6. El Principio Barnaski

«Ya ve usted, Marcus, las palabras están bien, pero a veces son vanas y no bastan. Llega un momento en que ciertas personas no quieren escucharle.

—¿Qué se debe hacer entonces?

—Agarrarlos por el cuello y presionar con el codo en su garganta. Con fuerza.

—¿Para qué?

—Para estrangularlos. Cuando las palabras no basten, reparta algunos puñetazos».