LA CENA MÁS CARA
El valor de esta cena ascendió a diez millones de sestercios. Sirva como referencia, para hacernos una idea del valor de la cena, que con un sestercio se cenaba y dormía en una mansión. La otra cuestión sería el número de comensales, que en este caso sólo sería uno: Cleopatra VII. La última reina del Antiguo Egipto de la dinastía ptolemaica, en el siglo I a. C y que todos personalizamos en la figura de Liz Taylor por su interpretación en Cleopatra (1963).
Marco Antonio, amigo de Julio César y su vengador, solicitó el apoyo de Cleopatra, la cual accedió aun teniendo su país al borde de la ruina. Después de un sensual encuentro en Tarso, en su fastuoso trirreme real, Cleopatra exigió la ejecución de su hermana Arsinoe como requisito indispensable para prestarle ayuda a Marco Antonio, que accedió a su propuesta. En aquella cita, ambos se enamoraron apasionadamente. Cleopatra, tratando de impresionar a su amante, apostó que era capaz de meterse «entre pecho y espalda» una cena de diez millones de sestercios. Marco Antonio aceptó.
Llegado el día en cuestión, se sirvió la cena con los majares más exquisitos y, lógicamente, caros, pero nada raro como para llegar a tal cantidad —hoy en día, la más cara sería un chuletón de buey de Kobe, sobre una cama de láminas de foie fresco, con salsa de trufa blanca al azafrán y caviar iraní de guarnición; por supuesto, receta fruto de mi imaginación—. Llegó Cleopatra a la cita con un impresionante collar con dos hermosas perlas, se dirigió al juez de la contienda y le preguntó cuánto podría valer cada una de las perlas: «Al menos, cinco millones de sestercios», contestó el juez. Tras la «tasación», Cleopatra echó una de las perlas en una copa y la llenó de vinagre (recordemos que las perlas están formadas principalmente por carbonato de calcio que, al reaccionar con el vinagre, desprende calcio y CO2) para que se disolviese la perla y poder beberla. Cuando iba a repetir la operación con la segunda perla, para «gastar» los diez millones, Marco Antonio se dio por vencido.