Colofón
«CHARLA DE SOBREMESA»
Años después de la guerra salió a la luz un alijo de documentos[873] que resultaron ser transcripciones de conversaciones entre Hitler y sus hombres, grabadas por su ayudante Martin Bormann. Una de esas transcripciones hacía referencia a una conversación durante una cena en octubre de 1941 en Wolfsschanze, o la Guarida del Lobo, el reducto de Hitler en Prusia oriental. Salió el tema de Martha Dodd.
Hitler, que una vez le besó la mano, dijo: «Y pensar que no había nadie en todo ese ministerio que pudiera echarle las garras a la hija del antiguo embajador norteamericano, Dodd… y sin embargo, no era difícil acercarse a ella. Ese era su trabajo, y tenían que haberlo hecho. En resumen, tenían que haber sometido a la chica… En los viejos tiempos, cuando queríamos asediar a un industrial, le atacábamos a través de sus hijos. El viejo Dodd, que era un imbécil, lo podríamos haber sujetado a través de su hija».
Uno de los compañeros que cenaba con Hitler preguntó: «¿Al menos era guapa?».
Otro comensal bufó: «Espantosa».
«Pero hay que sobreponerse a eso, mi querido amigo», dijo Hitler. «Son gajes del oficio. De otro modo, os pregunto, ¿por qué íbamos a pagar a nuestros diplomáticos? En ese caso, la diplomacia ya no sería un servicio, sino un placer. ¡Y hasta podría acabar en boda!»