UN ESPÍA DE 58 CM
La Toma de la Bastilla se produjo en París el martes 14 de julio de 1789. A pesar de que en esta fortaleza medieval sólo se custodiaba a unos pocos prisioneros y los vigilantes eran suizos jubilados, su caída en manos de los revolucionarios parisinos supuso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y el punto inicial de la Revolución francesa. Este nuevo panorama limitaba el poder del rey, aunque finalmente sería suprimido, y el nuevo sistema representativo eliminaba la representación por estamentos de los Estados Generales. Como la nobleza y clero veían peligrar sus privilegios y sus tierras, intentaron mantenerse en contacto y al tanto de las noticias en las distintas zonas.
Uno de estos nobles era la duquesa de Orleans, que trataba de mantenerse en contacto con sus colegas de París tras la Toma de la Bastilla. Uno de sus sirvientes, Richebourg, se ofreció para ayudarle en su propósito pero era harto difícil con los guardias que custodiaban día y noche el palacio. Un buen día, Richebourg vio cómo una sirvienta paseaba con su bebé en un carrito y los guardias les franqueaban el paso sin prestar mucha atención… ¡Eureka! Como Richebourg apenas medía 58 cm y tenía una cara angelical, decidió raparse el pelo y vestirse como un bebé. Con la ayuda de otra sirvienta, que se prestó a pasear al nuevo bebé, estuvieron entrando y saliendo sin levantar sospechas e informando a la duquesa de todo lo que se cocía en París. Nunca fue descubierto y falleció cuando tenía más de 90 años.