TEMBLOR DEL BOSQUE

Temblando, reluce el lago

y se mece bajo el sol.

Yo, desde el bosque lo miro

lleno de melancolía

y escucho en la fresca calma

la alondra.

En las fuentes y arroyuelos

el agua duerme y murmura.

Allí donde el sol traspasa

las ramas hasta las ondas,

ella en las olas miedosas

se lanza.

El cuco y los mirlos cantan.

¿Quién es quien sabe escucharlos?

Las familias de los pájaros

pían entre los ramajes

y su lenguaje está lleno

de signos.

El cuco dice: —¿Y la hermana

de nuestro sueño estival?

Tan esbelta, tan querida,

con su lánguido mirar,

como un hada se aparece

a todos.

El viejo tilo ha tendido

una rama para ella.

La joven rama la prende,

en sus brazos la levanta

y las flores van lloviendo

sobre ella.

La fuente triste pregunta:

—¿En dónde está mi princesa,

sus cabellos desatados,

su rostro fijo en mi onda,

que apenas roza soñando,

con su pie?

Yo respondo: —Bosque mío,

¡no vendrá, no vendrá más!

Quedad, encinas, conmigo,

soñaremos con sus ojos,

que brillaron para mí

un verano.

¡Qué hermoso estaba el sendero

cuando empezó nuestro amor!

Era un ciento prodigioso,

que hoy ha quedado en las sombras…

¡De donde estés, vuelve para

estar solos!

1879