Con razón a nosotros nos ha dicho de mantenernos alejados ––murmuró Alice.

––¿Eso os pidió?

––Tú no te preocupes, Becca. Estaremos vigilándote ––respondió Josh––. Nos hemos propuesto tantear a la gente sobre vuestro vínculo.

––Josh, no vayas a liarlo todo ––pidió, asustada.

––Tranquila ––animó Alice––. Por ahora todo va genial, tú misma nos lo has dicho. En dos semanas nosotros tendremos que volver a la Tierra pero nos iremos sabiendo que nuestra mejor amiga ha encontrado a su pareja ideal.

––Parejas ––rectificó Josh.

––No me lo recordéis... ¿Cómo voy a estar aquí sin vosotros a mi lado?

––Ya verás, ellos se ocuparán de llenar nuestro espacio. Y otros más ––predijo Alice.

Becca se sonrojó ante eso. Iba a replicarle cuando se percató del silencio en la sala, todas las personas pendientes de las puertas por donde aparecerían los reyes.

La sala estaba decorada en mármol blanco sin ninguna veta. Las columnas en espiral tenían talladas esculturas extrañas de plantas y animales. Varias luces iluminaban el lugar suspendidas mágicamente, otras en las paredes, pero todas ellas engalanadas con cintas en oro, azul y plata.

El ruido de las puertas al abrirse le hizo volver su atención al lugar a tiempo de ver emerger a Pahaliah y Aerial cogidos de la mano. Todos vitorearon a los reyes, él vestido con el traje oficial, ella con un vestido blanco de una tela muy fina que se levantaba ante cualquier movimiento. Detrás de ellos, Kreyson y Norim hicieron su aparición. Parecían dioses vestidos de esa manera, uno oscuro y el otro claro.

El pueblo exclamó alabanzas para con ellos, éstos sonrientes ante sus súbditos aunque los príncipes no miraban tanto a los demás como sí a Becca. Empezaron a bajar las escaleras hacia ellos, saludando a quienes se acercaban, ya fueran simples ciudadanos o personalidades de mayor rango, según denotaban las ropas.

Pahaliah y Aerial se quedaron al pie de la escalera charlando con varias personas pero los otros se abrieron paso desatendiendo a cualquiera que no fuera Becca.

––Nosotros nos vamos ––le susurró Alice. Ella se volvió hacia sus amigos.

––Sé tú misma Becca, la gente ya te acepta ––agregó Josh.

Los vio perderse entre el resto de invitados, la mayoría de los hombres, o por su aspecto parecían hombres en el caso de otros extraterrestres, mirando la espalda de Alice. Menos mal que ella la tenía cubierta.

––Becca.... ––susurró Kreyson a su lado. Se giró para saludarlo cuando sintió los labios de él sobre su mejilla. Las manos la anclaron para evitar una retirada por su parte, justo lo que pensaba hacer. ¿Por qué la besaba delante de todo el mundo?

Fue separándose de ella lentamente buscando un mínimo roce con los labios, como si necesitara también tocar esa parte. Becca parpadeó varias veces antes de poder encontrar su mente o la fuerza necesaria para hablar. El perfume que desprendía su cuerpo era tan intenso que le parecía estar rodeada por completa por él. La sonrisa de Kreyson le hizo sonreír también a ella ladeando la cabeza levemente. Sin embargo, no se esperaba a Norim y su beso justo en el cuello pillándola desprevenida. Jadeó asustada apartándose de él, todos a su alrededor mirándolos para saber qué había pasado.

––¡Norim! ––le recriminó.

––Pensé que necesitabas un beso como el cuento de La Bella durmiente.

––Era en los labios, no en el cuello.

––Pero tu cuello es mucho más tentador para besar, lamer, morder y recorrer. Además, sueles encenderte mucho más que con un beso ––susurró observando cómo el sonrojo aparecía en el rostro de ella––. En fin, también me valen esos ––añadió rodeando con su mano el cuello de ella para empujarla hacia delante y hacerse con los labios.

Becca cerró los ojos en el momento en que la corriente por el contacto con los suaves labios de Norim la tocaron alejándose demasiado rápido de ella. Se mordió reprimiendo una queja por perderlo pero consciente aún de dónde estaba.

Miró de reojo a la gente, sorprendidos por lo ocurrido.

––Norim, ¿qué nos ha dicho Padre antes de salir? ––recordó Kreyson.

––Nada de dar espectáculo. Sólo la saludé, ¿verdad, Becca? Tú sabes que no suelo dar esa clase de besos. Y tú tampoco ––respondió con altivez. Ninguno de los dos pudo contrarrestar su argumento.

––Ven con nosotros, Becca, te presentaremos a algunos ––cambió de tema Kreyson ofreciéndole su brazo.

Gustosa, lo aceptó pero Norim no se quedó atrás entrelazando su mano libre con la de él.

––¿No pensarán que hay algo raro?

––Una vez anunciemos el vínculo dudo mucho que piensen en algo ––contestó Norim.

––Pero aún así. Mira cómo nos miran. ––Ambos recorrieron su alrededor. Los rostros de incredulidad surcaban a todos, aunque no podía decirse que hubiera rechazo por parte de ellos, sólo sorpresa. Había murmullos acerca de la cercanía para con los príncipes que empezaba a molestarla.

––No les hagas caso ––intervino Kreyson acariciándole su mano––. Divirtámonos mientras, Padre invitó a algunos vecinos de otros planetas, ¿te gustaría conocerlos?

––¿Son... normales?

––Uhm... Uno tiene un cuerno en mitad de la cabeza, y otro en medio de...

Becca se echó a reír pensando en ese ser, ¿cómo sería de grande? Kreyson y Norim se miraron entre sí sonriendo. Al menos habían conseguido relajarla.

La fiesta se celebraba con gran jolgorio. Durante la recepción, Kreyson le había presentado a otras “personas” de planetas cercanos a los suyos y podía decir a ciencia cierta lo mucho que se alegraba de su vínculo con ellos. Hubiera sido más difícil llegar a querer a uno de piel verde siempre húmedo por su necesidad de estar hidratado o con tendencia a sacar la lengua bífida para controlar el ambiente.

Después conoció a un hombre demasiado... brillante. Su piel era azul por completo pero ésta resplandecía y el pelo, ojos, dientes y uñas eran blancos. Le entró la risa al pensar en él en la oscuridad iluminando como si fuera un faro. El problema fue cuando se lo comentó a Kreyson y Norim, ambos disculpándose y alejándose antes de estallar en risas.

Sólo en una ocasión se avergonzó de su reacción en un primer momento. Cuando estaba conversando con otros de Rochel, interesándose ellos por cómo eran las fiestas en la Tierra, alguien le tocó el hombro y, al volverse, no pudo evitar gritar y abrazarse a Norim. Éste intentó tranquilizarla con caricias entretanto Kreyson calmaba al otro, u otra. Becca miraba de reojo esa piel grisácea, las articulaciones extrañas de brazos y piernas, o patas, el morro salido y sus babas; el vivo retrato de Alien.

Pidió disculpas una vez convencida por Norim de no ser alguien que “sacara las tripas”, dejando claro su desconocimiento para esas palabras. Al menos lo suyo fue suave comparado con Alice cuando, al acercarse a ellos para saber qué había ocurrido y ver a ese ser, empezó a chillar buscando a Josh, aferrándole con fuerza sin dejar de gritar. Y después, ella se había lanzado a por él con una de las espadas de los guardias alegando querer acabar con una amenaza. Menos mal que Gala estuvo atento y la detuvo antes de algo peor.

Puesto orden entre todos, príncipes y guardias reales, Becca se disculpó directamente explicando el motivo de esa reacción en ellos, sobre todo en su amiga ––quien no soportaba las películas de Alien–– y descubierto a una criatura completamente diferente de los filmes. Era bastante tímida y apenas hablaba, siempre parándose cada poco para saber si su interlocutor estaba molesto por alguna palabra.

Tras ese incidente, anunciaron la cena y todos pasaron a otro salón, el mismo que usaban para comer, sólo que ahora la mesa era el triple o cuádruple de grande para poder alojar a los invitados. Durante ese tiempo, Becca se reunió con sus amigos compartiendo lo que habían hecho.

 

––¿Cansada? ––susurró Norim detrás de ella. La cena había finalizado hacía rato y la música amenizaba la fiesta. Algunas parejas bailaban uno de los bailes que ellos le habían enseñado. En esos momentos estaba apoyada en la baranda, un piso por encima del salón, donde se encontraban.

––No. ¿Y tú?

––Ni mucho menos ––contestó rodeándola con uno de los brazos para empujarla hacia atrás.

––Norim, cuidado. Pahaliah anunciará el vínculo en breve.

Rozó con la nariz la oreja de Becca, ésta intentando concentrarse en ver si alguien los estaba mirando.

––Ven conmigo.

––¿Dónde?

––Hay una zona más privada donde las vistas son mejores ––contestó señalándole una especie de balcón protegido por algunas cortinas––. Lo usan mis padres cuando se celebran musicales. Es el mejor lugar ––añadió llevándola hasta allí.

Norim se encargó de correr las cortinas para ceder el paso a Becca. Una vez dentro, encontró unos bancos mullidos pero nada más diferente de otro lugar. De hecho, la gente podía verlos pues la baranda seguía siendo la misma; únicamente los lados estaban cubiertos.

––Lo utilizamos cuando queremos descansar un rato de los demás. Al estar aquí entienden que deben dejarnos tranquilos.

––En la Tierra hay palcos privados donde sólo entran unas cuantas personas pero están aislados. Son como habitaciones con sillones.

––No muy diferente de nosotros ––comentó acercándola hasta la barandilla.

Becca puso sus manos sobre el pasamanos mientras Norim situaba las suyas al lado, su cuerpo presionándose contra el de ella.

––Norim, detente ––susurró al notar cierta parte endureciéndose por momentos––. No sabemos ni dónde está Kreyson.

––Está allí, mira ––señaló con una de sus manos hacia una parte de la sala donde Kreyson se encontraba hablando con otros representantes de planetas vecinos. Éste levantó la vista hacia ellos sonriéndole a Becca––. ¿Podemos seguir ahora? Kreyson podrá controlarse mientras nosotros.... ––empujó más fuerte contra Becca obligándola a hacer fuerzas con sus brazos para no echarse sobre la baranda.

––Norim, estamos en mitad de una fiesta, cualquiera podría vernos, u oírnos.

––No si tú no abres la boca ––susurró en su oído antes de lamerla haciéndola estremecer––. Di que no y me iré, Becca. ––Separó una de sus palmas acariciando con ella la cadera sobre el vestido. Esa simple caricia empezaba a encenderla como lo hacía saber que era el cuerpo de Norim quien la tenía presa en ese lugar, quien presionaba entre sus nalgas dándole a conocer el alcance de su excitación.

––No puedo decirte que no ––murmuró ella mirándole a los ojos––. A ninguno.

Norim miró a todos lados antes de aprovecharse de esos labios tentadores que Becca tenía. Robó un beso de apenas unos segundos antes de instarla a volverse hacia delante, agarrándose al pasamanos.

––Intenta no hacer ningún ruido, Becca, porque en esta sala hasta el más mínimo suspiro podría escucharse.

––¿No sería mejor irnos? ––No lo vio, pero supo que sonreía.

––¿Y privarme de esta diversión? Te voy a dar el placer que te mereces delante de toda esta gente. Nadie estará más feliz que tú esta noche, Becca ––contestó recogiéndole la cola del vestido. Encerró la tela en la cinta en su muñeca y volvió a presionarse contra ella––. ¿Estás húmeda para mí?

¿Húmeda? Eso no tenía contestación posible. Siempre estaba preparada para cualquiera de ellos. Como si su cuerpo presagiara el momento y cualquier roce la encendiera. Asintió mirando a su alrededor. Alguien debía verlos, o girar sus cabezas, o... Notó los dedos de Norim palpando su centro aún con las bragas puestas. 

––Inclínate un poco sobre la baranda ––le ordenó mientras él se movía para ponerse a su lado, el otro brazo puesto sobre el pasamanos.

Descansó la cabeza en la palma contemplando las parejas bailar cuando eran los dedos de la derecha los que bailaban en torno al sexo de ella.

––Becca ––llamó al no cumplir con la orden.

Se echó hacia delante cruzando los brazos para depositar los antebrazos sobre el pasamanos, su figura inclinada en el ángulo perfecto para dejarle a Norim la libertad de explorarla.

––¿Y si entra alguien? ––preguntó al notar el aire fresco entre las piernas, el retiro de sus bragas empapadas para acariciar la carne sin ninguna capa de por medio.

––Kreyson ha ordenado que los guardias se asienten en cada una de las entradas. Y mis padres son los únicos a los cuales no pueden impedirles la entrada ––respondió.

Uno de sus dedos empezó a hacerle círculos sobre los labios de su sexo jugueteando con ella, apenas rozándola donde sentía el verdadero calor y la explosión acercándose. Se mordió el labio inferior para no emitir ruido tratando de concentrarse en la gente que había. Dos hombres juntos, una mujer en una esquina, Josh y Alice.... ¿Qué cuernos estaban haciendo ellos?

Norim siguió la dirección de la mirada y rió bajito.

––Parece que también ellos necesitaban algo como esto ––puntualizó.

Becca se ruborizó apartando la mirada de ellos. Al menos estaban más escondidos, en una zona oscura de la sala, no como ellos, a plena vista de cualquiera que levantara la mirada hacia el lugar.

Los dedos de Norim le abrieron los labios y el fresco hizo que se moviera un poco. Asentó el corazón sobre el clítoris sin moverse, sólo conteniéndolo, como si estuviera verificando su pulso en esa parte.

––No te muevas.

––Lo intento... ––replicó ella, loca porque empezara a jugar de una vez. Miró hacia donde estaba para saber por qué no lo hacía.

Norim estaba esperándola, sus ojos evidenciando alguna nueva travesura.

––Ábreme los pantalones, Becca.

––No puedo... Nos verán.

––Usa la cola del vestido para tapar tus movimientos. Saca mi pene y acarícialo mientras yo hago lo mismo aquí ––explicó dándole un toque al botón, lo suficiente como para enderezarla de nuevo. Norim frunció el ceño defraudado por ella.

––Yo...

––Vuelve a ponerte en posición, Becca ––cortó, más serio de lo normal––. Sólo por esto voy a atormentarte.

––No puedes. Norim, nos van a ver. A tu padre no le gustará.

Él se inclinó hacia ella mostrando, no ya su enfado, sino las ganas por hacer precisamente eso.

––Es a nosotros a quienes nos debe gustar. ¿Quieres parar, Becca?

Negó con la cabeza. No quería parar, quería hacerle disfrutar, aunque se muriera de la vergüenza, pues, en el fondo, también ella sentía correr la adrenalina por el riesgo a ser pillados in fraganti por todos en Rochel.

Sin decirle nada más, Becca volvió a apoyarse en la baranda desabrochando la cinta del vestido para agarrarlo con el antebrazo derecho mientras el izquierdo le quedaba libre para maniobrar, oculto por el vestido. Norim la recompensó con una sonrisa apoyando el codo en el pasamanos, su cuerpo dirigido hacia ella para poder abrirle los pantalones.

Rozó con los dedos la zona inflamada y ésta respondió a ese suave toque palpitando. Siguió hasta dar con los botones para ir desabrochándolos uno a uno dejándole libre su miembro, emergiendo alto y duro, caliente y húmedo, anhelante por las caricias de ella.

Norim enterró sus dedos dentro sin más dilación, uno de ellos sobre su clítoris, los otros frotando las paredes de su sexo, el pulgar en la entrada de su canal creando círculos sin llegar a entrar, sólo tentando con hacerlo. Becca respiró con sonoridad llamando la atención de varias personas debajo.

––Becca, pensaría que estás tratando de llamar su atención... ––rió Norim.

––¡Calla! No he podido remediarlo. Estás... Quita la mano ––regañó ella intentando alejarse. Norim la correspondió empujando más profundo su pulgar. Apretó los dientes para no abrir la boca y dejar salir ese gemido.

––Si esto es ahora, no puedo esperar a ver tu reacción cuando esté dentro de ti y la gente observándonos... ––susurró acercándose más a ella. Rozó con su pene la mano y ésta lo encerró recreándose en las sensaciones, las venas, el calor y la humedad a lo largo de la misma. Ella movía la mano a todo lo largo recogiendo el líquido preseminal que salía de su punta para lubricarse con él––. Así, sigue Becca...

Tampoco él se estaba quieto, los dedos habían vuelto a moverse, el pulgar a entrar y salir, el meñique uniéndose a éste, los otros dedos ocupados con las paredes y el clítoris. Becca agachó la cabeza oprimiendo más los labios pero incapaz de silenciar los sonidos que su garganta hacía. A ese paso acabaría llamando la atención de varios.

––¿Has escuchado la canción, Becca? ––preguntó Norim bajando el ritmo de sus caricias. Ella miró hacia las personas que tocaban los instrumentos extraños. No se parecían en nada a los de la Tierra aunque el sonido era parecido al de ellos.

––Es la canción de la caja musical.

––Sí. Kreyson y yo pedimos esa melodía expresamente. Cuando acabemos con esto quiero que bailes conmigo.

––¿Cuándo acabaremos?

Norim ensanchó su sonrisa.

––Cuando me corra dentro de ti.

Becca se irguió cogiendo la cola del vestido a tiempo antes de dejarle al descubierto. Norim se situó detrás de ella en ese momento levantándole parte del vestido que quedaba, su pene punteando a la entrada del canal. Empujó lentamente metiendo la cabeza sin más movimiento.

––Ahora viene lo bueno ––susurró al oído.

Cuando la música ejecutó un “fortíssimo”, Norim aprovechó para enterrarse de un sólo empujón dentro de Becca, silenciado su grito por la música.

––Te acabas de correr, Becca ––descubrió con la respiración entrecortada––. Dios, estás más apretada que nunca.

––Norim, por favor ––suplicó al ver que algunas personas los miraban desde abajo.

––Presta atención a la música, se aburrirán de mirarnos ––instruyó. Los dos estaban prácticamente rectos y desde lejos no se evidenciaba lo que estuvieran haciendo, el vestido tapando el hecho de estar unidos. Si no se movían, sólo pensarían que se encontraban demasiado juntos.

Su canal había cobrado vida propia porque no podía controlar los espasmos de los músculos, éstos comprimiendo a Norim. Echó la mano hacia atrás buscando la de él para calmarse pero era inútil, estaba teniendo sexo delante de un pueblo que debía aceptarla como futura reina y eso la excitaba.

Observó a Kreyson caminar hacia las personas que los miraban desviando la atención de ellos. Miró a Norim quien asintió. Había pedido ayuda de su hermano para quitarse de encima a los mirones.

––Ya que la gente está ocupada... ––murmuró empujando, con las manos en las caderas de ella, hacia fuera su pene––. Nos toca acabar con esto.

Se lanzó de nuevo hacia dentro estirándola con fuerza, dejándola apenas sin respiración, Norim gruñó sobre su oído encendiéndola más aún. Le mordió en la nuca acelerando los embistes mientras Becca trataba de no jadear, no gritar, no hacer ningún ruido de los que su cuerpo le exigía corresponder a las dedicaciones de su amado. De nuevo crecía su orgasmo, un punto cada vez que el otro empujaba, uno más cuando sacaba su miembro de ella frotándose con los músculos.

El aliento sobre su cuerpo la hacía arquearse ante el calor que se desprendía. Sintió los dedos tensarse sobre sus caderas, una maldición mascullada y notó cómo el semen ardiente salía bañándole todo su canal. Sin poder controlarse, pillada desprevenida, su orgasmo la catapultó hacia el precipicio del placer. Abrió la boca para gritar cuando algo la silenció; el miedo que sentía por tener la boca tapada le hizo dejar de respirar y se agobió ante eso.

––Becca, es Kreyson, respira ––susurró Norim tocándole el hombro.

Kreyson... Miró donde estaba él, su mano aferrada con fuerza a la copa que llevaba, su frente arrugada y preocupado. Cerró los ojos controlando la respiración, obligando a su cuerpo a inspirar y expirar por la nariz, tranquilizándose conforme el bloqueo de su boca la dejaba tomar aire también de ese lugar.

––¡Norim, Becca! ––gritaron, asustándolos.

Ambos giraron la cabeza y se inclinaron sobre la baranda para ver a Pahaliah y Aerial mirándolos.

––Bajad, el anuncio se hará en breve.

––Padre ––intervino Kreyson––. Necesitan un poco más de tiempo.

Aerial lanzó un grito de asombro sonrojándose al mirarlos de nuevo, pronto recompuesta para no delatarlos con nadie más.

––Quince minutos, Norim ––gruñó Pahaliah tirando de su esposa.

––Gracias, Padre ––agradeció él con una sonrisa––. ¿Ves como no nos ha pillado nadie? Si obviamos el hecho de que mi padre puede ver a través de las cosas y mi madre sentir las emociones de los demás ––agregó dejándola aún más acalorada y roja de lo que estaba. 

Becca quiso insultarle pero sólo pudo reírse al pensar en lo que habían hecho. ¿Todas las fiestas serían así con ellos?

****

Finalmente había llegado la prueba de fuego. Becca estaba entre Kreyson y Norim, ambos con una de sus manos atrapada con las suyas dándole fuerza para lo que iba a ocurrir. Pahaliah llevaba hablando largo rato a las personas sobre algunos de los conocimientos que les habían explicado sobre la Tierra, todos maravillados con la mayoría de novedades.

––… como también nos hemos encontrado con algo sorprendente que ni siquiera los eruditos pueden dar respuesta a ello. ––Pahaliah hizo una pausa recorriendo los rostros de todos en el salón––. La existencia de un vínculo.

Todo ruido se silenció como si no se respirara ni emitiera sonido alguno. Las manos de Kreyson y Norim encerraron más las de Becca.

––Becca... ––prosiguió Pahaliah señalándola––, está conectada y sabéis lo que conlleva, por ello...

––¿¡Quién posee el vínculo!? ––gritó uno.

––¿¡El Príncipe Kreyson o el Príncipe Norim!? ––inquirió otro.

––¿Y qué importa eso? ––preguntó Norim sin controlarse.

––¡El Príncipe Kreyson es el heredero! ––exclamó alguien situado en una esquina. Todos se volvieron para ver al mismo hombre que ya se interpuso en la otra reunión––. Nunca aceptaremos a alguien débil, sin poderes y de otra raza ––añadió al tener la atención de todos.

––¿Si el nexo fuera del Príncipe Norim no ocurriría nada? ––lanzó Kreyson, enervado. Ninguno contestó.

––Kreyson... ––susurró ella.

––¿¡Es con el Príncipe Kreyson!? ––bramaron algunos al verla tocarle más íntimamente.

––¡¡Es con los dos!! ––gritó Norim.

Ambos la empujaron hacia atrás protegiéndola cuando la gente amenazó con abalanzarse hacia ellos. También la Guardia se interpuso alrededor de los Reyes y Príncipes.

––El vínculo nos ha sorprendido a todos ––explicó Pahaliah––. Nunca se ha dado entre dos razas diferentes y, mucho menos, uno entre tres personas.

Los gritos acallaron el resto de su mensaje.

––¿¡Está hecho!? ––preguntó el que más se oponía a ellos. Todos callaron esperando la respuesta. Pahaliah miró a sus hijos.

––Sí, Sekarius ––contestó Norim.

––No ––contradijo Becca.

Norim se volvió a ella pidiéndole explicaciones por haber dicho la verdad.

––Todavía no se ha realizado porque quería saber si podríais aceptarme ––añadió hablando al resto del pueblo.

––¡Jamás! ––sentenció Sekarius abandonando la sala y el Palacio.

Algunos de los hombres y mujeres lo siguieron de inmediato, otros agachaban la cabeza y caminaban despacio hacia la salida, defraudados quizás, o tristes por conocer el destino del reino. Becca pudo ver por fin a sus amigos consternados por lo sucedido. Esto no era lo que habían esperado. Intentó sonreírles de alguna forma para tranquilizarles pero la verdad era bien distinta. Porque, si no lograba ser aceptada, ahora que conocía Rochel, no podía dejarles perder algo como eso.

Amar por partida doble
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