Agradecimientos

Es preciso dar gracias a ciertas personas que están involucradas en este proyecto. Es pertinente además, hacerlo aquí, en plena obra; pequeño e insignificante homenaje que espero al menos despierte alguna sonrisa. Si publicar un libro pudiera ser comparado con subir una montaña, he de decir que para mí la montaña de Everest me ha llevado a lo más alto permitiéndome refugio para las ventiscas, alimento en la fauna de sus praderas y agua fresca en sus arroyos.

En este libro, el segundo de la colección, he aprendido un poco más, y he disfrutado mucho, tanto en su escritura como en el proceso de su publicación. Teniendo en cuenta el trabajo realizado para La caza del Nigromante, ahora teníamos muchas cosas claras y sabíamos una dirección exacta, una ruta, siguiendo con la metáfora de la escalada…, hacia la cima. Hemos hecho cumbre, bien.

Toca rendir homenaje a los montañistas. A Raquel, Ana María, a los Fernandos, a Alicia y Vicky, a Nuria y Armando, a todo un equipo comercial, desde los delegados hasta los comerciales, que en muchas ocasiones me acompañaron para la promoción del primero en las ferias del libro y demás. En definitiva, a todo un equipo estupendo que emprendió este viaje conmigo y que me ha permitido llegar a los lectores. No me quiero olvidar de hacer una mención especial a los libreros, mecenas de mi obra y de otras muchas, propulsores de lo poco que resta de esperanza en nuestra civilización.

Mis padres y hermanos, mi familia en general, que se ha entusiasmado con las novedades que han ido surgiendo, que no se enfadan cuando estoy “liado” y no acudo a algunas reuniones o la frecuencia de mis visitas no es la que debiera. Un abrazo para todos ellos. A ti, Zineb, que me soportas y lees mis textos con paciencia y ojo crítico.

Nos vemos en el tercero. Si es que salgo vivo de Vestigia…

Antonio Martín Morales