Capítulo 23
Becca estaba impresionada ante lo que veía. A ambos lados de la nave se extendían en fila varios hombres, soldados si se guiaba por su intuición, saludando con sus espadas la llegada de los príncipes.
Una fría brisa trajo consigo una tenue lluvia de pétalos rosas que bailaron alrededor de ellos de una forma tan hermosa que siguió el camino de los mismos hasta que se perdieron. Pudo ver algunos árboles con hojas alargadas terminando en una espiral en color verde pero los troncos no eran marrones como los de la Tierra sino en tonalidades que iban desde el azul, violeta, rosa, naranja... No había dos iguales en un mismo lugar. Tampoco la hierba parecía ser el patrón normal de su mundo; empezando con que no era verde, sino una tonalidad azul clarito, casi blanco, y terminando con el diseño, en caracolas.
Volvió a centrarse en los hombres que hacían el pasillo hacia el castillo. Eran altos y bajos, todos en igual forma que Kreyson y Norim, pero los colores de sus ojos diferían mucho, aparte de tenerlos apagados, no con el brillo de ellos dos. Llevaban una chaqueta negra con remates en blanco y un pantalón azul oscuro también rematado en la misma gama. Sus botas eran marrones y el cinturón azul con la vaina de la espada en blanco y plateado.
Más allá de donde se extendía el pasillo, había dos personas de pie aguardándolos y otros tantos en la periferia. Algo le decía que esos eran los reyes del planeta, los padres de Kreyson y Norim.
Sintió el peso de algo cálido encima de sus hombros y miró hacia atrás. Kreyson estaba poniéndole una chaqueta.
––Tienes frío... ––dijo para explicarle el motivo––. Lo siento, no nos dimos cuenta que podíais notar el cambio en el clima.
Miró hacia Alice y Josh que también llevaban puestas chaquetas.
––Estabas temblando pero tan absorta con lo que veías que no quisimos molestarte ––añadió Norim a su lado––. Necesitarás ropa de abrigo hasta que te adaptes al clima.
––¿Cómo no os afectó a vosotros?
––Estamos acostumbrados a los cambios de temperatura. La vuestra era agradable en comparación con otros planetas que hemos visitado.
––Además ––comentó Kreyson tomando su lugar al lado de Becca––, aquí también varía cada poco tiempo, ahora son los meses de más frío. Pero cuando estés habituada verás que no necesitas tanta ropa. Hasta podrás bañarte en los lagos.
Becca se estremeció al pensar en lo helada que podría sentirse metiéndose en ellos y los dos se rieron. Apretaron sus manos y dieron los primeros pasos hacia su nuevo hogar. Tragó con dificultad mientras avanzaba dentro del pasillo de espadas revisando a cada uno de los soldados que había allí. Ninguno se fijaba en ella directamente pero notaba las pesadas miradas de todos como, seguramente, también en sus amigos. Miró hacia atrás buscándolos y éstos la saludaron y animaron a seguir adelante.
Cuando llegaron a la escalera por la que se accedía a las puertas del palacio, ambos se arrodillaron. Becca se quedó de pie sin saber qué hacer igual que sus amigos y, cuando iba a arrodillarse con ellos, los gritos de una mujer y la figura de ésta descendiendo las escaleras como si volara la dejó pasmada.
Kreyson se levantó con rapidez y abrazó a la mujer con cariño mientras ésta reía sobre su hombro y murmuraba algo. Norim se acercó a ella rodeándola con su brazo por la cintura.
––Es nuestra madre... A veces hace ese tipo de cosas.
––¿Tu madre? ––preguntó sorprendida por el comportamiento de ella. No, por su belleza también.
Parecía tan joven como Kreyson, de piel pálida y un pelo negro liso y largo hasta el final de la espalda. Su rostro era tan suave e iluminado como el de una mujer en su pleno apogeo y eso que debía tener muchísimos años. Llevaba un vestido largo de gasa casi transparente blanco con vetas en rosa clara. La parte de los pechos estaba ceñida por abajo mientras que salía de forma vaporosa en el resto del cuerpo. Las mangas eran largas y amplias y a su espalda ondeaba una fina capa que brillaba conforme ella se movía.
––Norim... ––llamó su madre extendiendo una mano hacia él.
Norim besó a Becca en la mejilla antes de acercarse a su madre y abrazarla de igual forma que Kreyson. Los dos eran mucho más altos que ella pero la trataban con una delicadeza y amor que la impresionó.
Los ojos de la reina se centraron entonces en ella, dos óvalos violetas brillantes que hicieron que jadeara de sorpresa por el color tan hermoso que desprendía. Se acercaba y no pudo evitar tensarse ante la presencia de una persona que correspondía a la realeza.
Bajó la cabeza esperando hacerlo bien pero la risa de ella hizo que se mordiera el labio. Quizá debía hacer otra cosa. Una mano le levantó el mentón y vio a la reina a su lado con una sonrisa.
––No tienes que bajar la mirada por mí. Que sea la reina no significa que me debas ningún tratamiento.
––Lo siento, no pretendía....
––Creo que estos dos no te han explicado mucho estas cosas, ¿verdad?
––Pensábamos que se portaría como con otros de su raza ––contestó Norim poniéndose a un lado de Becca.
––Nunca le preguntamos cómo actuaban ellos antes reyes y a nosotros no nos ha tratado como príncipes ––añadió Kreyson.
––¿Tenía que haberlo hecho? ––preguntó alarmada mirando a Kreyson.
Éste la miró antes de esbozar una sonrisa y robarle un beso, a pesar del susto que le dio por ello.
––No.
Becca miró a la reina, avergonzada por lo que acababa de hacer Kreyson, pero ella parecía mucho más feliz que antes.
––Mi nombre es...
––No podías esperar, ¿verdad? ––dijo una voz poderosa y grave detrás de la mujer que le hizo darse la vuelta.
Todos miraron hacia arriba y pudieron ver a un hombre con una aura claramente dominante bajando las escaleras. Llevaba unos pantalones negros con vetas blancas mientras que su chaqueta, también negra y blanca, era de estilo militar. Una capa se extendía por detrás fijada por los hombros.
––¡Ya sabes que no, querido! Llevan más de un mes fuera y quería conocer a su futura esposa... Fuiste tú quien insistió en montar todo esto.
El hombre se colocó detrás de la reina y la cogió por los hombros. Él sí era tan alto como Kreyson y Norim, igual de corpulento que el primero, pero su cara era más parecida a la de su segundo hijo así como su pelo rubio espeso cayendo sobre su nuca. Tenía una pequeña cicatriz en el lado izquierdo de la barbilla y una barba de menos de cinco días, rota en la zona de la marca.
––Padre ––saludaron inclinándose hacia él.
––Bienvenidos a casa, hijos.
Miró hacia Becca y pudo observar sus ojos de un azul brillante penetrándola. Se inclinó más para impedir cruzarse con él. Notaba que la estaba evaluando y eso le hacía sentir incómoda. Un quejido hizo que se levantara y vio a la madre de ellos golpeando en el pecho al rey.
––Perdónale.... ¿Ves? Nos interrumpiste cuando iba a presentarse ––se quejó dirigiéndose a su esposo, alzando la cabeza para mirarlo.
––Becca ––comentó Kreyson.
Su madre le sonrió, desaparecido todo enfado.
––Perdónale, Becca. Como rey del planeta tiende a amedrentar a todos con esa mirada que parece va a decretar tu muerte en cualquier momento. Puedes levantarte, él tampoco exige ese tratamiento.
Becca se incorporó y miró primero a la reina y después al rey que también sonreía.
––Siento haberte puesto en un aprieto. Mi esposa, a pesar de su edad, sigue siendo tan impredecible como cuando éramos jóvenes. En eso se parece a Norim. Mi nombre es Pahaliah, soberano del planeta Rochel y ella es mi esposa Aerial. Nos complace tenerte aquí.
––Soy afortunada por poder estar aquí... Majestades ––respondió ella––. Mi nombre es Becca y provengo del planeta Tierra. Ellos son... ––Kreyson la soltó y Norim y ella se apartaron para dejar a la vista a los demás–– Alice y Josh. Son mis mejores amigos y quisieron acompañarme en el viaje.
––No sabíamos que tendríamos invitados ––comentó Aerial––. Pensamos que vosotros tres vendríais para celebrar el vínculo en nuestro planeta.
––Madre ––llamó Kreyson––. Becca ha venido a conocer nuestro planeta.
Madre e hijo se quedaron mirando sin apartar sus ojos del otro y algo le dijo a Becca que parecían estar comunicándose entre ellos.
––Prepararé las habitaciones ––soltó de pronto Aerial––. No te preocupes, te daré una bonita habitación.
––Eso no es necesario, madre ––intervino Norim––. Queremos usar la habitación real.
––Lo siento, Norim. Pero hasta que la unión no esté formada, esa habitación no puede ser ocupada.
Algo en el tono de voz le dijo a Becca que no estaba feliz por tenerla allí sin haber realizado, o al menos decidido, realizar la conexión con ellos. Tenía que haberse dado cuenta de las consecuencias antes para prepararse y ahora se sentía culpable por la decisión tomada, aun cuando fuera para ella la correcta.
––Becca, tranquila ––susurró Josh a su lado––. Ya verás como no pasa nada por no hacerlo todavía.
Ella asintió y apretó más la mano de Norim. Éste se movió deprisa apresándola en un abrazo delante de los soldados y de sus propios padres y fue incapaz de soltarse.
––No me importa dónde te ponga mi madre... Hoy no pienso dormir solo en mi cama ––murmuró a su oído––. Y Kreyson dice lo mismo.
Eso hizo que se le saltaran los colores y enrojeció. Al ver que los dos la miraban enterró su cara en el pecho de Norim y sintió la caricia de Kreyson en su espalda.
****
Después de ser presentada a todos los consejeros del reino, Aerial llamó a varias doncellas para que se ocuparan de las habitaciones de los invitados y fueran conducidos a las mismas. Norim y Kreyson estuvieron a su lado cuando tuvieron que seguir a las mujeres y les mostraron los aposentos a Alice y Josh aunque ellos decidieron tener sólo una para los dos pues preferían estar juntos. Becca por su parte tenía un cuarto cerca del de sus amigos pero, según le dijo Norim, no estaban próximas a las suyas, en otra ala del palacio.
Entró en la estancia y se quedó maravillada por el espacio tan grande que había. Una cama con dosel era el centro de la misma pero había espacio para una mesa redonda con varios sillones a su alrededor, una librería con montones de libros, una chimenea con alfombra y un ventanal que daba a un pequeño balcón desde el que se podía ver el pueblo de Rochel. Se dirigió hacia ella y la abrió para observar el balcón.
––¿Te gusta? ––le preguntó Kreyson.
––Es preciosa.
––Puedes cambiar lo que quieras, o incluso pedir que te traigan lo que sea. Los soldados se ocuparán de las maletas y comida de la nave así que si hay algo que quieras de comer estará en la cocina. Podemos mostrarte el camino.
––No pasa nada, ahora mismo no tengo hambre. Estoy demasiado nerviosa para eso. Ni siquiera me he fijado en el castillo y estas vistas ––abarcó con su mano lo que veía en el balcón–– me dejan sin habla. No pensaba que sería todo tan hermoso. Es como un sueño.
Norim se abalanzó hacia ella en el balcón donde estaba y la sujetó por la nuca mientras le mordía el labio inferior antes de besarla provocándole un gemido. Eso incentivó más la respuesta de él y la empujó con fuerza hacia la baranda para tenerla arrinconada mientras entraba en su boca con fuerza embistiendo la lengua y ganando la batalla en un tiempo récord.
Becca levantó los brazos para aferrarse a él y empujarlo más cerca de ella. Los echaba de menos y sus cuerpos se llamaban desesperados por volver a tener el mismo contacto de siempre.
Kreyson cogió una de sus manos y le lamió la muñeca provocándole más sonidos que eran tragados por la boca de Norim. Siguió un camino por la palma y empezó a lamerle cada uno de sus dedos, a meterlos en su boca y juguetear con la lengua alrededor del mismo.
––¿Te parece un sueño? ––preguntó Norim al separarse.
––No... Es real...
Norim se apartó para que Kreyson la cogiera entre sus brazos pero, antes de besarla, su cuerpo se tensó y giró hacia el interior de la habitación. Dos mujeres estaban paradas en el centro, incómodas por haber entrado en ese momento.
––Lo sentimos príncipes, no sabíamos que... Tocamos a la puerta pero no pensábamos que...
––Da igual. Becca necesita relajarse un poco. ¿Las maletas ya están aquí?
––Sí, Príncipe Kreyson. Se han distribuido como indicó.
Se volvió a su amada y la besó de una manera más suave sin profundizar demasiado. Apartándose de ella, caminó hacia las doncellas.
––¿Algo más?
––El Rey y la Reina desean veros en la sala del trono junto a vuestro hermano ––contestó bajando la mirada.
Kreyson miró a Norim, quizá comunicándose entre ellos, y finalmente éste caminó hacia él.
––Becca, puedes esperarnos aquí si quieres, vendremos a buscarte.
––O puedes ir a ver a Alice y Josh, seguro que con ellos no te sentirás tan nerviosa ––sugirió Kreyson.
––Vale ––sonrió para ellos y los siguió hasta que cerraron la puerta.
Suspiró tratando de controlarse. Habían estado a unos segundos de empezar algo que no terminarían hasta varios minutos después.
––Lady...
Becca pegó un chillido y se volvió hacia las mujeres. Se había olvidado de ellas.
––Lo siento ––se disculparon.
––¿Ocurre algo?
––Hemos sido asignadas a su persona para ayudarla en lo que necesite.
****
––¿También os han asignado sirvientes? ––le preguntó Becca a Josh y Alice.
Estaba sentada en la cama de ellos con las piernas cruzadas y un cojín encima. Había desecho sus maletas y colocado la ropa en el armario y cajones después de asegurarle a las muchachas que estaba bien haciendo las cosas por sí misma.
––Sí. Vinieron hace un rato para ayudarnos pero les dijimos que no necesitábamos nada. ¿Y tú?
––Tengo dos. Y en la puerta cuando he salido había dos soldados, igual que en la vuestra.
––Parece que se toman en serio las cosas. ¿Qué te han parecido tus suegros?
––¡Alice! ––chilló ella tirándole el cojín donde estaba sentada, al otro lado del colchón.
––¿Qué? Es la verdad. Son dos personas guapísimas y realmente parecen de otro planeta, al menos para nosotros. Aunque su padre es muy.... dominante para tu gusto.
––Sí, tu prefieres uno como yo ––replicó Josh cogiéndola de los hombros y tirando hacia atrás para apoyarla sobre su pecho.
––Exacto. ––Echó los brazos hacia atrás para entrelazar sus manos detrás del cuello y empujarle hacia delante para besarlo.
––Se ven buenas personas pero, como dice Alice, el padre es más autoritario. Supongo que para ser rey tienes que ser fuerte de carácter.
––Por cierto, ¿dónde están Kreyson y Norim?
––Sus padres los llamaron para hablar. Creo que no les sentó bien eso del vínculo.
––Has de entender lo que pasaría si tú no quieres unirte a ellos, Becca ––comentó Josh––. Son sus padres, buscan la felicidad de sus hijos.
––Hubiéramos estado felices en la misma habitación... ––masculló Becca.
Alice y Josh se echaron a reír.