De lo que se fase miércoles corvillo en la Quaresma
Desque ovo la dueña vençido la fasienda,
movió todo el real, mandó coger su tienda,
andando por el mundo mandó faser emienda,
los unos a los otros non se pagan de contienda.
Luego el primero día el miércoles corvillo
en las casa do anda, çesta nin canistillo
non dexa, tajador, basín, nin cantarillo,
que todo non lo muda sobre limpio librillo.
Escudillas, sartenes, tinajas, e calderas
cañadas, e barriles, todas cosas caseras
todo lo fase lavar a las sus lavanderas,
espectos et garrales, ollas e coberteras.
Repara las moradas, las paredes repega,
d'ellas fase de uevo, e d'ellas enjalvega,
a do ella ver lo puede, suçedad non se llega,
salvó a don Carnal, non sé a quién non plega.
Bien como en este día para el cuerpo repara,
así en este día por el alma se para:
a todos los christianos llama con buena cara,
que vayan a la iglesia con conçiençia clara.
A los que allá van con el su buen talente,
con çeniza los cruzan de ramos en la fruente,
diçen los que se conoscan et los venga miente,
que son çeniza e tal tomarán çiertamente.
Al christiano católico dale el santo signo,
porque en la Quaresma viva limpio et digno,
de mansa penitençia al pecador indigno
ablanda robre duro con el su blando lino.
En quanto ella anda estas oblas fasiendo,
don Carnal el doliente iva salud aviendo,
ívase poco a poco de la cama irguiendo,
pensó como fesiese, como fuese reyendo.
Dixo don Ayuno el Domingo de Ramos:
«Vayamos oír misa, señor, vos e yo ambos,
vos oyredes misa, yo resaré mis salmos.
Oyremos la pasión, pues que valdíos estamos.»
Respondiole don Ayuno, que d'esto le plasía,
resio es don Carnal, mas flaco se fasía,
fueron a la iglesia, non a lo que l' desía,
de lo que dixo en casa allí se desdesía.
Fuyó de la iglesia, fuese a la jodería,
resçebiéronlo muy bien en su carneçería,
pascua de pan çençeño éstos los venía,
plogó a ellos con él, e él vido buen día.
Luego lunes de mañana don Rabí Açelín
por le poner salvo emprestole su rosín,
púsose muy privado en estremo de Medellín,
dixieron los corderos: «Vedes aquí la fin.»
Cabrones e cabritos, carneros e ovejas,
davan grandes balidos, disen estas consejas:
«Si nos lieva de aquí Carnal por las callejas,
a muchos de nosotros tirará las pellejas.»
Plados de Medellín, de Cáceres, de Troxillo,
la Vera de Plasençia fasta Valdemorillo,
en toda la Serena, el presto mançebillo
alboroçó ayna, fiso muy grand portillo.
El campo de Alcudia e toda Calatrava,
el campo de Fasalvaro, en Basaín entrava,
en tres días los anduvo, semeja que volava,
el rosín del rabí con miedo bien andava.
Desque l' vieron los toros, irisaron los çerros,
los bueyes e vacas repican los çençerros:
dan grandes apellidos terneras et beçerros,
«¡Aba aba, pastores, acorrednos con los perros!»
Envió las cartas a do andar no pudo
et por esas montañas, en la sierra estudo,
e contra la Quaresma estava muy sañudo,
pero de venir solo non era atrevudo.
Estas fueron las cartas, el testo e la glosa:
«De nos, don Carnal, fuerte matador del toda cosa
a ti, Quaresma fraca, magra et vil sarnosa,
non salud, mas sangría como a mala flemosa.
Bien sabes cómo somos tu mortal enemigo:
enviamos nos a ti al Almuerso nuestro amigo,
que por nos te lo diga, cómo seremos contigo,
de hoy en quatro días, que será el Domingo.
Como ladrón veniste de noche a lo escuro,
estando nos dormiendo, yasiendo nos seguro,
non te nos defenderás en castillo nin en muro,
que de ti non ayamos el cuero maduro.»
La nota de la carta venía a todos: «Nos,
don Carnal, poderoso por la graçia de Dios,
a todos los christianos, e moros, e jodíos:
salud con muchas carnes siempre de nos a vos.
Bien sabedes, amigos, en cómo mal pecado
hoy ha siete selmanas, que fuemos desafiado
de la falsa Quaresma e del mar airado,
estando nos seguro fuemos d'ella arrancado.
Por ende vos mandamos, vista la nuestra carta
que la desafiedes antes que dende parta,
guardatla, que non fuya, que todo el mundo enarta,
enviátgelo desir con doña Merienda farta.
Et vaya el Almuerso, que es más aperçebido,
dígale que el domingo antes del sol salido
iremos lidiar con ella, fasiendo grand' roído,
si muy sorda non fuere, oirá nuestro apellido.
Nuestra carta leída, tomad d'ella traslado,
dadla a don Almuerso, que vaya con el mandado,
non se detenga y vaya luego privado:
dada en Valdevacas nuestro lugar amado.»
Escritas son las cartas, todas con sangre viva,
todos con el plaser, cada uno do iba,
desían a la Quaresma: «¿Dó te asconderás cativa?»
Ella esta rasón habíala por esquiva.
Pero que ella non había las cartas resçebidas;
mas desque gelas dieron, et le fueron leídas,
respondió mucho flaca, las mexillas caídas,
dixo: «¡Dios me guarde d'estas nuevas odías!»
Por ende cada uno esta fabla decuere,
quien a su amigo popa, a las sus manos muere,
el que a su enemigo non mata si podiere,
su enemigo matará a él, si cuerdo fuere.
Disen los naturales, que non son solas las vacas,
mas que todas las fembras son de corazón fracas,
para lidiar non firmes quanto en afrecho estacas,
salvo si son vellosas, ca éstas son berracas.
Por ende doña Quaresma de flaca complesión
reseló de la lid muerte o grand' presión,
de ir a Jerusalem abía fecho promisión;
para pasar la mar puso muy grand' misión.
La dueña en su ribto puso día sabido
fasta quando lidiasen, bien lo avedes oído:
por ende non avía por qué lidiar con su vençido;
sin vergüença se pudo ir, el plazo ya venido.
Lo ál es ya verano, e non venían del mar
los pescados a ella para la ayudar:
otrosí dueña flaca non es para lidiar:
por todas estas rasones non quiso esperar.
El Vienes de indulgençias vistió nueva esclamina
grande somblero redondo con mucha concha marina,
bordón lleno de imágenes, en él la palma fina;
esportilla e cuentas para resar ayna.
Los çapatos redondos e bien sobresolados,
echó un grand' doblel entre los sus costados,
gallofas e bodigos lieva y condesados,
d'estas cosas romeros andan aparejados.
De yuso del sobaco va la mejor alfaja
calabaça bermeja más que pico de graja,
bien cabe un asumbre e más una meaja,
non andan los romeros sin aquesta sofraja.
Estava demudada d'esta guisa que vedes;
el Sábado a la noche saltó por las paredes,
dis: «Vos que me guardades, creo que me non tomedes,
que a todo pardal viejo non l' toman en todas redes.»
Salió mucho aína de todas aquestas calles,
dis': «Tú, Carnal soberbio, meto que non me falles.»
Luego aquesta noche llegó a Ronzasvalles,
¡vaya, e Dios la guíe por montes e por valles!