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La herida invisible de la relación psicopática: el Síndrome de Estrés Postraumático (SEPT) Complejo
Desde hace años asisto a una serie de pacientes severamente traumatizados que han pasado por diferentes servicios de salud mental, con todo tipo de diagnósticos contradictorios, excepto el correcto: un SEPT reactivo a un trauma.
Las situaciones en las que se expone a una persona a una amenaza para su integridad física o psicológica producen cuadros de estrés postraumático.
Este tipo de cuadros fueron al principio asociados a los supervivientes de guerras, catástrofes naturales, a las víctimas de violaciones, torturas o graves agresiones.
Un término que se ha hecho muy popular en el mundo del maltrato y la violencia psicológica es “la herida invisible”.
El SEPT es todavía hoy en día una herida invisible muy mal comprendida y aún hoy poco identificada entre las víctimas de violación emocional.
Las víctimas que sufren un SEPT tienen muy escasas probabilidades de resultar correctamente diagnosticadas; de este modo suelen ser revictimizadas de forma secundaria por quienes debieran ayudarlas a salir adelante.
El avance en el conocimiento del SEPT y de sus manifestaciones clínicas debe ayudar a muchas personas que han sido inicialmente tratadas como enfermos mentales a ser reconocidas por fin como lo que son: víctimas de un daño psicológico y emocional que se les ha infligido por parte de otros que han abusado de ellas.
Muchos psicólogos nos inclinamos por incorporar cambios en la próxima revisión de la clasificación de trastornos mentales DSM que incluyan como posible causa del Síndrome de Estrés Postraumático no solo la existencia de hechos traumáticos simples, sino también el trauma complejo relacional en que consiste el abuso psicológico y emocional.
La acumulación de los ataques verbales personales y del abuso psicológico o emocional tienen el mismo efecto en la generación de un SEPT que los traumatismos psíquicos únicos y muy graves (Piñuel, 2001).
El seguimiento entre las víctimas de los psicópatas en una relación de pareja confirma sistemáticamente que la exposición más intensa y duradera a sus manipulaciones, abusos y maltrato psicológico y emocional incrementa signicativamente la incidencia del SEPT.
En este caso el SEPT adopta la forma de un trauma relacional complejo que tiene cinco tipos de daños nucleares que podemos observar en todas las víctimas:
1. Existencia de flashbacks emocionales: el recuerdo invasivo de dolorosas sensaciones de dolor emocional, que a diferencia de los cuadros postraumáticos habituales, no suelen tener un contenido visual, sino más afectivo. Estas sensaciones incluyen el miedo insuperable, vergüenza, alienación, rabia, tristeza profunda, depresión. Estos flashbacks desencadenan una reacción de huida o lucha en la víctima que resultan inadecuadas. Su intensidad puede variar desde una ligera manifestación hasta episodios de tremendo sufrimiento y daño emocional.
2. Existencia de una sentimiento de vergüenza tóxico: una sensación abrumadora de sentirse culpable, feo, estúpido, inepto, incapaz, inútil y sin remedio alguno. Este sentimiento destruye en un instante en las víctimas toda autoestima y sensación de merecer buenas cosas.
3. Autoabandono y descuido del cuidado, la seguridad y el bienestar de uno mismo. Las víctimas se dejan ir a su suerte, sin preocuparse de su salud, bienestar, felicidad o seguridad.
4. Autocrítica demoledora y cuestionamiento sistemático de la propia persona. Las víctimas se critican a sí mismas de un modo implacable, atribuyéndose la responsabilidad de todo lo malo y excluyendo todo lo bueno.
5. Ansiedad social que se manifiesta en diferentes contextos y ocasiones. Para las víctimas, la vida social se transforma en algo costoso emocionalmente. No pueden mantener la compostura en situaciones públicas sin verse alteradas emocionalmente. Eso les lleva a la introversión social y al aislamiento progresivo.
La recuperación del SEPT complejo tiene siempre los siguientes objetivos terapéuticos:
1. Autoaceptación: aceptarte como eres.
2. Recuperación de tu sentido de identidad: recordar quién eres.
3. Autocompasión: manifestar amor y ternura por ti.
4. Autoprotección: mantenerte a salvo de las actuaciones nocivas y perversas contra ti.
5. Capacidad de obtener confort de las relaciones.
6. Habilidad para estar tranquilo y relajarte.
7. Capacidad de autoexpresión completa.
8. Recuperación de la fuerza de voluntad y autodirección de tu vida.
9. Recuperación de la ilusión y la motivación por las cosas.
10. Paz interior.
11. Vivencia de la vida como un regalo y una oportunidad para ser feliz.
12. Autoestima.
13. Confianza en ti mismo.