23. Aquellos que la conocieron bien

«¿Y los personajes? ¿En quién se inspira para los personajes?

—En todo el mundo. Un amigo, la mujer de la limpieza, el empleado de la ventanilla del banco. Pero cuidado: no son las personas mismas las que inspiran, sino sus acciones. Su forma de actuar es lo que hace pensar que podrían ser personajes de una novela. Los escritores que dicen que no se inspiran en nadie mienten, pero hacen bien en hacerlo: así se ahorran un montón de problemas.

—¿Y eso?

—El privilegio del escritor, Marcus, es que puede ajustar cuentas con sus semejantes gracias a su libro. La única regla es no citarlos directamente. Nunca por su nombre: es una puerta abierta a denuncias y tormentos. ¿En qué número estamos de la lista?

—El 23.

—Entonces será el 23, Marcus: no escriba más que ficción. El resto sólo le traerá problemas».