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No solo están en las películas: ya están aquí, en el centro de tu vida
Seguro que te cruzas y relacionas con muchos de ellos a diario en tu vecindario, en tu casa, en tu trabajo.
Listos, aprovechados, buscadores de la oportunidad, astutos, carismáticos, atractivos y dotados de formidables habilidades sociales.
Te producen una inmejorable primera impresión cuando los conoces.
Se muestran espontáneos, locuaces, espontáneos y desinhibidos respecto a todo, muy especialmente, respecto a los límites y las normas.
Al principio resultan encantadores, graciosos y hasta divertidos.
Enseguida consiguen atraer la atención de aquellos a los que han calculado depredar a conciencia aunque sin ninguna conciencia.
En realidad, tras esa máscara se ocultan los seres más perversos del planeta: los psicópatas. Se trata de los depredadores humanos intraespecie.
Su verdadero carácter solo se te revelará en la convivencia, pasada la fase de seducción y encantamiento.
Puestas las cartas sobre la mesa, y transcurrido un tiempo, se mostrarán egoístas, narcisistas, iracundos, manipuladores e implacables contigo.
A tal extremo llegará tu confusión que te cuestionarás tu propio estado mental. Terminarás cuestionando todo en tu vida y llegarás a un formidable nivel de disonancia cognitiva que te llevará a mantener tu relación de pareja con ellos.
Detrás de su estilo de conducta no hay nada.
Los psicópatas están completamente vacíos. Son conchas huecas, cascarones hueros... seres sin alma.
Detrás de su supuesto encanto, sensualidad, atractivo, o capacidad de seducción superficial se oculta una realidad tremenda: un ser sin conciencia moral alguna.
No estamos hablando aquí de los psicópatas criminales de los que se ven en las películas.
Se trata de los psicópatas integrados o psicópatas domésticos, de “andar por casa”, individuos que usan su encanto, apariencia y capacidad de seducción y manipulación de los demás para trepar y alcanzar con rapidez posiciones de poder, dominio y explotación parasitaria en la relación contigo.
Una vez que consiguen tomar el bastión por asalto, se relajan y comienza el juego con sus víctimas.
Como gato que juega con el ratón antes de darle el zarpazo definitivo, así también el psicópata prepara durante un tiempo su finale, o estrategia de destrucción, eliminación y abandono terminal de la víctima a la que ha consumido totalmente.
Antes de hacerlo se dedican con gran eficacia a explotar a la pareja de la que vive a todos los niveles: emocional, financiera y sexualmente.
Su relación de pareja se desarrolla en su propio y exclusivo beneficio. Durante todo este proceso generan enorme confusión y disonancia en ti de tal manera que resultará muy complicado e improbable descubrir para ti su juego su juego y poner término a su actuación depredadora, antes de que sea tarde...
Sabe que ni tú ni los demás van a creer que en realidad es así.
Sus continuas mentiras, manipulaciones y argucias te dejan atónito y eso explica tu incapacidad para creer que realmente es así.
Lo que es más difícil de aceptar es que no le importas en absoluto y que tan solo te ven como un mero objeto o instrumento para conseguir sus fines.
En nada te ayuda la idea común que la mayoría de las personas tienen de lo que es un psicópata.
La mayoría de nosotros cree de forma equivocada que los psicópatas son asesinos en serie de aspecto patibulario que se comen las entrañas de sus víctimas como hacía Anibal el caníbal en El Silencio de los Corderos.
Esta falsa imagen ignora que la mayoría de ellos supone un número creciente de psicópatas integrados no criminales que infestan nuestras redes humanas y que amenazan a un número enorme de personas que con el tiempo no tardarán en convertirse en sus víctimas.
Se calcula que cada uno de los psicópatas victimizará a lo largo de su vida a no menos de 60 personas, y consiguen producir en ellos diferentes grados de destrucción emocional y/o física.