Capítulo 37

VIGILANTES

Mientras ocurría todo esto, los espías de otra nación se interesaban por los Dodd. En abril, la relación de Martha con Boris había captado el interés de sus superiores en el NKVD. Veían en ella una rara oportunidad. «Dígale a Boris Winogradov que queremos que lleve a cabo un proyecto que nos interesa»,[627] escribió alguien en un mensaje al jefe de la agencia en Berlín.

De alguna manera, posiblemente a través de Boris, Moscú había comprendido que el enamoramiento de Martha con la revolución nazi estaba empezando a desvanecerse.

El mensaje continuaba: «Se refiere al hecho de que, según las noticias que tenemos, los sentimientos de su conocida (Martha Dodd) han madurado plenamente, y ya la podemos reclutar para que trabaje para nosotros».