16

 

Sin saber el trágico día que tuvo su compañero y guiada por su nuevo amigo, Márquez llegó hasta la vetusta casa ajardinada del anciano catedrático. Aparcaron frente a la puerta y Jack la miró a los ojos. Ella esbozó una sonrisa.

–Inspectora yo… tengo que darle las gracias por confiar en mí, sé que al principio soy un infantil, y que tengo muchas bravatas, pero al parecer estamos juntos en esto.

Márquez asintió con la cabeza.

–Vamos. Descubramos qué sabe Monsieur Richelieu.

Salieron del vehículo y llamaron a la puerta. La anciana esposa del catedrático les abrió y tras ver que se trataba de Jack salió y le dio un abrazo.

–Jack, pasa, mi marido ya te esperaba.

Márquez miró a Jack con cara de póquer cuando cruzaron la estrecha entrada y en medio del salón encontraron al anciano catedrático en un vetusto sillón de orejas tapizado en cuero macizo color negro azabache. El anciano estaba en bata, tomándose un té y leyendo el periódico del día.

–Siempre fuiste un alumno ejemplar. Dime, ¿esta hermosa belleza morena es tu novia? Tienes un gusto exquisito muchacho, espero, que seas tan buen amante como alumno je, je, je. Sentaos, yo ya te esperaba.

–No. Se confunde usted, caballero. No soy su…, pareja. Solo somos amigos. –Respondió Lady sonrojada–. Yo soy la inspectora Lady Marlene Márquez, criminóloga de la DCPJ. Estamos investigando el caso del asesinato de Jean Paul, solo tenemos de momento dos pistas, una daga con un sol y un anillo de oro macizo con un león alado.

El anciano bajó el periódico y lo soltó en la mesa justo al lado de su taza de té, tomó un sorbo de éste y tras colocar de nuevo la taza sobre el pequeño plato, levantó una ceja y miró a Márquez esbozando una sonrisa. Ella, solo se limitó a sacar la daga y el anillo para mostrárselos al noble anciano.

–¿Y sois amigos con derechos, o sin ellos? Bueno. Pasemos a cosas más serias, muchacho. –Prosiguió girando su mirada hacia Jack–. Los símbolos que me está mostrando esta hermosa joven, son de una oscura sociedad secreta, conocida como la Hermandad de Babilonia. El león representa al rey Marduk y el sello de la daga, no es un sol. Es la estrella de Ishtar. Una de las diosas principales de Babilonia, que según su cultura popular comía niños, durante horribles rituales. Ellos mataron a Jean Paul. Son… nuestros enemigos en esta antigua guerra que lleva en pie siglos antes de que todos nosotros naciésemos. A día de hoy, controlan la banca mundial, a través de trece linajes elitistas. Si observas bien, podrás…, observar una serie de símbolos esotéricos en edificios de su propiedad. Dime muchacho. ¿Desde cuando llevas ese tatuaje?

–Verá, puede que usted no me crea, pero lo cierto es… que no es un tatuaje. Es una marca.

El anciano le detuvo apartando la mirada para devolver a Lady los dos objetos.

–No me digas más, joven. Seguro que te apareció después de un extraño sueño. Despertaste con mucho miedo eh.

Márquez se quedó de piedra.

–¿Cómo lo sabe? –Inquirió sorprendida.

–Porque este muchacho, no es como el resto. Dime, Joven Jack. ¿Has hecho alguna vez algo, que no puedas explicar estando enfadado o asustado?

Jack asintió con la cabeza.

–Muchas. Por ejemplo el día que me gradué en arqueología, vi una figura que parecía una dama pelirroja rodeada de luz que se volatilizó. Luego ese mismo ente, cuando me fui al pub Bandalus con mis amigos, apareció de nuevo paralizando el tiempo, tras un fuerte dolor de estómago, y me hizo ver cómo mi amigo Jean Paul estaba en grave peligro. No se aún cómo ocurrió, me dijo que yo tenía un gran destino por cumplir. Y que aún no debo morir.

El noble anciano se levantó y se le quedó mirando sonriendo.

–¿Eso fue todo? –Inquirió tras ponerle la mano en el hombro.

–No. –Puntualizó–. Tres días más tarde de su muerte, anoche precisamente, tuve una visión. Se me apareció en medio de un paradisíaco valle de luz siendo un espectro como si estuviera en avanzado estado en descomposición, y me dijo que viniese a verte, luego el bello lugar donde estaba se convirtió en un tenebroso infierno del que emanaba lo que parecía ser un río de sangre hirviendo, de donde salió una mano demoníaca que intentó arrastrarme con ella. Desperté con esta marca.

Monsieur Richelieu sonrió asintiendo con la cabeza. Se acercó a una antiquísima estantería de provenzal que había tras el sillón de cuero, y la abrió, sacando lo que parecía ser un antiquísimo manuscrito en hebreo. Con una estrella hexagonal en la tapa, que era de piel.

–Mira esto, muchacho. Es un libro de cábala.

–¿Cábala? ¿Es una especie de magia hebrea?

–Bueno, las leyendas urbanas son verdades a medias. Verás Jack, aquella dama pelirroja que viste, no era una dama. Se llama Gabriel. Era un… Pleyadiano de Orión.

–¿Pleyadiano de Orión? ¿Qué locura es esa, profesor?

–Pues a lo largo de la historia tuvieron muchos nombres. Magos, druidas, espectros, ángeles. Pero eran seres multidimensionales que habitaron un antiguo imperio en la tierra antes de la existencia del hombre, hace quinientos mil años. Su tecnología era muy superior a todo lo que puedas tener en esta época.

Jack pensó que todo aquello era de locos.

–¿Usted sabe por qué tengo desde niño esas visiones? Veo cosas, oigo voces que me predicen cosas. De todo. ¿Qué significan esas visiones?

–Oh, digamos que eres… un elegido del cosmos. Parte del «linaje divino» de la familia de la luz. Sé que te costará creerme pero seguro que a ellos los creerás mejor que a mí.

El anciano dio una palmada a su esposa y ésta se acercó a la escalera que daba a la segunda planta de la casa, donde estaban las amplias habitaciones.

–Chicos, ya podéis salir. Es hora de que el muchacho sepa la verdad.

De la escalera bajó un grupo de personas sonrientes, con caras de personas amables que él no conocía, solo a dos, que eran sus padres. Jack y Márquez pusieron cara de póquer y cuando su madre se acercó le dijo.

–Hijo mío, los que estás viendo aquí son familiares y amigos nuestros, es hora de que sepas ciertas cosas. Nosotros sabíamos que venías, porque Gabriel me avisó de ello. Yo también puedo recibir mensajes

Jack se enfadó. A su modo de ver, la situación era para volverse loco.

–¿Qué cosas he de saber yo madre? ¿Quién es esta gente y de qué va todo esto? Si es una broma, no tiene ninguna gracia. Lo he pasado mal y aún estoy traumatizado por estos últimos días. Explicadme ahora de qué va todo esto.

–Pues verás hijo, la razón por la que tú ves todas esas cosas desde pequeño es porque eres especial. Toda esta gente que estás viendo aquí, son expertos cabalistas conocidos como Los Guardianes del Shambala. Nos protegen contra el mal, porque tú y yo, somos descendientes de Michel de Notre Dame. Más conocido como el profeta Nostradamus. Puede parecer una locura, pero lo cierto es que él, a su vez, es descendiente de Jesucristo. La historia contada por las religiones antiguas no es del todo cierta hijo. Ahora tienes que entrar en trance, vamos a invocar a Samael y él te hará tener una larga revelación, que aclarará muchas dudas.

De entre la gente que había allí una mujer rubia con tez clara e impresionantes ojos azules de treinta años de edad y experta en magia cabalista, dio un paso al frente.

Jack la miró de arriba abajo y vio que iba vestida con un vestido de lino blanco y unos zapatos rojos.

–¿Tú eres Jack? Es un honor conocerte. Mi nombre es Selena. Yo soy la experta en cábala  que te conectará con los maestros ascendidos.

Jack la miró escéptico.

–¿Los maestros ascendidos?

La experta asintió con la cabeza.

–Sí, los seres multidimensionales que vivieron en el imperio de Lemuria. Los que llegaron antes. No te haré daño Jack. Nosotros ya sabíamos que eras el elegido. El séptimo descendiente que detendrá a Babilonia. Vamos arriba. Samael te hará comprender muchas cosas.

Subieron las escaleras de la enorme casa del anciano catedrático y en una habitación grande y vacía, que ya previamente fue preparada para ello. Le mostraron a Jack lo que parecía sacado de un místico libro antiguo. En el suelo de la habitación había un grabado un hexagrama rodeado de dos círculos con nombres hebreos en las esquinas de la mística estrella. La hechicera señaló el suelo. Le dijo que se tumbara y él lo hizo. Estando boca arriba, se percató de que además del suelo, el techo tenía lo que parecían ser once círculos conectados entre sí por unas líneas, con letras hebreas dentro. Jack reconoció que tanto el hexagrama como el árbol de la vida, son símbolos hebreos cabalísticos.

La experta se puso en medio del círculo de pie junto a Jack. El resto de la muchedumbre, se pusieron alrededor del hexagrama de David cogiéndose las manos.

La experta se concentró, cerró los ojos y puso sus brazos en cruz comenzando su invocación:

–Oh infinita energía del arquitecto universal. En nombre de los once glifos del árbol de la vida, te pido que envíes un mensajero que ilumine y guíe nuestros pasos para que nosotros, Los Guardianes del Shambala, podamos guiar a nuestro elegido a su destino y frenar los planes de la malvada oscuridad que nos aguarda. Trae pues, a este iniciado, algún maestro ascendido capaz de hacerle ver cuán importante es su destino. Os conjuro en nombre de los once sephirots de la mente universal. Kether, mente de Yavhé, Chomah, infinita sabiduría, Binah, entendimiento supremo, tened en nombre de Chessed, la infinita misericordia para darnos a Guevurah, la fuerza infinita para combatir la oscuridad, con la infinita armonía que Tipheret nos rige, aportad oh maestros de la luz, de Sirio y Orión, un Hod u objetivo a este joven iniciado, energizando con la motivación de Netzach, el fundamento de Yesod, y trae Malkuth, tu reino a esta dimensión en la tierra.

Sonó un estruendo a la vez que ambos símbolos del suelo y el techo de la habitación se iluminaron en una luz potente y blanca con ligero tono azulado. El cuerpo de Jack comenzó a levitar a un metro sobre el suelo y luego se inclinó hacia delante quedando de pie. Justo cuando sus pies volvieron a rozar el suelo, un flash de luz cegadora inundó por un momento la habitación. Los allí presentes se taparon los ojos, y unos segundos después, la luz se encogió tomando la forma de lo que parecía ser una figura humanoide, ancha, alada y corpulenta con una espada de fuego en la mano y una vetusta armadura de oro macizo. Poco a poco, se terminó de volatilizar la luz y el místico ser de tez clara abrió sus ojos bellos y azules, como cristal de zafiro.

–Te damos la bienvenida a esta dimensión, maestro.

–Selena, no es la primera vez que utilizas la cábala para conexionarme. ¿Él joven Jack es el séptimo?

Selena asintió con la cabeza.

–Perfecto, yo vengo a darle la revelación pedida. Puedo leer en su mente que Jack está confuso, pero tú llevas recibiendo señales nuestras desde antaño. Pregúntame, puedo ver que en tu interior ahora reina la duda. Yo soy un infante de la luz, y vengo a iluminarte con nuestros conocimientos. Además mi hermano andrógino Gabriel, ya entró en su mente en una ocasión y le reveló cómo su amigo estaba a punto de ser liquidado.

Jack estaba paralizado de pie y se percató que a través de la imagen del místico ente se veía lo que había detrás.

–¿Qué sois? ¿Ángeles, dioses? ¿Cuál es la verdad?

–No, dioses no. Todo lo escrito en los textos de vuestros antepasados tiene una explicación que superaría vuestros sentidos. La realidad de lo que vosotros sentís es algo etéreo, solo estáis en la dimensión física, nosotros, estamos en la dimensión física y universal. Vuestros antepasados nos llamaron ángeles, dioses, seres de luz…, tuvimos muchos nombres, pero la realidad es que todo lo que vosotros entendéis por magia, hechicería, brujería, cábala. No es más que una canalización de la energía universal, toda vuestra existencia es energía no autosuficiente. Por eso os corrompéis con facilidad, matáis para sobrevivir, conservar vuestro cuerpo físico, que no era más que un recipiente de vuestra alma inmortal. Llegaba la muerte. Desde que nacéis hasta que morís, es el mundo físico pero aparte de todo, hay un mundo espiritual de energía en el universo, y es esa energía, la que queda cuando acaba vuestra vida. El mundo sobrenatural tiene sus propias leyes, y nosotros, los pleyadianos, estamos aquí y allí a la vez. Por eso se nos llama multidimensionales. Y nosotros somos… los que estuvimos antes. Hasta que hubo… la gran guerra.

–¿Gran guerra? ¿Qué demonios quieres decir?

–Pues que, siglos antes de la raza humana, este planeta tuvo dos grandes imperios infinitamente más avanzados de todo lo que conoces. Se llamaban la Atlántida y Lemuria. Nosotros, vivíamos en Lemuria, y los reptilianos en la Atlántida. No entenderías el porque, pero nuestras ciudades y las suyas acabaron hechas cenizas. Yo junto a seis de mis hermanos fui superviviente. Fue hace medio millón de años.

–¿Medio millón de años? ¿Y cómo es que sigues vivo?

–Somos guardianes del universo. Nuestro cuerpo se abastece de energía universal, no morimos, aunque vosotros, solo morís en esta dimensión. Hay un mundo paralelo al vuestro, donde vuestras consciencias se transforman en energía que fluye por todo el universo…, es lo que llamáis alma o espíritu. Aunque mi cuerpo físico ya no estuviera. Serías capaz de sentirme, ya que tú también eres… multidimensional, por eso ves espíritus y oyes voces desde niño, tus antepasados también nacieron con ese don. Ahora, centrémonos en tu misión cósmica. Nuestro rey Yavhé. También conocido como el Arquitecto Universal es nuestro padre creador. Vosotros lo veis como a un Dios, Ya que a las sencillas mentes de vuestros antepasados, hubo que adaptarles todo lo que ocurrió. Ahora, cierra los ojos Jack. Voy a activar el poder de tu sangre pleyadiana, y a hacer que veas cuán importante eres para la actual situación de los humanos.

Jack asintió con la cabeza y el ente tocó su hombro a la vez que se volatilizó.

El cuerpo de Jack volvió a elevarse del suelo unos segundos y cuando sus ojos se volvieron como cristal de zafiro como los tenía Samael, éste cayó en el suelo inconsciente. Los allí presente se asustaron salvo Selena. La experta en cábala hizo un gesto a la madre de Jack, que iba a acercarse para socorrerlo. Ella, le puso la mano en el pecho y dijo:

–No temas. Está recibiendo su revelación. Solo llevadle hasta una cama, y no tocadlo hasta que despierte.

El secreto de Nostradamus
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