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Prefería hombres mayores, en los que buscaba esa sensación de protección que daban. El hecho de que la mayoría estuvieran casados o tuviesen sus obligaciones sexuales, hacía mucho más fácil no dar continuidad a su relación. No quería ataduras.

Esa noche, algo le decía que iba a ser especial. Aún no había cumplido los diecinueve años, pero parecía mucho más adulta; o al menos eso creía ella. El hombre la fascinó de inmediato, era una fascinación puramente sexual y estaba dispuesta a acostarse con él. Tendría unos cuarenta años, por lo que podría ser su padre, pero se le veía en buena forma y era elegante.

El hombre la envolvió con su encanto de inmediato. Muy pronto se dio cuenta de que tenía una gran experiencia con mujeres jóvenes y, aunque no era propio en ella, se preguntó cuántas habrían pasado por su cama con anterioridad. El sentimiento de celos apenas le duró unos segundos, pasando a concentrarse en conseguir un orgasmo lo antes posible.