¿SE PONÍAN LOS CINTURONES DE CASTIDAD LAS PROPIAS MUJERES?
En la versión más extendida sobre los cinturones de castidad, los caballeros ponían estos artilugios a sus damas para proteger su «más preciado tesoro» y, así, partir tranquilos y concentrarse en la batalla. Estos artilugios, normalmente metálicos, se colocaban entre los muslos de la mujer y tenían dos orificios que permitían evacuar la orina, las heces y la sangre menstrual, pero impedían la entrada de osados visitantes.
Otras versiones, no tan novelescas, van tomando cuerpo y niegan la anterior basándose en los problemas de salud (úlceras, laceraciones…) que podía acarrear el uso durante largo tiempo (las guerras podían durar meses o incluso años) de estos accesorios femeninos. Es más, creen incluso que podrían ser utilizados, en versiones más llevaderas y durante cortos espacios de tiempo, por las propias mujeres para protegerse de las frecuentes violaciones durante los acuartelamientos de soldados o en travesías de mar.