DEJA TU MUNDO…

Deja tu mundo al olvido,

entrégate toda entera,

si tu vida me la das,

no tienen por qué enterarse.

Vente tú conmigo, piérdete

en los senderos tortuosos,

donde en la noche despierta

la voz de los viejos bosques.

A través de los ramajes,

los astros por los senderos

llenos de encanto, y nosotros

solos en medio del mundo.

Tus cabellos destrenzados

te sientan a maravilla,

no digas no, si te abrazo,

nadie en el mundo nos ve.

El cuerno se queja, lejos;

lo escuchamos con amor,

mientras que la luna sale

de un bosquecillo de hayas.

El verde bosque responde,

mágicamente doliéndose,

languideciendo mi alma

cerca de tu hermoso rostro.

Te desprendes dulcemente,

te rehúsas consintiendo,

rebosan piedad tus ojos,

¡oh tierno rostro de ángel!

Aquí está el lago. La luna

puliéndolo lo penetra;

él, inflamado de luz,

siente más su soledad.

Temblorosas, sus espumas

se rompen contra los juncos

y un mundo lleva en su sueño

que no acierta a adormecer.

Con tu faz compenetrado,

en su espejo te refleja.

¿Qué te miras, sonriendo?

Ya sabemos que eres bella.

Las altas cimas azules

se deslizan por las cuestas,

descubriendo a nuestros ojos

las estrellas en las ondas.

Flota un perfume de tilo,

dulce es la sombra del mimbre,

¡tan solos, solos estamos

y tanta dicha sentimos!

La luna entre la neblina

vierte su luz sobre el agua

y te descubre en mis brazos,

mi hermoso y dulce amor rubio.

1883