25

 

Tras pagar al taxista con cincuenta euros, dejando una generosa propina, Jack sacó el macuto de la parte de atrás y Lady, tras rodear con sus brazos su musculoso cuello, le dio un cálido beso en los labios y le dijo:

–Te quiero. Jack pase lo que pase no lo olvides.

Jack asintió con la cabeza y tras acariciar su suave rostro cogió las manos de su amada, clavó la vista en sus oscuros y bellos ojos, y dijo:

–Pase lo que pase a partir de ahora, sabes que no lo olvidaré amor mío. Vamos, exploremos esto y busquemos La Semilla juntos.

–Sí –dijo asintiendo con la cabeza.

Salon de Provence, era como un viaje al pasado. En lugar de carreteras o vías, las calles eran anchas y medievales calzadas de piedra, y algunos de los edificios eran renacentistas, aunque fueron restaurados, como si el tiempo no pasara allí. A pesar de que han pasado más de cinco siglos, desde que Nostradamus caminó por esas calles, a día de hoy, resultaba a todas luces imposible caminar por allí sin encontrárselo: La casa donde escribió sus famosas profecías es ahora un museo. Un muñeco del profeta trabaja sin descanso cerca de la entrada. Jack y Lady al ver la casa, pagaron la entrada y en el gran Château de l’Empéri, que fue el lugar donde se reunió con la reina de Francia, observaron detenidamente. Lo primero que percibieron, es que se convirtió en todo un lugar de peregrinaje, para miles de seguidores y curiosos de todo el mundo, donde solían comprar como suvenir una camiseta, un libro, o un muñeco, tanto dentro como en las tiendas locales de los alrededores.

Tras cruzar el patio exterior siguiendo al grupo de la visita guiada, cruzaron una sala donde están grabados los escritos de Nostradamus por las paredes y luego subieron una escalera para ver las habitaciones de arriba. Todo estaba intacto, pero, cuando llegaron a la habitación de matrimonio donde Nostradamus y su esposa dormían, Jack notó que había un hueco circular frente a la puerta, y al verlo, sumó dos y dos y se acordó de lo  que su mentor le dijo, que se llevase el astrolabio por si acaso. Entonces, miró hacia arriba, notó algo extraño en el techo, y tuvo el presentimiento, de que el astrolabio es la llave que lleva al laboratorio secreto de su antepasado.

  –Lady, ven –dijo susurrándole– ahora entiendo por qué mi mentor nos dijo que llevásemos el astrolabio de Emilio. Es la llave, mira el hueco que hay frente a la puerta de la habitación de matrimonio y mira el rectángulo del techo de arriba. Creo que es un mecanismo que abre un desván secreto. Escúchame, ¿y si hacemos una cosa?: Primero pasaremos del resto de la visita, comeremos algo en algún bar, nos hospedaremos en el albergue más cercano que veamos, hacemos un poco el amor, nos cambiamos y esta noche, nos colamos aquí y entramos. ¿Qué te parece?

Lady levantó la ceja de forma sarcástica y cuando el grupo de la visita guiada se fue alejando, ella dio pasos lentos hacia él agarró su bragueta y encogió los labios expresando una mueca sexy.

–Salgamos de aquí.

Ella le besó y el asintió con la cabeza. Salieron del edificio y tras comer en un bar cercano, se acercaron al hostal que había a unos metros de la casa museo de Nostradamus, que era casualmente donde Laplace se alojaba, en la habitación que tenía la ventana colindante a aquella calle, donde ambos se acercaban hacia la entrada principal.

Con sus nuevas, desarrolladas y recién adquiridas habilidades de reptil, Laplace pudo oír de lejos la voz de Jack diciendo que el hostal parecía muy cuco, entonces, transformado por la emoción del momento, abrió sus ojos de dragón y de un sobresalto salió de la confortable cama, se asomó a la ventana y los vio cruzar la entrada. Inmediatamente, cogió su móvil y llamó a su jefe para informarle de las buenas nuevas.

–¿Sí?

–Maestro estoy en el hostal que hay frente a la casa de Nostradamus, los estoy viendo.

–Laplace, ¿eres tú?

–Sí, y estoy convertido en dragón de la emoción que siento en este momento…

–Explícate Laplace.

–Pues estoy viendo a nuestros amiguitos ahora mientras hablamos, han entrado en el mismo motel y creo que van a hospedarse, sospecho que aún no tienen La Semilla. ¿Qué debo hacer con ellos?

–Laplace, yo estoy ahora con mi verdadero padre, y estoy también en el pueblo, digamos que de incógnito. Te felicito. Para ir con medios rudimentarios y anticuados has sido muy hábil muchacho, pero me temo que llegas tarde. La tecnología anunnaki me está haciendo ver en tiempo real lo que están haciendo Jack y Lady. También he visto, que el astrolabio que ellos portan en su macuto, es la llave para el laboratorio secreto, y que además, tienen el plan de descansar, y de colarse durante la noche en la casa museo, para buscar el Tesoro de Lemuria. Vas a hacer lo siguiente, tratándose de un asunto tan serio. Quédate ahí y no te muevas hasta que te lo ordene. Estate atento y en cuanto te llame, baja al callejón. Allí esperaremos y observaremos a nuestros enemigos, y en cuanto salgan con La Semilla, los aplastaremos como a insectos. Nuestro plan se verá cumplido al fin.

–Maestro, séame sincero. ¿Podré cumplir mi venganza con Jack? Tengo una cuenta personal con ese tipo, desde que peleé con él cuando maté a Jean Paul. Es una sarna que tengo que rascar. –Inquirió manteniendo sus ojos de dragón.

–Claro, en cuanto les quitemos La Semilla, podrás jugar con esos simples humanos a placer. La hermandad hace trabajos limpios, ya sabes que nunca dejamos cabos sueltos. Yo mismo me encargaré de que no se investiguen sus muertes, como ya hicimos con aquellos dos policías. Como te he dicho. Quédate ahí y no te muevas, ¿por cierto?, ¿en qué planta estás?

–En la segunda, ¿por qué? Estoy en una habitación en la que si miro por la ventana, puedo ver el callejón y a lo lejos la entrada a la casa museo.

–Pues porque según la información en tiempo real que me está llegando en este momento, ellos se han hospedado en la habitación que hay justo debajo de ti. Ahora mismo, el suelo que pisas es su techo. Y si utilizas tus habilidades, podrás oír que están tumbándose en la cama, están a punto de copular, y estoy viendo ahora a la joven humana cómo se ha desnudado ante él. A juzgar por lo que veo, ¿la señorita Márquez es encantadora verdad?

Laplace no sabía que contestarle.

–Supongo. ¿Entonces me quedo aquí hasta esta noche?

–Sí. ¿Llevas algún atuendo cómodo?

–Claro. Llevo el traje de asesino que usé cuando maté a Jean Paul.

–Laplace, perdona eh. ¿Eres imbécil?

–No.

–Pues entonces, ¿cómo coño se te ocurre ir vestido así para acabar con alguien con quien ya te peleaste? ¿No ves que con el trauma que tendrá su mente, te reconocerá en cuanto te vea de lejos?

Laplace se enfadó y se quedó perplejo pero pese a ello, mantuvo su tono sereno, debido a que sabía que el mandamás no se andaba con chiquitas.

–¿Entonces, qué debo ponerme? En mi bolsa solo llevo un conjunto de rapero, y el atuendo de asesino.

Lord Mabus se quedó confuso.

–¿Atuendo de rapero?

–Sí. Me gustaba esa música de adolescente, son esos chicos que van con ropas anchas, pañuelos de tela en la cabeza y sudaderas con capucha. ¿Qué piensa maestro? Oh, también suelen, raparse la cabeza en honor a su credo.

  Lord Mabus pensó que le vendría bien un cambio de look.

–Dime algo más Laplace, ¿llevas por casualidad dinero en efectivo?

–Sí. Algo me sobró en la cartera, ¿por qué?

Mabus se puso sarcástico.

–Tú dijiste que estarías dispuesto a hacer cualquier cosa por la Hermandad, ¿no es así?

–Sí.

–Pues entonces, vas a hacer lo siguiente. Ve a la peluquería más cercana que veas, manda raparte el pelo al cero, y ponte ese atuendo rapero. Un pandillero, será quien atraque a nuestros amiguitos esta noche.

–Bien. Saldré ahora de la habitación, y en cuanto me rape el pelo, me cambiaré de ropa y estaré listo para atacar esta noche.

–Excelente. Adiós Laplace.

–Adiós.

Dragonetti colgó el móvil y cuando Enki le miró encogiendo sus enormes ojos de dragón, éste le dijo.

–Padre, todo ha sido ya preparado.

–Bien. No podemos fallar esta vez.

El secreto de Nostradamus
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