Capítulo 41
PROBLEMAS CON LOS VECINOS
A medida que se acercaba el verano, la sensación de intranquilidad en Berlín se fue agudizando. El humor general era «tenso y eléctrico»,[658] según afirmaba Martha. «Todo el mundo sentía que había algo en el aire, pero no sabían lo que era.»
La extraña atmósfera y el estado frágil de Alemania eran temas de conversación a última hora de la tarde en un té, Tee Empfang, que dio Putzi Hanfstaengl el viernes 8 de junio en 1934, y al que asistió la familia Dodd.
De camino a casa después del té, los Dodd notaron que algo extraño ocurría en Bendlerstrasse, la última calle lateral por la que pasaron antes de llegar a su casa. Allí, a la vista, se encontraban los edificios del Bendler Block, el cuartel general del ejército. En realidad, los Dodd y el ejército eran casi vecinos por la parte de atrás. Un hombre de brazo fuerte podía tirar una piedra desde el patio de atrás de la familia y romper un cristal de una de las ventanas del ejército.
El cambio era obvio.[659] Había soldados de guardia en los tejados de los edificios de los cuarteles. Patrullas fuertemente armadas se movían a lo largo de las aceras. Camiones del ejército y coches de la Gestapo atestaban la calle.
Esas fuerzas permanecieron allí a lo largo de la noche del viernes y durante todo el sábado. Luego, el domingo por la mañana, 10 de junio, tropas y camiones desaparecieron.
En casa de los Dodd entraba un frescor que provenía del terreno boscoso del Tiergarten. Había jinetes en el parque, como siempre, y el ruido de los cascos era audible en la quietud del domingo por la mañana.