24. Recuerdos de una fiesta nacional
«Póngase en guardia, Marcus.
—¿En guardia?
—Sí. ¡Vamos! Levante los puños, separe las piernas, prepárese para el combate. ¿Qué siente?
—Me… me siento dispuesto a todo.
—Muy bien. ¿Ve? Escribir y boxear se parecen tanto… Uno se pone en guardia, decide lanzarse a la batalla, levanta los puños y se enfrenta al adversario. Con un libro es más o menos lo mismo. Un libro es una batalla».