20
Tras la mágica y pasional noche de sexo recién vivida con aquella belleza latina, Jack, estaba roncando a pierna suelta. Lady sin embargo, despertó temprano. Ella, se sentía relajada con una sonrisa de oreja a oreja, la cual se notaba a todas luces que era parcialmente fruto de la erótica experiencia recién vivida. Pese a todo, la alegría le bajó, cuando una llamada de su jefe le dijo que por favor fuese a los campos elíseos, donde sus dos compañeros serían enterrados. Se le borró la sonrisa por un momento.
Terminó de vestirse. Salió al salón y allí su amiga Yuthisa estaba desayunando antes de irse al trabajo. Ella se sentó a su lado, se untó una de las tostadas con paté y su amiga, la cual ya estaba lista debido a que se iba a trabajar en breve, le soltó mientras levantó una ceja en plan sarcasmo.
–Bueno, ¿qué tal?
Lady miró de forma escéptica y se hizo la inocente.
–¿Qué tal qué?
–¡Te lo has tirado cabrona, no disimules!, y… ¿Cómo es en la cama?, cuéntame. Sabía que al final acabaríais follando.
Lady soltó una carcajada mientras le dio un toque en el hombro y le dijo.
–¡Cómo eres, mala pécora! Pues bueno fue genial, ¡no me pierde el ritmo y está bien armado!
–Se nota que lo has disfrutado amiga, –le soltó entre carcajadas–. Te lo he notado porque te realza la mirada, te ha mejorado mucho el cutis sabes. A mí anoche, también me fue bien con mi chico, después de ir al cine nos lo montamos en el sofá de su casa antes de ir a dormir. Pero me vine porque quería saber si mi corazonada era cierta. Él me dejó aquí hace como una hora. Aunque lo cierto es que quería invitarme a desayunar un gofre y acercarme al trabajo. Oye ¿me llevas?
–Oh, claro, ahora debo ir al funeral de dos compañeros míos muertos en acto de servicio. Y también tendré trabajo, así que este chico va a estar solo hasta más tarde. Uno de ellos es Petit.
Su amiga se puso seria y la abrazó.
–¡Petit ha muerto! ¿Cómo?
–Le mataron los mismos que perseguían a Jack y lo peor es que me siento culpable, porque yo le pedí a él que los parara, cuando nos perseguían. Pero no descansaré hasta dar con esos cabrones. –Se secó con los dedos una lágrima que cayó por su rostro.
–Seguro que lo harás cariño, seguro que lo harás. Venga, vamos que se nos hace tarde.
Lady asintió con la cabeza.
Las dos chicas salieron del bloque, cerraron la puerta subieron al Smart y se dirigieron al trabajo de Yuthisa, que era una peluquería en el barrio más ilustre de París.
Luego Lady se despidió de ella y se fue a los Campos Elíseos, donde los restos de sus dos compañeros, muertos valientemente, serían enterrados tras un acto de honor y condecoración, honrando así que hayan muerto por su país, haciendo una valiente labor en acto de servicio. Todo estaba siendo televisado en vivo y en directo por los principales medios de comunicación del país, retransmitido en los principales canales, de modo que fue visto tanto por los asesinos en la televisión de plasma de la suite, hasta por Lord Dragonetti, el cual lo celebró esnifando medio gramo de su casi pura cocaína y soltando una carcajada demoníaca que resonó en toda la mansión.
Mientras, ajeno al mundo exterior. Jack, sumido en el sueño profundo y relajado, tuvo otra de sus visiones. Esta vez, volvió al limbo, donde el espectro de Jean Paul yacía encadenado y pútrido entre olor a azufre y chamusquina. Él sintió miedo por un momento y cuando el fantasma, que cumplía condena a las puertas del Hades, le miró a los ojos, solo le dijo.
–Jack, Gabriel, tu antepasado andrógino ha observado con su poder la batalla que habéis tenido bajo el hospital. Cuando los ojos del que me mató se volvieron de serpiente, su fuerza y su velocidad se multiplicaron, y por eso escapó, ¿no es cierto?
Jack asintió con la cabeza y señaló al espectro de su amigo muy sorprendido.
–Sí eso es… los teníamos indefensos y cuando íbamos a entregarlos, los ojos de tu asesino se volvieron amarillos, sus pupilas verticales y me dio una patada tan fuerte que me lanzó varios metros atrás. Dime como me enfrento a estos seres. ¿Qué debo hacer para hacerles frente? Por favor Jean Paul. ¡Dime como los enfrento! –Gritó casi desesperado.
–Cálmate amigo mío. Mira este limbo. Esta entrada del reino de la llama eterna, un lugar multidimensional donde las almas de los muertos con los peores crímenes humanos son bautizadas en la llama. Sabes, este lugar tuvo muchos nombres: Inframundo, Gehena, Hades…, pero el cristianismo lo llamó Infierno. Yo estoy aquí porque fui engañado y casi vendí mi alma al «dios» oscuro que hay en el fondo del reino. Puesto que no llegué a completar el ritual, me han dado una segunda oportunidad. Seré salvo en el reino de la luz, si tú no fracasas. Ahora, respondo a tu pregunta: Para poder hacer frente a los reptilianos, debes de ser abducido por la nave de Yavhé. Verás cuando concluiste tu visión y Nostradamus recibió la Semilla, Yavhé y Jesús contactaban con los humanos por tecnológicos hologramas o utilizando los portales del cábala, que abren un camino entre grandes distancias desde las pléyades de Sirio, donde ésta el planeta natal de Yavhé. Pero ahora, han vuelto a la tierra en la nave, para recuperar la Semilla. Cuando despiertes, debes de bajar a la calle. En una plaza verás a un encapuchado más alto de lo común. Háblale. Es todo lo que se me permite avisarte por ahora. Por cierto, –el pútrido fantasma agarró la mano izquierda de Jack y una línea de fuego comenzó a grabar una quemadura en el antebrazo–. Busca información sobre las líneas energéticas y sobre los tres hombres de iniquidad, escondidos tras éstos códices: 1-60, 8-01, 3-35, 2-24, 4-56, 2-30, 2-35 y 2-62. En ese orden, grabados desde la mano hacia arriba. Que el fuego que guía a la maldad, grabe hoy la senda de tu destino. Es la siguiente pista que puedo darte. Adiós.
Con el mismo proceso multidimensional de la otra visión, Jack notó cómo el fuego que salía de la mano de su mejor amigo achicharraba la piel para grabar los códices. Tras caer de rodillas y ver como las infernales y llameantes líneas tatuaban los pequeños números por la parte baja de su antebrazo llegando hasta el codo, parpadeó en un acto reflejo y repentinamente despertó desnudo en la confortable cama de Lady. Al despertar, su brazo aún ardía con punzadas y desprendía humo, de modo que lo primero que hizo quejándose de que quemaba fue meterlo en la ducha durante un rato. Luego, cuando tuvo una temperatura normal, se calmó y tras mirar los pequeños números grabados en el mismo orden que le dijo su amigo, lo comparó con la garra y se pensó que fuere como fuere, ambas marcas infernales, tuvieron el mismo proceso.
Pensando que aquello le estaba llevando a una espiral de locura, se dio una ducha, se vistió corriendo y antes de salir cogió un bolígrafo y un folio que había en una vieja impresora sobre el escritorio de la habitación, salió al salón y tras observar abierto el cajetín de las llaves, con una copia dentro, comenzó a escribir una nota improvisada:
Querida Lady, tengo que salir a cumplir mis citas con el destino. Te cojo prestadas una copia de las llaves del cajetín, por cierto, tengo que decirte que lo de anoche ha sido la experiencia más increíble de mi vida, perderme en el suave desierto de tu piel canela y sentir el calor ardiente del fuego de tu sangre latina, ha sido para mí, lo mejor que me ha pasado. Quiero que sepas que, aunque no sé cuáles son tus sentimientos, yo me he enamorado de ti, y si al final sobrevivo a esta extraña guerra en la que me he visto envuelto, te pediré salir para ser tu pareja, tu hombre y tu todo. Te amo.
Tras dar un suspiro y pensar que sincerándose en esa carta se quitó un peso de encima, Jack salió de allí, bajó las escaleras mientras se guardó las llaves en un bolsillo y cuando llegó a una callejuela vieja donde había gente pasando, de repente oyó una voz telepática dentro de su cabeza.
–Jack, Jack, sigue adelante. Soy Gabriel, te hablo por telepatía como ya le hablé a tus antepasados. Avanza por la callejuela y mira en el centro de la plazoleta allí me veras encapuchado y quieto.
Sin dudarlo un momento, Jack hizo caso a la serena voz del ente y tras llegar a la plazoleta, alzó la vista y lo vio a lo lejos de pie, alto y encapuchado. No se veía la cara ni el cuerpo, pues la negra túnica lo tapaba entero. Tenía una especie de velo negro que cubría su rostro.
–Gabriel ¿Eres tú?, ¿qué es lo próximo?
El ente asintió con la cabeza y sin moverse volvió a hablar por telepatía.
–Jack, debes subir a la nave conmigo, ser abducido para recibir el sexto sentido que solo los Pleyadianos tenemos. Toca mi hombro y enseguida subirás a la nave que está camuflada justo sobre nosotros.
Sintiendo un escalofrío que llegó de pies a cabeza, Jack tocó su hombro y notó como un disco de luz blanca hecha de fotones se concentró alrededor de los pies de ambos, los rodeó elevándolos hacia arriba como si se tratase de la plataforma de un ascensor transparente y tras quedarse quieto, suspendido en el aire, un flash de luz le cegó por un momento. Tras eso, miró a su alrededor y solo observó circuitos, botones, y pantallas de fotones no físicas. Todo era maravilloso. Una tecnología que los humanos no tendrían en milenios de avance. Junto a los controles, había varios encapuchados más altos y totalmente cubiertos igual que Gabriel. Pero, a todas luces, lo que más llamó la atención de Jack era un hombre alto, de ojos azulados, pelo largo y castaño, bigote y perilla que tenía cicatrices en la frente y en las manos, el cual iba vestido con una túnica blanca y unas viejas sandalias en los pies.
Inmediatamente, la mente de Jack pensó que la situación era de locos tras identificar a ese hombre como la viva imagen de Jesucristo.
–¿Pero qué coño?... ¿Bueno, para qué estamos aquí?
El hombre le tocó a Jack el hombro y cuando el cayó de rodillas casi desesperado, le dijo.
–No temas, porque yo soy tu escudo. Te hemos traído aquí para que puedas enfrentarte a esos demonios venidos de Nibiru, de la constelación de Alfa Draconis. Soy Jesús de Nazaret, tu antepasado. Los Guardianes de mi Padre, me dieron la esencia de la vida eterna, una esencia que hace híbrida la energía del universo con nuestro cuerpo, por eso estamos aquí y ahí a la vez. No estamos vivos, ni muertos, pues nuestros cuerpos son masa y energía que fluye, algo más que simples recipientes de células, donde se introduce una consciencia eterna. Pero a ti no podemos dártela. Ven, túmbate, activaremos los siete chakras energéticos y tu «tercer ojo».
–¿Tercer ojo? ¿Eso no es lo de los hindúes que se ponían un punto en la frente recordando a sus dioses? –Inquirió Jack recordando sus conocimientos de historia.
–Claro. Nosotros fuimos dioses para muchos pueblos, pero en los textos religiosos, hubo que adaptar ciertas cosas, que los humanos no alcanzaríais a entender. Tú tienes una pequeña cadena de ADN Pleyadiano. Vamos a aumentarla, hasta las doce cadenas para que tengas nuestro sexto sentido, tengas nuestra fuerza, nuestro poder divino. Cuando te transformes en Pleyadiano, y actives tu tercer ojo, notarás ciertos cambios dependiendo de cómo lo asuma tu cuerpo: podrás ser diez veces más fuerte, más rápido y tendrás el poder de mover objetos con la mente, puede que tus ojos se pongan verdosos, y que la energía universal haga que un as de luz rodee tu cuerpo, pero sin embargo, según nuestros cálculos habrá un defecto: el 90% de tu ADN es humano, por lo que no podrás estar siempre con tu tercer ojo activado. Además hay algo más, seguirás envejeciendo como un humano, luego, serás ascendido al reino de la luz, donde solo van seres ascendidos, y quien merece la salvación. Eso es esta vida. Una prueba para ver quién merece ser salvo, en el reino de la luz, donde no hay más muerte ni dolor. Mira detrás de ti Jack, mi padre y mis hermanos andróginos, creados de la energía universal, te están mirando.
Jack se dio la vuelta y cuando vio sin capucha a aquellos seres, observó que eran altos, pelirrojos, alados y con un as de luz. Entre ellos, encontró al ente que le saludó en la universidad. Ellos le sonreían sin decirles nada, y al momento, Jack advirtió que conocía a algunos de ellos.
–Tú, eres el que apareció en la universidad, y tú, eres Samael. Dime, ¿Cómo apareciste a nuestro lado en el rito de cábala?
El ente sonrió de forma pícara.
–Verás los ritos de cábala, son portales energéticos que acortan distancias de millones de kilómetros. La realidad no tiene tres dimensiones como vosotros creéis, sino diez. Es complicado, pero la cábala es una conexión del espíritu, el cuerpo y la energía universal. La ciencia, la magia, y el esoterismo, como los humanos llamáis a lo que no podéis explicar, van de la mano. Lo que llamáis magia no es más que canalización de energía que conexiona, una dimensión con otra. Este sexto sentido que te vamos a activar, es para que puedas enfrentarte a los siervos de la serpiente. Con que sepas esto, es más que suficiente por ahora. Bien, ahora tómate esta pastilla y túmbate ahí, es hora de darte nuestro sexto sentido.
Jack se tumbó en la mesa acolchada y cuando ellos se pusieron a su alrededor cogiendo sus manos comenzaron a decir unas palabras en un idioma que no entendía.
Él, a los dos minutos siguientes, vio como aquellos seres empezaron a desprender una luz blanca muy potente que inundó la nave, lo que a su modo de ver, era una especie de ritual que invocaba energía del universo. Unos minutos después, cuando Jack cerró sus ojos por el efecto del calmante que le dieron, los poderosos entes encogieron sus manos y la luz que desprendían se metió en el cuerpo de Jack, que reaccionó contrayéndose con una violenta convulsión momentánea, seguida de una relajación enorme. La energía era tan intensa que cuando se metía en su cuerpo lo hizo levitar por un momento y recaer en la mesa acolchada.
Se despertó de nuevo relajado. Sus nuevos salvadores le ayudaron a reponerse y tras darle un pequeño espejo para que se mirase, él observó un pequeño bulto entre sus ojos.
Luego, Jesús le puso la mano y le dijo.
–Casi ningún hombre ha vivido este proceso, hijo mío. Ahora sabes a qué has venido a este mundo. No sabemos cómo reaccionará tu organismo casi humano ante unos cambios tan repentinos, pero a partir de ahora serás capaz de presentir muchas cosas. Tus sentidos se afinarán, entenderás animales, plantas y otros seres vivos y aumentará tu resistencia física. Ahora, has de cumplir tu misión. Detén a Dragonetti, arregla tus diferencias con sus enviados, encuentra la Semilla del Edén antes que los suyos y haz que la rueda de la vida vuelva a girar. Conviértete en nuestro emisario de la luz, armado con estos conocimientos secretos, y con la honestidad de combatir el poderoso mal que asola la tierra. Antes de volver. ¿Tienes alguna duda más?
Jack asintió con la cabeza.
–Sí. Durante mi visión con Jean Paul, él me dijo que buscase información sobre las líneas energéticas, y sobre los tres hombres de iniquidad escondidos tras estos códices los cuáles el grabó a fuego en mi antebrazo.
Jack levantó el antebrazo y Jesús clavó sus ojos en los números.
–Las líneas energéticas son unas barreras hechas con la energía electromagnética que recubre el planeta. Son parte de la explicación de la gravedad y también son la energía cósmica que trabaja a la frecuencia 117, y que en ciertas posiciones, abren portales que acortan trillones de kilómetros de distancia. También en parte explica los ritos a los que has sido sometido. Los antiguos druidas utilizaban este conocimiento, para contactar con nosotros y otras entidades no humanas. Pero por desgracia, la maléfica y demoníaca élite también utiliza este poder para el contactar con el «reino de la llama eterna». Una de ellas, cruza Londres, y otra París. Por eso en esta ciudad, Dragonetti trabaja con los suyos. En cuanto a los códices son pasajes relacionados con tu viaje astral, el ayer y el hoy, el pasado, tu presente y el futuro próximo, el Alpha y la Omega. Pero solo podemos guiarte hasta ahí. Hay cosas que debes hacer tú solo. Es tu destino. No podemos hacerlo todo por ti, y ahora vuelve a la tierra. Pon en práctica tus habilidades, escóndete en casa de Lady, domina el poder que te hemos otorgado y descubre el secreto de los códices. Id a ver al maestro Richelieu en cuanto lo tengas todo en orden. Tiene pistas claves sobre la ubicación de la Semilla. Ándate con ojo Jack, nuestros enemigos…, también la están buscando. Oh, lo olvidaba. Ahora solo tendrás que desear hablarnos con la mente, piensa en uno de nosotros y lo que quieres decirnos, y al instante recibiremos tus mensajes.
Así lo hizo. Tras despedirse de ellos subió a la plataforma, Gabriel pulsó uno de los sofisticados botones de una de las pantallas aéreas y en cuanto bajó decidió probar sus nuevas habilidades.
Miró una piedra del suelo. Trató de concentrarse y tras notar cómo fluía la energía calentando sus ojos pensó que se moviese. Ésta comenzó a elevarse y cuando estaba a la altura de su pecho la cogió con la mano y la miró. «En poco tiempo dominaré este poder… ahora he de volver y esperar a Lady». Se dijo esbozando una sonrisa.
Llegó al piso. Abrió con la llave pero salvo las gatas, aún no había nadie. Vio el portátil de Yuthisa cerrado sobre la mesa y tras dar por sentado que a ella no le molestaría que lo utilizara, comenzó a buscar respuestas en internet. Buscó los tres hombres de iniquidad y encontró un detallado artículo, que comenzaba diciendo que el término «Hombre de iniquidad», era una referencia bíblica de Daniel, que podía ser según los expertos en materia religiosa una alusión al rey oscuro, al Falso Profeta que reinaría junto al Anticristo antes del fin. Continuó leyendo y al final, el artículo decía que la cosa no estaba muy clara, ya que algunos historiadores discrepaban con esa teoría, alegando que el hombre de iniquidad era el rey de Babilonia, el cual le mandó llamar para descifrarle el famoso sueño del hombre de la cabeza de oro. Cuando leyó aquello, Jack entendió que de alguna manera la predicción de los tres hombres de iniquidad debieron ser reyes, emperadores o señores de la guerra referidos en la Biblia. Así que se limitó a coger un papel y un boli y copiar los códigos en el orden que dictó el fantasma de su amigo, desde la mano al antebrazo. Tomó una biblia que Lady tenía en un estante y durante horas miró uno por uno los pasajes bíblicos relacionados con los números. Lady, llegó a casi la hora de la cena junto a Yuthisa, y lo vieron concentrado, apuntando códices, y pasajes bíblicos con varios folios llenos, Yuthisa miró a su amiga con el índice sobre sus labios y le dio un susto. Él se dio la vuelta con un sobresalto y las dos chicas se echaron a reír a carcajadas.
Luego, cuando se percató de que eran las chicas, se levantó la besó cariñosamente y acto seguido recogió sus folios, cenaron ligero y los tres se fueron a dormir.