EL PRIMER DETECTOR DE TERREMOTOS
El devastador terremoto, 8,9 grados en la escala de Richter y los posteriores tsunamis que asolaron Japón el mes de marzo en 2011 volvieron a poner de actualidad los centros de alerta de terremotos y tsunamis, pero, si echamos la vista atrás, hasta el siglo I, encontraremos el primer detector de terremotos.
A Zhang Heng se le podía denominar como «el Leonardo da Vinci chino» por la gran variedad de disciplinas en las que trabajó y, sobre todo, dominó (astronomía, poesía, matemáticas, literatura, geografía). En este caso, nos vamos a centrar en la disciplina de inventor y, en concreto, en el primer detector de terremotos. Su artilugio podía detectar la dirección en la que se había producido el terremoto incluso a más de 600 kilómetros de distancia. Era una especie de gran cazuela de cobre que llevaba adosados, en su parte externa, ocho dragones con una bola, igualmente de cobre, en su boca. Cuando se detectaba un temblor, el dragón soltaba la bola y caía en la boca de unos sapos distribuidos alrededor de la cazuela que marcaba la dirección del seísmo.