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EMBARAZANDO MUJERES POR LAS ESQUINAS

Para la Liga 82-83 Núñez echó el resto: fichó a Maradona, al que reunió con Schuster. Eran desde luego los dos mejores extranjeros del campeonato español, y posiblemente los dos mejores jugadores del mundo, por ese orden, en esos momentos. Núñez ya había ganado una Recopa y dos Copas, pero no todavía la Liga y estaba desesperado por conseguirla. De entrenador estaba el prestigiosísimo alemán Udo Lattek. Al Madrid lo entrenaba Alfredo di Stéfano, de vuelta a España después de haber sido campeón en Argentina con el River Plate, del mismo modo que lo había sido trece años antes con el Boca Juniors. Entre una cosa y otra, una Liga y una Recopa con el Valencia. De Carlos, que había renovado su presidencia al ganarle las elecciones al aspirante Ramón Mendoza por 10.752 votos frente a 7660, confió en el viejo astro de la casa para su nuevo proyecto.

Empezó el campeonato y Núñez vio, desesperado, cómo el Madrid se escapaba. Aunque su único refuerzo de cierto nombre había sido el líbero holandés Metgod (que resultó lentorrón e ingenuo), al primer clásico de la temporada, el 28 de noviembre en el Bernabéu, el equipo blanco estaba invicto después de doce jornadas, con cuatro puntos de ventaja sobre su lujosísimo Barça. En la prensa de Barcelona había inquietud y mucha crítica. De Maradona se empezó a comentar que salía, que vivía rodeado de una muchedumbre, que se daba a ver por las noches, que en el club no había disciplina. Tampoco Schuster era fácil para el entrenador y se sabía. Corría por lo bajo que algunos jugadores tomaban coca. Es de aquellos tiempos de cuando vino la caída de Julio Alberto en la droga, que tanto le costó superar.

Por parte del Madrid, había una comidilla. Juanito, casado desde que era jugador del Burgos, estaba en amores con una chica joven, a la que había embarazado. (La relación se formalizó y Juanito tuvo de esta relación su cuarto hijo.) Era algo conocido por la opinión pública. Y entonces fue cuando Núñez, separándose por una vez de su insistente crítica a los arbitrajes, lanzó una de sus frases más desafortunadas y recordadas:

—¿Qué dirían de nosotros si tuviéramos, como tiene otro club, un jugador que va embarazando mujeres por las esquinas?

Fue en una reunión con la prensa de Barcelona justo antes del viaje del Barça para el partido del Bernabéu, así que pueden imaginarse el ambiente en el partido. Los ultras acuñaron ese día un grito que duró años y años, tantos como se mantuvo Núñez en la presidencia del Barça: «¡Núñez, cabrito, tu hijo es de Juanito!».

Pero el partido no fue divertido. En el minuto siete hay un penalti claro a Isidro que García de Loza no pita, lo que provoca gran irritación. En el 14, gol de Esteban, lo que pone de peor humor al Bernabéu. Pero lo más grave llega en la segunda parte, cuando García de Loza expulsa a los madridistas Bonet y Metgod, todavía con 0-1. En el 86 Quini completa el 0-2. Hay abundante lanzamiento de almohadillas y objetos al campo.

Al final, García de Loza hace una declaración en televisión que irrita aún más al madridismo: «No ha sido penalti. Si en la televisión se ve que ha sido penalti, me corto la cabeza». En televisión se vio que sí, que era penalti, nadie tuvo duda de ello. García de Loza dijo entonces algo así como que era demasiado temprano para pitar un penalti que podía condicionar un partido tan importante.

A García de Loza le cayeron tres meses de nevera y al Madrid una fuerte multa y le cerraron el campo por un partido por los incidentes del público. Escogió el Rico Pérez para recibir al Las Palmas, al que ganó por 1-0.

A Núñez aquel asunto le creció. Aunque Juanito le puso una querella y la Federación le abrió expediente, ambas cosas se perdieron en el tiempo jurídico. Se sintió satisfecho por la maniobra desestabilizadora y fue ganando poco a poco más fuerza en la Federación, para tormento de Luis de Carlos, a quien encima le tocó ver cómo el Madrid de su Di Stéfano quedaba segundo en los cinco campeonatos que disputó en esa temporada, hecho singular.

Primero fue la Supercopa de España, que perdió con la Real en diciembre, en el partido de vuelta en Atocha, a cuya prórroga llegó apuradamente, con dos expulsados y bajo una lluvia de tornillos y rodamientos. Luego la Liga, ganada en la última jornada por el Athletic, que goleó en Las Palmas mientras el Madrid perdía en Valencia. En la Recopa, caída ante el Aberdeen, en Gotemburgo, por 2-1. En la Copa de la Liga, que se jugaba esos años, doble final con el Barça: 2-2 en el Bernabéu (con aquel gol célebre de Maradona, que esperó junto a la raya de gol para, con un recorte, hacer pasar de largo a Juan José) y 2-1 en el Camp Nou. Y finalmente, en la Copa, caída también ante el Barça por 2-1, con un precioso cabezazo final de Marcos en el minuto 89.

Así que Núñez se dio el gusto de ganarle al Madrid directamente dos títulos y de dejarle sin la Liga, en la que su Barça le ganó los dos partidos, lo que resultó decisivo.

Nacidos para incordiarse
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