Extractos de Los orígenes del mal (última página)
Cuando comprendió que nada sería posible y que las esperanzas no eran sino mentiras, le escribió por última vez. Tras las cartas de amor, llegó el momento de una carta de tristeza. Había que aceptarlo. A partir de ahora, no haría más que esperarla. La esperaría toda su vida. Pero sabía perfectamente que no regresaría. Sabía que no volvería a verla, que no volvería a encontrarla, que no volvería a escucharla.
Cuando comprendió que nada sería posible, le escribió por última vez.
Querida mía:
Esta es mi última carta. Son mis últimas palabras.
Le escribo para decirle adiós.
A partir de hoy, ya no habrá un «nosotros».
Los enamorados se separan y no se vuelven a encontrar, y así terminan las historias de amor.
Querida mía, la echaré de menos. La echaré tanto de menos.
Mis ojos lloran. Todo arde dentro de mí.
No volveremos a vernos más; la echaré tanto de menos.
Espero que sea feliz.
Intento convencerme de que lo nuestro no era más que un sueño, y que ahora debemos despertar.
La echaré de menos toda la vida.
Adiós. La amo como nunca volveré a amar.